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Dios dividió las naciones

  • Fecha de publicación: Jueves, 10 Abril 2008, 18:01 horas

La Era Edénica

Dice la Escritura: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.   Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación” (Hch. 17:24-26).

La Biblia afirma que la humanidad está dividida en naciones, razas y lenguas, conforme a la voluntad de Dios, a fin de que pueda cumplirse su propósito para el hombre y la tierra.  El apóstol Pablo declaró que el Creador no sólo ocasionó esta separación, sino que creó fronteras para que así las naciones permanecieran divididas.

Uno de los enigmas aparentes de nuestro tiempo es por qué Dios dividió la raza humana en naciones, ya que un estimado de seiscientos millones de personas han muerto en las guerras que se han librado a lo largo de la historia, durante los pasados cinco mil años.  Por asombrosamente alta que parezca esta cifra, es sólo una parte de una historia vergonzosa.  A la pérdida de vidas debe añadirse la destrucción de ciudades, el daño a la propiedad, la carga de los impuestos sobre las multitudes para apoyar la guerra, los sufrimientos indescriptibles, el rompimiento de los hogares y la separación de los seres queridos.

Con todo lo lamentable que son estas crónicas de guerra, que retratan la falta de humanidad del hombre contra sus semejantes, hay incluso menos esperanza para el futuro inmediato.  Por primera vez en la historia, las naciones ahora tienen la capacidad para destruir la vida en la tierra y hacer que este planeta retroceda a su condición primordial descrita en Génesis 1:2: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.

El “príncipe de este mundo”, tiene en esta misma hora el poder necesario dentro de las fuerzas armadas de las naciones, para destruir en una hora lo que Dios creó en seis días.  Pero... En primer lugar, ¿por qué Dios dividió a la humanidad en naciones?  ¿Y por qué permanece silencioso conforme el mundo se tambalea al borde de la destrucción?  Para responder a estas y otras preguntas relacionadas con el tema, debemos retroceder al principio, tal como está registrado en los dos primeros capítulos de la Biblia.

Moisés registró en Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.  El escritor sagrado, quien muchos creen era el apóstol Pablo, en conformidad con la revelación que le diera el Señor Jesucristo, amplió la declaración de Moisés afirmando además: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (He. 11:3).

La materia existe en la eternidad en la forma de poder o energía, y Dios mora en la eternidad: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Is. 57:15).

Cuando Dios habló “en el principio” la materia apareció.  La frase “en el principio” es una referencia al tiempo.  El tiempo comenzó y la materia apareció.  Los científicos en nuestra generación conjeturan que toda la materia en el universo de la cual se formaron las galaxias, soles y planetas, llegó a existir en una diez millonésima de segundo, o tal vez menos.  Ellos le llaman a esto, «la teoría del Big bang» o «la gran explosión».

Los científicos que apoyan la evolución crearon «la teoría de la gran explosión» para tratar de explicar la existencia de la materia, pero todavía hasta este momento no han podido elaborar una hipótesis que explique el espacio y el tiempo.  Qué pasa si alguien te pregunta: «¿Cómo llegó tu carro nuevo hasta la entrada del garaje?», y usted le responde: «No, fue que hubo una explosión y apareció allí de súbito».

La Biblia dice: “En el principio creó Dios”, no declara: «En el principio Dios comenzó a crear». Toda la creación y todas las cosas que fueron creadas, concluyeron el sexto día.  Como el pecado entró en el mundo a través de Adán, todo lo que Dios hizo se ha estado deteriorando debido al pecado: “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.  Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Ro. 8:19-21).

La entropía, la segunda ley de la termodinámica, determina que el sistema universal se está deteriorando.  La tierra no es tan productiva como fuera en el pasado, no hay tanto oxígeno en el aire como había antes, los animales no son tan grandes como fueron en un tiempo, el suministro de oxígeno en el sol es menor cada día, y sucesivamente.

En los primeros dos capítulos del Génesis, Moisés registró en detalle los actos creadores de Dios, cuando hizo que existieran todas las plantas y los animales en la tierra, y luego creó al hombre el sexto día.  Es importante para nuestro tema, saber cómo el Creador hizo al hombre y para qué fin lo creó.

El nombre del primer hombre, Adán, en el hebreo significa «de la tierra» o «tomado de la tierra roja».  Sólo el hombre fue creado a la imagen de Dios, como un ser tripartito.  Un animal tiene cuerpo y alma.  El alma expresa personalidad o ser.  En numerosos pasajes, los escritores sagrados informan que su alma está feliz, triste, gozosa, etc.  Los animales también tienen alma, notamos que los perros pueden expresar satisfacción, furia, tristeza y otras emociones.  Es por esta razón que las personas se apegan a sus mascotas.  El alma de cada uno de nosotros nos identifica como una personalidad distinta, diferente a la de los otros, sin embargo Adán fue creado como un ser único, en el sentido que fue hecho a la imagen de su Creador: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7).

El hombre fue creado cuerpo, alma y espíritu.  Adán tenía una personalidad completa, un ser: “Este es el libro de las generaciones de Adán.  El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.  Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados” (Gn. 5:1, 2).

Mientras cada parte de la creación de Dios era buena en sí misma, Él reconoció que no era bueno que Adán viviera solo en el huerto del Edén.  Es por eso que leemos en Génesis 2:20-24 sobre la primera división de la raza humana: “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.  Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.  Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.  Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.  Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

La primera división de la humanidad tuvo lugar debido al amor y compasión de Dios por Adán.  Fue así como dividió su personalidad, porque Eva fue formada de una costilla de Adán.  Cuando las dos partes se unieron en el primer matrimonio, una vez más se convirtieron en una persona.  El esposo y la esposa, unidos en la voluntad perfecta y propósito de Dios para ellos en el matrimonio, se convierten «en uno».  El hombre por sí mismo, es sólo la mitad de una persona, lo mismo es cierto con respecto a la mujer.

Lo único que el Creador dijo que no estaba del todo bien después de haber sido creado, fue el hombre.  Dios es amor, e hizo al hombre para que amara, pero el hombre no tenía a quién amar.  Mientras, a no dudar, Adán amaba a Dios y a Eva, sus prioridades quedaron fuera de lugar, ya que la Palabra de Dios es siempre suprema, absoluta y eterna.

La segunda división

La segunda división de la raza humana y la razón para ello, lo encontramos registrado en Génesis 4:8-17, donde leemos: “Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo.  Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.  Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano?  Y él respondió: No sé.  ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?  Y él le dijo: ¿Qué has hecho?  La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.  Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.  Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.  Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.  He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.  Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado.  Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.  Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.  Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc”.

Caín fue expulsado de la presencia de Adán y Eva y de la sociedad de ese día.  Entonces Caín habitó en la tierra de Nod.  Debido a su pecado fue separado y su descendencia segregada.  En el hebreo, «Nod»significa «nómada, errante», implicando con esto que vivió una existencia nómada.  No obstante, Caín tomó a su esposa con él y en el curso debido de tiempo, su familia creció en número y fundó una ciudad.  Aunque no había naciones identificables en la sociedad antediluviana, leemos en el capítulo 4 de Génesis respecto a ese tiempo:

•   Versículo 17: “Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc”.
•   Versículo 20: “Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados”.
•   Versículo 21: “Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta”.
•   Versículo 22: “Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama”.

En la página 78 del Compendio Manual de la Biblia escrito por Henry Halley, hay una nota arqueológica sobre la ubicación de muchas de las ciudades antediluvianas, dice: «La expedición conjunta del Museo Field y de la Universidad Oxford, dirigida por el doctor Stephen Langdon, halló entre 1928 y 1929, en las capas inferiores de las ruinas de Kish un depósito de arcilla limpia sedimentaria de un metro con cincuenta centímetros de espesor, lo cual indica una inundación de vastas proporciones.  La capa diluviana se halla justamente encima de las ruinas de los muros.  No contiene objetos de ninguna clase.  El doctor Langdon sugirió que pudo haber sido causada por el diluvio mencionado en la Biblia.  Los restos encontrados debajo de ella representan una cultura de tipo completamente diferente.  Entre los objetos hallados estaba un carro de cuatro ruedas, siendo éstas de madera con clavos de cobre.  Entre las limoneras yacían los esqueletos de los animales que tiraban el carro... Debajo del sedimento diluviano había una capa de carbón y cenizas, restos de color oscuro que quizás hayan sido muros, alfarería pintada, esqueletos, sellos, cilíndricos, sellos para estampar, ollas, cazuelas y vasijas, todo con el aspecto de que la población había ‘dejado repentinamente sus hogares, abandonando sus enseres’...»

Adán y Eva tuvieron hijos e hijas, y dice en Génesis 6:1: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas”.  En ese tiempo los hombres y las mujeres vivían entre 800 a 900 años, por consiguiente, la población de la tierra aumentó rápidamente.  Una de las preguntas más comunes que se hacen respecto a esta edad antigua en la historia del hombre es: «¿De dónde tomó Caín su esposa?» Es obvio que se casó con una hermana, o tal vez con una sobrina o una prima.  Antes del diluvio, Dios todavía no había determinado que era incorrecto que el hombre se casara con parientes muy cercanos en su familia.  La ley en contra de estos matrimonios se la dio a Moisés.

Por consiguiente, conforme la población aumentaba sobre la faz de la tierra, se construían ciudades y la raza humana comenzó a congregarse en ciudades y principados.  No obstante, todavía no había gobiernos para regir a los hombres o restringir su codicia o avaricia.  Lamec asesinó a dos hombres y hacía alarde por eso, ya que decía que si Caín había salido bien librado después de asesinar a Abel, lo mismo sería con él: “Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe.  Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será” (Gn. 4:23, 24).

La primera maldición

Está registrado en Génesis 3:8 que Dios descendía al huerto del Edén y tenía compañerismo con Adán y Eva.  Este fue el propósito para el cual fue creado el hombre, para amar al Creador y tener comunión con Él, no porque tuviera que hacerlo, sino que era algo que tenía que decidir por sí mismo.  Es por esto que Dios está llamando a un pueblo en medio de este mundo para su nombre.  La Iglesia (el cuerpo de Cristo) completará el plan y propósito que el Creador tenía para el hombre en el principio.

Leemos en Efesios 1:3-5: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”.

