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El retorno a Sion

  • Fecha de publicación: Viernes, 16 Diciembre 2016, 12:56 horas

¡Vivimos en un tiempo profético muy especial, en el que Dios está cumpliendo sus promesas al pueblo de Israel ante la vista de todo el mundo!  Está llevando de regreso al pueblo judío a la tierra de su antigua herencia, en cumplimiento de su palabra profética.  El profeta Jeremías se refirió a estos días, cuando escribió: “No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres” (Jeremías 16:14-15).

Hoy vemos la evidencia del retorno a Sion por todos lados.  Hace escasamente 72 años, el mundo estaba sumido en la segunda guerra mundial, y era muy difícil, si acaso no imposible, creer que Dios literalmente podía cumplir sus promesas a Israel.  La guerra estaba en su apogeo en Europa, y los judíos atravesaban las horas más oscuras de su historia.  En ese tiempo, los predicadores que se atrevían a hablar de que ellos un día regresarían a su territorio eran motivo de burla.

Sin embargo, sólo transcurrieron tres años después de la conclusión de la guerra, cuando el mundo entero tuvo conocimiento de que Israel había renacido como nación.  Los creyentes en el mundo entero se regocijaron ante esta noticia, al comprobar que la Palabra de Dios era verdadera, y que todas las cosas iban a cumplirse.  Fue entonces cuando tuvo lugar un despertar maravilloso en el estudio de las profecías bíblicas.

En medio de las cenizas del Holocausto,  Dios le estaba dando aliento de vida a los huesos secos, en cumplimiento a la profecía del capítulo 37 de Ezequiel cuando dijo: “Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.  Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis” (Ezequiel 37:4–5).

El Aliyá - el término utilizado en hebreo para referirse a la inmigración judía al territorio de Israel, fue desde el principio la piedra fundamental para el nuevo estado. Fue mencionado abiertamente en la declaración de su establecimiento desde el primer día de su fundación.  David Ben-Gurión, su nuevo Primer Ministro, le dijo entonces al pueblo de Israel: “Hacemos un llamado a los israelíes en la diáspora para que se unan a nosotros en nuestra nación por medio del aliyá, desarrollando la tierra y participando en esta empresa monumental de redimir al pueblo judío, que ha sido el sueño de muchas generaciones”.  Y esto es lo que dice ahora mismo en el sitio web del gobierno: “El regreso de los exiliados a su tierra ancestral es la razón de ser del Estado de Israel”.

Aliyá literalmente significa “ascender”, y es la palabra hebrea moderna para referirse a la inmigración a su territorio ancestral.  Los rabinos explican que su significado en este contexto, es espiritual y también físico.  Se le enseña a cada judío que esta ascensión es parte esencial del judaísmo.  Es la identificación máxima con su pueblo, cuya vida y destino está intrínsecamente unido al territorio de Israel.  Por eso Jehová Dios, aún antes de que fuera refundado Israel, motivó a los israelíes para que comenzaran a regresar a su territorio en preparación para lo que habría de venir.

Primer Aliyá: 1880-1914: Veinticinco mil judíos llegaron desde Europa Oriental y Yemen.  Los que salieron de Rusia huían de los pogromos - de las  masacres organizadas, y su incapacidad para integrarse en la sociedad rusa debido al antisemitismo.  Mientras que los judíos yemenitas fueron motivados por su creencia en la inminente venida del Mesías.

Segundo Aliyá: 1904-1914: Cuarenta mil israelíes llegaron principalmente desde Rusia. Un pogromo particularmente cruel en 1903 los alarmó y miles comenzaron a huir hacia su territorio ancestral.

Tercer Aliyá: 1919-1923: Después de la primera guerra mundial y la Declaración de Balfour, 35.000 judíos regresaron a Sion.

Cuarto Aliyá: 1924-1932: Tan pronto como las autoridades británicas permitieron la salida, 65.000 mil personas adineradas entre ellos comerciantes, artesanos, profesionales y académicos, emigraron a Israel.

Quinto Aliyá: 1933-1939: En un asunto de supervivencia 250.000 judíos alemanes llegaron a Israel, huyendo de la persecución de los nazis.

