Menu

Escuche Radio América

Expansión de la Reforma Evangélica

  • Fecha de publicación: Lunes, 10 Noviembre 2014, 03:19 horas

 La Reforma Evangélica empezó como un movimiento restaurador de la iglesia cristiana occidental en el siglo XVI, dando lugar a la Reforma Evangélica que separó a las iglesias reformadas de la católico romana.

El objetivo declarado de los reformadores pioneros, era restaurar la fe cristiana como había sido en sus orígenes, manteniendo lo que ellos consideraban valioso de la tradición que se había desarrollado en los siglos intermedios.

Para poder entender plenamente la historia de la iglesia cristiana y la Reforma, es importante tener en mente el principal reclamo de la Iglesia Católica Romana de la sucesión apostólica.  Según ellos, los doce apóstoles encabezados por Pedro pasaron su autoridad a sus sucesores, quienes a su vez delegaron la autoridad apostólica al clero católico, continuando así a través de los siglos, hasta el día de hoy.  La iglesia católica ve a Pedro como el líder de los apóstoles, con la mayor autoridad y aseguran por lo tanto, que sus sucesores portan consigo esta misma autoridad.

Es por esta sucesión apostólica, que la Iglesia Católica reclama una facultad única para interpretar la Escritura y para establecer la doctrina, así como afirman tener un líder supremo en el Papa, el cual es infalible cuando habla “ex cátedra” - esto es, cuando lo hace en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los “cristianos”.  Por lo tanto, de acuerdo con la postura católica romana, como sus enseñanzas y tradiciones provienen de los Papas, son tan infalibles y autoritativas como las mismas Escrituras.  Esta es una de las mayores diferencias entre los católicos romanos y los evangélicos, y fue una de las razones fundamentales para la Reforma.

Precursores de la Reforma

     En realidad, el movimiento evangélico precedió a la Reforma del siglo XVI.  Las inquietudes de la iglesia medieval tardía, anticiparon la Reforma con sus denuncias a la corrupción generalizada de la iglesia de Roma, así como de aspectos importantes de las enseñanzas católicas.

Al empezar el siglo XII, los valdenses, seguidores del mercader francés Pierre Valdo, practicaban lo que consideraban el sencillo y no corrupto cristianismo de la Iglesia Primitiva.  El movimiento, localizado en Francia e Italia, sobrevivió a una violenta persecución oficial.  Durante la Reforma, muchos valdenses se convirtieron al calvinismo.

Alrededor del año 1380, los lolardos aparecieron en Inglaterra, guiados por las enseñanzas del teólogo John Wycliffe.  Los lolardos fueron perseguidos, pero sobrevivieron e influyeron en la Reforma inglesa.  El reformador religioso inglés del siglo XIV John Wycliffe, conocido como la «Estrella Matutina de la Reforma» atacó con audacia al propio papado, arremetió contra la venta de indulgencias, las peregrinaciones, la excesiva veneración a los santos y los bajos niveles morales e intelectuales de los sacerdotes.  Negó la autoridad de los prelados eclesiásticos por considerarlos corruptos en el plano moral, la transubstanciación y otras enseñanzas tradicionales, mientras abogó por la fe bíblica.  Para hacer llegar sus ideas a individuos de cualquier extracción social, tradujo la Biblia al inglés y comenzó a predicar en esta lengua y no en latín.

Jan Hus, también conocido como John o Juan Huss, nació en 1373 y murió en 1415.  Era un teólogo y filósofo checo, rector de la Universidad Carolina de Praga, y es considerado como uno de los precursores de la Reforma Evangélica; sus seguidores se conocen como husitas.

Hijo de un campesino muy pobre que murió cuando Jan era niño, fue criado con mucho esfuerzo por su madre.  Recibió la mejor educación que permitían sus circunstancias; y habiendo aprendido bastante sobre los escritores de Grecia y Roma en una escuela privada en la provincia de Bohemia, obtuvo el título de bachiller en teología en 1398, luego fue aceptado en la Universidad de Praga por caridad.  Allí, pronto dio pruebas de su capacidad intelectual, se destacó por su diligencia y aplicación al estudio.

