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Boletin dominical - 26/04/09

“No haréis tonsura en vuestras cabezas... y no haréis rasguños en vuestro cuerpo... ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová... No harán tonsura en su cabeza... ni en su carne harán rasguños” (Lv. 19:27a, 28; 21:5).

Si eres joven, te harás un gran favor y agradecerás al Señor por haberte encontrado con estas advertencias. Cada vez se hace más popular entre los jóvenes la cuestión de tatuajes en el cuerpo. No se trata simplemente del “gusto de la muchachada”, de “moda del momento, costumbre, cultura o incluso adorno”.

Nadie puede negar que quienes más usan tatuajes y piercing son los pandilleros y drogadictos, pero con eso no estoy acusando a nadie, sólo admitiendo una verdad. Entiendo que muchos se han tatuado o se han practicado el piercing antes de haber recibido al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador, por lo tanto no estoy condenándolos, sino que quiero poner las cosas en su perspectiva apropiada.

“No haréis tonsura en vuestras cabezas... y no haréis rasguños en vuestro cuerpo... ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová... No harán tonsura en su cabeza... ni en su carne harán rasguños” (Lv. 19:27a, 28; 21:5).

Si eres joven, te harás un gran favor y agradecerás al Señor por haberte encontrado con estas advertencias. Cada vez se hace más popular entre los jóvenes la cuestión de tatuajes en el cuerpo. No se trata simplemente del “gusto de la muchachada”, de “moda del momento, costumbre, cultura o incluso adorno”.

Nadie puede negar que quienes más usan tatuajes y piercing son los pandilleros y drogadictos, pero con eso no estoy acusando a nadie, sólo admitiendo una verdad. Entiendo que muchos se han tatuado o se han practicado el piercing antes de haber recibido al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador, por lo tanto no estoy condenándolos, sino que quiero poner las cosas en su perspectiva apropiada.

Asimismo, sé que hay “cristianos” a quienes esto no les importa, y siguen haciéndose las perforaciones y tatuajes sin que esto les incomode para nada. Vuelvo y repito, no es mi intención hacer que se sientan culpables. He preparado este mensaje, para ofrecerle una respuesta a esos que me lo han preguntado y a esos otros a quienes les preocupa este tema.

Tal vez digas que es el espíritu de la época, que cada generación a lo largo de los siglos siempre ha seguido una moda, ya sea en la forma de vestir, de adornarse, en la música y quien sabe cuántas cosas más, y que esto incluye los tatuajes y las perforaciones en el cuerpo. Como cristianos lo primero que debemos tener presente es que no debemos seguir la moda y corriente del mundo, y las perforaciones en el cuerpo y los tatuajes, ciertamente son una tendencia mundana.

Si no eres cristiano, no te preocupes porque esto no es para ti, ya que a esos fuera de la dirección de Dios, no les importa lo que el Señor pueda decir sobre este tema. Pero como no hay prohibición ni en la cultura oriental ni en la occidental para determinar qué está bien o qué está mal a este respecto, uno debe ir a la Biblia, así que por favor lee esto.

La revolución cultural ha pasado por muchas etapas, desde teñirse el cabello, hasta ropas extravagantes y peinados de toda clase, el cabello parado, las blusas mostrando el ombligo, en fin todo tipo de modas y estilos. Ahora la tendencia son los tatuajes y las perforaciones. Sin embargo, como cristianos no podemos dejarnos influenciar por el mundo y su cultura.

Además de los cambios desagradables en la apariencia física que causan los tatuajes y el piercing, ambas prácticas constituyen un riesgo para la salud. Hay miles de casos documentados de jóvenes de ambos sexos que se han infectado con el virus del sida o con hepatitis por una de estas dos prácticas, asimismo han adquirido infecciones bacterianas de la piel y las mucosas, reacciones alérgicas, irritaciones cutáneas, lepra, esterilidad y hasta lesiones malignas como melanoma y otras patologías.

¿Crees que es correcto que un joven cristiano se exponga a este tipo de riesgos, sólo por una moda? Son muchos los efectos secundarios que trae consigo esta novedad. Un joven que se hizo un piercing en la lengua, nos hizo el siguiente comentario: «Ya casi no me duele, los primeros días tenía la lengua muy inflamada, casi no podía comer, sólo tomaba líquidos. También se me trababa el arete cuando hablaba aunque ya terminé por acostumbrarme». Sin embargo, existen otros riesgos físicos que pueden afectar drásticamente la salud, tales como: el dolor e inflamación en las encías, dientes dañados, infecciones y pérdida de algunas piezas de la dentadura.

Un estudio publicado por The Journal of the American Dental Asociation en julio de 2003, afirma que las personas que se practican el piercing en la boca, ya sea en la lengua o en el labio, corren el peligro de sufrir problemas gingivales graves. Una de las consecuencias más comunes es la contracción de las encías, lo que deja el diente sin protección, hasta el punto que en ocasiones termina por caerse. De acuerdo con esta investigación, una joven de 19 años que había llevado un pendiente con forma de barra durante un año, en una primera revisión se detectó que sufría una retracción de la encía en uno de sus dientes de seis milímetros. Cinco meses después ya era de ocho milímetros.

El piercing en la lengua, que es la práctica más común y que se calcula en 81%, provoca daños principalmente detrás de la encía inferior. El de labio, que lo usan 38%, afecta a la parte frontal de la encía. Otros “adornos” orales peligrosos son los que se hacen en la mejilla o en la ceja, aunque estos no son tan populares. Además de la dificultad para hablar, las infecciones bucales, e incluso dientes rotos, los piercing de la boca pueden producir alteraciones en la producción de saliva y dificultades en la masticación. ¡Tanto dolor y tanto daño al cuerpo sólo para pretender estar al día con la supuesta “última moda! ¡Cuánto se lamentan hoy quienes desearían hacer desaparecer sus tatuajes y no pueden! Otros se han arruinado para toda su vida.

La Biblia nos dice en Romanos 12:2, «que no debemos conformarnos a este mundo», mientras que en 1 Corintios 6:12, Pablo escribe sobre una nueva libertad, dice: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. Luego repite esto mismo en 1 Corintios 10:23: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”.

J. A. Holowaty, Pastor

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