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La mentira de la evolución

  • Fecha de publicación: Jueves, 27 Diciembre 2012, 22:41 horas

Una cantidad considerable de evidencia acumulada por científicos creacionistas, indica lo absurdo e imposible de la evolución.  Los procesos que se detallan a continuación son selectivamente ignorados por sus proponentes, quienes prefieren descartarlos ya que los mismos prueban que la Tierra es joven, demasiado joven y que la supuesta evolución es un mito.

¨    El campo magnético de la Tierra - En un estudio reciente de importancia, el doctor Thomas G. Barnes mostró, que la fuerza del campo magnético de la Tierra está decayendo exponencialmente a una tasa que corresponde a un período medio de 1.400 años.  Es decir, que hace 1.400 años, el campo magnético de la Tierra tenía el doble de fuerza que ahora.  De tal manera, que basados en la tasa actual de decadencia del campo magnético, tal parece que la cifra límite para la edad de la Tierra no podría exceder a diez mil años.

¨    Polvo meteórico - Los científicos saben ya por algún tiempo, que las partículas de polvo cósmico entran a la atmósfera de la Tierra desde el espacio a una tasa esencialmente constante.  El científico Hans Petterson ha llevado un registro exacto de su influjo y ha determinado que la Tierra recibe cerca de catorce millones de toneladas por año.  Ahora, si es cierto que la Tierra tiene 5.000 millones de años, tal como insisten los evolucionistas, ¡debería haber alrededor de todo el mundo una capa de polvo meteórico de cincuenta y cinco metros y medio de espesor!  Pero, claro está, en ninguna parte existe tal capa de polvo.

¨    El delta del río Mississippi - El delta del río Mississippi ofrece evidencia adicional para apoyar el concepto de una Tierra relativamente joven.  El río Mississippi deposita cada año en el golfo de México, aproximadamente 300 millones de yardas cúbicas de sedimento.  Dice R. L. Wysong, en su libro La controversia creación-evolución, que mediante el estudio cuidadoso del volumen y tasa de acumulación del delta del río Mississippi, si se divide luego el peso de los sedimentos depositados anualmente entre el peso total del delta, se puede determinar que la edad del delta es de aproximadamente cuatro mil años.

¨    Petróleo y gas natural - El petróleo y gas natural se hallan contenidos a grandes presiones en represas subterráneas por una capa de rocas relativamente impermeables.  En muchos casos, las presiones son extremadamente altas.  Los cálculos basados en la medida de permeabilidad de la capa de rocas revela que la presión del gas y petróleo no pueden ser mantenidos por más de diez mil años en muchos casos.  De tal manera que, generalizar afirmando que tales depósitos de combustible fosilizado han estado confinados por millones de años, sin haberse filtrado a través de la capa de rocas, es algo ridículo.

¨    La rotación de la Tierra - La velocidad de rotación de la Tierra ha ido disminuyendo gradualmente debido a fuerzas gravitacionales de arrastre del Sol, la Luna y otros factores.  Si la edad de la Tierra es de miles de millones de años, tal como insisten los geólogos uniformitarianistas y su rotación ha estado descendiendo uniformemente, ¡entonces su rotación actual debería ser cero!

¨    El retroceso de la Luna.  Una prueba muy simple de que la Tierra y la Luna son relativamente jóvenes, se encuentra en el retroceso de la Luna respecto de la Tierra.  Los cálculos conocidos de la velocidad de recesión de la Luna, y la presunta edad evolutiva de cuatro a cinco mil millones de años requeriría que la Luna se encontrara mucho más lejos de la Tierra de lo que está.  Obviamente, el sistema Tierra-Luna no es tan antiguo como los científicos evolucionistas han asumido.

¨    Helio en la atmósfera - Los evolucionistas sostienen que el proceso de la decadencia radiactiva del uranio y torio que produce el helio, ha estado ocurriendo en la corteza terrestre por miles de millones de años.  Pero si esta decadencia se ha mantenido por miles de millones de años, la atmósfera de la Tierra debería contener mucho más que la tasa actual, una parte en doscientas mil de helio.  Los cálculos realísticos basados en las cifras disponibles revelan que la cantidad de tiempo requerido para que se hubiera producido el helio observable por proceso natural de decadencia alfa, es de aproximadamente diez mil años.