Pero el primer hombre y la primera mujer rompieron su compañerismo con Dios cuando ejercitaron su libre albedrío para desobedecerlo y depender de su propio conocimiento.  Y así como tuvo lugar la primera división de la sociedad, de la misma forma llegó la primera maldición sobre la creación debido al pecado.

El huerto del Edén debía ser una jungla inmensa de vegetación y vida animal.  El área general, tal como lo evidencia la confluencia de los ríos Tigris y Éufrates, se encontraba en algún lugar en el golfo Pérsico cerca de Kuwait.  El petróleo es el residuo de la descomposición de la materia animal y vegetal, y hay más petróleo debajo de esa área que en cualquier otro lugar en el mundo.

El rompimiento de la masa continental, de la gran pangea después de Babel, fue para mantener a las naciones divididas, y la siguiente descripción de la tierra antediluviana dada por el historiador judío Flavio Josefo en su libro Las obras esenciales, está en armonía con la Escritura. Leemos: «Moisés dice además, que Dios plantó un paraíso en el este, floreciente con toda variedad de árboles; entre ellos estaba el árbol de la vida, y otro del conocimiento, el cual permitía saber lo que era bueno y lo que era malo; y cuando llevó a Adán y a su esposa a este huerto, les ordenó que cuidaran de las plantas.  Ahora, el huerto era regado por un río, el cual corría alrededor de toda la tierra y estaba dividido en cuatro partes.  El Pisón que denota una multitud, corriendo hasta India, desemboca en el mar, y es llamado Ganges por los griegos.  El Éufrates, al igual que el Tigris, también desemboca en el mar Rojo.  Y el Geon que corre a través de Egipto... es el que los griegos llaman Nilo...»

También en la era antediluviana había una temperatura igual sobre toda la tierra y el agua que estaba suspendida por encima de la atmósfera y que descendió en la forma de un diluvio, se encontraba posiblemente como hielo congelado, algo tal vez parecido a los anillos que rodean a Saturno.  Una de las sondas enviadas a Saturno descubrió que sus anillos están compuestos de miles de millones de gigantescos pedazos de hielo.

Antes del diluvio los hombres no tenían necesidad de comer carne, porque las nueces y las hierbas eran deliciosas y nutritivas: “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer” (Gn. 1:29).  La palabra “comer”, en hebreo de hecho significa «proteína».  Si el mundo va a ser restaurado a su condición edénica, muchas de las razones de por qué las naciones luchan unas contra otras hoy, se resolverán.  Habrá alimento, refugio y vestido para todo el mundo.  Sin embargo, cuando entró el pecado, Dios tuvo que cambiar la creación por el propio bien de la raza humana.  El hombre fue expulsado del huerto del Edén para evitar que comiera del árbol de la vida y que viviera para siempre en un estado de pecado separado de su Creador.  Mientras que los reinos vegetal y animal fueron afectados.

Y dijo Dios al hombre: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.  Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo” (Gn. 3:17, 18).

Cuando los hombres tienen riqueza y abundancia de alimentos, se olvidan del Creador.  Una y otra vez Israel fue advertido que debía tener presente que era Dios quien les proveía alimento, ropa y abrigo.  Sólo cuando Él retiene la lluvia y los elementos necesarios para sostener la vida, los hombres lo reconocen como Creador y claman por su ayuda.  Fue por el propio bien de la raza humana que Él puso la primera maldición sobre la creación, en el huerto del Edén.  Cuando el pecado apareció por primera vez en el mundo por medio de Adán, el plan y propósito de Dios para dividir la humanidad en lenguas, razas y naciones comenzó a revelarse.

La sociedad antediluviana

Al continuar en nuestra búsqueda por información y respuestas sobre por qué y cómo Dios dividió las naciones, consideraremos una vez más el orden social antediluviano.  Ya hemos mencionado que Adán y Eva pecaron, que Dios maldijo la creación edénica por el propio bien del hombre, que ocurrieron mutaciones en la vida vegetal y que hubo cambio en las condiciones del medio ambiente que hicieron necesario que el hombre tuviera que trabajar para ganar su pan, asimismo que tuvieron lugar otras mutaciones que causaron enfermedades y muerte.  Debido al pecado aparecieron los cardos, espinas, desiertos, sequías, hambres y enfermedades.  Así como el primer pecado acarreó la primera maldición, el primer asesinato trajo consigo la segunda maldición.

Leemos en Génesis 4:8-12: “Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo.  Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.  Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano?  Y él respondió: No sé.  ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?  Y él le dijo: ¿Qué has hecho?  La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.  Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.  Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra”.

Dios le dijo a Adán que debido a su desobediencia la tierra produciría cardos y espinos y que tendría que labrar y cultivar el suelo para obtener su fruto con el sudor de su frente.  Agregándole además a Caín, después que le dio muerte a su hermano, que a pesar de que trabajara y sudara, la tierra sólo produciría escasamente.  Debido al pecado de Caín, vinieron los sufrimientos, las penurias, las sequías y el hambre.  Sin embargo, el medio antes del diluvio, incluso después de la segunda maldición, era mucho mejor que hoy.

Dice Flavio Josefo en su obra Antigüedades de los Judíos, libro uno, capítulo tres, parágrafo nueve: «Noé vivió feliz trescientos cincuenta años después del diluvio y murió, habiendo vivido novecientos cincuenta años.  Que nadie piense, al comparar la vida de los antiguos con la nuestra, y con los pocos años que ahora existimos, que lo que hemos dicho sea falso, o deducir de nuestra vida breve que ninguno de los antiguos vivió tanto; porque ellos eran queridos por Dios y hechos por Dios mismo, y como sus alimentos eran más propios para la prolongación de la vida, bien pudieron haber vivido esa cantidad de años.  Además Dios les concedió más tiempo de vida por sus virtudes y por el buen uso que hicieron de ella para realizar los descubrimientos astronómicos y geográficos, que si no vivieran seiscientos años no podrían predecirlo (la periodicidad de los astros)».

Según la Escritura y el historiador judío Flavio Josefo, los antediluvianos, especialmente esos del linaje piadoso de Set, vivieron por varios cientos de años de edad.  Los descendientes de Set eran hombres extremadamente sabios que estudiaron astronomía, y entendieron el plan y propósito de Dios para las edades, el cual estaba revelado en las estrellas.  Eruditos respetables en la actualidad creen que dado el tamaño colosal de las piedras con que se construyó la gran pirámide y su perfección matemática y geométrica, todo parece indicar que fue construida por la progenie de los ángeles caídos, sin embargo Josefo declaró que la descendencia de Set registró todo su conocimiento astronómico en un gran monumento de piedra en el territorio de Siriad, el cual es la parte de Egipto donde se levanta la pirámide de Gizeh, la cual fue edificada en conformidad con ecuaciones matemáticas y conocimiento astronómico.  Además, como la fecha más común dada para la erección de la gran pirámide es el año 2700 A.C., es decir, cientos de años antes del diluvio, es por eso que algunos creen que fue construida por los hijos de Set.

A pesar de la segunda maldición que fuera impuesta sobre la creación, la sociedad de la era antediluviana prosperó.  Leemos sobre ese tiempo en la página 69 del Compendio Manual de la Biblia escrito por Henry Halley: «Cuando Adán aún vivía, sus descendientes aprendieron el uso del cobre y del hierro, e inventaron instrumentos de música.  Hasta hace poco se creía que el uso del hierro era desconocido antes del siglo XII A.C. En 1933, el doctor H. E. Frankfort, del Instituto Oriental, descubrió en las ruinas de Asmar, a unos ciento sesenta kilómetros al norte de Babilonia, una hoja de hierro que había sido hecha alrededor del año 2700 A.C., con lo cual el uso conocido del hierro retrocede unos mil quinientos años.  Las inscripciones primitivas revelan que Babilonia jamás ha sido habitada por gentes que no hayan conocido el uso de metales.  Instrumentos de cobre han sido hallados en las ruinas de diferentes ciudades antediluvianas.  El prisma de Weld, que da los nombres de los diez reyes longevos que reinaron antes del diluvio, dice que el tercero, el quinto y el sexto reinaron en un lugar llamado ‘Badgurgurru’.  Esta palabra significa ‘ciudad de trabajadores en bronce’.  Quizá sea una tradición acerca de la ciudad de Caín».

El linaje de Set

Después de que Caín fuera expulsado a las regiones no habitadas de la tierra, la Escritura sigue diciendo: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.  Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós.  Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (Gn. 4:25, 26).

El nombre de «Set» en hebreo significa «compensación o sustituto».  Dios compensó a Eva por la pérdida de Abel.  Abel era justo porque tuvo fe en el sacrificio del cordero, el cual miraba hacia el sacrificio del Señor Jesucristo.  Por lo tanto, tenemos razón para creer que Set también era un hombre piadoso.  Dios no habría compensado a Eva con Set, si se trataba de un impío.

Set llamó a su primer hijo «Enós», nombre que significa «moral, nacido para morir».  El nombre implica, que aunque los hombres son hechos justos delante de Dios por medio del nuevo nacimiento, la carne debía morir.  Dios le dijo a Adán que el día que transgrediera su mandamiento y comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal, sin duda moriría.  Hay dos explicaciones para esta maldición:

1. Adán murió espiritualmente cuando quedó separado de Dios.
2. Ni Adán ni ningún hombre jamás ha vivido para cumplir mil años en la carne, ya que para el Señor, “un día es como mil años, y mil años como un día”.

Algunos eruditos no están de acuerdo respecto a lo que significa el texto de Génesis 4:26.  La Escritura dice que después del nacimiento de Enós, “los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”.  El Pentateuco y Haftoras - El Texto en Hebreo, la traducción y comentario en inglés escrito por el jefe rabino doctor J. H. Hertz, dice de este versículo: «Entonces los hombres comenzaron a orarle a Dios; o una vez más comenzaron a invocar el nombre de Adonai, Señor, el cual parecía haber sido olvidado entre los descendientes de Caín».

El doctor Ethelbert William Bullinger, quien nació en 1837 y murió en 1912, era un clérigo anglicano, teólogo y erudito, y dice sobre la misma escritura: «Los hombres no comenzaron a adorar (u orar), porque Abel adoró y otros, a no dudar, lo hicieron mucho tiempo antes que él.  Pero aquí lo que la Escritura quiere decir es que comenzaron a llamar a su Dios por el nombre de Jehová.  Enós, aunque hijo de Set, es incluido aquí, porque siguió el camino de Caín».