Aliyá de la Juventud: 1933-hasta el día actual: Éste se originó en 1933, para rescatar a la juventud judía de la Alemania nazi.  Antes de que estallase la segunda guerra mundial, alrededor de 5.000 jóvenes fueron llevados a Israel e ingresados en internados y centros juveniles donde recibieron educación.  Después de la guerra, llegaron otros 15.000 más, mayormente sobrevivientes del Holocausto.  Hoy en día, los centros juveniles de Aliyá continúan siendo vitales para absorber a los jóvenes recién inmigrados, además de ofrecer una segunda oportunidad a israelíes con desventajas.

Segunda Guerra Mundial: 1939-1948: El esfuerzo por promover el aliyá se concentró en rescatar a los judíos de la Europa nazi.  Algunos entraron al territorio con visas emitidas bajo la cuota permitida de la “Carta Blanca” - una política británica de 1939 que controlaba la inmigración judía, pero la mayoría entró ilegalmente.  Por medio de esa inmigración ilegal llamada Aliyá Bet, judíos llegaron por tierra y mar desde Europa y el Medio Oriente.  Lo hicieron en contra de las órdenes del Mandato Británico y con poca ayuda de los países europeos. Tuvieron gran dificultad en obtener barcos de transporte y enfrentaron enormes peligros al realizar ese viaje marítimo en un tiempo de guerra.  Muchos de los barcos fueron capturados por las autoridades británicas y regresados por causa de la cuota limitada. Otros tantos perdieron sus vidas en el mar o en el infierno nazi de Europa.

Aliyá al finalizar la Segunda Guerra Mundial: 1944-1948:  Los judíos en la Europa Oriental intentaban escapar por cualquier medio. Emisarios de los asentamientos judíos en Palestina, militantes judíos y movimientos juveniles sionistas establecieron la organización Berijá - que significa “escapar”, y ayudaron a casi 200.000 judíos a salir de Europa.  La mayoría de ellos se establecieron en lo que todavía se llamaba Palestina.

Nace el Estado de Israel

El 14 de mayo de 1948 nació el moderno estado de Israel.  Y hoy en día, por medio de su establecimiento y el regreso del pueblo judío, Dios le está declarando al mundo que es el Señor, el Todopoderoso. Fue entonces cuando su gobierno emitió esta proclamación que decía: “El Estado de Israel estará abierto para permitir la inmigración de judíos y recoger a los exiliados; fomentará el desarrollo de la nación para todos sus habitantes; su fundamento será la libertad, la justicia y la paz, según la visión de los profetas de Israel; garantizará total igualdad en derechos sociales y políticos para todos sus habitantes, sin importar su religión, raza o sexo…”
Dicho documento fue seguido por la Ley del Retorno en 1950, la que otorgaba a cada judío el derecho automático de inmigrar a Israel y hacerse ciudadano del estado.

A partir de ese momento los judíos comenzaron a llegar desde los cuatro puntos cardinales de la tierra: norte, sur, este y oeste.  Tal como dijo el profeta en Isaías 43:5,6: “No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.  Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra” (Isaías 43:5,6).

         “No temas, porque yo estoy contigo... Diré al norte: Da acá...”   Los judíos llegaron a Palestina de todas las naciones de Europa.  Checoslovaquia permitió que 20.000 de los israelitas sobrevivientes partieran.  Cerca de 30.000 llegaron desde Turquía, 36.000 de Bulgaria.  Más de la mitad de los judíos en Yugoslavia retornaron.

Y sigue diciendo la profecía: “Del oriente traeré tu generación”.  Antes de la independencia, 87% de los judíos que regresaron a Palestina provenían de países europeos, con sólo un 10% desde los países orientales.  Durante el primer año y medio de la independencia de Israel, hubo un aumento del 37% de judíos que llegaban desde el oriente y para 1953 el porcentaje había llegado al 50%.  Ochocientos judíos llegaron desde Shangai y Hong Kong.

Y prosigue la profecía: “Y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra”. Los judíos vivían en la mayoría de los territorios árabes, incluso antes de que llegaran los árabes.  En Libia había una comunidad judía próspera, 600 años antes de la conquista árabe allí.  Cerca de 900.000 judíos moraban en territorios árabes antes del establecimiento de Israel. Hoy sólo hay menos de 40.000 judíos en el mundo árabe.  Han regresado a Israel.

“Y del occidente te recogeré”.  Dijo Dios por medio del profeta.  Hubo una estampida virtual desde Egipto, Marruecos, Túnez, Argelia, Europa, Estados Unidos y desde la mayoría de los países latino americanos.