¨    Crecimiento de la población - Los evolucionistas creen que el hombre ha estado sobre la Tierra por lo menos un millón de años.  Desde el diluvio hasta el nacimiento del Señor Jesucristo, abarcando un lapso aproximado de 2.500 años, la población del mundo aumentó de ocho personas a 200 millones.  Según el Almanaque Mundial, fue sólo hasta el año 1850 de la era cristiana, que la cifra mundial de habitantes alcanzó los mil millones.  Sin embargo, para 1930 (sólo 80 años después) el número de habitantes sumaba 2.000 millones y para 1960 (sólo treinta años después) se añadieron otros mil millones.  Para 1975, la cifra global de habitantes ascendía a 4.000 millones y sólo quince años después se sumaron otros mil millones.  Para 1987 el número de personas viviendo en este planeta alcanzó 5.000 millones y las estadísticas actuales estiman ya la población mundial en casi 7.000 millones de habitantes.  La curva exponencial de la población mundial verdaderamente anticipa, que el aumento de la tasa en la población será de mil millones por año, y después de eso, mil millones por mes.

Si la edad del hombre sobre la Tierra fuera sólo de un millón de años de historia evolutiva y su tasa de crecimiento de sólo medio por ciento, ¡el número de habitantes en la generación presente excedería a diez elevado a 2.100 (102.100)! Para poder apreciar plenamente la naturaleza absurda y ridícula del modelo evolutivo en este aspecto, ¡considere el hecho que en todo el universo sólo caben un número de electrones, igual a diez elevado a la ciento treintava potencia (10130)!  Obviamente el modelo de la creación de la cronología humana ofrece la cifra más razonable sobre la antigüedad del hombre.  Es claro que la historia del hombre sólo abarca miles de años, no millones.

¨    La primera ley de la termodinámica - La primera ley de la termodinámica conocida como Ley de conservación de la energía, declara que la energía puede convertirse de una forma a otra, pero que no puede ser ni creada, ni destruida.  ¡Esta ley enseña en forma concluyente que el universo no pudo crearse por sí mismo!  Aunque los científicos no tienen una explicación lógica respecto al origen de la energía y materia o por qué se conserva la energía total, la Biblia sí ofrece una explicación: Sólo Dios puede verdaderamente crear.  El hombre sólo puede remodelar los materiales existentes.  Como Dios ha cesado de su obra creadora, tal como dice Génesis 2:3: “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”, la energía ya no se puede crear más.  Asimismo la razón de por qué no se puede destruir la energía es porque Dios “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (He. 1:3).  Él preserva, mantiene y cuida su creación.

¨    La segunda ley de la termodinámica - Basados en la ley de la termodinámica se ha podido establecer sin ninguna duda, que todos los sistemas, ya sean vivos o no vivos tienden a gastarse, enmohecerse o deteriorarse, porque en todo proceso hay una pérdida de energía provechosa que hace que aumente el proceso degenerativo.  Este hecho está perfectamente en armonía con la Palabra de Dios que dice en Salmos 102:25, 26: “Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.  Ellos perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán”.
Los evolucionistas afirman que la vida se originó de la materia inorgánica, pasando luego por un proceso que duró millones de años hasta llegar al hombre, tal como somos hoy día.  De tal manera que esas formas inferiores de vida fueron aumentando progresivamente siempre en un proceso ascendente hasta llegar a convertirse en formas superiores.  Sin ser científicos podemos notar que esto es completamente contrario a la segunda ley de la termodinámica que establece que en todo proceso hay una tendencia degenerativa.  Los biólogos que promueven la evolución, jamás mencionan este serio problema de la segunda ley.

¨    La brecha de los fósiles.  Si la evolución fuese cierta, los registros de los fósiles hallados en la corteza terrestre deberían seguir una secuencia continua, partiendo desde las capas inferiores en donde deberían encontrarse las primeras formas unicelulares hasta llegar al hombre.  El propio Charles Darwin reconoció que este no era el caso en el capítulo sexto de su libro El origen de las especies.  Incluso, cualquier científico honesto evolucionista admite este hecho, aunque sugiere hipótesis variadas para justificarlo.