Ambas explicaciones son posibles, porque fue un poco después de esto que toda carne se corrompió, y cada hombre hacía lo que consideraba correcto ante sus propios ojos, excepto Noé.  En el linaje de Set hubieron muchos hombres de fe, como «Mahalaleel», cuyo nombre significa «Dios es esplendor» y «Enoc», que quiere decir «caminó con Dios».  Enoc tenía 365 años cuando fue trasladado al cielo.  Otro descendiente en el linaje de Set fue «Matusalén», nombre que quiere decir «será enviado».  A no dudar, esta última expresión, miraba hacia el diluvio.  La cronología indica que Matusalén murió en el año en que tuvo lugar el diluvio, y que fue el hombre más viejo que viviera jamás sobre la faz de la tierra.  El testimonio de Matusalén estimuló la predicación de Noé de que sobrevendría el diluvio.

La raza humana antes del diluvio era una sola y hablaba un solo idioma.  Mientras que parece evidente que había clases sociales y económicas, e incluso líderes de las ciudades llamados reyes, no había divisiones gubernamentales y prácticamente ninguna restricción de parte del gobierno.  Los hombres continuaban siendo fuertes y viriles incluso a los setecientos y ochocientos años, y las mujeres eran hermosas, vigorosas y tenían hijos a la misma edad.

No sabemos cuántos hijos pudieron tener Adán y Eva, tal vez cientos.  La Escritura dice simplemente que tuvieron “hijos e hijas”.  Si los nombres de todos sus hijos hubieran sido registrados en la Biblia, quizá habríamos necesitado una hora para leerlos todos y nuestra Biblia sería mucho más voluminosa.  A pesar del testimonio de Set y muchos de sus descendientes, todos los hombres se corrompieron.

Leemos en el registro bíblico en Génesis 6:1-7: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.  Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.  Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.  Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.  Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.  Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.  Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”.

Bajo las condiciones de una maldición doble y la segregación del linaje de Caín, el hombre cada día se tornó más y más corrupto.  Para empeorar las cosas, los “hijos de Dios” se casaron con “las hijas de los hombres”.  Cuando en la Escritura se menciona a los hijos de Dios, siempre se refiere a una creación directa de Dios.  Subsecuentemente, dice Moisés: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia” (Gn. 6:11).

La primera civilización identificada fue Sumeria.  Leemos en la página 9 del libro Nómadas escrito por Chaim Potok: «Lo que vemos primero cuando le echamos una ojeada a la antigua Sumeria en el año 3000 A.C., es un territorio del tamaño aproximado de Massachusetts o Bélgica, que contenía cerca de una docena de ciudades, muchas de las cuales se podían ver desde las otras.  Represas, zanjas de drenaje y canales habían sido construidos para controlar las aguas de los dos ríos y restringir el oleaje que provenía del golfo Pérsico... Civilizaciones comenzaron con las ciudades de Sumeria, Eridú, Ur, Erec, Lagash, Nipur, Kish y otras».

Sumeria estaba localizada en un punto en el corazón del huerto del Edén.  Los arqueólogos han sido incapaces de identificar a cuál división racial pertenecían, lo único que sabemos es que eran los descendientes de los hijos de Adán, ya que en ese tiempo sólo había una raza.  Sumeria prosperó entre los años 3000 y 2400 A.C., colocando esta sociedad antes del diluvio.

Los habitantes de las ciudades de Sumeria guardaban registros detallados y recuentos históricos sobre tabletas de arcilla.  Ellos escribían en escritura cuneiforme, es decir, en caracteres en forma de cuña.  Este primer estilo de escritura fue adoptado por los asirios, y muchas de las tabletas que quedaron en Sumeria, fueron más tarde copiadas por los asirios.  En las ruinas del palacio del rey Asurbanipal se encontraron unas veinticinco mil tabletas cuneiformes.

Los antiguos registros sumerios revelan que los líderes de la ciudad eran jueces benevolentes con poca o casi ninguna autoridad judicial.  Si se cometían crímenes y trataban de llevar a juicio a las personas involucradas, siempre resultaba en caos.  Había guerra constante y violencia.

Algunos moradores de las ciudades adoraban hasta quinientos dioses.  Los relatos antiguos del territorio de Sumeria corresponden con las descripciones de los antediluvianos que vivieron en otras áreas.  Pero en medio de esta civilización violenta, inmoral y corrupta, Dios vio a un hombre que creía en él, y leemos en Génesis 6:8: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”.

A Adán se le llama hijo de Dios porque fue creado por él.  Después de su caída, no se menciona a ningún hijo de Dios entre la raza humana hasta que nació el Señor Jesucristo.  Los fieles que murieron antes de la cruz, antes que el Señor Jesucristo muriera por los pecados de ellos, fueron al Paraíso, también llamado el seno de Abraham.  Los cristianos somos hijos de Dios por adopción.  Por medio de Jesucristo, hemos nacido de nuevo del Espíritu Santo y hechos nuevas criaturas en Él.  Por su parte, los ángeles son llamados hijos de Dios porque fueron creados directamente por Él.  El significado en hebreo para los “hijos de Dios” mencionados en Génesis 6:2 es «los caídos», o «los hijos caídos de Dios».

Josefo escribió como sigue en el libro uno, capítulo tres, parágrafo uno de su obra Antigüedades de los Judíos: «La posteridad de Set siguió durante siete generaciones considerando a Dios como Señor del universo y observando una conducta virtuosa; pero con el tiempo se corrompieron y adoptaron las prácticas de sus antepasados y no cumplieron con las honras señaladas para ser rendidas a Dios ni se preocuparon de ser justos con los hombres.  El mismo celo que antes demostraban para ser virtuosos lo demostraban ahora doblemente para ser perversos, y se acarrearon la enemistad de Dios.  Muchos ángeles de Dios convivieron con mujeres y engendraron hijos injuriosos que despreciaban el bien, confiados en sus propias fuerzas; porque según la tradición estos hombres cometían actos similares a los de aquellos que los griegos llaman gigantes».

Muchos creen que los hijos de Dios mencionados en Génesis 6:2 eran hombres del linaje de Set, quienes se casaron con mujeres de la descendencia de Caín.  Sin embargo, una hueste de eruditos hebreos contienden que el texto declara claramente que eran ángeles caídos.  Filo, Tertuliano, Justiniano, Lutero y los historiadores William Pember y Craig Wuest, son sólo algunos de los reconocidos eruditos que creían que la Escritura indica que estos eran ángeles que abandonaron su primer estado para seguir a Satanás, quienes subsecuentemente tomaron mujeres como sus esposas, tal como indica Judas 6: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”.

El Señor Jesucristo dijo que los ángeles en el cielo no se casan, pero esto sólo se aplica a los ángeles que permanecieron fieles a Dios.  La Biblia siempre hace referencia a los ángeles como hombres, incluso los ciudadanos perversos de Sodoma trataron de abusar a los dos ángeles que llegaron a la ciudad.  Los ángeles caídos descendieron a la tierra, porque en ese tiempo, todos los hombres con excepción de Noé y unas pocas personas más, consideraban al Creador como su enemigo.

Noé fue salvo, no por nada que el patriarca hubiera hecho, sino porque creyó en Dios cuando le dijo acerca del diluvio que habría de venir.  El resultado de la gracia del Señor se encuentra expresado así en Hebreos 11:7: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”.

Babel y el mundo después del diluvio

De que tuvo lugar un diluvio universal es algo más allá de cualquier controversia.  Con respecto al diluvio del día de Noé, cuyo objetivo de acuerdo con la Escritura fue librar a la tierra de toda la humanidad corrupta, dice en la página 75 del Compendio Manual de la Biblia escrito por Henry Halley: «Según contó Beroso en el año 300 A.C., los archivos del Templo de Marduk en Babilonia contenían esta historia: Que cierto rey Xisuthro fue amonestado por los dioses a que construyera un barco y tomara a bordo a sus amigos, parientes y toda clase de animales, y la comida necesaria.  Hizo un barco inmenso, que encalló en Armenia.  Cuando las aguas bajaron, envió aves; a la tercera vez, no volvieron.  Salió del barco, hizo un altar y ofreció sacrificios...

Los egipcios tenían una leyenda de que los dioses cierta vez purificaron la tierra mediante un gran diluvio, del cual solamente se salvaron unos pocos pastores sobre una montaña.
La tradición griega: Deucalión, amonestado de que los dioses habían de traer un diluvio sobre la tierra por su gran maldad, hizo un arca, que luego descansó sobre el monte Parnaso.  Envió dos veces una paloma.
Tradición hindú: Siendo advertido, Manu hizo un barco en el cual solamente él se salvó, de entre todos los seres vivientes.
Tradición china: Fa-He, fundador de la civilización china, según se dice, se salvó juntamente con su esposa, tres hijos y tres hijas, de un diluvio que fue enviado porque el hombre se había revelado contra el cielo.
Inglaterra: Los druidas tenían una leyenda de que la tierra había sido poblada de nuevo por un patriarca justo que en un barco fuerte se había salvado de un diluvio enviado por el Ser Supremo para destruir al hombre de sus maldades.
Los polinesios cuentan historias de un diluvio del cual ocho personas se salvaron en una canoa.
México: Un hombre y una mujer se salvaron en un cajón que flotó sobre las aguas del diluvio.
Los indios norteamericanos tenían varias leyendas según las cuales una, tres u ocho personas se salvaron de las aguas.
Groenlandia: La tierra se volcó y todos se ahogaron, menos un hombre y una mujer, que poblaron de nuevo la tierra.
Los babilonios, asirios, egipcios, persas, hindúes, griegos, chinos, frigios, fijianos, esquimales, indios norte y sudamericanos, brasileños, peruanos y toda rama de la raza humana (semitas, arianos y turianos), todos tienen tradiciones de un gran diluvio que destruyó a toda la humanidad menos a una sola familia; tradición que se habrá impreso indeleblemente en la memoria de los antepasados de todas estas razas antes de que se separaran.  ‘Todos estos mitos se comprenden solamente bajo el supuesto de que algún evento de tal naturaleza sucedió.  Semejante creencia universal y que no nazca de algún principio instintivo de nuestra naturaleza, necesariamente ha de basarse en un hecho histórico’».

