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¿Quiénes eran los legendarios refaítas?

  • Fecha de publicación: Martes, 25 Diciembre 2007, 20:42 horas

En el Antiguo Testamento hay muchas referencias a una raza misteriosa conocida en el pasado antiguo como los «refaítas». El examen de varias escrituras al respecto, revela algunas cosas asombrosas incrementando significativamente nuestro conocimiento de la profecía.

Manuscritos antiguos del Medio Oriente, al igual que la propia Biblia, por largo tiempo los han identificado como habitantes del mundo de las tinieblas. Son descritos como los espíritus de los muertos. Además, aunque puedan estar débiles y lánguidos en su estado actual, parecen estar conscientes y en posesión de conocimiento acerca de su condición existente. Ellos son también los acreedores de uno de los juicios más severos de Dios. Pero definir quiénes son, no es tan simple como parece en principio, porque en la Biblia también encontramos numerosas referencias a miembros vivos de los refaítas.

Tal vez la mención más antigua a este extraño pueblo la encontramos en Job 26:5, 6 en donde Job se refiere a los muertos inicuos, diciendo: “Las sombras (los muertos) tiemblan en lo profundo, los mares y cuanto en ellos mora. El Seol está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura”.

Aquí, la palabra que se traduce como “sombras” en nuestra versión Reina Valera de la Biblia y como “muertos” en la Nueva Versión Internacional y otras versiones, es el vocablo hebreo refaim, no la palabra ordinaria que se usa con respecto a muertos, la cual es mooth. Estos no son muertos en el sentido ordinario de la palabra, sino los no redimidos en el otro mundo, el mundo de las tinieblas. Los refaimson presentados repetidamente en la Escritura como seres sin redención. De hecho, parece que hicieron algo que disgustó a Dios en forma muy especial y fueron apartados para un juicio especial.

Otro ejemplo en que la palabra refaim se traduce como «muertos», lo encontramos en Proverbios 21:16: “El hombre que se aparta del camino de la sabiduría vendrá a parar en la compañía de los muertos”. Aquí se nos ofrece el cuadro de una asamblea de individuos más allá de la tumba. Tal parece que ellos por su prevaricación, terminan congregándose en un grupo aparte. Como vemos, también están conscientes de su propia existencia y situación. Los refaimson los perdidos en el mundo de los muertos.

Este juicio de los refaimes presentado en forma consistente y poderosa a través de la Biblia. Tal vez el mejor ejemplo lo encontramos en un pasaje increíble en el capítulo 14 de Isaías. Este significativo capítulo describe la caída de Babilonia y de su rey, luego procede a referirse a la caída de Satanás. Él es presentado como el poder detrás del trono de Babilonia. Los versículos 12 al 14 detallan así la razón de la caída del diablo: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”.

Su proclamación de rebelión abierta está seguida en el versículo 15 por el juicio de Dios debido a su descarada sublevación: “Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”.

Los líderes de los muertos

Lo que hace este evento histórico tan interesante a la luz de nuestro estudio es su proximidad con una referencia adicional concerniente a los refaim. Exactamente antes del pasaje que describe la caída de Satanás se encuentra otra apremiante alusión a este grupo peculiar de los muertos sin redención. Los versículos 9 al 11 registran un raro comité de recepción cuando el rey de Babilonia desciende al reino de los condenados. Dice: “El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán” (Is. 14:9-11).

Aquí vemos una sombría y horrible procesión de los no redimidos, cuando descienden desde Babilonia hasta el infierno. Ellos son recibidos por los “muertos”, los que en el texto hebreo original son una vez más los refaim, quienes son llamados los líderes de la tierra. Aparentemente, en el infierno hay una especie de jerarquía, cuyos miembros principales son los secuaces íntimos de Satanás. Ellos fueron poseedores de gran poder, pero ahora hablan de haberse debilitado. Esto es particularmente interesante, porque el nombre de ellos se origina de la palabra hebrea raphah, una raíz que puede indicar «debilidad» o «enfermedad».