Hus fue ordenado sacerdote en el año 1400 y nombrado predicador, primero en la iglesia de San Miguel y luego en una capilla.  Desde el púlpito se dedicó a criticar la corrupción moral de la iglesia, los abusos que cometía y la riqueza que estaba acumulando.  Quería que la Iglesia Católica fuera pobre, que todo lo que hiciera estuviera claramente basado en el Evangelio; además, criticaba la venta de indulgencias.  Le decía a todo el pueblo que no debía obedecer a la Iglesia, porque era evidente que los sacerdotes vivían en el pecado.  También quería que se prohibieran los bailes, deseaba volver a la pureza de los primeros años del cristianismo y se oponía a los grandes dirigentes del romanismo.  Predicaba acerca del Señor Jesucristo, y decía que el Papa, con su corrupción, sus muchos pecados y errores que enseñaba a las personas, era la encarnación del Anticristo.

Desde 1408, Hus encabezó un movimiento basado en las ideas de John Wycliff denominado husismo y sus seguidores, los husitas, se multiplicaron en momentos en que la Iglesia Católica sufría la crisis del Cisma de Occidente, cuando había dos Papas, a los que en 1409 se agregó un tercero: Alejandro V.  El emperador Segismundo le ofreció un salvoconducto para que acudiera al Concilio de Constanza a explicar sus postulados, pero en el Concilio, Hus se negó a retractarse y por ello fue condenado por herejía.  El rey Segismundo de Hungría lo acusó de traición y le condenó a morir en la hoguera, ejecutándose la sentencia el 6 de julio de 1415.

Antes de ser quemado, dijo las siguientes palabras: «Vas a asar un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar».  Se suele identificar a Martín Lutero con esta profecía, ya que 102 años después, Lutero clavó sus 95 tesis en Wittenberg y en su escudo de armas figuraba un cisne.  Su ejecución por herejía en 1415, desencadenó casi de inmediato el estallido de las denominadas guerras Husitas.
En Alemania, Johannes Guttenberg inventó la imprenta de tipos móviles, alrededor del año 1450, y este fue probablemente el desarrollo más influyente del periodo anterior a la Reforma.  Lo primero que hizo fue imprimir una Biblia en latín, en 1454.
Sin embargo, lo que se conoce como «La Reforma» propiamente dicha, es al movimiento en la cristiandad occidental que surgió alrededor de los años 1500 y culminó a mediados del siglo XVII, produciendo la separación de la iglesia que llegó a ser conocida como evangélica y la Iglesia Católica Romana.  Fueron muchos los factores que contribuyeron al impulso de este movimiento, pero la gota que hizo desbordar el vaso y producir la separación final fue el abuso de parte del clero y la venta de indulgencias.
Mientras la Iglesia Católica enseñaba que las doctrinas del Señor Jesucristo y de Pablo eran muy místicas y que no podían ser interpretadas por el hombre común, y que además la mayoría eran alegóricas y que no podían ser explicadas literalmente, John Colet, quien nació en Londres alrededor del año 1467 y murió en 1519, rechazó esto y aseguró que las Escrituras eran para todos.  Las predicaciones de Colet influyeron mucho en el teólogo Desiderius Erasmo y contribuyeron a impulsar la Reforma.

