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Belén

  • Fecha de publicación: Jueves, 18 Diciembre 2014, 01:28 horas

 Belén, nombre que en hebreo significa "Casa de Pan", es una ciudad  situada a unos nueve kilómetros al sudoeste de Jerusalén, enclavada en los montes de Judea. 

           Belén tiene gran significado religioso para los cristianos y musulmanes, ya que de acuerdo con la Biblia, fue el lugar de nacimiento del Señor Jesucristo.  Es también un sitio  importante de peregrinación para los judíos, que veneran la tumba de Raquel, además de ser la cuna del rey David y la ciudad donde fue coronado.

Su historia

En el año 614 todo el territorio de Israel fue invadido por los persas, y en el 637 el califa Umar ibn al-Jattab visitó Belén y estableció relaciones amistosas con las autoridades eclesiásticas. La política de tolerancia practicada por los omeyas se mantuvo hasta el año 1009, cuando el califa fatimí al-Hakim lanzó campañas de persecución contra los cristianos, respetando sin embargo a la rica comunidad de creyentes de Belén para seguir recibiendo sus tributos.

En 1099 fue conquistada por los cruzados que la fortificaron e instalaron una comunidad agustiniana.  Suplantaron a las antiguas autoridades cristianas e impusieron el uso del latín.  El día de Navidad del año 1100, Balduino Primero, el primer rey del Reino Latino de Jerusalén, fue coronado en Belén, y ese año fue establecido un obispado católico en la ciudad

          En 1187, Saladino venció a los cruzados y conquistó Belén.   En el 1244, dos tratados firmados con monarcas europeos permitieron a los agustinianos regresar y reabrir el paso de los peregrinos a la ciudad.  En el 1250, la conquista del país por los mamelucos acabó con la tradición de tolerancia y convivencia que caracterizó la historia de Belén. En 1263 sus torres y murallas fueron derrumbadas y las autoridades cristianas expulsadas. El siglo siguiente vio un restablecimiento paulatino de las influencias occidentales; se instaló una comunidad de franciscanos y los agustinianos regresaron.

          A finales del siglo XVIII el pueblo de Belén se había familiarizado con las costumbres y gustos europeos gracias al contacto permanente con los peregrinos cristianos, y su situación económica mejoró.

Egipto gobernó la región a partir de 1831 durante una década ensombrecida por una violencia creciente. En 1843, el valí de Egipto Ibrahim Bajá mandó desarmar a la población y destruir el barrio musulmán de Belén en represalias por el asesinato de uno de sus allegados. En 1841, el imperio otomano recuperó el gobierno de Palestina. Los habitantes tuvieron que cumplir con un servicio militar obligatorio, se impusieron fuertes impuestos y el desempleo aumentó.

          Con la Primera Guerra Mundial se terminó el gobierno otomano en 1917, y Palestina quedó bajo el Mandato Británico en 1922. Belén contaba entonces con 8.000 habitantes.

          En 1947, el Plan de Partición del territorio israelí propuesto por la ONU, designó a Jerusalén como territorio internacional administrado por las Naciones Unidas, una vez expirase el Mandato Británico.  Sin embargo, tras la primera guerra árabe-israelí que estalló inmediatamente después, Belén fue ocupada por Transjordania, junto al resto de Cisjordania, para conformar en 1950 el Reino Hashemita de Jordania.

          En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, fue ocupada por los israelíes al igual que el resto de Cisjordania, hasta el 22 de diciembre de 1995. En esa fecha, a raíz de los Acuerdos de Oslo, fue transferida como parte del territorio autónomo administrado por la Autoridad Nacional Palestina.

          Desde que los musulmanes radicales de Hamas tomaran control de la ciudad de Belén, no queda mucho para que los creyentes podamos regocijarnos.  Hace años, un 85% de sus habitantes eran cristianos y 15% musulmanes.  Hoy, el 90% son musulmanes y sólo el 10% cristianos, los cuales necesitan nuestras oraciones y apoyo.

          La construcción actual de la barrera de protección israelí de Cisjordania, ha tenido un impacto sobre Belén a nivel político, social y económico.  La barrera corre a lo largo del lado norte de la zona edificada de la ciudad, con sectores en los que a un lado se encuentran casas del campamento de refugiados de Aida y al otro el municipio de Jerusalén.  La mayoría de las entradas y salidas desde Belén al resto de Cisjordania cuentan con puntos de control.   Los palestinos exigen un permiso a los judíos para que puedan visitar la tumba de Raquel, sitio sagrado para ellos.  Asimismo les han prohibido la entrada a Belén y al cercano sitio bíblico de las Piscinas de Salomón.

          Sin embargo, a pesar de lo que está ocurriendo, sí podemos regocijarnos respecto a lo que dice la Biblia sobre Belén.

