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Los 70 años de existencia de Israel

  • Fecha de publicación: Lunes, 09 Abril 2018, 10:36 horas

Los cristianos en todas partes oramos por la paz de Jerusalén, ya que la Palabra de Dios nos dice: “Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman.  Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios” (Salmo 122:6–7). Aunque esta paz es tan elusiva, ya que casi a diario nos enteramos por las noticias de hechos violentos que suceden en Israel, el pueblo judío es alegre por naturaleza. 

Ciertamente están acostumbrados a ver sus calles colmadas de celebraciones, danzas y cánticos, en gratitud por las bendiciones de Dios. Cada año en el Día de la Independencia y el Día de Jerusalén, miles de personas cantan y danzan toda la noche, dando gracias a Jehová el Señor por el regalo de su antiguo territorio ancestral.  Pero ninguna festividad, pasada o futura, se comparará con la celebración nacional de tres días con los que Israel festejará en el mes de abril de 2018, los 70 años desde su renacimiento.

Ellos estimaron que estos 70 años, se merecen 70 horas de celebración continua, comenzando con el más grande despliegue de fuegos artificiales en la historia de Israel; seguido por una fiesta toda la noche a lo largo de 70 kilómetros de la playa, desde el norte hasta el sur; varios desfiles sencillos, entre ellos uno de la Fuerza de Defensa Israelí; celebraciones en todo el país con bailes y cánticos folclóricos, honrando el momento del renacimiento de su nación en 1948; y festividades por todas las calles, las que culminarán con los servicios del Sábado de reposo, y una extravaganza musical el sábado por la noche.

Obviamente, hay algo mucho más especial en la celebración de estos 70 años.  En la Biblia se mencionan a personas que cumplieron esta edad y su gran significado a este respecto.  En el Salmo 90:10a, el rey David dice: “Los días de nuestra edad son setenta años...”

La importancia de los 70 años parece ser relevante tanto para los creyentes, como los no religiosos.  Es algo que parece ser notable entre las diferentes culturas alrededor del mundo desde hace muchísimo tiempo.  Por ejemplo, expertos en Estados Unidos y Canadá, usan los 70 años de edad, como indicador para la expectativa general de vida, y estiman que la persona promedio que llega a cumplirlos, puede esperar vivir cerca de 14 años más.

Incluso, en Estados Unidos hasta existen ramificaciones financieras en relación con esta cifra, porque aunque los ciudadanos pueden comenzar a recibir beneficios del retiro de empleo a los 62 años, los que esperan hasta cumplir 70, recibirán un 132%, más que los que se jubilan más jóvenes.

La historia también evidencia, que no es cierto que todos experimentemos un descenso de nuestras facultades cognitivas después de los 70 años de edad.   Benjamín Franklin ayudó a redactar la Constitución de Estados Unidos a los 70, y Winston Churchill tenía 70 años en 1945, cuando llevó Inglaterra a la victoria durante la segunda guerra mundial.   Golda Meir llegó a ser Primera Ministra de Israel a los 70, asimismo cuando recibió su primer reconocimiento académico.  Incluso el actual presidente de Estados Unidos tiene 71 años.

¿Qué Dice la Biblia sobre este número?

Pero... ¿por qué este número es tan importante para la nación de Israel?  Podemos observar que en la Biblia a menudo se menciona el 70 durante momentos especiales en la vida de su pueblo.  En el capítulo 10 de Génesis está dada la lista de los 70 generaciones de Noé, que repoblaron el mundo después del diluvio

Y Génesis 46:27b nos dice  “... Todas las personas de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta”.  Los que dieron inicio a los más poderosos actos de Dios en la historia humana.

En Números 11:16-17 está registrado, que Dios le ordenó a Moisés que escogiera a 70 ancianos para ayudarle a gobernar la nación mientras atravesaba el desierto: “Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo.  Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo”.

Tanto Jeremías como Daniel nos dicen que los israelitas estuvieron cautivos en Babilonia por 70 años, luego de lo cual, Dios les dio la libertad para regresar a su tierra.  “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta año” (Daniel 9:1–2).  “Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré” (Jeremías 11:11).

