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Evolución del sistema inmunológico

  • Fecha de publicación: Jueves, 01 Marzo 2012, 03:03 horas

Una rama de la medicina llamada inmunología involucra el estudio de cómo el cuerpo humano se protege a sí mismo de las enfermedades. El papel principal del sistema inmunológico es reconocer los agentes extraños llamados patógenos y destruirlos. Cualquier agente considerado extraño por el sistema inmunológico se denomina antígeno.

Si el sistema inmunológico falla, el ser humano finalmente muere. Los evolucionistas insisten que el cuerpo ha evolucionado. ¿Es esto realmente posible o los evolucionistas hacen declaraciones sin la evidencia científica que respalde sus reclamos?

Cualquiera que haya vivido a través de la década de los 70 recordará a David Vetter, el jovencito más conocido como «el niño burbuja». David nació sin que su sistema inmunológico funcionara. Vivió su vida entera en un ambiente completamente estéril. Primero, como un infante fue colocado en una pequeña cuna burbuja. Más tarde vivió en una habitación burbuja. Finalmente a la edad de 12 años, David murió. Su vida fue muy significativa porque fue la primera persona en sobrevivir tanto tiempo sin un sistema inmunológico apropiado.

Ciertamente la vida y muerte de David debería hacer que las personas pensaran seriamente y se hicieran algunas preguntas acerca de la idea darwiniana de la evolución. Es obvio que el sistema inmunológico actúa como una burbuja alrededor del cuerpo humano protegiéndolo de los agentes patógenos que ocasionan la muerte. Cuando el sistema inmunológico funciona nuestros cuerpos están protegidos de los ataques de bacterias, virus, alergenos y toxinas. Si el sistema no trabaja, entonces los resultados son catastróficos y eventualmente letales.

Siendo así, ¿cómo explicaría un evolucionista el desarrollo del sistema inmunológico a través del concepto de la selección natural y la idea de la supervivencia del más apto? Según esta teoría los cambios graduales que tuvieron lugar durante millones de años son responsables de producir toda la complejidad que vemos en las criaturas vivas. El sistema inmunológico tiene que estar funcionando o de otra manera no habría un solo organismo que pudiera estar en el proceso de evolucionar. Si los evolucionistas insisten en llamar a su teoría científica, entonces tienen que llegar con un mecanismo bien demostrado de cómo evolucionó el sistema inmunológico. No es suficiente sólo con decir que ocurrió. Deben decirnos cómo ocurrió en proceso, paso a paso.

Es interesante notar que es común para los evolucionistas prominentes ridiculizar a los creacionistas que creen en la Biblia, diciendo que son religiosos intolerantes que están forzando a la ciencia a retroceder a la edad del oscurantismo. Sin embargo, me parece que la explicación inadecuada de los evolucionistas sobre el origen y desarrollo del cuerpo humano muestra que ellos también tienen fe, una fe que no puede ser respaldada por los hechos.

La Biblia le da crédito a Dios por la complejidad del cuerpo humano. El Salmista escribió: “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Sal. 139:13, 14). La próxima vez que se vea confrontado por un evolucionista, dígale a esa persona que le explique cómo evolucionó el sistema inmunológico. Le garantizo que no tendrá una respuesta. La única solución señala hacia un Creador. La perspectiva bíblica sobre el tema de la complejidad del cuerpo humano tiene sentido y es verdadera.

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