Martín Lutero

     Martín Lutero, el iniciador de la Reforma en Alemania, nació en Eisleben Turingia, el 10 de noviembre de 1483.  Era hijo de Hans y Margarethe Lutero; fue criado en un hogar donde imperaba la religión profunda y la pobreza.  Asistió a la escuela en Mansfield, Watterburgo y Eisenach.  Luego se matriculó en la Universidad de Erfurt donde obtuvo los grados de canciller y maestro de artes.  En 1507 fue ordenado sacerdote.  Durante esos años, antes de obtener su doctorado en teología, estuvo luchando con el problema de su salvación personal.  Mientras se encontraba en el monasterio como fraile en Wittenberg, realizaba las tareas y oficios de rigor, se confesaba frecuentemente y cumplía las penitencias que le imponían.  Existe mucho debate respecto al momento exacto en que Lutero tuvo la plena comprensión del significado de la justificación sólo por gracia.  Algunos dicen que fue en 1514, y otros en 1518.

Fue en esos años de intenso estudio bíblico cuando leyó los escritos de los líderes de la Iglesia, especialmente los de Agustín.  Sin embargo, también fueron años de angustia espiritual, sobre todo después de haber ido a Roma con una misión de su orden y haber visto la corrupción moral y la indiferencia espiritual que reinaba en la corte del Papa.  Finalmente experimentó la paz espiritual cuando comprendió que la justificación es un don Divino, sin mérito alguno de parte del hombre, aunque a la fe deben seguir las buenas obras, no para alcanzar o ganar la gracia de Dios, sino como una manifestación de gratitud.

Una de las principales diferencias teológicas que planteó Lutero, es que la gracia proviene directamente del amor de Dios, y que sólo la fe es instrumento de salvación, no las obras humanas.  Esto incidía directamente en contra de la práctica de las indulgencias, cuya adquisición supuestamente permitía, y permite todavía entre los católicos, la remisión de los pecados por parte de la Iglesia Romana, la cual se considera como la única administradora de la redención.  Las indulgencias eran una especie de certificados que otorgaban el perdón de los pecados.  También se aplicaban y se aplican a los difuntos, contribuyendo a acortar su permanencia en el purgatorio.

En 1517 tuvo lugar un notorio escándalo a causa de la promulgación de un jubileo en Alemania, con una venta general de indulgencias a cargo del agustino Johann von Staupitz, según se dijo para sufragar los gastos de la reconstrucción de la iglesia de San Pedro en Roma.  Lutero se opuso a tales prácticas y clavó sus noventa y cinco tesis sobre las indulgencias en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenburg, Alemania, el 31 de octubre de 1517.  Estas tesis escritas originalmente en latín fueron traducidas al alemán y repartidas por toda Alemania, lo que generó gran indignación contra Roma, y gran popularidad para Lutero.

Como en ellas prácticamente se desafiaba la autoridad papal, surgió una peligrosa controversia en aquellos tiempos de intolerancia.  En 1518, durante su entrevista con el cardenal Cayetano, Lutero se negó a retractarse.  En 1519 sostuvo un debate con el teólogo católico John Eck, cuyo resultado fue que el Papa publicó una bula de excomunión en su contra.  Él le respondió con una serie de escritos teológicos en los que denunciaba cuatro de los siete sacramentos por considerar que no eran bíblicos, ni mucho menos lo practicaron los líderes de la iglesia primitiva.  De los sacramentos católico romanos, sólo consideró como tales el bautismo y la santa cena, rechazando los que sigue manteniendo la iglesia papal: que son la confirmación, confesión, matrimonio, extremaunción y el orden sacerdotal.

Lutero defendió la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes, la que implica una relación personal y directa del individuo con Dios sin ninguna institución de por medio, tal como afirma el apóstol Pablo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Ti. 2:5).