En el Nuevo Testamento, el evangelista Lucas dice que el Señor Jesucristo escogió a 70 discípulos para que salieran de Jerusalén y compartieran el mensaje del amor de Dios al mundo.  “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir” (Lucas 10:1).

El significado del 70 está intrínsecamente ligado al del siete, que es uno de los números más importantes en la Biblia.  Implica perfección e integridad, y multiplicado por diez da 70, el cual representa el poder, la autoridad, la plenitud y la totalidad absoluta de Dios.

Está registrado en la Escritura que en una ocasión “... Se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?  Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21–22).  Esto no implicaba que debíamos perdonar 490 veces, sino que lo que quiso decir el Señor Jesucristo, fue que de la misma manera como la misericordia inmerecida de Dios nos fue extendida infinitamente, nuestra propia clemencia también debe ser sin límite.  La misericordia y el perdón deben ser los atributos más elevados de un creyente.

Durante los 70 años de cautiverio en Babilonia, la ciudad de Jerusalén yació en las ruinas, y los pocos judíos que permanecieron allí fueron separados de su comunidad.  Muchos en Babilonia también fueron privados de su herencia judía. Pero al completarse los 70 años de su exilio, Dios envió el pueblo de regreso a Jerusalén con la misión y el propósito de que regresaran a su Palabra y literalmente cambiaran el curso de su historia.

Los cristianos bíblicos, al igual que muchos judíos, creemos que la celebración de los 70 años del aniversario del renacimiento de Israel ocurrido en 1948, tiene enorme significado.  Además de las fiestas, muchos esperan que durante la conmemoración tengan lugar hasta milagros. Algunos señalan al cumplimiento de la promesa del presidente estadounidense Donald Trump, de trasladar la embajada norteamericana a Jerusalén en el mes de mayo, como indicación de que este año tendrá extraordinario impacto para Israel y para el mundo.

En 1945, las naciones se regocijaron cuando la Segunda Guerra Mundial finalmente terminó, pero quedaron horrorizadas conforme los ejércitos aliados descubrieron las inconcebibles atrocidades cometidas por los nazis, ya que el pueblo judío se encontraba cerca de la extinción, debido a la “solución final” de Hitler.

Habían sido privados de voz y fuerza para protestar, fueron humillados, torturados y masacrados. Parecía imposible que pudiesen algún día alcanzar su sueño de regresar a su tierra ancestral.  Pero el 29 de noviembre de 1947, la Organización de las Naciones Unidas, aprobó la Resolución 181 - con 33 naciones a favor, 13 en contra y 10 abstenciones - para permitir el retorno de los judíos a lo que en ese entonces se denominaba el Mandato Palestino.

El 14 de mayo, Israel declaró su independencia como nación, y el mundo se asombró mientras veía cómo el pueblo salía a las calles para bailar, cantar y regocijarse de que Dios ciertamente hubiera guardado sus promesas. ¡Por fin, los judíos habitarían nuevamente en su territorio!

Hace 70 años, Israel era muy diferente a lo que es hoy día.  A comienzos del siglo XX, todo la región lucía desolada.  Cuando los israelitas comenzaron a volver, la comarca estaba vacía y yerma, sin árboles y muy poca vegetación.  Hoy, el suelo de Israel es el más feraz y productivo del mundo, proveyendo no sólo para las necesidades de su propio pueblo, sino que además permite que se exporten a Europa y otras naciones del mundo, vegetales, frutas, flores, algodón y una extensa variedad de productos.

Cada vez que uno visita a Israel, tal parece que su territorio estuviera más hermoso, más fértil y más fructífero.  Eso está de acuerdo con lo que dice la Escritura, porque la Biblia indica que cuando los judíos están ausentes, la tierra se torna desolada, pero cuando la habitan recobra su belleza, fertilidad, abundancia y da su pleno rendimiento.  El profeta dijo respecto a Jerusalén: “Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá [Mi delicia], y tu tierra, Beula [esposa]; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada” (Isaías 62:4).

