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Una Voz en la Multitud

“Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Marcos 6:34)

Norte América colonial tuvo su super estrella, alguien que todos deseaban escuchar y ver, fue George Whitefield, el predicador más famoso de su tiempo, no sólo en Estados Unidos, sino en  Inglaterra su lugar de nacimiento.  Fue en un día 12 de enero que comenzó su gran campaña de predicación en las colonias americanas.

Whitefield nació en Inglaterra en 1714, era amigo de John y Charles Wesley y miembro del “Club de Santos” en Oxford.  Igualmente junto con ellos fue ordenado Pastor en la Iglesia de Inglaterra, pero le molestaba en extremo la falta absoluta de espiritualidad en esa congregación.  A pesar de sufrir de estrabismo, tal como puede verse en sus retratos, no experimentaba vergüenza al hablar en público, y David Garrick el más grande actor de ese tiempo, se maravillaba al escuchar a Whitefield tomar la palabra.

Los norte americanos acudían en masa para escuchar esa voz.  Cuando Whitefield predicó en Filadelfia, el joven Benjamín Franklin estimó que su voz podía escucharse hasta el fondo de un salón que albergaba una multitud de 20.000 personas.  Pero había mucho más en el pastor Whitefield que su voz.  La clave de todo era su mensaje, ya que predicaba: “El hombre necesita la salvación.  Y ni atender a la iglesia o incluso  ser un pastor, asegura esta salvación, sino que tiene que tener lugar un cambio en el corazón del pecador en una relación cálida y personal con Dios”.

Éste no era un mensaje que las personas escucharan a menudo en las iglesias inglesas, especialmente en la de Inglaterra.  Muchos clérigos le prohibieron a Whitefield que se acercara a sus púlpitos, pero esto era innecesario, porque las multitudes impresionantes que lo escuchaban requerían que predicara al aire libre ya que no había salones en ese tiempo lo suficientemente amplios para albergar a miles de miles de personas.  Su predicación no sólo hizo que muchos se convirtieran, sino que inspiró la fundación de muchas escuelas y la realización de incontables obras de caridad.

El avivamiento espiritual conocido como “El Gran Despertar”, no habría sido lo mismo sin este hombre increíble.  Algunos historiadores le acreditan a Whitefield el despertar espiritual inter-denominacional que hizo posible la fusión de las trece colonias, pavimentando el camino para la unión política que resultaría en la Revolución Americana que comenzó un poco después de la muerte de Whitefield en Massachusetts en 1770.

Padre Misericordioso, te damos gracias por esos que predican tu palabra fielmente, quienes claman por una gran revolución del corazón.  Amén.

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