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Boletin dominical - 14/04/13

  • Fecha de publicación: Sábado, 13 Abril 2013, 17:53 horas

Es triste descubrir que muchos cristianos bíblicos nada sepan acerca del holocausto de los años 1939-1945, cuando millones fueron muertos ya sea por su raza o por ser cristianos.  En total se calculan diez millones, entre ellos, seis millones de judíos.

La negación del Holocausto

     Son muchos los que hoy en día continúan negando la existencia del Holocausto.  Más de 10 millones de personas fueron humilladas y asesinadas, con fotos y testimonios que así lo documentan, pero la teoría que niega el Holocausto nazi continúa vigente.

“Consigan que todo esté en expediente: consigan las películas, consigan a los testigos, porque en alguna parte del camino de la historia algún bastardo se levantará y dirá que esto nunca sucedió”.  Las palabras pertenecen al general Dwight D. Eisenhower, y están grabadas sobre una pared de mármol, al comienzo de la visita al Museo del Holocausto de Washington.  Eisenhower mencionó esas palabras en 1945, luego de haber presenciado las atrocidades del Holocausto; después, se convertiría en presidente de Estados Unidos, sucediendo a Harry Truman en el cargo.  El entonces Supremo Comandante de las Fuerzas Aliadas durante la 2ª Guerra Mundial, sabía de la crueldad que puede causar el silencio.

     Se levante actas
Quizás sea una justeza histórica recordar que cuando Eisenhower encontró a las víctimas de los campos de concentración, ordenó que se hagan la mayor cantidad de fotos posibles, para que no quede en el olvido y para que el tiempo mismo atestigüe sobre los crímenes cometidos por Adolf Hitler. Aun así, más de 60 años después y luego de miles y miles de testimonios, exilios, investigaciones y documentación, no faltan quienes niegan el Holocausto y hacen de ello un estilo de vida que defienden a capa y espada.

“Nada hemos escondido, nada tenemos que ocultar.  El trato bárbaro que esta gente ha recibido en los campos de concentración alemanes, es casi increíble.  Deseo que lo vean con sus propios ojos y que sus imágenes sirvan como pruebas, para que el mundo conozca la extrema barbarie a la que pudo llegar el régimen de Hitler.  “Levanten acta de lo inverosímil”, ordenó Dwight D. Eisenhower; y por esas fotografías y aquellos testimonios de sobrevivientes es que pudo, por ejemplo, ejecutarse el juicio de Nuremberg, donde se juzgó a 24 de los principales dirigentes supervivientes del gobierno nazi capturados, y a varias de sus principales organizaciones.

Pero la negación de la historia, es precisamente una etapa más en la concreción de los genocidios, los causantes de las masacres tratan, siempre, de hacer desaparecer las evidencias e intimidar a los testigos, ocultando y negando el crimen cometido; así, la verdad se convierte en la última víctima de los genocidios.  El “Holocausto nazi” quizás sea el más tristemente conocido, pero existen muchos ejemplos en la historia de la humanidad donde los genocidios han sido ocultados sistemáticamente por los gobiernos que los cometieron, como el genocidio armenio por parte del Estado turco, y en muchas ocasiones respaldados por la sociedad civil.

Durante la “solución final”, más de 10 millones de personas fueron masacradas, violadas, quemadas, humilladas y asesinadas mientras la mitad del mundo miraba en otras direcciones.  Hoy, son muchos los que niegan que aquello sucedió, y reivindican una ideología perversa que aspira a transformar a las víctimas en victimarios, acusándolas de ser parte de una conspiración que pretende engañar al público.

La negación del Holocausto comenzó a conocerse a fines de la década del 40 y tuvo mayor presencia en la década del 70 con varios centros alrededor del mundo; hoy esa ‘teoría’ sigue vigente a través de Internet y se ha diseminado, muchas veces sin ser percibido como el fenómeno que realmente es.

     Un juicio

Uno de los juicios en el que la verdad histórica desenmascaró las verdaderas intenciones de los ‘negadores’ fue el que tuvo lugar en el año 2000, cuando el escritor nazista David Irving acusó a la académica americana Deborah Lipstadt de difamación.

En su libro “Denying the Holocaust: The Growing Assault on Truth and Memory” Lipstadt describió a Irving como integrante de un movimiento que pretende reivindicar al nazismo negando la realidad histórica de sus crímenes. En sus escritos Lipstadt sostiene que Irving tergiversa y manipula la evidencia histórica “para adecuarla a su pensamiento ideológico y su agenda política” y lejos de ser un historiador respetable, lo acusa de ser “extremista, mentiroso, y uno de los más peligrosos portavoces de la negación del Holocausto”.

     Falsificar la historia
Luego de un prolongado juicio que acaparó gran atención de la prensa, el Juez Gray, en su fallo dictaminó, entre otras cosas, que Irving: “Es un racista, antisemita asociado con extremistas neonazis, y ha falsificado la historia para tratar de impedir que Hitler quede involucrado en el asesinato en masa de los judíos”.  “He encontrado como cargos sustanciales, que Irving tiene como ideología buscar deliberadamente la manipulación y la falsificación de la Historia”.

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