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¿Cuáles son algunas de las señales que muestran el estado de salud de una Iglesia?

     Debemos tener especial cuidado con algunas muestras que pueden llevarnos a un grave error.  Por ejemplo, el elevado número de asistentes a los servicios dominicales.  Aunque esto puede ser una señal de auténtico crecimiento numérico de la iglesia, también es señal negativa.

     En estos últimos años aparecieron ciertas definiciones que hasta son un tanto pintorescas.  Se suele decir... «La nuestra es una iglesia renovada».  Esto significaría que esta iglesia tiene y hace... “algo nuevo”.  Pero hasta donde conocemos a las “renovadas”, nada nuevo hemos visto, salvo una buena dosis de mundanalidad y costumbres paganas.  Cierto pastor dijo: «Si usted ha descubierto algo nuevo en la Biblia, debe ser herejía».  ¡Cuán acertado es esto!  Después de dos mil años de estudio de la Biblia, ya no queda nada nuevo que descubrir, excepto la introducción de herejías.

     Si el crecimiento numérico de una iglesia no refleja su estado de salud espiritual y doctrinal, ¿cuáles son las señales de un crecimiento verdadero?

     Si quiere hacer su propio análisis, fíjese en los siguientes elementos:

     Si la iglesia necesita de “festivales de música o conciertos”, si necesita de tal o cual “película cristiana” para atraer más asistentes, si necesita más de reuniones sociales, “campamentos” y movimientos de “avivamiento” conjuntamente con otras congregaciones, entonces usted está ante una iglesia que sufre de ABIBLIOSIS CRÓNICA (falta de Biblia).

     Si los estudios bíblicos no son el atractivo de su iglesia, entonces ésta está enferma y es mejor que se prepare para esa... “renovación”, con muchas manifestaciones sensuales, que incluyan saltos, gritos, aplausos (por supuesto, “para Jesús”), caídas al suelo, derivación de poderes mediante la imposición de manos, “sanidades”, “lenguas” y muchas otras cosas.  Pero... ¿Es todo esto algo nuevo?  Por supuesto que no.  Esto lo practicaban los antiguos egipcios y otros pueblos paganos y hoy usted puede comprobar las mismas manifestaciones entre los macumberos en Brasil y, aunque con otro nombre, en todos nuestros países.

     Lo que sí es nuevo, es la exposición de la Palabra.  La iglesia saludable sigue el patrón fijado en las Escrituras.  Cuando usted, junto con su familia se preparan para concurrir al templo de su Iglesia el domingo por la mañana, ¿qué espera encontrar allí?

     Escribiendo Pablo a una Iglesia, dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Col. 3:16).

     Lo que debe abundar en un culto, en una reunión de una iglesia saludable, es la Palabra de Cristo, la exposición de la Palabra de Dios, la evangelización y la enseñanza, la edificación de la vida de los hermanos.  Todos los pastores y encargados de alguna congregación, pueden dar testimonio de la importancia que le dan los hermanos a los estudios bíblicos bien elaborados.  La mayor parte del tiempo que estamos cada domingo en el templo, debe ser dedicado a la exposición de la Palabra.  Por eso Pablo coloca esta parte en primer lugar.  Antes de hablar de salmos, himnos y cánticos espirituales, Pablo habla de la Palabra de Cristo, ¡y ésta debe ser abundante!  Ni los himnos, aun los mejores, los coros que nos parecen elevar nuestra alma ni destacados solistas ni instrumentos; no importa cuán dulces puedan ser a nuestros oídos, deben jamás reemplazar “la Palabra de Cristo”.

     ¿Cómo andan las cosas en su iglesia, mi hermano?  Tal vez, con el pretexto de... “alabanzas” usted, en su calidad de responsable de la congregación, puede dedicar apenas unos pocos minutos a la enseñanza bíblica, cuando ya la gente ha aplaudido, saltado, danzado, movido y retorcido bastante; cerrado y abierto los ojos, etc.

     He aquí algunas recomendaciones para el domingo por la mañana, suponiendo que sus actividades requieren unas dos horas.  Haga la prueba y evite por todos los medios la supuesta novedad de... “Iglesia renovada”.  Hay muchas iglesias que, al verse sin gente, no ven otra salida que hacerla más mundana y llaman a eso... “renovación”.  Haga lo siguiente:

  1. Comience siempre a horario.  Si la hora fijada es para las 9:30 Hs., no espere hasta las 9:35 Hs.
  2.  

2. Imprima un atractivo bosquejo de la lección que impartirá en lo que tal vez llame... Escuela Dominical.

3. Olvídese de las divisiones por edades, excepto el departamento de cuna y los párvulos, lo mismo que los principiantes.  Pero los de 11 o 12 años y más, que estén junto con los intermedios, jóvenes y adultos.

4. Sea usted mismo el maestro y no derive esta delicada tarea a ningún otro hermano.

5. Sea más que todo, expositivo, pero sea ameno, hable claro, en voz alta como para que todos puedan oír.  No dedique mucho tiempo para preguntas, porque el diablo usará a algún hermano “bien intencionado” para formularle preguntas que le desviarán del tema que usted ha preparado.  Esto no significa que las preguntas y respuestas no sirven para enseñar, pero sería mucho mejor que las preguntas e inquietudes de los alumnos sean contestadas en una clase, por ejemplo, una vez por mes.

6. No use lecciones que alguien le preparó, por buenas y bíblicas que sean.  Prepare usted mismo cada lección y dedique bastante tiempo para enseñar algunas doctrinas fundamentales, como por ejemplo: La seguridad eterna de la salvación, la inspiración de la Biblia, la autoridad e inerrancia de la Biblia (que la Biblia no tiene errores), la separación de las falsas doctrinas, etc.

7. Insista mucho en la conducta del cristiano y procure que todos los miembros sean evangelistas.  Olvídese de las “campañas evangelísticas” con alguna gran figura que supuestamente hará maravillas.  Una iglesia que goza de buena salud espiritual y doctrinal, está comprometida con la evangelización los 365 días del año.

     Si quiere saber cómo debe trabajar la Iglesia, lea el libro de Los Hechos y las epístolas de Pablo.  En lugar de... “renovación” (que es rebelión), tome en serio la Biblia y no tenga miedo de ofender a MUCHOS.  Hable contra el pecado, no importa quien se moleste.  Sea dogmático en asuntos como...  la salvación por la gracia sin obras, la resurrección de los muertos, el cielo, el infierno, el juicio venidero, la infalibilidad de la Biblia, etc.  Le aseguro que usted se acarreará enemigos, pero vale la pena: “Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal” (1 P. 3:17).

     Si algunos miembros se le van, dé gracias a Dios y comience a trabajar con gente nueva, gente completamente nueva.  Pero no permita que el templo destinado para impartir la enseñanza de la Biblia, se use para dar rienda suelta a las bajas pasiones y el ocultismo salpicado de cristianismo.  Exija el silencio y el orden, la reverencia y el respeto.

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