Dice en la página 18 del libro Nómadas escrito por Chaim Potok, respecto al recuento sumerio del diluvio: «...Se descubrió una antigua tableta sumeria que trata de este diluvio antiguo, y está bastante dañada.  Nos dice que los grandes dioses... moldearon las personas negras, la vegetación, los animales.  Ellos bajaron la monarquía desde el cielo... y hablaron del diluvio... Se ha dicho que algunos de los dioses lloraron por la devastación venidera, y que uno de ellos se encargó de advertir a un rey piadoso del diluvio.  Este rey construyó una embarcación.  Se embarcó en ella durante siete días y siete noches mientras las tumultuosas aguas arrasaban los centros de culto y la tierra.  Luego la tormenta cesó, el sol brilló y el piadoso rey abrió una ventana de la embarcación y Utu, el dios sol, hizo brillar sus rayos sobre la embarcación... El rey ofreció sacrificios a los dioses.  Le fue garantizada la vida eterna».

La similitud de estos relatos antiguos son suficientes para probar históricamente que hubo un diluvio que arrasó la entera masa terráquea, y que unas pocas almas fueron salvas en medio de esta generación perversa para repoblar la tierra.  La Biblia nos dice que ocho almas se salvaron: Noé, su esposa, Sem, Cam y Jafet y sus esposas.  Si Sem, Cam y Jafet tenían hijos en ese tiempo, ellos probablemente eran lo suficientemente adultos para adoptar sus propias decisiones y permanecer si así lo querían con la generación condenada: “Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua” (1 P. 3:20).

El arca de Noé descansó sobre el monte Ararat, y Noé edificó un altar y ofreció un animal limpio como sacrificio a Dios.  Leemos en Génesis 8:21 y 22: “Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.  Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche”.

Antes de ese tiempo, el hombre no había experimentado ni frío ni calor extremo, es decir, invierno o verano.  Esto fue parte de la segunda maldición que Dios puso sobre la creación debido al pecado de la humanidad.  Sin embargo, el hombre había demostrado, que por la contaminación del pecado su corazón era malo de continuo y que necesitaba un Redentor que lo salvara de su maldad.  El sacrificio de Noé miraba hacia este Redentor, el Señor Jesucristo quien moriría por los pecados de la humanidad.  Fue por esta razón que el dulce Salvador ascendió ante Dios.  El Creador determinó no poner otra maldición sobre la tierra, y desde los días de Noé hasta este momento, el mundo desde el punto de vista del medio, ha permanecido razonablemente estable.

Leemos de otros cambios que ocurrieron después del diluvio.  En el capítulo 9 de Génesis está registrado que Noé y su familia vieron el arco iris por primera vez, tal como dijo Dios: “Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra” (Gn. 9:13).  También dice la Escritura que... “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.  El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.  Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.  Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.  Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre.  El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre” (Gn. 9:1-6).

Dios le ordenó a los hijos de Noé que fueran fructíferos y se multiplicaran (que tuvieran muchos hijos e hijas), y que llenaran la tierra.  Sin embargo, después de esto el hombre tendría más problemas para repoblar la tierra que los que tuvo antes del diluvio.  Ya no tenía la capacidad de comunicarse con los animales de la tierra, sino que los animales le temían y muchos se levantaban contra él y lo atacaban.  Dios les dio instrucciones de que debían complementar su dieta con la carne de animales, porque la tierra había sido maldecida por tercera vez y las hierbas, los vegetales y las frutas no podían suplir suficiente proteína.

Claro está, nosotros sabemos que nuestra expectativa de vida es de 80 años, incluso a pesar de los avances en la medicina moderna y las nuevas tecnologías médicas.  También las mujeres han dejado de tener hijos aproximadamente a los 45 años de edad.  Si Dios hubiera reducido de súbito la duración de la vida, habrían transcurrido siglos y siglos para repoblar la tierra, fue así como la vida humana se fue reduciendo gradualmente.

La duración de la vida de Noé fue de 950 años, él vivió 350 después del diluvio, y murió sólo 50 años antes de que naciera Abraham.  Es enteramente posible que Abraham conociera a uno, o tal vez hasta los tres hijos de Noé.  Cam tuvo treinta hijos, Jafet tuvo catorce y Sem veintiséis.  La Biblia no nos dice cuántas hijas tuvieron.  Ciertamente sería muy improbable para una mujer tener tantos hijos a lo largo del curso de una vida normal hoy.

Peleg, quien existió durante el tiempo de la Torre de Babel, vivió hasta los 239 años, y Eber, un nieto de Noé hasta los 464 años.  De tal manera, que después del diluvio, por cerca de cuatrocientos años, los hombres y las mujeres vivieron por varios cientos de años y tuvieron familias muy numerosas.  Esto fue con el propósito determinado de repoblar rápidamente el planeta, ya que Dios deseaba que toda la tierra volviera a ser habitada nuevamente.

Con respecto a la vida después del diluvio, leemos que Dios dijo a los hombres que cada uno sería responsable de sus propios asuntos.  Que si alguno de ellos le quitaba la vida a otro, es decir, le asesinaba, tendría a cambio que pagar con su propia vida.  Este mandamiento implicaba también que un concilio de varones era responsable de administrar justicia y ejecutar juicios.  Antes del diluvio, Dios no permitía que los hombres ejercitaran tal responsabilidad.  Le puso una marca a Caín como una advertencia para que no le matasen.  Sin embargo, con el propósito de mantener el orden en el mundo, y darle a la raza humana la libertad para declarar sus verdades divinas, a fin de que otros pudieran ser salvos, el Creador instituyó gobiernos humanos.

La base de esta ley es la pena capital, pero en nuestro día este castigo se ha ido aboliendo poco a poco en la mayoría de naciones, excepto en los países comunistas y musulmanes.  Según los últimos datos de Amnistía Internacional, más de dos tercios de los países del mundo han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica.  El número de países abolicionistas y retencionistas se distribuye en la actualidad de la siguiente forma:

•    Abolicionistas para todos los delitos: 92
•    Abolicionistas sólo para delitos comunes: 11
•    Abolicionistas de hecho: 34

Abolicionistas para todos los delitos

He aquí una lista de los países cuyas leyes no establecen la pena de muerte para ningún delito: Albania, Alemania, Andorra, Angola, Armenia, Australia, Austria, Azerbaiyán, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Bután, Cabo Verde, Camboya, Canadá, Chipre, Colombia, Costa de Marfil, Costa Rica, Croacia, Dinamarca, Ecuador, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estado Vaticano, Estonia, Filipinas, Finlandia, Francia, Georgia, Grecia, Guinea-Bissau, Haití, Honduras, Hungría, Irlanda, Islandia, Islas Cook, Islas Marshall, Islas Salomón, Italia, Kiribati, Liberia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Macedonia (ex república de Yugoslavia), Malta, Mauricio, México, Micronesia, Moldavia, Mónaco, Montenegro, Mozambique, Namibia, Nepal, Nicaragua, Niue, Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos, Palau, Panamá, Paraguay, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, República Dominicana, Rumania, Ruanda, Samoa, San Marino, Santo Tomé  Príncipe, Senegal, Serbia, Seychelles, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Timor Oriental, Turkmenistán, Turquía, Tuvalu, Ucrania, Uruguay, Uzbekistán, Vanuatu, Venezuela, Yibuti.

Abolicionistas sólo para delitos comunes

País Fecha Última ejecución
Argentina             1984
Bolivia                  1997                   1974
Brasil                    1979                   1885
Chile                    2001                   1985
El Salvador            1983                   1973
Fiyi                      1979                   1964
Israel                   1954                   1962
Kazajstán              2007
Kirguizistán            2007
Letonia                 1999                   1996
Perú                     1979                   1979

En esta lista se incluyen también países que se han comprometido internacionalmente a no hacer uso de la pena capital: Argelia, Benín, Brunei, Burkina Faso, República Democrática del Congo, Corea del Sur, Eritrea, Rusia, Gabón, Gambia, Ghana, Granada, Kenia, Laos, Madagascar, Maldivas, Malaui, Mali, Marruecos, Mauritania, Myanmar, Nauru, Níger, Papúa-Nueva Guinea, República Centroafricana, Sri Lanka, Surinam, Suazilandia, Tanzania, Tayikistán, Togo, Tonga, Túnez, Zambia.
Según las últimas estadísticas de Amnistía Internacional, dos mil trescientos noventa personas condenadas a muerte en veinticinco países, fueron finalmente ejecutadas en todo el mundo en el año 2008.

La descendencia de Noé

Después del diluvio, Dios se propuso dividir la humanidad en setenta naciones, las que se originaron de los descendientes de los setenta nietos de Noé.  A continuación veremos estas divisiones de acuerdo a la raza, naciones y lenguas.

Uno de los estudios más interesantes de la Biblia, sobre la forma cómo los hombres comenzaron a diferenciarse en el color de la piel, a hablar diferentes idiomas, y a desarrollar actitudes y actividades distintas de acuerdo a su raza, es a menudo, uno de los que menos se toma en consideración.  Si cada uno entendiera por qué tenemos diferentes razas, naciones e idiomas, habría mejor comprensión entre los hombres, y paz en la tierra.  Claro está, la división de la raza humana, tuvo lugar debido al pecado.  Antes del diluvio hubo una gran explosión demográfica, ya que para entonces la humanidad había estado sobre la tierra por casi mil años.  Los eruditos estiman que debía haber un mínimo de seis mil millones de personas.  En ese tiempo no había gobiernos humanos, con excepción de algunas ciudades y el pecado sobreabundaba.  La entera raza humana se había corrompido y Dios tuvo que destruir a miles de millones de personas, con la única excepción de Noé y su familia.

Por consiguiente, el Creador determinó dividir a la humanidad en razas, naciones y lenguas.  De tal manera, que si una nación como los canaanitas se corrompía enteramente, o una ciudad o región como Sodoma, podía traer juicio sobre ese lugar, sin tener que destruir a toda la humanidad.  Los hombres desde cualquier lugar todavía pueden llegar al conocimiento de la verdad y ser salvos.  Dios otorgó a los países la oportunidad de gobernarse a sí mismos, y cuando los seres humanos no defienden ni aprecian esto, entonces pueden sucumbir bajo el talón opresor de tiranos dominantes. En 1 Timoteo 2:1-6, encontramos las razones de por qué Dios dividió la

humanidad, dice: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.  Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.  Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”.

