Menu

Escuche Radio América

No se turbe vuestro corazón (II)

  • Fecha de publicación: Sábado, 26 Noviembre 2022, 19:57 horas

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:2-6).

El  Señor  promete  volver

El Señor nos dice que Él personalmente se ocupará en la preparación del lugar de nuestra eternidad.  Cada uno de nosotros somos  diferentes:

• No todos amamos al Señor de la misma manera.

• No todos somos completamente obedientes a Él.

• No todos enfrentamos con valor los problemas diarios sin quejarnos.

• No todos merecemos lo mismo en la eternidad con Él.

• No todos hemos tenido las mismas oportunidades y responsabilidades aquí y ahora.

• No todos supimos servirle con la misma consagración, la misma devoción, la misma pasión y entrega aquí.

El Señor personalmente se ocupará de la vivienda de cada uno de nosotros.

El Señor no dice que algunos ángeles de cierto rango inferior lo harán.

Él es como ese pastor que conoce a cada una de sus ovejas y las llama por su nombre: “A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca…  Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” (Jn. 10:3, 14).

¿Nos  llamaremos  como  ahora...?

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (Ap. 2:17).

Se imagina usted que el Señor lo llame por su nombre.  Según este texto, algunos tendrán allá un... “nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.

Creo que el nombre tendrá que ver con la labor que desempeñe el cristiano fiel...

El nombre corresponderá a la jerarquía que el Señor le dé...

Probablemente fuera de quien lo reciba, nadie podrá interpretar su significado, pero sí, quien lo reciba...

En Apocalipsis 3:12, de nuevo aparece la cuestión nombre bajo ciertas circunstancias: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.

El ser... “columna” en la estructura del nuevo gobierno significa autoridad, grado honorable...

Dice que será como columna... “en el templo de mi Dios”.  El “templo” es sin duda la Iglesia que le pertenece.

Las identificaciones para el vencedor

1) “Columna en el templo de mi Dios”.

2) “Escribiré sobre él el nombre de mi Dios”.

3) “El nombre de la ciudad de mi Dios”.

4) “La nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios” (¿llegará a la tierra..?).  No, la biblia nunca dice que esa Jerusalén nueva llegará a la tierra en algún lugar menos el lugar geográfico, nada de eso en algún lugar del espacio se detentrá.

5) “Y mi nombre nuevo”.

No podemos explicar todo esto, pero una cosa podemos decir: La seguridad que todo esto corresponde a los vencedores, no a los vencidos.

¡Cuánto hay para vencer hoy a fin de no caer víctima de tanto engaño!

¿Qué ocurriría cuando el Señor termine de preparar el lugar?
Él nos dice que Él personalmente volverá para llevarse a los suyos: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Jn. 14:3).

Él se llevará a todos los redimidos: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Co. 15:51, 52).

Es importante insistir en la palabra TODOS.  Estas palabras deben animar hasta al más deprimido de los cristianos.

Si alguien le dijo que solamente los “espirituales” tomarán parte en esta gran partida, pregúntele si leyó algo acerca de la “espiritualidad” de los corintios.

No  hay  noticia  más  alentadora  que  el  regreso  del  Señor

Hay unas cuantas cosas que usted debe saber acerca de la Doctrina del Arrebatamiento de la Iglesia.

¿Hay cristianos que sistemáticamente niegan el arrebatamiento de la iglesia?  Podemos llegar a esta conclusión:

1. Con negar el arrebatamiento, el cristiano queda totalmente confundido con toda la enseñanza bíblica sobre las profecías relacionadas con los futuros juicios de Dios, el pueblo de Israel, el lugar de la Iglesia, el Milenio, el Tribunal de Cristo y el Juicio Final.  Si un cristiano niega el arrebatamiento, tendrá muy serios problemas para armar el rompecabezas de las profecías bíblicas.

2. Nunca olvide que si usted es cristiano porque recibió a Jesucristo como su Salvador, usted definitivamente participará del arrebatamiento.  Usted no podrá NO  SER  ARREBATADO, porque el arrebatamiento no es algo que decidimos nosotros, sino que esto lo ha decidido Dios y es Él quien llevará a cabo esta gran misión.

3. El arrebatamiento debe servirnos, no tanto para preocuparnos como para alentarnos: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Ts. 4:16-18).

¿Notó lo que dice el versículo 18?  Dice que los cristianos deben hallar aliento, ánimo al saber que el Señor puede recibirlos arriba en cualquier momento.

Ninguna cultura, ningún pueblo, ninguna religión del mundo, tiene tantos motivos para no deprimirse, ni desesperarse, ni preocuparse, ni temer, como los cristianos.

El islam, el romanismo, el judaísmo, el budismo, el hinduismo, el ecumenismo, el intelectualismo, el comunismo, el sofisma (una mezcla de retórica, gramática y filosofía), tampoco creen en el arrebatamiento.

El secreto del gozo y el optimismo del cristiano, en buena parte, radica en esta doctrina: La seguridad de la salvación y el advenimiento del Señor en cualquier momento.

4. ¿Cómo debemos actuar en momentos de TEMPESTAD?
Tome una buena dosis de 1 Tesalonicenses 4:18.  Es decir, anímese con esta promesa: “Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

Nunca deje de orar al Señor.  Porque si la tempestad que le azota es una enfermedad física, falta de trabajo, problema con su pareja, problemas con los hijos, recuerde que muchos de nuestros problemas nosotros no podemos resolver.  Pero algo ocurrirá en su vida.  Algo que los que no conocen al Señor no pueden recibir, esto sería... CALMA  Y  PAZ  que  proviene  del  cielo.

¿Nunca tuvo la experiencia que cuando le sobrevino una inesperada tempestad, también usted se sintió seguro y tranquilo?

Un ejemplo bíblico muy conocido es Job.  Notemos lo que él dijo cuando repentinamente se le vino una tempestad que acabó con todo...

Un día vinieron los sabeos y mataron a todos sus animales...

Ni bien ocurrió esto, vino un fuego del cielo y quemó a sus ovejas y pastores...

Apenas sucedió esto, los caldeos vinieron y se llevaron a los camellos matando a sus criados.

Ni bien sucedió lo de los camellos, los hijos de Job estaban celebrando el cumpleaños del hijo mayor, cuando de repente un gran viento echó abajo el edificio y todos ellos murieron...

Lea cómo Job reaccionó cuando ya nada quedaba para destruir:

“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (Job 1:20-22).

volver arriba