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El por qué del bautismo y más allá

¿Por qué los cristianos se bautizan?

1) Porque el Señor mandó que lo hicieran: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).

2) Porque Jesús mismo se sometió al bautismo: “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.  Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:13-17).

3) Porque el bautismo sella el arrepentimiento para la salvación: “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mt. 3:7, 8).

4) Porque simboliza la muerte y la resurrección: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Ro. 6:4).

5) Porque todos cuantos fueron salvos el día cuando descendió el Espíritu Santo, fueron bautizados: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hch. 2:41).

El bautismo es para los ya salvos, nunca para ser salvos.

El que recibe a Cristo por Salvador, pero no quiere bautizarse, ha decidido ser un... “hijo de Dios desobediente…”

El bautismo no salva ni ayuda para la salvación, sin embargo, está vinculado con el pecado del hombre y su consecuencia, que es la muerte.

El señor nos dejó dos Ordenanzas

1. El bautismo.
2. La Cena del Señor.

¿Qué es la Cena Conmemorativa?

1. Conmemora la muerte de nuestro Señor: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Co. 11:23-26).

2. Fue el mismo Señor quien instituyó esta ordenanza (Lc. 22:14-20).

3. Únicamente los ya salvos y bautizados deben participar de esta ordenanza.

4. Debemos recordar siempre que, ni el pan se convierte en verdadera carne de Jesús ni el fruto de la vid en verdadera sangre de Él.  Ambos elementos simbolizan el cuerpo y la sangre del Salvador: “Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí” (1 Co. 11:25).

5. La advertencia es que no debemos participar de esta conmemoración sin discernir su significado: “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen” (1 Co. 11:29, 30).

¿Qué significa esto?

No debemos pretender que se trata de una... transubstanciación.

No debemos permitir que participen de esta conmemoración los que no son salvos.

No deben participar aquellos que están comprometidos con algún pecado y no lo han confesado ni abandonado.  Esto sería “sin discernir el cuerpo del Señor”.

¿Cuál debe ser el comportamiento del cristiano?

1. Nunca olvide lo que tiene que ver con la salvación y luego con la conducta del salvo  (Ef. 2:8-10).

2. La conducta del cristiano debe cambiar, y es algo que el mismo cristiano lo logra con la ayuda del Señor.

3. Su salvación no es como una vela que se va extinguiendo hasta terminar.  Su salvación es un regalo de Dios y Él no es tan barato que, después de obsequiarle la vida eterna, se la quite de nuevo.

Si antes mentía, adulteraba, codiciaba, insultaba a sus semejantes, era idólatra, se emborrachaba y no le pasaba nada, recuerde que ahora el Señor le tratará a usted como a un hijo no como al hijo del vecino.

Su testimonio importa mucho, tanto al Señor como a la familia de la iglesia.  Es necesario que le importe a usted también.

Sobre la muerte prematura

1. Ananías y Safira  (Hch. 5:1-11).
Satanás deseaba debilitar a la iglesia ni bien se formó, pero el Señor supo cómo manejar la situación y lo que hizo fue... una cirugía “sin anestesia”.

De no haber sucedido esto, no tendríamos las palabras de Hechos 5:13, 14.

2. Satanás siguió a los misioneros y pronto éstos se encontraron con un brujo, el cual recibió al Señor y fue bautizado  (Hch. 8:4-13, 17-24).

3. Otro caso que parece ajustarse al peligro de una muerte prematura lo tenemos en Santiago 5:14, 15.

Usted puede pecar todo lo que quiera, pero recuerde que, aunque nadie lo vea, el Señor sí, lo ve. 

Su conducta cristiana lo hará verdaderamente feliz.

Lo hará útil para el Señor, para la iglesia y para la sociedad.

Será usted poderoso en su vida de oración.  El infierno temblará cuando usted doble sus rodillas para orar: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Jn. 15:7, 8).

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