La ciudad de David

          Belén, la ciudad de David, está mencionada 44 veces en el Tanakh - el Antiguo Testamento de la Biblia Judía.  Las dos veces que se cita en el Nuevo Testamento, se refiere al lugar de nacimiento de David, no a su capital.  La colina de Ofel, en donde estaba localizada la ciudad original de David, sólo tenía una extensión de unos 30 acres, unos 121.406 metros cuadrados.

  •        “Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.  Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.  En sus palacios Dios es conocido por refugio” (Salmo 48:1–3).
  •        “Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; la afirmará Dios para siempre” (Salmo 48:8).
  •        “Eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas; de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos” (Salmo 78:70–72).
  •        “... Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo...” (1 Samuel 13:14).
  •        “... Les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22).

1. En el tiempo de Abraham y Melquisedec, era llamada “Salem”

  •       “Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano.  Y le dio Abram los diezmos de todo” (Génesis 14:18–20).

 
También se le llama “Sion” 151 veces.

  •        “Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David” (2 Samuel 5:7).
  •        “Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion” (1 Reyes 8:1).
  •        “Y los moradores de Jebús dijeron a David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sion, que es la ciudad de David” (1 Crónicas 11:5b).

2. Fue conquistada por el rey David hace 3.000 años

  •        “Entonces se fue David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús; y los jebuseos habitaban en aquella tierra.  Y los moradores de Jebús dijeron a David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sion, que es la ciudad de David.  Y David había dicho: El que primero derrote a los jebuseos será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe.  Y David habitó en la fortaleza, y por esto la llamaron la Ciudad de David” (1 Crónicas 11:4–7).

3. Fue edificada por el rey David, como el lugar de su residencia

  •        “Hiram rey de Tiro envió a David embajadores, y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, para que le edificasen una casa.  Y entendió David que Jehová lo había confirmado como rey sobre Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel” (1 Crónicas 14:1–2).             

              
4. Fue escogida para ser el lugar de morada del Arca del Pacto, antes que fuera colocada en el templo de Salomón
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  •        “Entonces David tomó consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes. Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros; y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella. Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo” (1 Crónicas 13:1–4).
  •        “Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda” (1 Crónicas 15:1).
  •        “Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado... De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas” (1 Crónicas 15:3,28).
  •        “Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios” (1 Crónicas 16:1).

5. Fue el lugar de sepultura de reyes

          En Belén fue sepultado el rey David, y la mayoría de reyes de Judá, incluyendo a Salomón, Roboam, Abiam, Asa, Josafat, Joram, Amasías, Azarías, Jotam y Acaz.

6. Fue el lugar en donde Salomón fue ungido como rey

  •        “Y descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, y montaron a Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón. Y tomando el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón!” (1 Reyes 1:38–39).

 
7. Estaba controlada por el rey Ezequías

          Ezequías llevó el agua de los manantiales de Gihón hasta la ciudad.  Construyó otra pared fuera de los muros de la ciudad antigua, para que así los manantiales quedarán dentro de la ciudad, asimismo edificó un túnel de 457 metros.

  •        “Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?” (2 Reyes 20:20).
  •        “Este Ezequías cubrió los manantiales de Gihón la de arriba, y condujo el agua hacia el occidente de la ciudad de David...” (2 Crónicas 32:30).

8. Era la fortaleza de Manasés

          Este rey construyó un muro a su alrededor, que se extendía hasta lo que ahora es la sede judía de la ciudad actual, y puede verse hoy cerca de la calle principal: “El cardo”.

  •        “Después de esto edificó el muro exterior de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y elevó el muro muy alto; y puso capitanes de ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá” (2 Crónicas 33:14).

9. Fue creada para ser el lugar donde Jeremías fue arrojado en una cisterna

  •        “Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.  Y dijo el rey Sedequías: He aquí que él está en vuestras manos; pues el rey nada puede hacer contra vosotros.  Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas.  Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno” (Jeremías 38:4–6).

 
10. Desde allí envió Dios su consolación

  • “Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto” (Isaías 51:3).
  •        “Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo.  Dios está en medio de ella; no será conmovida.  Dios la ayudará al clarear la mañana”(Salmo 46:4–5).
  •        “Dios es conocido en Judá; en Israel es grande su nombre.  En Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sion” (Salmo 76:1–2).

11. Está caracterizada como un lugar de salvación y liberación

  •        “Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová” (Isaías 59:20).
  •        “He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra” (Isaías 62:11).
  •        “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado” (Joel 2:32).
  •        “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9).

12. Será celebrada por los redimidos

  •        “Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán” (Isaías 51:11).
  •        “Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.  Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey” (Salmo 48:1–2).

 Finalmente, ésta fue la promesa maravillosa de Dios al rey David:

  •         “Hallé a David mi siervo; lo ungí con mi santa unción...  No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios.  Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David.  Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.  Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo” (Salmo 89:20,34–37).
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