Hasta este punto en el tiempo después del diluvio, el propósito de Dios para las naciones se ha cumplido.  A pesar de las guerras, hambres, epidemias y las ambiciones de dictadores tiranos en el mundo, han habido países en que se ha cumplido el propósito de Dios para ellos.  Sin embargo, se aproxima ese día cuando Satanás tendrá éxito por un período de siete años, al someter a todas las naciones bajo la autoridad de su dictador, el Anticristo.  Cuando esto ocurra, a cualquiera que mencione el nombre del Señor Jesucristo, le darán muerte.

Podemos estar agradecidos con Dios, porque todavía en este país, una de las naciones ordenadas por Dios, tenemos la libertad para proclamar el evangelio de Jesucristo, incluso hasta los confines de la tierra.

Sem, Cam y Jafet

Antes del diluvio vivieron tres testigos sobresalientes para Dios en el mundo: Abel, Enoc y Noé.  Estos tres son los únicos patriarcas antediluvianos mencionados en el capítulo 11 de Hebreos.  A no dudar, Set era un hombre justo, pero su testimonio no se comparó con el de Abel, Enoc o Noé.  En estos tres testigos de Dios está establecido el patrón para todos los que son llamados de acuerdo con el propósito Divino.

Abel fue llamado para morir por su fe.  Y a lo largo de las edades, en cada dispensación, algunos han sido llamados para poner sus cuerpos sobre el altar como un sacrificio vivo, incluso hasta la muerte.

Enoc fue trasladado por su fe.  Fue sacado fuera de este mundo que quedó bajo juicio.  En cada edad otros son llamados de acuerdo con su fe.  Dios le pidió a Abraham que saliera de Ur, a Lot que abandonara a Sodoma, a Israel lo sacó de Egipto y los cristianos seremos sacados fuera de este mundo antes que sobrevenga la tribulación.
Noé también caminó con Dios en fe, pero no fue llamado para morir o ser trasladado.  Fue designado para estar ocupado y así lo hizo.  Enoc es una semblanza de la Iglesia que será sacada fuera de este mundo antes de que se revele el hombre de pecado, mientras que Noé es un tipo de Israel, de los ciento cuarenta y cuatro mil testigos judíos, que serán escogidos para testificar en un mundo totalmente corrupto.

En Génesis 9:18-29 leemos sobre los hombres de los cuales se originaron las diferentes razas después del diluvio: “Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán.  Estos tres son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra.  Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.  Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera.  Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre.  Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos.  Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo.  Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo.  Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años.  Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió”.

De los setenta nietos de Noé mencionados en la Escritura, notamos que a Canaán se le cita de manera especial.  En Génesis 9:18 al 29 no se hace alusión alguna a ninguno de los hijos de Sem o Jafet, pero sí se nos dice que Cam es el padre de Canaán.  Claro está, leemos en la Biblia que sólo ocho almas se salvaron del diluvio, así que la conclusión lógica es que estas ocho personas fueron Noé, su esposa, Sem, Cam, Jafet y sus tres esposas.

Podríamos concluir por el versículo 18 del capítulo 9 de Génesis, que la razón a esta mención fue porque Canaán nació en el arca, excepto por el hecho que Génesis 10:6 indica que Canaán era el quinto hijo de Cam, y que probablemente ya para entonces hasta le habían nacido varias hijas junto con los primeros cuatro hijos.  Por consiguiente, la única razón que podemos deducir para explicar esta mención especial a Canaán, es que fue sobre él, sobre quien recayó la maldición de Noé, y Dios quería asegurarse de que mantuviéramos los ojos sobre este hombre.

Fue así como Noé se estableció con su esposa, sus tres hijos y sus respectivas esposas, en las partes más bajas del monte Ararat.  Actualmente, al pie del monte Ararat se encuentra una población llamada Naxuana, palabra que significa «Noé se estableció aquí», o se convirtió en un agricultor aquí.  Fue en ese lugar donde Noé plantó una viña.  En el área de Naxuana todavía se cultivan buenos viñedos, y los nativos en esa región aseguran que pueden localizar el sitio en donde Noé plantó y cultivó sus uvas, de las cuales hizo vino.

Esta es la primera vez en la Escritura que se habla del vino, una bebida alcohólica fermentada.  El vino o el alcohol es un producto de la fermentación causada por microbios.  Es muy posible que no se pudiera hacer alcohol antes del diluvio, porque sencillamente no habían microbios.  Es también probable que Noé le hubiese puesto azúcar o cualquier otro agente azucarado al jugo de uvas, el que después de unos pocos días comenzó a fermentarse y Noé al beberlo se embriagó accidentalmente.  No estamos asegurando que esta fue la forma cómo ocurrió, sin embargo las deducciones  mencionadas caben dentro del campo de las posibilidades.

Después del diluvió la duración de la vida del hombre comenzó a declinar, tal como declara Génesis 6:3: “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años”.

Dice la Escritura que la expectativa de vida de los hombres gradualmente declinó hasta los setenta años.  El Señor además declaró que en las edades venideras los días del hombre no excederían a los ciento veinte años.  Aunque se dice que varias personas han vivido más, la realidad es que aparte del registro bíblico, no hay una evidencia auténtica que corrobore estos reclamos.

Mientras Noé yacía desnudo en su tienda debido a la embriaguez, la Escritura declara que Cam lo vio en ese estado.  En el texto original en hebreo, la terminología implica mucho más que ver con los ojos, usa el mismo verbo que se traduce como «conocer» y que significa tener relaciones íntimas.

Antes del diluvio la corrupción sexual era arrasadora.  Leemos por ejemplo: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.  Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón... Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Gn. 6:5, 6, 12).
Es muy probable que el apóstol Pablo estuviera refiriéndose a la destrucción de los antediluvianos cuando escribió en Romanos 1:26 y 27: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”.

Dios no creó a los hombres y a las mujeres para que fuesen pervertidos sexualmente.  Esta condición fue algo que apareció después, y tal parece por el entero texto de la Escritura, que fue un resultado de la unión de los ángeles caídos con mujeres de la tierra.  Leemos sobre la perversidad de los ángeles caídos en Judas 6 y 7: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”.

Notamos específicamente que dice Génesis 9:24: “Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven”. Tal parece que aquí, hay algo más involucrado que el simple hecho que Cam entrara en la habitación por casualidad y viera a su padre ebrio y sin ropa.  Dice Génesis 6:9 que Noé “...era perfecto en sus generaciones...”.  Sin embargo, Noé no era perfecto en el sentido que estaba sin pecado, se le llama perfecto por el hecho que escapó de la corrupción que había afectado toda carne sobre la tierra.  No obstante, nada se dice respecto a la esposa de Noé, o las esposas de Sem, Cam y Jafet, por lo tanto es factible que Cam hubiera nacido con alguna imperfección genética heredada de su abuela o su madre.

Tal parece que Canaán estaba involucrado en el pecado de Cam.  Quizá participó con su padre en el hecho, o mientras Cam salió a contarle a sus hermanos sobre la condición de su padre, Canaán al verlo así cometió la misma falta.  Admitimos que toda esta explicación sobre lo que pudo haber ocurrido es simple conjetura.  Pero lo que sí parece obvio es que Dios no habría extendido la maldición si Canaán sólo hubiera sido un inocente espectador.

No asombra que Noé se enojara tanto al ver que uno de los pecados que había acarreado el juicio de Dios sobre la sociedad antedilvuiana, aparentemente ahora se manifestaba en medio de su propia familia.  Por otra parte, algunos eruditos judíos creen que la alusión a “la desnudez” de Noépodría ser una referencia a la esposa de Noé, y que Canaán fue el resultado de una relación incestuosa.

Debido a la acción de Cam y la respuesta de sus hermanos a este hecho, llegó el momento para que Noé estableciera el orden de sus bendiciones al dividir las naciones.  Una vez más vemos la parte que desempeñó el pecado en la segregación de la humanidad en razas, idiomas y lenguas.

Estudiosos hebreos dicen, que a pesar de que tal pareciera que Sem era el mayor de los tres hijos de Noé, ya que en los textos de la Escritura se le menciona en primer lugar, la realidad es que no fue así, sino que el mayor era Jafet.  En la genealogía de las naciones de los tres hijos de Noé, dada en el capítulo 10 de Génesis, leemos: “Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio.  Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras” (Gn. 10:1, 2).

En este pasaje importante donde se traza el linaje de las setenta naciones que se originaron de los nietos de Noé, advertimos que Jafet aparece primero.  Eruditos dicen que esto se debe a que era el mayor.  A este respecto, el notable erudito hebreo doctor A. Cohen hace el siguiente comentario en la página 48 de su obra, Los libros de la Biblia: «‘Los hijos de Jafet’.  Jafet está mencionado primero porque era el mayor.  Luego sigue Cam, el más joven, de tal manera que puede ser trazada sin interrupción, la genealogía de Sem hasta Abraham».

Si es cierto que Jafet era el mayor, le correspondía la principal bendición, y a Sem la segunda.  La bendición inicial de Dios bajo la economía del Antiguo Testamento, comenzando con Caín, pasaba al hijo mayor.  Dios le dijo a Caín que él gobernaría a Abel, si tenía la fe de Abel, pero Caín no la tuvo, y perdió la bendición.
Siendo Sem el segundo hijo en la casa de Noé recibió una bendición condicional.  Aunque las versiones actuales no dicen exactamente esto, sí está dado en el texto original en hebreo, al igual que en la Versión Reina-Valera 1909. Leemos en Génesis 9:26a: “Bendito Jehová el Dios de Sem...” (Versión Reina-Valera 1909).  La bendición no fue sobre Sem, sino sobre Jehová Dios de Sem, el Mesías, el Cristo, por medio de quien todo el mundo sería bendecido.  Es decir, que Sem recibiría la bendición siempre y cuando él y sus descendientes depositaran su fe en el Señor Dios.

Es por eso que a través del Antiguo Testamento, por lo menos en cincuenta ordenanzas, se amonesta a los descendientes de Sem para que no se olviden de Dios, porque si lo hacían, la bendición a través de Noé se apartaría de ellos.  Leemos en Deuteronomio 8:11: “Guárdate, que no te olvides de Jehová tu Dios, para no observar sus mandamientos, y sus derechos, y sus estatutos, que yo te ordeno hoy” (Versión Reina-Valera 1909).

