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Boletin Dominical - 6/6/2021

Muy pocos cristianos conocen lo suficiente su Biblia como para no alarmarse frente a tantas cosas adversas que ocurren en todo el mundo.  Radio América, desde que comenzó con el servicio de noticias, da a conocer lo desagradable y graves que son los titulares del día.  Por un lado, muertes de hasta decenas de inocentes por bombas que colocan algunos grupos que demandan ciertos “derechos”.  Por el otro, rehenes que fueron tomados por grupos que se autodenominan “Liberación”.  También hay quienes tienden emboscadas aniquilando a cuantos puedan, o asaltando aldeas de gente pobre matando a cuantos encuentran.  Tifón, lluvias que dejan miseria por doquiera, elevando las aguas hasta arrastrar a la muerte a humildes pobladores.  Y no hablemos de drogas, asaltos a mano armada, grave problema en el Medio Oriente, especialmente el cerco que parece cerrarse cada vez más en torno a Israel y su misma existencia como Nación.

Si usted no conoce la Biblia no puede entender por qué Dios permite todo esto, como suelen decir algunas personas... «yo le entiendo».  ¡No es para menos!  Pero sabemos, por las Escrituras, que el mundo NO mejorará.  Todo cuanto vemos son apenas los bordes de lo que espera a este planeta en crisis.  La Biblia claramente dice que las cosas serán así, de modo que los estadistas mundiales, aun los más brillantes, no verán otra salida, que unificar a todas las naciones del mundo e implantar un sólo gobierno.  Entonces, se supone, habrá una equitativa distribución de las riquezas, se acabarán los pobres, nadie matará a nadie por robarle dinero, ni habrá necesidad de tomar rehenes, ni traficarán con drogas, ni falta de dinero para la salud...  ¿Nos suena familiar este... “paraíso”?

Según la Biblia, la Iglesia cristiana, es decir, todos aquellos que recibieron a Jesucristo por Salvador, tendrá que ser retirada de este mundo y llevada a la presencia de su Salvador.  Esto ocurrirá sin ningún otro aviso, más que lo que ya se nos dice en el Nuevo Testamento.  Se llama “arrebatamiento”: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Co. 15:51, 52).

Ni bien ocurra, habrá un cambio grande en todo el mundo, porque ahora desaparecerá la última barrera para que Satanás en persona, por medio de su personaje, llamado el Anticristo, tome las riendas del mundo y lo gobierne.  Este periodo, que durará sólo siete años, se llama La Gran Tribulación.  Durante este tiempo morirán dos tercios de la raza humana, muchos debido al hambre, millones como mártires de Cristo.  Estos serán aquellos que no recibieron a Jesucristo antes del arrebatamiento, pero entonces sí, lo harán.  Morirán otros también debido a guerras que el mundo jamás ha visto.  “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación” (Ro. 5:8-11).

Pasados estos siete años de Gran Tribulación, el Señor, junto con todos los redimidos regresará y ordenará nuevamente el mundo, de modo que la naturaleza, el reino animal, el vegetal, la ecología en general, todo será tan hermoso como lo era cuando Adán y Eva vivían en el Edén, antes del pecado.  Esto se llama Milenio o Reino Milenial.  Será entonces cuando ya, no el Anticristo, sino Cristo mismo, estará reinando como dueño y Señor de todo el planeta: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mt. 16:27).

Cuando terminen los mil años, resucitarán todos los no salvos y tendrán que comparecer ante lo que la Biblia llama El Gran Trono Blanco.  Todos cuantos comparezcan allí, serán juzgados, condenados y echados en un lugar que la Biblia llama “lago de fuego”.  En ese lugar estará también Satanás y otro individuo que habrá sido su ayudante, llamado, “el falso profeta”.

Cuando termine el juicio en el Gran Trono Blanco, los salvos estarán por la eternidad en la compañía de todos lo redimidos, sirviendo al Señor y Salvador.  Ya nunca más habrá dolor, ni cansancio, ni envejecimiento, ni muerte, ni nada de aquello que ha causado tanto sufrimiento y tanto dolor.  ¿Está usted preparado para el momento del arrebatamiento?

Millones de personas que han vivido rodeadas del conocimiento de estas cosas, pero que no se detuvieron para ajustar cuentas con Dios, entonces descubrirán su trágico error.  Es probable que usted tenga un montón de preocupaciones, ya sea de carácter económico, de salud, sus hijos, su cónyuge, sus metas inalcanzables o incluso le preocupe la situación mundial y lo que pudiera suceder. 

Mi recomendación es que tome el atajo y resuelva su verdadero problema.  Reconcíliese con Dios.  Así pase lo que pase, nunca tendrá que lamentar.

No sea indiferente, no endurezca su corazón, no desprecie la salvación que Dios le ofrece.  ¡Mañana podría ser demasiado tarde!

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” (He. 3:12, 13).

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