El capítulo 26 de Isaías es un cántico sobre Israel en el reino, después que la nación ha sido levantada y resucitada a una nueva vida. Pero significativamente hay un grupo a quien Isaías dice que nunca verá resurrección. Ellos son los refaim, traducidos como “muertos” en Isaías 26:14: “Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo”. Pero... ¿Qué pudieron haber hecho para merecer tan terrible destino? Como veremos, fue algo completamente monstruoso.

Las referencias del Nuevo Testamento a los caídos

Es completamente posible que haya un buen número de referencias en el Nuevo Testamento a este grupo diabólico. Por ejemplo, en 1 Pedro 3:18, 19, encontramos mencionada una congregación del mundo de las tinieblas que fueron visitados por Cristo después de su resurrección: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados”.

Habiendo completado su obra de redención sobre la cruz, el Señor descendió a lo más profundo, tenebroso y lóbrego del Hades para proclamar su victoria. A no dudar, su mensaje estuvo más directamente dirigido a los líderes diabólicos del movimiento revolucionario. Esos a quienes les habló estaban encarcelados, aunque algunos espíritus, los “...principados, ...(las) potestades, ...los gobernadores de las tinieblas...” de Efesios 6:12 parecen estar libres para atormentar a la humanidad. Ellos son una jerarquía de fuerzas espirituales de las tinieblas que andan errantes por la tierra. Pero hay un grupo que ha estado encarcelado por muchos milenios.

¿Quiénes son esos espíritus en prisión? La Biblia nos ofrece varias claves sobre su identidad y la razón de su confinamiento. Ellos todavía están allí, esperando el día cuando el Señor los sacará de ese lugar para enviarlos a su destino eterno: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego...” (Ap. 20:14).

Esta casta especial de espíritus condenados en el Hades, debió ser el grupo de “cabecillas”, o la “vanguardia” de la gran rebelión, de los que se unieron a Satanás cuando trató de disputarle el control del cielo a Dios. Este hecho, unido a su nombre, hace posible identificarlos. Judas los menciona así en el versículo 6 de su carta: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”. Estos antiguos residentes del cielo deben haber sido orgullosos, poderosos y tan profundamente engañadores como su líder. Si tal como parece ser el caso y en el cielo hay jerarquías de poder, esos deben haber sido los de más alto nivel, los íntimos de Satanás.

Satanás, por ejemplo, era el “querubín protector”. En otras palabra, ¡él fue en un tiempo uno de los guardianes que realizaba sus obligaciones delante del propio trono de Dios! Era el primero de todos los seres creados. Entre la multitud de ángeles que le siguieron debían encontrarse muchos que ocupaban las más altas posiciones en el cielo. ¡Desde sus elevadas posiciones tomaron una decisión equivocada de proporciones colosales!

Pedro dice además sobre este grupo: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos” (2 P. 2:4, 5).

En estos versículos, la palabra “infierno” se traduce del griego tartarus de tartaroo, que quiere decir «prisión tenebrosa». Indica la más profunda, oscura y segura porción del Hades. Estas criaturas encarceladas fueron en un tiempo la realeza celestial, pero optaron por seguir las falsas promesas de Satanás. La que fuera una vez la élite de la revolución, está ahora designada para un castigo especial. Más que eso, son identificados con el tiempo de Noé, al igual que con todos esos del mundo antiguo antes del diluvio quienes fueron destruidos en una demostración masiva del poder de Dios en juicio.

Los gigantes del mundo antiguo

Y aquí la historia comienza a tornarse interesante, porque algunos de estos ángeles pecadores mencionados por Pedro y Judas también están implicados en las horrorosas perversiones que conllevaron a la destrucción del mundo con el gran diluvio del día de Noé. La historia de ellos está registrada en Génesis 6:4, 5: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.

Aquí, a “los hijos de Dios” se les llama los b’nai elohim en el texto hebreo. A lo largo de los años ha habido gran debate respecto a si estos seres eran humanos o no. Muchos han dicho que eran los hijos de Set, pero en el análisis final encontramos que el término b’nai elohim se menciona varias veces en el Antiguo Testamento. Virtualmente en todos sus usos, la referencia obvia es a la creación angélica de Dios. Tal como en Job 1:6; 2:1; 38:7, Daniel 3:25, Salmos 29:1 y 89:6. La mayoría de expositores han concluido que estos son ángeles caídos, de quienes también dice Judas “...que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada...” (Jud. 6).