Una y otra vez en los libros de Ezequiel, Jeremías, Amós y de otros profetas, está anticipado que Israel iba a olvidar al Señor su Dios, y que debido a esto su territorio sería saqueado, sus mujeres violadas, sus casas quemadas, además que serían esparcidos en medio de todas las naciones del mundo, y que sólo serían reunidos de regreso en su territorio para el tiempo que el Mesías viniera para juzgar a las naciones.

En lo que respecta al linaje principal de los descendientes de Abraham a través del linaje de Sem, ellos honraron a Dios y guardaron sus mandamientos, todos los pueblos semitas recibieron una bendición secundaria.  Estas personas incluían los países árabes y las naciones del oriente.  Podemos retroceder en la historia hasta el tiempo cuando Israel estaba en su apogeo bajo David y Salomón, y descubrir que las grandes dinastías en China, se encontraban igualmente en el pináculo de su desarrollo cultural y económico.

Las ruinas de las grandes ciudades que en un tiempo florecieron durante esta edad, pueden encontrarse en Camboya, Tailandia y Burma.  Durante este tiempo los pueblos camíticos en su mayor parte, estaban viviendo en condiciones incivilizadas o como las tribus canaanitas vivían en inmoralidad e idolatría.  Los descendientes de Canaán se establecieron en Sodoma y Gomorra, y las ciudades de los alrededores.

Ellos heredaron la maldición que pesaba sobre Cam a través de Canaán y se convirtieron en una sociedad sexualmente pervertida, por eso Dios los destruyó.  Más tarde cuando los israelitas llegaron al territorio de Canaán, el Señor ordenó que todos los canaanitas, incluyendo los niños, fuesen exterminados.  Los ateos y los agnósticos toman este edicto de Dios para tratar de desacreditar la Biblia, pero hubo una razón para esta orden.  Las excavaciones de las antiguas ciudades canaanitas revelan que estas personas eran adoradores de ídolos y que sacrificaban niños recién nacidos a sus dioses.  También los estudios médicos de sus huesos mostraron que hasta los bebés nacían con enfermedades venéreas.

El nombre de Sem significa «renombre», pero cuando los hebreos, la descendencia de Sem, se olvidó del Señor su Dios, la bendición fue removida, y la entera raza humana (desde chinos, hindúes, hasta israelitas) declinó.  Los descendientes de Cam se establecieron en el continente africano.  Los logrosmás notables de las naciones camíticas fueron llevados a cabo por el imperio egipcio.

Los tiempos de los gentiles

En el capítulo 10 de Génesis, la línea nacional de los descendientes de Noé comienza con Jafet, el que como ya dijéramos y de acuerdo con la opinión de eruditos hebreos, fue el mayor de sus tres hijos.  Después del registro del nacimiento del decimocuarto y último hijo de Jafet, leemos en el versículo 5: “Por estos fueron repartidas las islas de las gentes en sus tierras, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones” (Versión Reina-Valera 1909).
La palabra hebrea para “gentes”es goyim en hebreo, y de acuerdo con la mayoría de comentaristas hoy, lo que quiere decir es todas las naciones diferentes a Israel, o lo que es lo mismo, «gentiles». Sin embargo, algunas palabras han cambiado con el paso de los siglos.  La palabra «judío» surgió durante el cautiverio babilónico, y se aplicaba a los cautivos, ya que la amplia mayoría de ellos eran de la tribu de Judá.  Más tarde, el término «judío» se le aplicó a todos los israelitas.

En el sentido inicial, la bendición primaria de Noé fue para los descendientes de Jafet, llamados “gentes” en Génesis 10:5.  Más tarde, especialmente en el Nuevo Testamento, el término «gentil» comenzó a usarse para referirse a cada raza, religión, lengua o nación, aparte de los descendientes de Isaac.  Primero los gentiles se referían a los descendientes de Jafet; después a todas las naciones y razas aparte del linaje de Sem; y finalmente a todas las naciones de la tierra con excepción a los descendientes de Isaac.

El Señor Jesucristo dijo refiriéndose a los gentiles: “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lc. 21:24).

Los tiempos de los gentiles comenzaron cuando Jerusalén fue arrasada por los babilonios alrededor de los años 600 A.C.  Babilonia fue un resultado de Babel.  La ciudad era gobernada por Nimrod, un descendiente de Cam, por esta razón muchos piensan que Babel era racialmente camítica.  Después que las razas fueran separadas por naciones y lenguas, Babilonia se tornó predominantemente semita.  Entre Babel y Babilonia surgieron otros dos grandes imperios: el egipcio que era camítico y el asirio que era semita.  Hasta el tiempo en que Nabucodonosor destruyó a Jerusalén no apareció ninguna nación, imperio o sociedad jafética identificable.

La bendición de Noé, del patriarca cabeza de las naciones, sobre Sem, como ya explicáramos, fue realmente sobre el Señor Dios de Sem.  Esta bendición fue pasada a Abraham y luego a Isaac.  Cuando los receptores de las bendiciones olvidaron al Señor su Dios, las diez tribus del norte fueron llevadas cautivas por los asirios, y unos cien años después las dos tribus del sur fueron al cautiverio en Babilonia.  Los tiempos de los gentiles comenzaron a partir del derrocamiento de Jerusalén en el año 607 A.C., desde entonces hasta los últimos días no ha surgido ninguna nación o imperio camítico o semita.  Jafet moró en las tiendas de Sem, y como resultado comenzó el tiempo de su engrandecimiento.

Los medo-persas, una alianza jafética, derrotaron a Babilonia en el año 538 A.C. y se convirtieron en el imperio mundial dominante.  Alejandro el Grande llevó a cabo la conquista del imperio persa en el año 323 A.C.  Grecia, otro imperio jafético, reemplazó a Persia en el mundo conocido y reconocido de ese tiempo.  El imperio griego se dividió en cuatro partes, y como resultado se debilitó.  Roma, también otro imperio jafético, surgió en el occidente y avanzó hacia el Medio Oriente para llenar el vacío reinante.

El quebrantamiento del imperio romano ocurrió durante un período de quinientos años, desde el 500 de la era cristiana hasta el 1000 de la misma era.  Se fragmentó en identidades nacionales, o tal como dice en el capítulo 2 de Daniel era en “...parte de hierro y en parte de barro cocido” (v. 33).  Fue en esta condición dividida que Roma continuó gobernando el mundo, por medio de una sucesión de imperios europeos jaféticos, tales como español, francés, alemán, holandés, belga, británico, etc.  El lema «El sol nunca se pone sobre el imperio británico», podría también aplicarse a los otros.  Más adelante veremos con más detalles, cómo tuvo lugar el quebrantamiento de los imperios jaféticos después de la II Guerra Mundial y cómo encaja este hecho en la profecía bíblica.

El punto central que deseamos enfatizar en este artículo, es que los tiempos de los gentiles están en conformidad con las bendiciones primarias dadas a Jafet por Noé, y la razón de por qué los grandes imperios que han surgido y declinado desde el año 600 A.C., eran jaféticos.  Claro está, hay unas pocas excepciones, pero ni siquiera esto interrumpe el flujo de la profecía desde los días de Nabucodonosor hasta esta misma hora.

La religión mahometana floreció alrededor del año 600 de la era cristiana bajo el liderazgo de Mahoma, y mucho del Medio Oriente, desde Turquía hasta Egipto fue tomado y retenido por un tiempo.  Los moros invadieron Italia y el sur de España, pero esta fue una condición religiosa temporal que en ninguna forma amenazó el imperio jafético y su control del mundo.  En los siglos tercero y cuarto floreció el imperio Bizantino, pero este imperio era de hecho la mitad oriental del imperio romano, al cual se le había garantizado autonomía por razones económicas y militares.  La capital del imperio Bizantino fue Constantinopla, una ciudad jafética europea.

Hay otra referencia a los gentiles en Romanos 11:25-28, y dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.  Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.  Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres”.

La referencia en la anterior Escritura declara que Israel está ciego en relación al evangelio de Jesucristo.  Algunos como Pablo, creían que Jesús era el Mesías, quien murió en la cruz por el pecado, fue sepultado y resucitó el tercer día.  Sin embargo, la mayoría en Israel no aceptó a Jesús como el Libertador y Redentor prometido.  Pablo les hizo saber a los romanos que cuando llegara «la plenitud de los tiempos», entonces el Señor Jesucristo retornaría a Israel como el gran Libertador y les quitaría sus pecados.

La palabra “plenitud” puede también interpretarse como «ensanchamiento» o «ampliación completa».  En este sentido, “la plenitud de los gentiles” y “los tiempos de los gentiles” son paralelos el uno con el otro.  “Los tiempos de los gentiles” están asociados con la época cuando Jerusalén fue hollada por el poder nacionalista gentil, mientras que “la plenitud de los gentiles” se relaciona con el rechazo al evangelio de Jesucristo por Israel hasta que ocurra este evento futuro.

“La plenitud de los gentiles” puede también entenderse a la luz de la declaración de Jacobo en Hechos 15:14-16: “Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.  Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar”.

Cuando Pablo, el apóstol de los gentiles, estuvo en Asia Menor, tuvo una visión tal como está registrado en Hechos 16:8-10: “Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.  Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.  Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”.

El Espíritu Santo le reveló a Pablo que no debía ir más allá hasta Asia Menor, entonces tuvo la visión de un varón macedonio pidiéndole que avanzara hasta el oeste y predicara el evangelio.  En sus epístolas Pablo no menciona ningún llamado o deseo de ir hacia el este, en dirección a Siria o Babilonia con el evangelio, pero sí citó a menudo su anhelo de ir a Roma y a España.  Fue así como el evangelio de Jesucristo que iba a ser predicado a los gentiles llegó al oeste, a las naciones jaféticas.  Pablo le escribió a la iglesia en Éfeso: “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros” (Ef. 3:1, 2).