Ahora sabemos lo que Darwin nunca imaginó, que la vida se basa en la información codificada en el ácido desoxirribonucleico (ADN).  Indiscutiblemente, ninguna información se origina del medio que la comunica, sino que sólo puede engendrarse de una inteligencia. Es claro entonces, que lo que proporciona las instrucciones para construir y operar las máquinas increíblemente pequeñas y complejas que constituyen las células, sólo puede provenir de una inteligencia mucho más allá de nuestra capacidad para comprender.  Pero... ¿Qué clase de universo es el que vemos?  ¿Es uno de orden?  Ya para concluir examinemos a modo de ejemplo, dos objetos muy familiares: el Sol y el cuerpo humano.

¨    El Sol - El Sol es una esfera de gases incandescentes un millón de veces más grande que la Tierra.  Es como un horno atómico que produce un calor en su centro de quince millones de grados centígrados.  El Sol está a 149 millones, 600 mil kilómetros de distancia de la Tierra.  Si estuviera un poco más distante, a unos 193 millones, 121 mil, 280 kilómetros, la Tierra estaría completamente congelada.  Pero si la distancia fuera 96 millones, 560 mil, 640 kilómetros, la superficie terrestre sería como un horno.

La ubicación del Sol y el delicado balance de la atmósfera de la Tierra hacen posible que la energía solar caliente millones de toneladas de aguas de los océanos, las vaporice, las haga perder sus minerales, y colecte todo ese vapor en nubes que luego son movidas a miles de kilómetros por la energía del viento, la cual también es producida por la energía del Sol.  Luego condensa los vapores y los esparce sobre la Tierra seca, haciendo la vida posible.

La energía del Sol activa el germen de vida y hace crecer la simiente, es aprovechada por los seres fotosintéticos, que constituyen la base de la cadena trófica, siendo así la principal fuente de energía de la vida.  Sin él no habría vida vegetal sobre la tierra, tampoco habría carbón, que no es otra cosa que energía acumulada y los restos fosilizados de la vida vegetal.

¨    El cuerpo humano - En un artículo publicado en la revista Sunshine se compara el cerebro humano con una computadora.  Allí se dice que le preguntaron a unos científicos que determinaran el tamaño, el sistema de enfriamiento y la energía que se requeriría para efectuar electrónicamente las mismas funciones que realiza automáticamente el cerebro de un ser humano durante el lapso de su vida.  Ellos decidieron, que si todas las partes fueran transistorizadas y se construyeran a una escala miniaturizada como esas que se usan en las sondas espaciales que se envían a la Luna, se requeriría lo siguiente:

•    Una máquina del tamaño del edificio de Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.
•    Un sistema de refrigeración, con una potencia de enfriamiento igual a la de las cataratas del Niágara, y
•    Una fuente de energía que produzca tanta electricidad como la que se utiliza en las casas e industria del entero estado de California.

El corazón es una maravilla que realiza un trabajo muy difícil:
•    Late un promedio de 75 veces por minuto, 40 millones de veces en un año, entre 2.000 a 2.500 millones de veces en una vida de 70 años.
•    Con cada latido, el corazón adulto promedio descarga cerca de cuatro onzas de sangre.  Esto suma unos 3.000 galones al día, o 650 mil galones por año, suficiente para llenar más de 81 camiones tanques de 8.000 galones cada uno.
•    La labor que realiza el corazón en una hora es suficiente para levantar a una persona de 100 kilos de peso, hasta el tope de un edificio de tres pisos.
•    En doce horas produce suficiente energía para levantar a un camión tanque de 65 toneladas, a unos 30 centímetros del suelo, y
•    En 70 años puede originar suficiente energía para mantener elevado fuera del agua al barco de batalla más grande.
•    Además, según un cálculo que se ha hecho, nuestros vasos sanguíneos podrían rodear dos veces la Tierra si se extendieran uno a continuación del otro.
Si usted es un adulto con un peso promedio, esto es lo que su cuerpo realiza en 24 horas.
•    Su corazón late 103 mil 689 veces.
•    Su sangre realiza un recorrido de 270 millones, 362 mil, 400 kilómetros.
•    Respira 23.040 veces.
•    Inhala doce metros, 476 centímetros cúbicos de aire.
•    Come tres libras y un cuarto de alimento.
•    Bebe, dos coma nueve cuartos de galón de líquido.
•    Pierde siete octavos de libra de desperdicios.
•    Habla cuatro mil 800 palabras, incluyendo algunas innecesarias.
•    Mueve 750 músculos.
•    Sus uñas crecen once mil 684, cien millonésimas de centímetros.
•    Su cabello crece 435 mil 356, diez millonésimas de centímetros, y
•    Ejercita siete millones de células cerebrales.
¿Cree usted que toda esta maravilla pudo haber sido producto de la casualidad al azar?