Nadie puede negar que la Escritura está cumpliéndose.  Prueba de esto es el hecho, que Israel esté abasteciendo al mundo con sus frutos en cumplimiento con la profecía de Isaías y de otros profetas.  Los milagros no necesariamente ocurren como un relámpago que viene de arriba.  En este caso se trata realmente de personas que están en el lugar y tiempo correcto, haciendo lo acertado en cumplimiento a la escritura profética. 

Hay grandes cerebros judíos trabajando, haciendo toda clase de cosas maravillosas en el campo de la ciencia.  Por ejemplo, casi todos en el mundo hoy, saben muy bien acerca de la irrigación “gota a gota”.  Ésta es la forma de suministrarle a los cultivos la cantidad exacta de agua a través de un pequeño tubo de caucho.  Fue algo desarrollado en los laboratorios de investigación de Israel en la década de 1970. Hoy se usa en casi todas partes del mundo, principalmente en las regiones desérticas en donde no se desea desperdiciar el agua, y más específicamente en las regiones saladas del desierto, en las cuales no se quiere que la sal sea arrastrada a la superficie e impida el crecimiento de los cultivos.

Los judíos están haciendo muchas cosas científicas.  Por ejemplo han desarrollado una nueva variedad de palmera de dátiles que llega a su pleno desarrollo a poca distancia del suelo, en lugar de tener el largo tallo imponente y hermoso de las palmeras.  Hoy están cultivando esta planta cuyo follaje tal parece que brotara casi junto a las propias raíces.  El fruto está allí a poca distancia de la tierra, de tal manera que puede ser cosechado con más facilidad.  Es mucho más económico y reviste menos peligro. Descubrieron, que si se tomaba un pedazo del tallo de una palmera de dátiles enferma y se injertaba en el tronco de otra que apenas comienza a crecer, la planta joven se atrofia, detiene su crecimiento, pero sin que se altere la calidad o la cantidad del fruto.

También cultivan una variedad especial de uvas, en áreas cuyo suelo es un tipo de roca y tierra: basalto volcánico negro.  Las uvas que crecen allí tienen un sabor muy especial y único.  Hay algunos kibbutzim - es decir algunas granjas cooperativas - que están haciendo vino con los nombres de “Yardán” y “Golán”.  Esos vinos han ganado premios en todas partes del mundo.

Tampoco había ganadería en estas mismas áreas.  Ahora hay rebaños de vacas, caballos, ovejas, cabras - animales grandes y gordos, tal como los que había hace dos mil años. Allí además de viñedos, también se cosechan otros cultivos, tal como el algodón.  Ellos no sabían nada sobre su labranza y los expertos aseguran que la variedad que crece en Israel es una de las mejores a nivel mundial, de buena calidad y abundante. 

Cuando usted viaja por las autopistas puede ver a ambos lados, campo tras campo sembrados de algodón.  Y si es el tiempo de la recolecta entonces verá las pacas gigantescas de algodón alineadas a lo largo de la vía. También hay otro cultivo de importancia.  Hectáreas y hectáreas de árboles de aguacate.

Israel cuenta con el sistema de irrigación más eficiente del mundo. Y tal como profetizara Amós, hoy se practica allí la rotación de cultivos.  Cuando usted visita el territorio, verá que en algunos campos, unos están arando de un lado, en el medio otros están sembrando y en el otro lado un tercer grupo recoge la cosecha.  Esto nunca había ocurrido antes, sólo podía acontecer en esta edad cuando los israelitas han mejorado su agricultura y la ecología de la tierra en forma científica.  El área del mar de Galilea hoy, luce tan hermosa como cuando el Señor Jesucristo caminaba por allí.  El mar de Galilea está colmado de peces y vegetación.

En términos de frutos y vegetales Israel es completamente autosuficiente y lo es por la gracia de Dios y porque la profecía está cumpliéndose.  Los productos agrícolas, las frutas y las flores, son de los artículos principales que exporta a Europa y también a Canadá y Estados Unidos.  Y tal como anticiparon los profetas, sobre los últimos días, el desierto florece como el rosal y el pueblo de Israel llena al mundo con sus frutos. “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa” (Isaías 35:1). Tal cosa está ocurriendo ya y es una de las mayores evidencias que nos indican que estamos viviendo en los últimos días cercanos a la edad del reino, cuando vendrá el Mesías.