Aseguró que la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser exclusiva del clero, sino que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual ésta debía ser traducida a idiomas que todos pudieran entender.
También negó otras ideas creadas por el romanismo, como la existencia del purgatorio y la obligación del celibato a los sacerdotes romanos.  Él mismo contrajo matrimonio más tarde con una antigua monja convertida al cristianismo (o a Cristo).
Lutero nunca procuró la abolición de la Iglesia Católica como institución, sino sólo su Reforma con base en principios apostólicos.  El año 1520 señaló su ruptura decisiva con el catolicismo al publicar los tres tratados de la Reforma.  El primero Apelación, estaba dirigido a los laicos.  En él invitó a los príncipes alemanes para que tomaran la Reforma de la iglesia en sus propias manos, que abolieran los tributos a Roma, el celibato del clero, las misas a los muertos, las peregrinaciones, las órdenes religiosas y otras prácticas e instituciones católicas.  En su tratado titulado Cautiverio babilónico de la iglesia, apeló al clero, exponiendo una teología sacramental, neo-testamentaria y la comunión en ambas especies, pero rechazando la transubstanciación y el sacrificio de la misa.  En el último, La libertad de un hombre cristiano, una obra no controversial, explicó la justificación por la gracia en oposición a la justificación por las obras.

El 15 de junio de 1520, el papa León X publicó la bula de excomunión contra Lutero intitulada Exsurge Domine.  Cuando él la recibió se dirigió a las afueras de Wittenberg y la quemó públicamente.  Aunque le dieron sesenta días para retractarse, no lo hizo, siendo excomulgado oficialmente.

La protección que le dispensara el príncipe de Sajonia, Federico el Sabio, preservó la vida de Lutero y le aseguró una audiencia imperial en la Dieta de Worms, en abril de 1521, en donde una vez más se negó a retractarse, sosteniendo que sus libros eran sanos y que a menos que lo pudieran convencer por medio de las Sagradas Escrituras y la sana razón, no lo haría.
Temiendo las asechanzas de sus enemigos, el príncipe le hizo secuestrar por un grupo de servidores y lo instaló en el histórico castillo de Watburgo, en Einsenach, en donde vivió bajo otra identidad, viéndose confrontado con todos los problemas subsiguientes a la Reforma.  Allí comenzó su traducción de la Biblia al alemán.

En 1525 se casó con Catalina de Bora, una exmonja que había abandonado el convento seis años atrás.  En ese mismo año sostuvo la famosa controversia con Erasmo, quien a pesar de compartir muchas de las ideas de él, no estuvo dispuesto a romper con Roma.  Tuvo conversaciones controversiales con Ulrico Zuinglio de Zurich y con Calvino en 1529, con el objeto de unir los diversos movimientos de la Reforma, suscitados simultáneamente en diversos países de Europa.

En 1530 preparó los artículos de la Dieta de Ausburgo, pero no pudo asistir debido a su condena legal, aunque se mantuvo en el castillo cercano de Coburgo, donde los príncipes evangélicos iban a consultarlo.  Escribió muchos libros y folletos, y murió en 1546 en Eisleben donde había nacido.

Martín Lutero fue el principal artífice de la Reforma Evangélica, desempeñando un papel mucho más destacado que otros reformadores.  Gracias a la imprenta, sus escritos se leyeron en toda Alemania y ejercieron influencia sobre otros muchos.

La Reforma en Suiza

     Después que Lutero diera el grito de liberación de las almas del yugo del oscurantismo, Ulrico Zuinglio de Zurich, quien nació en 1484 y murió en 1531, fue uno de los más afectados por la Reforma, estimulado en parte por Lutero y en parte por lo que él mismo descubrió en la Biblia.  Llevó la Reforma a su cantón nativo y de allí el movimiento se extendió gradualmente a través de la Suiza alemana, llegando finalmente a los cantones franceses donde tuvo por jefe a John Calvino.

Los estudios bíblicos de Zuinglio le llevaron a la conclusión de que sólo lo que se autorizaba de un modo literal en las Escrituras, debía conservarse en la doctrina y en las prácticas de la iglesia y que la Biblia era el único medio para purificarla.  El luteranismo conservaba muchos elementos de la liturgia medieval, pero Zuinglio abogaba por una ceremonia simple en oposición a la Iglesia Católica y al luteranismo, y consideraba la eucaristía como una ceremonia tan sólo simbólica.  Las reformas de Zuinglio, adoptadas de forma pacífica mediante votación por el Consejo de Zurich, pronto se extendieron a otras ciudades suizas.