Y lo más importante, cuando vemos el resultado de su infracción, llega a ser más que obvio que eran esos ángeles corruptos. Ellos, en forma literal tomaron mujeres de la tierra como compañeras, dando origen a una progenie monstruosa cuyo comportamiento era totalmente perverso. Los descendientes de esos ángeles son llamados “gigantes” en la Biblia, pero esta palabra es traducida del hebreo nefilim, que significa «los caídos».

Pero entonces, ¿por qué se les llama “gigantes?” La Biblia presenta muchísima evidencia de que la progenie de estos ángeles caídos eran realmente gigantes. Más que eso, parece que tenían poderes sobrehumanos que dieron origen a esas antiguas leyendas de los dioses griegos. Josefo, el historiador judío escribió en el primer siglo, en su obra Antigüedades de los Judíos, libro 1, capítulo 3, parágrafo 1: «Muchos ángeles de Dios convivieron con mujeres y engendraron hijos injuriosos que despreciaban el bien, confiados en sus propias fuerzas; porque según la tradición estos hombres cometían actos similares a los de aquellos que los griegos llamaban gigantes».

Si usted está algo familiarizado con la antigua mitología griega, no dudo que se estremecerá ante las implicaciones de esta declaración. Esas antiguas leyendas están colmadas con perversas combinaciones de hombres y bestias. Hablan de semidioses cuyos poderes eran usados caprichosamente para torturar y esclavizar a la humanidad. Narran horribles historias de incesto, ocultismo y toda serie de horrores, de dioses que tomaban las vidas a su antojo. Se caracterizaban por sus pensamientos y actos diabólicos en una pesadilla orgiástica de abuso de poder. La mitología griega es una continua historia de horror, poblada con bestias y monstruos de cada descripción.

Pero el libro de Génesis se refiere a ellos simplemente como “gigantes”. Un gigante entonces es una especie de perversión de eso que es natural y que fuera originalmente designado por Dios para vivir en paz sobre la tierra. De hecho, la traducción antigua en griego del Antiguo Testamento, llamada la Septuaginta, se refiere no sólo a los nefilim, sino también a los refaim como “gigantes”. Pero en la traducción al inglés y al español de la Biblia, esta conexión está en su mayor parte perdida. En lugar de eso, encontramos el uso del nombre propio refaíta.

Los refaítas eran gigantes

Es también notable que los refaim o refaítas sean también mencionados en la Biblia como seres reales, vivos e históricos. De hecho, habitaron en el área que ocupa hoy la moderna Jordania y Siria, en el territorio que yace generalmente al este del mar de Galilea. Ellos vivían en cercanía inmediata con otros dos grupos de gigantes, llamados “emitas” y “zomzomeos” o “zuzitas”. En el mundo antiguo todos eran mencionados genéricamente como “gigantes”. Génesis 14:5 los nombra en conjunción con la salida de Abraham a la tierra prometida: “Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim”.

Hoy día se pueden encontrar ruinas en esta región que son de proporciones gigantescas. Allí, y en dirección norte hacia Siria y Líbano, están las ruinas de edificios antiguos y templos que dejan perpleja la imaginación. Por ejemplo, las ruinas de Baalbek en el valle del Beqa’a de Líbano, son tan masivas que algunos han sugerido que no podrían ser duplicadas ni siquiera usando las técnicas modernas de construcción. En la acrópolis de Baalbek, se levantaba un templo dedicado al dios de la tormenta Hadad. Tenía 18 metros de ancho por 88 de largo y estaba rodeado por 19 columnas, cada una de 19 metros de alto y más de dos metros de diámetro. Las losetas de piedra de los pisos todavía están intactas, ¡y cada una es más grande que el vagón de un ferrocarril moderno! Nadie puede imaginarse cómo fueron colocadas allí.