En Gran Bretaña la salida ilegal fue el principal método de inmigración, porque su cuota sólo permitía la salida a 18.000 judíos por año.  Sesenta y seis barcos con inmigrantes fueron movilizados durante esos años, pero solamente unos pocos lograron atravesar el bloqueo británico para alcanzar el territorio de Israel.  Los británicos detenían las embarcaciones que transportaban inmigrantes, y éstos eran internados en campamentos de refugiados en Chipre.  Una gran mayoría sólo llegó a Israel después de haberse establecido como nación.  Cerca de 80.000 inmigrantes ilegales lograron entrar entre 1945 a 1948.  El número de judíos que arribaron durante todo el período del Mandato Británico, tanto legal como ilegal, fue aproximadamente de 480.000, casi el 90% procedente de Europa.  Cuando se estableció Israel como estado en 1948, la población judía en la tierra había alcanzado unas 650.000 personas

Al abrirse dicha puerta, 687.000 inmigrantes arribaron en la costa de Israel. Para 1951, la población judía se había duplicado en su territorio.  Entre ellos, llegaron sobrevivientes del Holocausto, quienes fueron ubicados en campamentos de personas desplazadas de Alemania, Austria e Italia. También inmigraron la mayoría de las comunidades judías en Bulgaria y Polonia, una tercera parte de los judíos en Rumania, y casi toda la comunidad judía en Libia, Yemen e Irak.

Los nuevos inmigrantes encontraron muchas dificultades en su ajuste. El joven estado había atravesado una sangrienta guerra de independencia y se encontraba en grave estrechez económica. Se le hizo casi imposible proveer casa y trabajo a los cientos de miles que seguían llegando.  Tuvieron que hace grandes esfuerzos por absorber a los inmigrantes: primero instalaron casas metálicas y tiendas de acampar, y luego construyeron residencias más permanentes. Crearon nuevas oportunidades de empleo, enseñaban el idioma hebreo, y expandieron y ajustaron el sistema educativo para satisfacer las necesidades de niños de gran diversidad de trasfondos.

A finales de la década de 1950 y principios de la década de 1960, tuvieron lugar otras inmigraciones masivas. Llegaron desde las nuevas naciones independientes al norte de África, Marruecos y Túnez. También desde Polonia, Hungría y Egipto.

Inmigración desde la Unión Soviética

Entre 1948 y 1967, las relaciones entre judíos en la Unión Soviética y el estado de Israel eran muy limitadas.  Al terminar la Guerra de los Seis Días, los judíos allí comenzaron a adquirir una conciencia judía, y fue creciendo el número de los que procuraban emigrar.  A principios de la década de 1970, muchos pudieron hacerlo. Para finales de esa década, un cuarto de millón había abandonado la Unión Soviética.  De éstos, 140.000 se trasladaron a Israel.

Durante la década de 1980, cuando el Presidente Gorbachev inició sus reformas por liberalizar la Unión Soviética, permitió la salida de judíos en números sin precedentes.  Cuando cayó la Unión Soviética en 1991, el proceso fue aún más fácil.  Después del traslado de 190.000 judíos en 1990 y 150,000 en 1991 a Israel, las condiciones en la previa Unión Soviética lograron estabilizarse, y el proceso de inmigración se niveló a unos 70.000 inmigrantes por año. En total, entre 1989 y abril de 2006, unos 975.776 judíos de la antigua Unión Soviética establecieron su nuevo hogar en Israel.

Inmigración desde Etiopía

En tiempos recientes, hemos sido testigos del Aliyá desde la antigua comunidad judía de Etiopía.  En 1984, unos 7.000 judíos etíopes caminaron 1.194 kilómetros para llegar a Sudán, desde donde realizaron un rescate aéreo secreto denominado “Operación Moisés”.  Otro dramático rescate aéreo se realizó en mayo de 1991, cuando 15.000 judíos fueron llevados a Israel por medio de “Operación Salomón”.   En el lapso de 30 horas, realizaron 41 vuelos desde Addis Ababa para transportar la restante comunidad judía etíope.  Para finales de 2005, Israel había recibido mas de 50.000 judíos desde Etiopía.

