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Boletin dominical - 03/03/12

  • Fecha de publicación: Sábado, 02 Marzo 2013, 19:28 horas

¿Cuánto sabe usted sobre el demonismo?  ¿Han variado ellos con el correr de los años o continúan iguales?  Los demonios cambian de apariencia y propósito, y a no dudar, son altamente científicos también.  Lea con cuidado esta nota y entérese del proceder de estos mensajeros de Satán.  Pero… ¿Quiénes son los demonios?

 Si uno se toma el tiempo para examinar la historia de los demonios, es bien fácil colocarlos en el contexto de este siglo XXI, porque son impostores consumados, capaces de disfrazarse como mejor les conviene a fin de hacerse creíbles en cualquier edad.  Los paganos de la antigüedad veían a los demonios como una raza coexistente sobre la faz del planeta.  Los consideraban amigos que en ocasiones otorgaban bendiciones sobre los afortunados.  Por eso, bien a menudo les presentaban ofrendas.  Para ellos los demonios existían en otro mundo oscuro y nebuloso, visible a los ojos humanos, sólo cuando ellos lo permitían.  Pero les consideraban seres completamente reales.  Creían que podían volar y que siempre los veían acompañados por prodigios, tales como globos radiantes de luz, y fieros escudos de fuego.

Se les reconocía como los fantasmas de los grandes, que un día vivieron sobre la tierra, en el tiempo antes de la destrucción de la Atlántida, una gran cultura que llegó a su fin por una gran inundación.  Virtualmente el mundo entero tiene alguna especie de sistema de creencias que incluye a estos demonios.  En el oriente, se les considera como los fantasmas infelices que expresan su insatisfacción.  Las tribus paganas primitivas les veían como los dioses de la naturaleza.  Otros han fabricado una hueste de vampiros, hombres lobos, fantasmas, duendes, trasgos, etc. para explicar la presencia de los demonios.  En las islas Británicas en Europa, son las hadas, los nibelungos, los elfos, los gnomos, la gente pequeña que mora en los bosques.

Sin embargo, cuando tomó control la era científica en el pensamiento occidental, tales creencias anticuadas fueron rápidamente descartadas, siendo remplazadas por algo más aceptable a la mente científica.  Ciencia ficción, tal como esa que escribieron Julio Verne y Herbert George Wells, encendió la imaginación del público con pensamientos de viajes a la luna, vuelos a Marte y viajes en el tiempo.  A comienzos del siglo XX comenzamos a ser visitados por extraños vehículos aéreos de origen desconocido, que bien pronto comenzaron a ser identificados con viajeros del espacio y del tiempo.  Las maquinas voladoras como dirigibles que se vieran volar en Estados Unidos en 1897, se convirtieron en los vehículos marcianos de la década de 1930 y en los platillos voladores de 1947.

Esas “personas pequeñas” mutaron exitosamente a fin de ajustarse al actual sistema de creencias - los demonios se convirtieron en extraterrestres.  En un principio eran “los hombrecitos verdes”.  Luego en la década de 1960, y especialmente después de la experiencia de los Hills, el matrimonio que supuestamente fue secuestrado por los extraterrestres y que luego recordaron sus experiencias bajo hipnosis, pasaron a ser los “hombrecitos grises, con una cabeza grande y ojos inmensos extáticos, de mirada fija”, los que forman una parte integral de nuestra cultura popular.

Jacques Vallee en su libro Pasaporte a Magonia documenta este hecho tan importante.  Estas criaturas de otro mundo, a quienes debemos considerar demonios, se manifiestan en muchas formas.  Se dice que viven en una tierra más allá de la visión humana llamada por algunos Magonia.

Pero... ¿Provienen en realidad estos seres de otro planeta o galaxias distantes?  La mayoría de la evidencia recopilada indica que no es así.  Aparentemente, eso es lo que quieren que pensemos.  La realidad es que el “universo” de ellos y el nuestro coexisten en el mismo espacio físico.  Es lo que en términos científicos se conoce como dimensiones u otras realidades.  En el mundo existen localizaciones geográficas claves que existen como especie de portales, de puertas de entrada, a través de los cuales estos seres entran y juegan con la humanidad.  Algunos creen que uno de estos portales es el Triángulo de la Bermudas.  Pero... ¿Ésta intervención cósmica que nos ha plagado por los últimos cincuenta y tantos años, culminará en forma fantástica en un futuro cercano?  ¿Señalará este evento el comienzo del fin, tal como está anticipado en el libro de Apocalipsis?

El Triángulo de las Bermudas

El Triángulo de las Bermudas, es un área también conocida como el Triángulo del Diablo y el Limbo de los Perdidos.  Abarca 3.900.000 kilómetros cuadrados y se encuentra localizado entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Melbourne, Florida.  Allí se han producido numerosas desapariciones inexplicables de barcos y aviones.  Pero... ¿Se trata todo esto de simples especulaciones, mentiras de ocultistas y sensacionalistas?  Y si son mentiras, ¿quién está mintiendo y por qué?

La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, afirma que la idea de que los aviones perdidos y embarcaciones que han zozobrado en el Triángulo y que han sido víctimas de fuerzas siniestras es un absurdo.  Si bien admiten que existen problemas cuando se sobrevuela esta área, descartan cualquier evento sobrenatural.  Son innumerables las teorías sobre lo que ocurre en ese lugar, pero algunos creen que la Biblia tiene la respuesta y tal vez sea así.

Uno de los casos más famosos ocurridos en el Triángulo de las Bermudas, fue la desaparición del vuelo 19.  El teniente C. C. Taylor, al mando de cuatro pilotos estudiantes y sus tripulaciones, catorce hombres en total, despegaron de Fort Lauderdale a las dos y diez de la tarde del 5 de diciembre de 1945 con un tiempo claro.  Comandaba cinco bombarderos estadounidenses tipo Torpedo en un vuelo de entrenamiento rutinario y con buenas condiciones meteorológicas.  Como a las tres y cuarenta de la tarde Taylor llamó por radio diciendo que su giroscopio y las brújulas magnéticas funcionaban mal.  Condujo el vuelo sin rumbo fijo intentando conseguir su orientación a través de la radio.  Poco después se perdió todo contacto.  Ninguno volvió.  Incluso se enviaron dos hidroaviones gigantes “Martín Mariner” en su busca y sólo uno regresó porque el otro también desapareció.  La Marina y la guardia costera estuvieron buscando en un área de cien mil kilómetros cuadrados durante días, utilizando más de cien aviones y barcos, pero no se encontró el menor rastro ni de los aviones, ni del hidroavión.

Si el demonismo fuera solamente lo que se practican en algunos “carnavales” religiosos donde los supuestos “ungidos” tienen el poder, tanto para sanar como para echar fuera demonios, entonces no sería nada peligroso, ya que el mismo engaño es de tantos y cuantos sanados y de quienes reclaman tener el don de sanidad.  La única “verdad” de los sanadores de nuestros días es que en todos los casos son mentirosos.  ¿Qué pasaría con ellos si les tocara lo que se nos relata de unos hermanos, siete en total, allá en Hechos 19:11-20?  Como podemos ver, aunque el diablo puede parecernos demasiado fuerte, sin embargo con mucha frecuencia no da al blanco.  En realidad ¡nunca da la blanco!  Lo que ocurre que solemos darnos cuenta de sus fracasos demasiado tarde.  Dios mismo se vale de las intenciones del enemigo para que éste, con sus pretensiones cumpla la voluntad divina.

          J. Holowaty, Pastor

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