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¿Cómo pudieron sobrevivir los judíos?

La preservación del pueblo judío a lo largo de sus 2.700 años de dispersión es algo alucinante, difícil de comprender.  Tenga en cuenta que fueron dispersados en más de 130 países en todo el mundo, y que fueron maltratados en forma brutal en dondequiera que iban.  Will Varner, profesor del Master’s College, lo expresó de esta manera: «Ninguna nación en la historia del mundo, ha sido jamás exilada de su territorio, ha perdido su existencia nacional e idioma, para luego regresar como un pueblo a su patria en el mismo suelo natal, y revivir su idioma original. Ninguna otra, excepto una, la nación de Israel».

La implacable persecución de los judíos se remonta al comienzo mismo de su existencia como nación.  Primero fue el intento del Faraón de Egipto por asesinar a todos sus bebés varones.  Como dice la Escritura: “Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva” (Éx. 1:15, 16).

Luego Amán, un burócrata del gobierno persa, quien concibió un plan para exterminar a todos los judíos en Persia: “Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.  Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.  Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos” (Est. 3:8-10).

El Imperio Asirio conquistó diez de las tribus judías y los dispersó por todo el territorio de Asia. Luego vino el exilio en Babilonia de las dos tribus restantes, y las dos guerras terribles con los romanos en los años 70 y 135 de nuestra era.

A lo largo de la Edad Media, los judíos fueron apiñados en ghettos, y obligados a exhibir símbolos de identificación.  Fueron sometidos a pogromos, perseguidos y cazados como si fueran animales, calumniados en todas las formas posibles.  Los libelos de sangre o calumnias de la sangre, eran acusaciones en las que se afirmaba que los judíos realizaban crímenes empleando sangre humana durante sus rituales religiosos.  Esta calumnia se originó en la Europa medieval.  Por regla general, los libelos de sangre culpabilizaban a los judíos de cometer una recreación de la muerte de Cristo, sacrificando a niños durante la Pascua judía.  Históricamente, estas acusaciones alegaban que la sangre de niños cristianos era especialmente apreciada.

Fueron culpados por todos los problemas de la sociedad incluso hasta de haber propagado la peste negra.  Fueron sacrificados durante las Cruzadas, torturados por la Inquisición, y se convirtieron en objeto de aniquilación completa en el Holocausto nazi.  Sin embargo, sobrevivieron y sus perseguidores acabaron en el cubo de la basura de la historia.  ¿Cómo pudo ser esto?  ¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿Buena suerte? ¿Una jugada afortunada con los dados?  Hay muchas teorías.

De regreso a la pregunta básica

Por lo tanto, volvemos de regreso a la misma pregunta: «¿Cómo pudieron sobrevivir los judíos?»  Y la respuesta es: De manera sobrenatural.  El Salmo 124, lo resume mejor, dice: “A no haber estado Jehová por nosotros, diga ahora Israel; a no haber estado Jehová por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres, vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros.  Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente; hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.  Bendito sea Jehová, que no nos dio por presa a los dientes de ellos.  Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros.  Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra” (Sal. 124:1-8).

Aunque este pasaje probablemente se refiere directamente a la supervivencia del pueblo de Israel durante los años que estuvo errante en el desierto bajo el liderazgo de Moisés, sí expresa un principio eterno concerniente a la relación de Dios con su pueblo.  Tal como dice el Salmo 121:4: “He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel”.

Las promesas de Dios de preservar a su pueblo

Los profetas hebreos siempre fueron muy precisos respecto al hecho que Dios preservaría a su pueblo.  Considere esta profecía simbólica que registrara el profeta Isaías hace más de 2.700 años, 700 años antes del nacimiento del Señor Jesucristo: “Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.  ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?  Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.  He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros” (Is. 49:14-16).

Hablando más específicamente, Isaías registró estas palabras respecto a la preservación de los judíos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.  He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo” (Is. 41:10, 11).

Asimismo, el profeta Jeremías quien escribió 75 años después, declaró que Dios preservaría su pueblo: “Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo” (Jr. 30:11).

Una profecía aún mucho más gráfica que registró Jeremías sobre la preservación de los judíos, es esta que dice: “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.  Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová” (Jer. 31:35-37).

Por lo tanto: ¿Cuándo dejará de existir el pueblo judío?  Cuando el sol deje de brillar cada día, y cesen las estaciones.  Cuando hayan sido explorados los cielos y la profundidad de los océanos.  Ese es el tiempo que los judíos estarán en este mundo.

¿Cree que es necesario que les digamos si esas profecías han tenido cumplimiento?  A pesar de su dispersión, y pogromos asesinos que llevaron hasta el Holocausto de millones de judíos, actualmente hay más de siete millones de ellos vivos en Israel, un poco más de los que fueron asesinados en el Holocausto, con otros siete millones en diferentes países.  ¡Ahora ya usted puede entender por qué la existencia del pueblo judío es una prueba latente de que hay un Dios y que la Biblia es su Palabra!

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