Hay muchos otros ejemplos de estructuras antiguas de tamaño descomunal en el Medio Oriente. No debemos sorprendernos por la existencia de ellas. Muchas veces los primeros israelitas encontraron pueblos a los que llamaron “gigantes”. Incluso más tarde cuando Moisés sacó al pueblo de Israel fuera de Egipto hacia la tierra prometida, vieron gigantes.

Tal vez el incidente más famoso lo encontramos en el capítulo 13 de Números, en el cual un grupo de doce hombres espías fue enviado para reconocer el territorio. Diez de los doce estaban tan asustados por la presencia de los gigantes, que se negaban a volver allí: “Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (Nm. 13:32, 33).

En manuscritos hebreos muy antiguos, estos gigantes son llamados nefilim, y los espías aparentemente pensaron que eran descendientes de un largo linaje de estas criaturas, los que son mencionados por primera vez en los días antes del diluvio. Pero si el mundo antediluviano, con excepción de Noé y su familia fue enteramente destruido, ¿cómo fue que sobrevivieron los gigantes diabólicos? Aquí, sólo podemos especular. Pero es probable que el linaje de los nefilim, emitas, zomzomeos y refaítas de alguna forma volvieron a comenzar incluso en los días después del diluvio. Una cosa sí sabemos: después del diluvio el comportamiento “de ellos era de continuo solamente el mal”, igual que los nefilim antes del diluvio. La fuerte sugerencia es que la interacción de los seres humanos con los espíritus diabólicos del paganismo antiguo es capaz de romper la herencia genética del hombre. El resultado parece ser una descendencia monstruosa.

También había otra rama de los refaítasconocida por el nombre de “anaceos”. Leemos sobre ellos en Deuteronomio 2:10 y 11 en donde Moab es descrito como el área de habitación de ellos: “(Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas...)”.

Aquí, la palabra que se traduce como “gigantes” es una vez más el término hebreo refaim. Los anaceos eran una raza anormal. Todos parecen haber sido odiados y temidos por las personas normales. Dios sancionó su destrucción y finalmente su linaje desapareció por entero. Incluso los “zomzomeos” eran una subclase de los refaítas. Deuteronomio 2:20 y 21 menciona la destrucción de ellos del territorio de Amón, mientras al mismo tiempo designa su origen: “(Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar...)”.

Como pudimos ver a través de varios pasajes de la Escritura, los refaítasexistían en los días de Moisés. El Señor incluso lo comisionó para que exterminara a los últimos de su raza.

Og, el último refaíta

Antes de entrar en la tierra prometida, Moisés guió a los israelitas hacia una campaña militar en dirección norte a través de Moab, Amón y Basán, territorios conocidos hoy como Jordania y Siria. Sus conquistas fueron concluidas con la derrota de Og, rey de Basán, quien es descrito así en Deuteronomio 3:11: “Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre”.

Dependiendo del largo del codo que se usa aquí, ¡la cama de Og tenía entre cuatro a cinco metros con 25 centímetros de largo! ¡Era verdaderamente un monstruo! Pero eso no es todo. Og era del linaje de los refaim. De hecho, era el último de este linaje diabólico. Josué 13:12 señala este hecho: “Todo el reino de Og en Basán, el cual reinó en Astarot y en Edrei, el cual había quedado del resto de los refaítas; pues Moisés los derrotó, y los echó”.

Moisés, el gran libertador de Israel, fue responsable por la derrota de los refaítas. Es cierto que otros gigantes surgieron después de este período. Probablemente el mejor ejemplo es Goliat de Gat, durante el período de vida de David. Este gigante como todos los demás también era un fenómeno genético, la Escritura nos indica que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, como leemos en 2 Samuel 21:20: “Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes”. El período de culturas dominadas por gigantes finalizó con Og. Los refaítasvivos, como sus congéneres muertos que vagaban en la congregación de los condenados, parecen haber sido el producto de un sistema tenebroso y diabólico que permanece oculto en la historia de la humanidad.

Entre los judíos se enseña incluso, que algunos de los nefilim sobrevivieron al diluvio de Noé y que Og era el último de su linaje. Esto ciertamente no está confirmado en la Escritura, pero parece existir una tenebrosa conexión espiritual entre Og y esos monstruosos predecesores.