Las matemáticas y la evolución

     John Baumgardner, es miembro del personal técnico de la división teórica del Laboratorio Nacional de los Alamos.  Posee un doctorado en ingeniería eléctrica de la Universidad de Texas, un doctorado en geofísica y física del espacio de la Universidad de California, y dice en las páginas 224 y 225 de su libro En seis días: «...La ciencia de las matemáticas, sobre la cual descansan todas las otras ciencias, de manera irrefutable desaprueba tanto el ateísmo como la evolución.  Necesitamos un breve repaso a las matemáticas para continuar.  Por ejemplo, diez a la segunda potencia se expresa como diez elevado al cuadrado (102), lo cual es cien.  Luego diez a la cuarta potencia (104), no es el doble de cien al cuadrado, sino de hecho cien veces más, porque se debe multiplicar el diez por sí mismo cuatro veces...  Es decir, que cien a la cuarta potencia es un uno seguido de cuatro ceros.  A la segunda y a la cuarta potencia se les llama exponentes.  Por lo tanto, diez a la octava potencia (108), quiere decir un uno seguido de ocho ceros... Es eso lo que se conoce como aumento exponencial, que los números aumentan tan rápidamente que son difíciles de comprender.

     Es por esta razón que las cifras tan grandes son expresadas por exponentes.  Es mucho más fácil escribir diez elevado a la décima potencia (1010), que escribir diez mil millones (10.000.000.000).  Es más fácil escribir diez elevado a la cincuentava potencia (1050) que escribir un uno seguido de cincuenta ceros... La ciencia no sabe qué es la vida y cómo surgió en medio del caos de una explosión que esterilizó el entero cosmos un billón de veces más.  ‘La selección natural’ no ayuda.  No puede ni crear vida ni asistir a la primera cosa para que comenzara a funcionar.  La primera célula viva podría haberse originado por pura casualidad, pero esto es matemáticamente imposible y no hay argumento con las matemáticas.

     Hay aproximadamente diez elevado a la ochentava potencia (1080) de átomos en el cosmos.  Suponiendo que tuvieran lugar diez elevado a la doceava potencia (1012) de interacciones atómicas por segundo en un átomo, y diez elevado a la potencia dieciocho (1018) segundos, que son treinta mil millones de años (el doble estimado por los evolucionistas como la edad del universo), tenemos diez elevado a la potencia ciento diez (10110) como el número total de posibles interacciones en treinta mil millones de años.

     Si cada interacción atómica produjo una molécula única, entonces no podían haber existido más de diez elevado a la potencia ciento diez (10110) de moléculas únicas en el universo.  Se necesitan cerca de mil moléculas de proteínas compuestas de aminoácidos para la forma más primitiva de vida.  Para encontrar una secuencia apropiada de doscientos aminoácidos para una molécula de proteína relativamente breve se ha calculado que se requieren cerca de diez elevado a la potencia ciento tres (10103), de ensayos.  Esto es cien mil millones, de billones, ¡el número total de moléculas que haya existido jamás en la historia del cosmos!  Ningún proceso al azar podría jamás producir una de tales estructuras de proteína, mucho menos el grupo completo de cerca de mil necesarios para la forma más simple de vida.

     Por consiguiente es completamente irracional... creer que interacciones químicas al azar pudieron jamás producir un grupo viable de proteínas funcionales en medio de un número verdaderamente asombroso de posibles candidatos.  En vista de una cifra tan imponente de posibilidades no favorables, ¿cómo puede cualquier científico honesto recurrir a las interacciones al azar como la explicación para la complejidad que vemos en los sistemas vivos?  Hacer eso, estando consciente de estas cifras, representa una serie de violaciones de integridad científica».
Recuerde, la estructura física más simple sobre la cual operaría la selección natural, tiene que ocurrir por simple casualidad al azar, y esto es imposible.

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