Desde el primer siglo hasta el XIX, las naciones que recibieron el evangelio de Jesucristo y establecieron iglesias fueron predominantemente las jaféticas.  Esto es un hecho histórico.  Los países semitas y camíticos, en su mayor parte permanecieron bajo la influencia del budismo, hinduismo, sintoísmo y mahometanismo, y a la luz de esta historia, es aparente que cuando Pablo dijo que los gentiles escucharían el evangelio y lo recibirían, se estaba refiriendo principalmente a la raza jafética.  Durante la edad de la Iglesia algunos judíos han creído en el evangelio y han sido salvos.  Personas de la raza negra, amarilla y mestiza, asimismo han escuchado el evangelio y se han sumado al cuerpo de Cristo.  Sin embargo, en su mayor parte, han sido los descendientes de Jafet quienes abrazaron el evangelio y han enviado misioneros a todas partes del mundo.

Las bendiciones sobre Jafet fueron dobles: Habitaría en las tiendas de Sem y sería engrandecido.  Jafet y sus descendientes serían bendecidos tanto material como espiritualmente, lo cual se ha estado cumpliendo durante los tiempos de los gentiles.  Sin embargo, es necesario aclarar con respecto a las bendiciones espirituales otorgadas a Jafet para la edad de la Iglesia, que esto no significa que Dios predeterminó a miembros de una raza para que fuesen salvos y a los de otra para perderse.  La invitación especial está dada en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

En el capítulo 8 del libro de Hechos, están registradas las conversaciones del etíope eunuco.  Según la tradición, él regresó a Etiopía y fundó allí la iglesia cóptica, la iglesia cristiana conocida más antigua en existencia.  Esta, a no dudar, tal vez es la razón de por qué Etiopía permaneció en su mayor parte como una entidad nacional independiente durante la era colonial jafética.

En lo que se refiere a los descendientes de Cam, durante los tiempos de los gentiles hasta el siglo XIX, la mayoría estuvieron segregados en el desierto de Sahara y las junglas de África, en donde los ejércitos españoles hambrientos de oro tenían miedo de aventurarse.  Durante el engrandecimiento de Jafet, se ha podido verificar la posición de servidumbre asignada a los descendientes de Cam.  En 1616 los holandeses trajeron a Jamestown, el primer asentamiento inglés de carácter permanente establecido en el actual territorio de Estados Unidos, los primeros esclavos africanos y a partir de entonces la esclavitud se convirtió en algo común en las colonias inglesas, siendo legalizada en 1650.

Sin embargo, el Señor Jesucristo dijo que cuando Jerusalén fuese “hollada por los gentiles” “los tiempos de los gentiles” llegarían a su fin.  “Los tiempos de los gentiles” comenzaron a finalizar después de la II Guerra Mundial, cuando los imperios jaféticos empezaron a quebrantarse.  Los holandeses entregaron las islas en el Pacífico, ahora conocidas como Indonesia; Inglaterra entregó a India y sus colonias en el Lejano Oriente; y Francia, Bélgica y Portugal entregaron las naciones camíticas en África.  Se estaba preparando así el escenario para el cumplimiento de la profecía en Lucas 21:24: “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”.

Cuando las naciones jaféticas empezaron a quebrantarse de acuerdo con el programa trazado por Dios, los judíos iniciaron el retorno a su territorio, e Israel se convirtió en una nación.  Los tiempos de los gentiles habían llegado a su fin.  En este tiempo, el mundo se encuentra en un período de transición, esperando que se complete “la plenitud de los gentiles”.

Pablo escribió en Colosenses 3:11 que en Cristo “...no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”.

Hay millones de personas de cada raza que constituyen la iglesia, el cuerpo de Cristo, pero esta verdad en ninguna forma niega otra realidad: que todas las bendiciones espirituales y materiales que Dios le dio a Jafet por medio de Noé, se han cumplido a lo largo de “los tiempos de los gentiles” y la “plenitud de los gentiles”.

Lo que las naciones tienen que esperar es un tiempo de problemas, del cual habló el Señor Jesucristo en Mateo 24:21, uno que el mundo nunca ha visto antes: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Todo se resolverá cuando se rompa el control que mantiene Satanás sobre las naciones de este planeta en la batalla de Armagedón, cuando las guerras e injusticias que existen entre los países del mundo, se solucionarán.  Entonces los descendientes de los tres hijos de Noé morarán en las tiendas del Señor Jesucristo: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zac. 14:16).

Idiomas en el mundo

El libro más confiable en el mundo es la Biblia.  Su exactitud y presentación imparcial del origen del hombre y su desarrollo en la tierra, es el registro perfecto de Dios del humilde origen del hombre en el huerto del Edén.  Allí está descrito cómo la primera pareja humana comenzó a reproducirse hasta que había millones de seres humanos, y relata vívidamente, la propagación de la humanidad a través de la superficie del globo.

Conforme la población se multiplicaba de cientos a millones, había un solo idioma por medio del cual estas personas se comunicaban unos con otros.  Este lenguaje único persistió más allá del diluvio, hasta que se erigió la gran ciudad de Babel.  Leemos que dice la Biblia sobre esto: “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras” (Gn. 11:1).

Ese primer idioma original de los días antes de Babel era el proto-hebreo, era el que hablaban Adán, Eva y sus hijos.  Evidentemente fue el que le enseñó Dios a Adán y se convirtió en el medio de comunicación entre ellos.  Básicamente, fue el mismo que usó el Creador en sus conversaciones con el patriarca Abraham, con Moisés el profeta en el monte Sinaí, y con el apóstol Pablo en el camino a Damasco.  Es la lengua que será el principal medio de comunicación hablado y escrito durante el milenio.

Ahora si había un lenguaje tan hermoso designado por Dios para el uso diario del hombre, uno tiene que preguntarse: ¿Por qué fue necesario dividir este idioma en otros?  La respuesta es simple, porque si los hombres hablaban lenguas diferentes, esto impedía que pudieran comunicarse los unos con los otros.  En el capítulo 11 de Génesis está registrado todo esto para nosotros.  El capítulo 10 de Génesis nos dice que después del diluvio, aproximadamente en el año 2400 A.C., la entera población del mundo se originó de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet.  El capítulo 10 de Génesis menciona veintiséis naciones que salieron de los lomos de Sem, treinta se originaron de Cam y catorce de Jafet, totalizando setenta.  Estas naciones en lugar de hablar el proto-hebreo único de los tiempos antediluvianos, comenzaron a hablar en otros idiomas.

Leemos en Génesis 11:7 y 8 que Dios interpuso su voluntad soberana sobre la raza humana en ese momento crítico de la historia.  Dice la Biblia sobre el propósito de esa intervención Divina: “Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.  Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.  Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad” (Gn. 11:6-8).

El capítulo 11 de Génesis explica que la causa de esta conjura maquinada por los políticos humanos de ese día, fue su apostasía.  Ellos dejaron de adorar a Dios.  Los descendientes de Cam, el hijo de Noé, fueron guiados por Nimrod, un cazador poderoso: “Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra.  Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová.  Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar” (Gn. 10:8-10).

El ideal de Dios para los seres humanos, era que la humanidad fuese una, unida por un idioma universal.  Esa idea, claro está, será restaurada en el milenio venidero, pero no antes.  Debido a la perniciosa rebelión del hombre en contra del Creador, la humanidad ahora estaba dividida por decreto Divino, en una diversidad de idiomas.  Desde entonces la diferencia de lenguajes se ha convertido en una fuente de considerable desacuerdo, hostilidad y guerra.  El hombre todavía está tratando de edificar otra Babel.  Cuando Dios intervino en la construcción del primer rascacielos, la torre de Babel, dijo: “Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.  Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.  Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra” (Gn. 11:7-9).

De tal manera que la unidad divinamente ordenada del idioma, la cual era necesaria para la unión de la humanidad se perdió en Babel.  Nimrod y sus asociados cometieron una grave transgresión, por lo tanto no sorprende que la insolencia de ellos provocara el castigo Divino.

Hoy, en el siglo XXI, los setenta idiomas originales que emergieron de Babel, han proliferado hasta transformarse en cerca de seis mil ochocientas lenguas, entre idiomas y dialectos, aunque los expertos aseguran que esta cifra no se puede determinar con exactitud.  Los etnólogos estiman que sólo en Asia se hablan dos mil doscientos, en África dos mil sesenta, mil trescientos en el área del Pacífico, mil en las Américas y doscientos treinta en Europa.  Dios ciertamente demostró su fiera desaprobación a la nueva civilización posdiluviana de Nimrod, y estos miles de idiomas testifican ampliamente la naturaleza duradera de la retribución Divina.  Cada vez que escuchamos que se habla una lengua extranjera, debemos recordar que la única causa de la diversidad de idiomas, se remonta directamente a la revuelta de la torre de Babel.

Los tres idiomas principales en el mundo están relacionados con los tres hijos de Noé.  Hablando generalmente, Asia le fue entregada a Sem, África a Cam y Europa a Jafet.  En la misma forma general, los eruditos han trazado todos los idiomas existentes a las tres fuentes originales, que a cambio se derivaron de la fuente primordial que llamamos proto-hebreo.  Entre más examinamos la distribución de Europa, Asia y África entre los tres hijos de Noé, más vívidamente vemos el asombroso cumplimiento de la profecía en relación con ellos.  Al trazar la tabla de las naciones en el capítulo 10 de Génesis, hay poca dificultad en reconocerlo.  Conforme examinamos las naciones, podemos trazar los lenguajes que las caracteriza.

Los idiomas Semíticos

A Sem se le menciona en Génesis 10:21b y se le llama el “...padre de todos los hijos de Heber...”, del cual se deriva la palabra hebreo.  Heber fue padre de Peleg y de Joctán, y uno de sus descendientes fue Abraham.  Los descendientes de Sem son práctica y casi exclusivamente, las naciones asiáticas.  Unos pocos de estos pueblos básicos asiáticos, o Semíticos, emigraron a otras áreas.  Por ejemplo los indios americanos, tal como se les conoce en Norte, Centro y Sudamérica, no son Jaféticos, sino de origen semítico.  Estas tribus hoy, no son tan numerosas como fueran en otro tiempo, pero todavía están visibles.