Estadísticas de Inmigración 1989-2005

Entre 1989 y abril del 2005, un gran total de 1.208.375 inmigrantes llegaron a Israel: 975.776 procedentes de la antigua Unión Soviética y 232.599 desde las demás naciones.  Cuando comenzó esta Aliyá, la población judía en Israel no alcanzaba los cinco millones. Es milagrosa la manera cómo esta pequeña nación pudo recibir a un número tan elevado de inmigrantes.  Para comprender la magnitud de ese milagro, trate de imaginar una absorción proporcional en su propia nación.

De acuerdo con la Jewish Virtual Library, hay cerca de 16 millones de judíos alrededor del mundo.  Hasta enero de 2006, la mayor comunidad de judíos se encontraba en Estados Unidos.  Actualmente la población judía en Israel sobrepasa a la de Estados Unidos.  Ambas comunidades juntas abarcan el 80% de la población judía mundial.  Las siguientes otras naciones que aún tienen grandes comunidades son Rusia, Francia, Argentina, Canadá y Reino Unido. Se estima que un 40% de los judíos están viviendo ya en Israel.

De acuerdo con el censo publicado el 31 de diciembre, por la Agencia Central de Estadísticas, Israel despidió el año 2015 y recibió el 2016 con 8.462.000 ciudadanos.  Según esta misma agencia el 75% de los israelíes que suman 6.335,000 son judíos;  el 21%, es decir 1.757.000 incluye a árabes cristianos; y el 4% restante consiste de cristianos que no son árabes, y a personas que no tienen una clasificación religiosa.

Las cifras evidencian que durante el año 2015, tuvieron lugar 176.700 nacimientos en Israel.  De ellos el 74% fue de judíos; el 32% árabes y un 3% clasificado como “otros”.  Sólo 44.000 israelíes murieron durante el 2015.

Unas 30.000 personas inmigraron a Israel en el 2015, el mayor número en una década.  Las estadísticas publicadas el 31 de diciembre por el Ministerio de Absorción de Inmigrantes y la Agencia Judía revelan un aumento en la inmigración de un 10% desde 2014, el mayor número desde el 2003.

La mayor cifra de inmigrantes en el 2015, unos 7.900, llegaron desde Francia. Mientras que arribaron 7.000 procedentes de Ucrania.  Una mujer de 97 años de edad de Odessa, Ucrania, fue la persona de mayor edad en ingresar a la nación. Otros 6.600 llegaron desde Rusia.  El Ministerio de Absorción de Inmigrantes y la Agencia Judía en Israel también registró la llegada de 15.000 ciudadanos más desde países de Europa Oriental, un incremento del 25% desde el 2014.

Por otro lado, como 9.330 inmigrantes ingresaron desde Europa Occidental, un aumento de 6% comparado con 2014.  Desde Estados Unidos, fueron 3.768 los que se establecieron en Israel en el 2015.  La inmigrante más joven fue una  bebé de cinco meses que llegó con su familia desde Estados Unidos en septiembre.

El destino más popular para los nuevos inmigrantes en 2015 fue Tel Aviv, siguiendo Netanya, Jerusalén y Haifa.

La edad promedio de los inmigrantes ha disminuido. Casi la mitad de los que llegaron en 2015 eran menores de 30 años, y hubo un 20% de incremento en menores de 19 años.

Ze'ev Elkin, el Ministro de Aliyá y Absorción declaró: “Estábamos tan ocupados con los problemas diarios en Israel, que no nos percatamos del evento más significativo este año, y fue que sobrepasamos la cifra de 30.000 inmigrantes por primera vez en diez años. El número ha aumentado en un 50% durante los pasados dos años… Debemos hacer todo lo posible para aprovechar esta maravillosa ventana de oportunidad para trabajar con la absorción de inmigrantes y estimular más el 'aliyá', y así poder traer a Israel más de 50.000 en el 2016".

Los creyentes cristianos debemos darle gracias al Señor por sus maravillosas bendiciones sobre la nación de Israel.  Por continuar llevando de regreso a su pueblo desde todos los confines de la tierra y  restableciéndolos en su antigua tierra, en cumplimiento de Sus promesas.

Recuerde, que lo que estamos viendo es la manifestación de la fidelidad de Dios en cumplimiento de Su Palabra. Su plan es que las naciones lo reconozcan como Dios a medida que demuestra como le cumple sus promesas a Israel.

No olvide que el Señor prometió:  “Cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones.  Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.  Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor” (Ezequiel 39:27–29).

“Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.  Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.  Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.  Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.  Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios” (Ezequiel 36:24–28).

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