Hemos visto cumplirse estas promesas durante los pasados 70 años.  A pesar de los sufrimientos, las guerras, la oposición y el terrorismo que Israel tiene que enfrentar a diario, sus puertas están abiertas para recibir a todos los del pueblo escogido de Dios, desde todas partes del mundo. El Señor los llama a que regresen, y han regresado.

En el momento de la Declaración de Independencia en 1948, la población judía solo consistía de unas 650.000 personas.  En la actualidad - 70 años después, hay unos 8.700.000 viviendo en Israel, y casi 7 millones de ellos son judíos. La nación tiene uno de los índices más altos en natalidad, además de uno de los menores índices en mortalidad y suicidio, y ocupa el decimoséptimo lugar mundial en expectativa de vida.

Por todas partes pueden verse las grúas de construcción a medida que edifican viviendas para cada judío que continúa llegando desde las naciones. También para levantar escuelas, universidades, instituciones gubernamentales y científicas, centros comunitarios y parques. 

Israel tiene más bibliotecas e imprime más libros que cualquiera otra nación de la tierra.   Cuenta con más graduados universitarios, museos, maestros de ajedrez, más computadoras, más mujeres empresariales per cápita, que ningún otro país del mundo.  Además de una comunidad científica que produce más publicaciones per cápita a nivel mundial.

Israel posee una de las economías globales de libre empresa más fuertes, y anticipa tener el mayor crecimiento en nuevas compañías a medida que billones de dólares ingresan anualmente en su economía. Siendo la única democracia en el Medio Oriente, su ambiente político vibrante estimula el debate y reúne a líderes políticos de todas las distintas esferas de la sociedad israelí, incluyendo las poblaciones minoritarias.

Por medio de sus contribuciones al resto del mundo, Israel cumple con su más importante mandato de ser luz a las naciones. Los adelantos israelíes en la medicina, ciencia, tecnología, comunicación, agricultura y seguridad hacen que el mundo sea más placentero y saludable. Su tecnología en irrigación por goteo ha ayudado a que naciones tercermundistas incrementen su producción alimenticia, y sus avances en técnicas de almacenamiento de alimento les permiten conservar su producción agrícola para un futuro consumo seguro.

Recientemente, un equipo de científicos israelíes extrajo un polisacárido de algas marinas y creó un material que puede estimular la regeneración y reparación de órganos y tejidos humanos dañados.   Esto ya ha sido efectivo para víctimas de ataques del corazón.

Otro equipo de inventores produjo el teléfono “Sniffphone”, que analiza el aliento de una persona y determina qué enfermedades le afligen.  Los resultados son transmitidos por el teléfono al médico para que este pueda tomar medidas terapéuticas.

Finalmente, otro equipo científico ha producido tomates de tamaño cereza que se mantienen frescos por varias semanas, y son muy ricos en licopeno y vitaminas A y C.

Pero tal vez ustedes se preguntarán: Pero... ¿qué tiene todo esto con el número 70? La respuesta es sencilla. La simple existencia de Israel y su sorprendente éxito es resultado del poder absoluto, la autoridad máxima y la fidelidad incondicional de Dios.  Ningún otro país ha enfrentado tantos obstáculos para su supervivencia, algo que es cotidiano en la vida diaria en Israel.

Tampoco se sabe de otra nación que haya tenido que bregar con el rechazo internacional de manera constante, ni la demonización de su existencia a nivel global.  Por otro lado, ningún otro país del mundo, ha surgido de la nada hasta llegar a ser uno de los más destacados en la historia de la humanidad, en sólo 70 años.  Ni siquiera en cientos de años de historia.

He aquí el cumplimiento de las promesas Divinas: 

“Y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres” (Deuteronomio 30:5).

“Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán” (Jeremías 23:3).

“Y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra” (Ezequiel 37:21).

“He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente” (Jeremías 32:37).

“Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo” (Amós 9:14–15).

“No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.  Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra” (Isaías 43:5–6).

“Dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Isaías 49:6).

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