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Boletin dominical - 19/07/09

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
Raras veces en la historia la Iglesia Católica Romana ha tenido las disensiones internas que tiene ahora.  Por siglos presentó ante el mundo un frente unido aparentando una estructura monolítica, una sola iglesia, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.  Tras esa fachada, sin embargo, existían diferencias y pugnas, pero por lo general la iglesia se las arreglaba para proyectar apariencias de sólida unidad e indiscutible fortaleza.

¿Puede un cristiano continuar siendo católico romano?

       ¿Puede un cristiano continuar siendo católico romano?  Si usted es un católico romano y piensa que da lo mismo, una vez salvo, continuar en la misma iglesia o salir de ella, la lectura de lo que sigue le ayudará a tomar la decisión que corresponde.

Raras veces en la historia la Iglesia Católica Romana ha tenido las disensiones internas que tiene ahora.  Por siglos presentó ante el mundo un frente unido aparentando una estructura monolítica, una sola iglesia, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.  Tras esa fachada, sin embargo, existían diferencias y pugnas, pero por lo general la iglesia se las arreglaba para proyectar apariencias de sólida unidad e indiscutible fortaleza.

  No es así hoy.  No solamente ha perdido Roma mucho de su poderío secular, sino que sus fieras luchas intestinas amenazan su existencia misma.  Se pueden discernir cinco hendiduras teológicas profundas en el redil católico romano de hoy.  Cualquier evaluación que se haga de este sistema religioso tendrá que tomarla muy en cuenta.

 Los teólogos liberales están convencidos de que casi todo lo que el catolicismo ha venido practicando por siglos está anticuado y obsoleto.  Los liberales cuestionan todos los dogmas tradicionales de su iglesia, como son la autoridad del Papa, el sacerdocio exclusivamente masculino, la idea misma de Dios y la creencia en la resurrección de Cristo.  Estos teólogos están desesperados con la postura de la iglesia en relación a la homosexualidad, al aborto y al celibato del clero.  Representan una facción liberal muy poderosa.  En los países subdesarrollados de la América Latina, estos teólogos se ponen del lado de los cambios sociales aun cuando esto signifique aliarse con el comunismo.  Los sacerdotes de la orden Maryknoll, por ejemplo, han sido activistas y vocalistas en los movimientos insurreccionales alrededor del mundo.  Los jesuitas, por igual.

 Los CARISMÁTICOS han hecho también una grieta profunda en el seno del catolicismo.  Con toda probabilidad son la fuerza más explosiva con que el catolicismo tradicional tiene que contender.  Insisten en que la Iglesia Católica puede sobrevivir únicamente si empieza a ejercitar los dones del Espíritu como ser el don de lenguas.  Les gustaría ver estos dones formando parte de la práctica ordinaria en la vida de las parroquias y congregaciones.  Esta insistencia, por supuesto, envía escalofríos por la columna vertebral de los católicos conservadores.

 Los TRADICIONALISTAS perciben con horror a los liberales y a los Marxistas dentro de la comunión Católica y los consideran herejes.  Esta facción dentro de la iglesia consideraba como suicida los postulados del Papa Paulo VI.  Este Papa creía que el Marxismo estaba cambiando y que estaba en onda con el futuro.  Por consiguiente, la iglesia debía firmar un armisticio con el comunismo mientras todavía había tiempo.

 Los CONSERVADORES ocupan una posición intermedia entre los TRADICIONALISTAS y los ACTIVISTAS LIBERALES.  Reconocen que la iglesia debe liberalizarse un poco, pero no a expensas de los antiguos dogmas ni de los bien establecidos métodos de gobernarse.

 Los RADICALES van más allá todavía que los CONSERVADORES.  Creen que la iglesia debe dejar todos sus intereses sociales, políticos y financieros.  En su opinión, la iglesia debe volver a sus dogmas y enfrentar la humanidad con esta herencia inquebrantable.

 La Iglesia Católica Romana tiene una larga historia de neutralización de los retos y amortiguamiento de los cambios que se le han presentado.  Ha sabido mantener el status quo aunque con cambios mínimos.

 El Papa Juan Pablo II abogaba por los derechos humanos y era un cruzado contra el comunismo.  Usaba su atractiva personalidad para hacer amigos alrededor del mundo, pero se adhería tenazmente a los dogmas tradicionales de Roma.  En su acto de coronación como Papa rindió homenaje dos veces a la Virgen María, la cual es objeto de celosa veneración en su país natal Polonia.  Juan Pablo II se refirió a sí mismo como el “Obispo de Roma”.  En su viaje por Estados Unidos hizo una tremenda impresión por doquiera fue, pero repetidamente verbalizó allí su invariable postura al lado del dogma tradicional.  Algunas de las posiciones que el Papa tomó no fueron del agrado de un sinnúmero de católicos norteamericanos.  Debemos tener esto en cuenta cuando se trate de considerar cuál deba ser la posición de un creyente nacido de nuevo que elige quedarse dentro del redil católico romano.  El catolicismo romano no cambia.  Todavía es hoy el catolicismo que siempre fue.  Los disidentes aparecen y desaparecen, pero la iglesia permanece la misma.  Hace esfuerzos por acomodar y absorber cualquier oposición, pero su estructura básica y sus creencias fundamentales permanecen incambiables.  Roma no llegó a estas posiciones dogmáticas liviana ni apresuradamente.  Es producto de muchos siglos de apostasía gradual de la fe que delinean las Santas Escrituras.  Por ejemplo:

 • Las oraciones por los muertos se introdujeron en el año 310.
• La prendedera de velas en el año 320.
• La adoración de los santos comenzó alrededor del año 375.
• Se adoptó la misa en el 394.
• La adoración de María comenzó a desarrollarse en el 432.
• Los sacerdotes comenzaron a usar sotanas en el año 500.
• La doctrina del purgatorio se introdujo en el 593.
• La adoración en latín (abrogada ya) fue ordenada en el 600.
• La supremacía del Papa se vino a arraigar en el 606.
• Las fiestas en honor a la Virgen María comenzaron en el 650.
• La costumbre de besarle el pie al Papa fue introducida en el 709.
• La adoración de imágenes y reliquias se autorizó en el 788.
• La invención del “agua bendita” se produjo en el 850.
• La canonización de los santos se formalizó en el 993.
• Las fiestas de los difuntos se introdujeron en el año 1003.
• El celibato del clero se declaró en el año 1074.

 J. A. Holowaty, Pastor

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