Francia

     El teólogo y jurista francés John Calvino, quien nació en 1509 y murió en 1564, fue otro de los impulsadores de la Reforma en Francia.  Fue el principal reformador de la generación posterior a Lutero y Zuinglio.  Las reformas de Calvino no eran tan extremas como las de Zuinglio, pero iban acompañadas de un estricto régimen que unía en la práctica estado e iglesia en el mantenimiento de la moral y la doctrina correcta.

Calvino escribió la primera exposición sistemática de la teología evangélica, puso en marcha un sistema de gobierno para la Iglesia Presbiteriana y fundó importantes instituciones educativas que formaron a hombres como John Knox, introductor del calvinismo en Escocia, donde se convirtió en la Iglesia Presbiteriana.  El calvinismo también se extendió en Francia, donde sus seguidores eran conocidos como los hugonotes, y a los Países Bajos, donde reforzó la voluntad para conseguir la independencia de la España católica.

Calvino adoptó estos puntos de vista de Lutero: Apoyó la doctrina de la justificación por gracia mediante la fe, y no de las obras; la importancia primordial de la Biblia; rechazó la tradición romana; negó la autoridad de la Iglesia de Roma por derecho Divino y rechazó la sucesión apostólica desde el apóstol Pedro.

Para 1540, el cristianismo evangélico se había difundido rápidamente en Francia, provocando creciente represión.  Bajo el reinado de Enrique II se establecieron cortes especiales para procesar a los herejes, quienes a menudo eran quemados en la hoguera.  La multiplicación de los mártires provocó la extensión del calvinismo, debido a los esfuerzos masivos llevados a cabo desde Ginebra y hubo un gran aumento de los «hugonotes» - el apodo que se le daba a los calvinistas en Francia.  En 1559 había cerca de cuatrocientos mil evangélicos en Francia.

La sincera piedad y vidas puras de los «hugonotes», contrastaba agudamente con las vidas escandalosas del clero romano, razón por la cual el papa Pablo IV ordenó su exterminio y el rey de Francia decretó que se les masacrara y que todo súbdito leal ayudara a cazarlos.  Los jesuitas recorrían Francia persuadiendo a los fieles para que los destruyeran.  Los cristianos evangélicos perseguidos por los agentes papales, tal como en los días de Diocleciano, se reunían en secreto, a menudo en sótanos y a media noche.

La creciente importancia de la Reforma en Francia, llevó a la hoguera a un buen número de mártires, creando un ambiente de persecución.  Por esta razón, Calvino, al igual que otros franceses luteranos abandonaron París.

Ginebra

     En cada lugar de Europa, la Reforma se asentó gracias a la obra de algunos reformados, tal vez uno de los más extraordinarios fue el pastor de origen francés William Farel.  Cuando el señor Farel se enteró que Calvino se encontraba en Ginebra, lo visitó en la hospedería, convenciéndolo para que permaneciera allí y le ayudara a realizar la obra que reconocía superior a sus propias fuerzas.  Después de ser perseguido y apedreado, logró desacreditar y expulsar la antigua fe católica.  Fue así como el 21 de mayo de 1536, en la plaza pública de Ginebra, mediante la institución de la democracia, logró que los ciudadanos de ese lugar aceptaran vivir «según el Evangelio y la Palabra de Dios».