Desde el año 70 de la era cristiana, los judíos Semíticos, cuyo país Israel se encuentra en Asia, fueron esparcidos a través del mundo en lo que se llamó Diáspora o dispersión.  Hoy, se encuentran más judíos en Estados Unidos que en Israel.  Sin embargo, ellos no son Jaféticos, sino claramente Semíticos.  Esto aplica a su lenguaje, el hebreo, el cual es asimismo un idioma Semítico.  El árabe de igual manera es Semítico y lo hablan los vecinos de Israel.  Además, el arameo, el lenguaje que se hablaba en Canaán después del cautiverio en Babilonia y que empleara el Señor Jesucristo y sus discípulos, era uno de los idiomas Semíticos que se hablaba en los tiempos bíblicos.  Sin embargo, estos lenguajes de ninguna forma están sólo confinados al Medio Oriente.  Si avanza todo el camino sobre el océano Pacífico, descubrirá que hay cerca de mil millones de personas hoy, que hablan alguna forma del mandarín chino básico.

Muchas palabras hebreas empleadas hoy, tienen precisamente el mismo significado que tenían en el día de Abraham, o incluso antes, en el tiempo de Adán.  Es por eso que la Biblia es un libro fascinante.  Podemos leer las mismas palabras dadas por el Espíritu Santo en las mentes y memoria de los primeros patriarcas antediluvianos y después en la mente de los profetas en siglos posteriores.  Es apenas correcto que el hebreo sea el lenguaje por excelencia.  Después de todo, Israel se encuentra en la encrucijada del mundo.  Es el puente entre los tres vastos continentes de Europa, África y Asia.  Por consiguiente, no debe sorprender a nadie que en 1980 el hebreo se convirtiera en el idioma oficial de la nueva república de Israel.  Es el lenguaje más antiguo del mundo, y se habla hoy como el más moderno.  Ha sobrevivido a cualquier otro idioma conocido por el hombre.
Otro aspecto altamente intrigante de esta rama semítica de los idiomas del mundo, es que el hebreo no sólo es el idioma usado por Dios y el hombre, sino también el lenguaje en que conversan los ángeles.  Leemos por ejemplo: “Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.  En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Gn. 22:15-18).

En una ocasión anterior Abraham tuvo un diálogo regular con ángeles, quienes se aparecieron como hombres a la puerta de su tienda.  Ellos incluso le preguntaron a él en hebreo en dónde se encontraba su esposa Sara, y Abraham les respondió que estaba en la tienda: “Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra... Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer?  Y él respondió: Aquí en la tienda” (Gn. 18:2, 9).  Tenemos entonces aquí, uno de los casi siete mil idiomas que se emplean en el planeta tierra, que lo habla Dios, los ángeles y el hombre.

Además, este idioma semítico único, no fue sólo utilizado como uno de los medios directos de comunicación desde los albores de la historia humana, en los días antes del diluvio, en los tiempos del Nuevo Testamento y hoy, sino que será el lenguaje para el futuro.  Leemos en Sofonías 3:8 y 9: “Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra.  En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento”.

Esta terminología obviamente se refiere a los últimos días, cuando un remanente de Israel haya retornado al territorio en el día de preparación para la batalla de Armagedón.  En 1980, Eliezer Ben Yehuda consiguió que se aprobara una ley en el Knesset que hizo del hebreo el idioma oficial de Israel.  En 1991 Israel trasladó por avión a quince mil judíos negros Falasha desde Etiopía hasta Tel-Aviv en un fin de semana, ellos tuvieron que aprender el hebreo.  Todo esto ya es cosa del pasado, pero esto también puede ser una referencia al milenio, cuando el mundo entero como uno hablará hebreo en el gobierno universal del Señor Jesucristo.
Ya hemos examinado las características dominantes de la rama semítica de los idiomas, ahora vamos a analizar los segmentos Camíticos y Jaféticos.

Los idiomas Camíticos

La rama camítica de los lenguajes humanos representa las treinta naciones que salieron de los lomos de Cam.  Los descendientes de Cam en su mayoría emigraron a África, así como la descendencia de Sem se estableció en Asia.  Los lenguajes Camíticos se encuentran mayormente confinados hoy en África y ninguno de ellos puede ser considerado universal, ya que sólo los hablan unos pocos millones de personas.  Mientras que en el caso de los Semíticos, muchos de ellos los hablan cientos de millones.  Hay por lo menos trece idiomas Semíticos, cada uno de los cuales lo hablan por lo menos treinta millones de personas.

Los no africanos son propensos a pensar que en África se emplea un solo idioma, sin embargo nada está más lejos de la verdad.  De las tres razas que se originaron de los tres hijos de Noé, la camítica es la que tiene el mayor número de naciones enumeradas en el registro en el capítulo 10 de Génesis.  La descendencia de Jafet, que en su mayor parte se estableció en Europa, sólo tenía catorce naciones enumeradas, mientras que la semítica que emigró a Asia contaba con veintiséis.

Al considerar el idioma camítico, debemos tener en cuenta que los descendientes de Cam representaban el poder imperial más antiguo, primero bajo Nimrod en Babilonia y más tarde en imperios antiguos tales como Asur y Nínive en la parte superior del Tigris.  Además, Egipto que fuera fundado por estas mismas personas, se convirtió en una poderosa autoridad centralizada.

Los idiomas Camíticos son de considerable interés para los norteamericanos, debido a la obra misionera cristiana que se lleva a cabo en África.  Tanto la Sociedad Bíblica como los Traductores Wycliffe han tratado de reducir las muchas lenguas y dialectos que se hablan en África en una forma escrita, para que así los descendientes modernos de Cam puedan leer la Biblia.  En Etiopía, la religión dominante es una forma de cristianismo llamado cóptico, y el idioma oficial no es el etíope, sino el amárico, una lengua semítica del sur.
En Zaire, antiguamente el Congo Belga, un país que en la actualidad tiene una población estimada de sesenta millones de personas, los traductores de la Biblia tienen mucho problema, y ahora por primera vez cuentan con un Nuevo Testamento traducido al kituba, el evangelio de Marcos en bangala, izaka y kisuku y otros dialectos.  El tratar de traducir la Biblia para todas las tribus camíticas es una labor formidable, debido a los muchos dialectos que se hablan en África.

Los idiomas Jaféticos

Finalmente haremos un breve resumen de los lenguajes Jaféticos.  Todos nosotros estamos más familiarizados con estos últimos.  Incluso, en la escuela superior pudimos estudiar uno o dos de ellos tal como los conocemos hoy.  La rama jafética, como ya he dicho, se originó de Jafet, el hijo de Noé, quien según el capítulo 10 de Génesis y de acuerdo con la tabla de las naciones, dio origen a catorce naciones, con las cuales la mayoría de los norteamericanos tienen algún vínculo.  De todas las lenguas jaféticas, hay por lo menos doce que las hablan muchos millones de personas.

El idioma principal de Estados Unidos es el inglés, el cual se remonta a los anglosajones.  Los británicos son un pueblo mixto, fueron invadidos por vikingos, romanos, normandos y otros grupos étnicos, todos los cuales dejaron su marca al casarse con habitantes de la región, haciendo su impacto en el idioma al igual que en la cultura.  Por ejemplo, el nombre de la ciudad capital de Gran Bretaña, Londres, se derivó de la palabra romana Londinium.  Los escoceses y los irlandeses son descendientes de los celtas y sus idiomas originales eran célticos.

Hasta en el campo del idioma, los pueblos Jaféticos demostraron su habilidad para imponerlos sobre otras personas.  Casi nadie fuera de África habla lenguajes Camíticos.  Asimismo, no muchas personas fuera de Asia emplean idiomas Semíticos.  Sin embargo, la diferencia es bien marcada respecto a los Jaféticos, ya que el inglés, portugués y el español, no sólo se hablan en Europa (el territorio jafético), sino en Norte, Centro, Sudamérica, en Asia y África.

Incluso en el caso de los judíos que pertenecen a la familia semítica, el hebreo sólo lo hablan los israelitas.  Sin embargo, cuando la Biblia llegó a los pueblos Jaféticos del mundo occidental, ellos hicieron mucho más que los descendientes de Cam y de Sem juntos, para propagar el conocimiento de Dios tal como está revelando en su santa Palabra.  Los principales misioneros en el mundo han sido del linaje de Jafet.  Son ellos quienes han proclamado la Palabra de Dios a los cuatro confines de la tierra, y quienes se han ocupado en la tediosa labor de traducir la Biblia en casi tres mil idiomas y dialectos.  Ellos han sido los pioneros en tomar, lo que es básicamente un libro semítico y asegurarse que las tres divisiones de la familia humana tuvieran acceso a este tesoro fabuloso.

La Biblia es el libro más vendido en todo el planeta, porque los miembros de la familia de Jafet se han ocupado de traducirla en los idiomas vernaculares de todos los pueblos.  La descendencia jafética no se ha ensanchado geográficamente, sino en lo que respecta al conocimiento, la exploración, el idioma y lo más importante en el reino espiritual, ya que han sido sus misioneros quienes han enseñado a las naciones, tal como William Carey en India, Hudson Taylor en China y David Livingstone en África, fueron ellos y muchos otros más, quienes les han llevado el evangelio al territorio de Sem y Cam.

Además de la traducción laboriosa de la Palabra viva en miles de lenguas, un proceso que les tomó años y años de tediosa actividad lingüística, el pueblo jafético le añadió otra dimensión a la proclamación de Cristo en nuestro día.  Fueron las naciones jaféticas las que inventaron la moderna imprenta, lo que facilitó la producción en masa de la Biblia.  Sin embargo hoy, con la radio, la televisión e internet, los horizontes del testimonio cristiano se han ensanchado aún más.  América se encuentra a la vanguardia de la actividad misionera, y la Palabra de Dios se está proclamando en más idiomas que en ningún otro tiempo de la historia humana.

¡Qué oportunidad tan increíble para los cristianos!  Incluso, nosotros con esta modesta emisora y con tan pocos medios económicos, estamos llegando hasta los lugares más remotos del planeta.  Estamos haciendo uso de los medios tecnológicos para proclamar las inescrutables riquezas de Cristo a la generación final de la edad de la iglesia, antes de que el cuerpo de Cristo sea arrebatado y la proclamación del evangelio sea silenciada.  Hoy contamos con los medios técnicos para alcanzar a más personas que ninguna otra generación que nos precedió.  Tenemos la responsabilidad de llegar hasta los confines del planeta, con el mensaje salvador del pronto retorno del Señor Jesucristo.

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