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¿Milagros sí, doctrinas no?

Una de las características peligrosas de esta herejía es el rechazo de las doctrinas bíblicas.  El argumento es que... «la tolerancia nos une y las doctrinas dividen».

¿Qué dice la Biblia sobre las doctrinas?

1. Dice que los cristianos primitivos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles” (Hch. 2:42).

2. Dice que existe tal cosa como... “todo viento de doctrina... de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Ef. 4:14).
La única manera para no caer víctima de estos hombres astutos, cuya meta es pervertir la doctrina bíblica y desviar a los cristianos de las enseñanzas bíblicas para que se sometan a doctrinas de hombres.

3. La Biblia dice que debemos retener la doctrina aprendida de la revelación divina “Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra” (2 Ts. 2:15).

4. Al descuidar la cuestión doctrinas bíblicas, es fácil caer en fábulas y cuentos de hombres, alejándose así de Dios y de su Palabra: “Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora” (1 Ti. 1:3, 4).

5. Es muy poco agradable la compañía de quienes se oponen a la sana doctrina: “Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina” (1 Ti. 1:8-10).

6. Uno puede pensar que está escuchando doctrinas del Señor y sin embargo, son doctrinas de demonios: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1 Ti. 4:1-3).

En este caso la doctrina demoníaca tiene que ver con la enseñanza que el matrimonio es menos puro que el celibato.

7. Las doctrinas determinan los que son verdaderos ministros del Señor, distinguiéndolos de los falsos.  Porque existe la “buena doctrina” para distinguirla de la “mala doctrina” (1 Ti. 4:6).

8. El cristiano debe tener un doble cuidado.  Debe cuidarse en cuanto a su conducta y en la doctrina que recibe y enseña: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Ti. 4:16).

9. Pablo le recuerda a su discípulo que... “has seguido mi doctrina”.  El Señor le había revelado mucho de lo que conocemos como doctrina sana.  Timoteo era un fiel seguidor de la doctrina revelada por el Espíritu Santo.

10. A Tito, Pablo le recuerda... “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tit. 2:1).

11. En 1 Timoteo 4 el apóstol habla de “doctrinas de demonios”.  Pero también habla de “doctrina de Dios nuestro Salvador”.

12. Existen también esas doctrinas rudimentarias.  Doctrinas que todo cristiano aprende ni bien recibe al Señor: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno” (He. 6:1, 2).  Son doctrinas como la Salvación, la Gracia Divina, el Bautismo, la Cena conmemorativa, la Resurrección de los muertos.

13. Existen doctrinas “diversas y extrañas” de las cuales debemos cuidarnos: “No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas” (He. 13:9).

14. Si hay algo que prueba que una persona no ha encontrado en Cristo a su Salvador, es la cuestión doctrinas: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras” (2 Juan 9-11).

Doctrinas Tolerables

Existen doctrinas que uno puede tolerar, siempre y cuando las tales doctrinas no lleguen a ser indispensables para la salvación.  He aquí algunas de ellas:
• El día de la semana para guardar.
• El que las hermanas se cubran o no la cabeza.
• El que los servicios sigan o no una determinada liturgia.
• El que permitan o no bautizar a personas de corta edad.
• El que sirvan jugo de uva o vino para la Cena conmemorativa.
Todas estas cosas son tolerables, porque ninguna ni todas ellas ponen en peligro la salvación.

Doctrinas NO Negociables Ni Tolerables

• La Salvación por Gracia, sin obras meritorias.
• La Seguridad de la Salvación.
• La Inerrancia de la Biblia.
• La Revelación completa en los 66 libros de la Biblia.
• La Resurrección de los muertos.
• El Cielo y el Infierno tal como enseña la Biblia.
• El Regreso del Señor, la entrega de Galardones, el Milenio y el Juicio Final.
• El don del Espíritu Santo, es decir, que así como la salvación es un don, lo es también el Espíritu Santo.

¿Qué hace el carismático de las Doctrinas Bíblicas?

El problema del carismatismo es que coloca las experiencias por encima de las Escrituras.  Por ejemplo, si un carismático ha tenido una experiencia que para él es... “hablar en lengua”, no importa si esa afirmación se opone a la doctrina del don de lengua.  Lo que importa es la “EXPERIENCIA EMOCIONAL que yo tuve...”

Preguntas que todo cristiano debe hacerse

Cuando uno escucha a tantos predicadores donde lo que uno afirma el otro lo niega, ¿cómo podrá un cristiano “recién nacido” saber cuál de los dos dice la verdad?  Aquí se imponen algunos textos donde está la respuesta:

1. Es deber de cada cristiano es “escudriñar las Escrituras”, no solamente leerla: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5:39).

2. Es deber de cada cristiano reconocer que los 66 libros de la Biblia contienen todo cuanto proviene del Espíritu Santo, quien inspiró a cuantos formaron parte de escribir lo que hoy llamamos Biblia: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti. 3:16, 17).

3. Nunca olvidemos que existen “maestros de la Biblia” graduados en la escuela de Lucifer.  Son muchos los que tuercen las Escrituras para “probar” sus conclusiones y explicaciones.  A veces son tan atrevidas que uno no puede menos que descubrir la astucia del tal intérprete que va más allá de lo que un simple hombre podría imaginar.

A esta altura debemos reconocer al Doctor del engaño cuando leemos lo que ocurrió cuando Satanás se tomó el trabajo de tentar al Salvador:
1 “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti,
y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mt. 4:1-11).

Todo lo que Satanás necesita para desviar a un cristiano es que éste ignore las Escrituras. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mt. 22:29).

Si un cristiano ignora las Escrituras, muy pronto se convertirá en “torcedor de las Escrituras” y abrazará sus experiencias emocionales: “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo” (2 Co. 2:17).

Hay quienes falsifican y adulteran la Palabra de Dios y esto es algo que todo cristiano debe saber: “Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Co. 4:2).

En los días de los apóstoles, algunos individuos se dedicaban a adulterar, torcer los escritos de Pablo.  A ellos no les importaba mucho Pablo, sino el Espíritu Santo, el cual inspiró a Pablo para que escribiera sus Epístolas.  El asunto es entre Satanás (o el espíritu de Satanás en contra del Espíritu Santo), como leemos en 2 Pedro 3:15-18: “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”.

Estimado hermano sigamos escudriñando las Escrituras. ¡PORQUE NO TENEMOS QUE ENTENDER MUCHO PARA COMENZAR LA VIDA CRISTIANA!  Debemos de creer.  No olvidemos que dice la Biblia en Romanos 10:14-18, sobre la forma cómo el pecador llega realmente a creer: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras”.

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