Inglaterra

     Cuando Calvino sólo tenía 26 años, ya era reconocido en toda Europa.  Sin embargo, en Inglaterra, la suerte del calvinismo fue más diversa.  El desarrollo de la Reforma inglesa fue disparejo comparado con el movimiento en otros países.
La Iglesia anglicana fue instaurada en Inglaterra en 1534, cuando Enrique VIII asumió la autoridad eclesiástica que antes desempeñaba el Papa.  El objetivo del rey no era reformar la doctrina de la iglesia, sino conseguir la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, hija de los reyes católicos.  Sin embargo, bajo los reinados de Eduardo VI e Isabel I, la Iglesia Anglicana llegó a convertirse en una institución evangélica sin paliativos, como quedó definido en los treinta y nueve artículos.  Los ritos anglicanos y la organización de la Iglesia conservaron a pesar de todo muchas de las formas del catolicismo romano, apareciendo ante los ojos de muchos como una vía intermedia.  Por esto los anglicanos recibieron las críticas de algunos disidentes calvinistas: Los Puritanos.

Los Países Bajos

     En los Países Bajos, la Reforma fue acogida desde muy temprano.  Allí eran muy numerosos los anabaptistas.  Del 1513 al 1531, se hicieron 25 diferentes traducciones de la Biblia: en holandés, flamenco y francés.  A pesar de esto, toda esa área estaba bajo el dominio de Carlos V, quien en 1522 estableció la Inquisición y mandó que se quemaran todos los escritos de Lutero.  Posteriormente, en 1525 prohibió la lectura de la Biblia en las reuniones religiosas, luego la impresión y posesión de cualquier Biblia, y en 1535 decretó la muerte en la hoguera para todos los anabaptistas.

Felipe II, quien reinara entre 1566 a 1598 y fue el sucesor de Carlos V, ratificó los edictos de su padre y con la ayuda de los jesuitas emprendió la persecución aun con mayor furia.  Por una sola sentencia de la Inquisición, la población entera fue condenada a muerte.  Bajo Carlos V y Felipe II, más de cien mil cristianos fueron masacrados con crueldad increíble.  Algunos eran encadenados a estacas cerca del fuego y asados lentamente hasta morir; otros eran arrojados a mazmorras, azotados y torturados en el potro antes de ser quemados vivos.  A las mujeres se les enterraba vivas, prensadas en ataúdes demasiado pequeños y apisonadas por los pies de los verdugos.  Quienes trataban de huir a otros países eran interceptados por los soldados, y masacrados.

Después de años de resistencia bajo crueldades inauditas, los evangélicos de los Países Bajos, se unieron bajo la dirección de William de Orange y en 1572 comenzaron la gran rebelión.  Tras increíbles padecimientos, en 1609 obtuvieron la independencia de Holanda: la parte norte se hizo evangélica y Bélgica al sur, católica romana.

Escandinavia

     En este país, el luteranismo fue introducido desde muy temprano, convirtiéndose en la religión del Estado de Dinamarca en 1536.  En Suecia en 1539 y en Noruega en 1540.  Cien años después, Gustaf Adolf de Suecia, quien reinara entre 1611 a 1632, rindió servicios notables al acabar con el esfuerzo de Roma por aplastar a la Alemania evangélica.

La matanza de San Bartolomé

     Catalina de Medicis, madre del rey de Francia, ardiente romanista seguidora del Papa, la noche del 24 de agosto de 1572, ordenó la masacre de setenta mil hugonotes, entre los que se encontraban la mayor parte de sus líderes.  Esto causó gran regocijo en Roma.  El Papa y su colegio de cardenales desfilaron en solemne procesión hasta la iglesia de San Marcos, donde cantaron el Te Deum en acción de gracias.  El pontífice también hizo acuñar una medalla en conmemoración de la masacre y envió a París a un cardenal, con las felicitaciones para el rey y la reina madre.  Francia estaba prácticamente al borde de convertirse en evangélico, pero la noche de San Bartolomé fue también el asesinato del cristianismo evangélico en ese país.

