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La trágica elección de un joven ruso

A principios de siglo, dos jóvenes rusos fueron invitados a un servicio del medio día en una pequeña iglesia metodista en la ciudad de Nueva York.  Uno de ellos, Abraham Silverstein, aceptó la invitación.  Escuchó el Evangelio, aceptó a Cristo como su Salvador, y se convirtió en misionero para los judíos.  El otro joven, conocido más tarde como Leon Trotsky, rehusó ingresar en la iglesia.  Regresó a Rusia y dedicó su vida al ateísmo comunista.  Finalmente cayó en desgracia con el partido, huyó de Rusia a México y fue asesinado allí en 1940.

J. B. Dengis

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