Las guerras hugonotes

     Después de la matanza de San Bartolomé, los hugonotes se unieron y se armaron para resistir, hasta que finalmente en 1598 el Edicto de Nantes les otorgó derecho a la libertad de conciencia y de culto.  Mientras tanto, unos doscientos mil perecieron como mártires.  El papa Clemente VIII, determinó que el Edicto de Tolerancia de Nantes era algo maldito, y después de años de trabajo de los jesuitas, finalmente lograron revocarlo.  Cien años después, en 1658, unos quinientos mil hugonotes tuvieron que huir a países evangélicos.

La revolución francesa en 1789, fue una de las confrontaciones más espantosas de la historia.  El pueblo estaba frenético contra las tiranías de la clase reinante e incluso del clero, el que era propietario de la tercera parte del suelo francés, y eran ricos, indolentes, inmorales e implacables en su trato con los pobres, constituyendo un reino de terror y de sangre.  En medio de esta revolución tuvo lugar la abolición del gobierno, el cierre de las iglesias, la confiscación de las propiedades, la supresión del cristianismo y la entronización de la Diosa de la Razón, representada por una mujer disoluta.  Napoleón Bonaparte restableció la iglesia, pero no sus bienes.  En 1802, concedió la tolerancia para todos y casi terminó con el poder político de los Papas en todo el país.

Bohemia

     Para los años 1600, de los cuatro millones de habitantes de esta región, 80% eran evangélicos.  Sin embargo, cuando los Habsburgos y los jesuitas concluyeron su obra allí, solamente quedaban ochocientos mil: todos católicos romanos.

Austria y Hungría

     En estos dos países, más de la mitad de la población se había hecho evangélica, pero bajo los Habsburgo y los jesuitas, todos fueron asesinados.

Polonia

     A fines del siglo XVI, tal parecía que el romanismo estaba a punto de desaparecer por completo en Polonia, pero allí también los jesuitas acabaron con la Reforma mediante la persecución y asesinatos.

Italia

     En Italia, el propio país del Papa, la Reforma ya estaba bien arraigada, pero comenzó a trabajar la Inquisición y casi no dejó trazas del cristianismo evangélico.

España

     En España, la Reforma nunca progresó por cuanto la Inquisición ya estaba allí desde antes.  Todo intento de libertad o de pensamiento independiente era aplastado con mano implacable.  El monje dominico e inquisidor Tomás de Torquemada quien vivió entre 1420 a 1498, en 18 años condenó a la hoguera a diez mil doscientos evangélicos, y noventa y siete mil a cadena perpetua.  A las víctimas generalmente se les quemaba vivas en la plaza pública durante las festividades religiosas.  De 1481 a 1808, fueron sacrificados por lo menos cien mil mártires y un millón quinientos mil fueron desterrados.

En los siglos XVI y XVII, la Inquisición acabó con la vida literaria en España, y puso a la nación casi fuera del círculo de la civilización europea.  Cuando comenzó la Reforma, España era el país más poderoso del mundo.  Su actual estado insignificante demuestra cómo el papado puede transformar a un país.

La armada española se dedicó a tratar de acabar con la Reforma Evangélica en Inglaterra.  En ese tiempo, España contaba con la flota más poderosa que jamás hubiera surcado los mares, pero la victoria de Inglaterra fue el punto crucial del gran duelo del cristianismo evangélico contra el romanismo, asegurando para la causa evangélica, no solamente a Inglaterra y Escocia, sino también a Holanda, Alemania del norte, Dinamarca, Suecia y Noruega.

Los evangélicos se destacaron en muchos movimientos humanitarios y reformadores.  En Inglaterra, dirigieron la agitación política que llevó al parlamento a abolir la esclavitud en los territorios sometidos al dominio británico.  En Estados Unidos, hicieron campaña en contra de la esclavitud, con lo que se provocaron cismas en algunas iglesias, también en contra de la intemperancia y la prostitución.  Otros movimientos respondieron a los problemas de la revolución industrial.  El llamado socialismo cristiano y el evangelio social siempre trataron de aplicar principios cristianos para implantar cambios sociales fundamentales.

volver arriba