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¿Orando a Dios en el lugar equivocado?

  • Fecha de publicación: Miércoles, 27 Mayo 2015, 01:57 horas

 Se le ha llamado el territorio más disputado en el mundo - el punto en el cual convergen y asimismo se separan las tres grandes religiones mundiales.  

Se han librado interminables guerras santas por su posesión.  Se han escrito libros sagrados y profecías en la Biblia, sobre las batallas que habrán todavía de librarse por mantener el control de esta parcela de tierra: Se trata del Monte del Templo en Jerusalén. 

          Pero... ¿Qué pasaría si la historia estuviera equivocada? ¿Qué, si el lugar donde Salomón construyó el primer templo, y Herodes edificó el segundo, estuviera localizado de hecho a unos 183 metros al sur, en un lugar conocido como la antigua Ciudad de David?

          Robert Cornuke, mejor conocido como Bob, nació en 1951.  Es un escritor norteamericano y presidente del Instituto Bíblico Arqueológico de Investigación y Exploración, que opera desde su lugar de residencia en Colorado Springs, Colorado.  Es un arqueólogo bíblico y posee una maestría en estudios bíblicos y un doctorado en Biblia y teología, de la Universidad Bautista de Louisiana.  Es autor de nueve libros sobre las exploraciones bíblicas que ha llevado a cabo en los últimos 20 años, usando la Biblia como su guía literal de referencia para cada una de ellas.

          Ha participado en más de 50 expediciones en busca de lugares descritos en las Escrituras, ha sido invitado por las principales cadenas de televisión de Estados Unidos, incluyendo  ABC, FOX, CNN, National Geographic, Discovery y el canal de Historia.
Es un guía turístico en la Tierra Santa y socio de Chuck Missler, quien posee una maestría en ciencias en ingeniería de la Universidad de los Ángeles en California, y se graduó en 1999 en la Universidad Bautista de Louisiana.  En la actualidad: Cornuke en Colorado y Missler en Idaho, son profesores del instituto.   Ha viajado alrededor del mundo investigando misterios bíblicos, tal como el del arca del pacto, los que estudia a profundidad.  Ahora está obsesionado con el templo judío.

          Su autocrítico sentido del humor y su estilo tolerante, le han ayudado a tener acceso a algunos de los sitios arqueológicos más sensibles del mundo.

          ¡Pero no se equivoque!  Él emprende cada misión con la tenacidad de un detective experto en investigaciones.  Y eso es, porque por diez años fue detective investigador del FBI y miembro del grupo SWAT - una unidad especial de la fuerza policiaca, entrenada especialmente para tratar con situaciones de extremo peligro, en particular cuando se requieren tácticas agresivas.  El tiroteo que sostuvo por tres horas con un hombre atrincherado con cientos de municiones, lo hizo que replanteara sus opciones con respecto a su profesión.

          Su nuevo libro publicado recientemente en inglés, titulado Templo: Nuevos descubrimientos asombrosos que cambian todo con respecto a la ubicación del Templo de Salomón, está estremeciendo los círculos académicos por su pura audacia.

          Sugerir que el Monte del Templo tradicional, en donde los judíos han orado ante el Muro de los Lamentos y en donde los musulmanes oran en la Cúpula de Roca, no es de hecho territorio sagrado, tal como ellos creen, es un concepto sacrílego para muchos historiadores y arqueólogos, eso sin mencionar a los clérigos.

          No obstante, su caso está tan bien investigado y documentado que es difícil ignorarlo.  Muchos están leyendo y releyendo sus argumentos, esperando tal vez encontrar algún error obvio que les permita poner a un lado esta conclusión, ya que de ser cierta, eso significa que sería algo impensable para los musulmanes, pero le abriría la puerta de nuevas posibilidades a los judíos.

          Cornuke comentó: “Tenemos la oportunidad de impactar la historia, positiva o negativamente. ¿Qué pasaría si literalmente estuviéramos sentados sobre la kriptonita de la arqueología bíblica?”.

Tuvo mucho cuidado al señalar, que ésta no era su propia idea, sino que simplemente siguió y expandió la investigación de Ernest L. Martin, un arqueólogo cristiano que nació en 1932 en Meeker, Oklahoma y falleció en el 2002, quien ocupó cargos destacados y fue conocido por sus controversiales libros sobre arqueología en Israel, con respecto al Monte del Templo.

          Él aseguraba que el sitio de la mezquita Al Aqsa y Cúpula o Domo de la Roca, los dos edificios más importantes de la Explanada de las Mezquitas, identificaba erróneamente el verdadero lugar de ubicación del templo en Jerusalén, y en 1994 escribió un libro titulado Los templos que Jerusalén olvidó.

El productor de cine cristiano Ken Klein, también ha profundizado sobre este tema en su documental “Jerusalén y el templo perdido de los judíos”.

Bob Cornuke le dijo así al reportero de la World Net Daily, de una agencia de noticias conservadora: “Esta no es mi idea, sino que soy el benefactor del doctor Martin, a quien realmente se le ocurrió llevar a cabo esta investigación.  Sin embargo, su libro no recibió mucha atención porque contenía un montón de pequeños detalles que las personas comunes y corrientes no podían captar.  Por eso traté de escribir una obra que se pudiera leer con facilidad.  El lugar de ubicación del templo no fue determinado correctamente, pero como fue aceptado por tanto tiempo, nadie se ha atrevido a poner esto en tela de juicio.  Yo he estado investigando con todo lo mejor de mis habilidades, desde el punto de vista de un policía investigador, y llegué a una conclusión razonable” - concluyó diciendo.

          Como él se ha atrevido a cuestionar la localización del primero y segundo templo judío, algo que se convirtió en históricamente sacrosanto, ahora está recibiendo un número incontable de llamadas telefónicas.

          Y comentó: “He recibido ya a un montón de eruditos, hombres con doctorados y otros que están escribiendo ahora sus tesis doctorales, para hablar sobre este tema, respecto a dónde estaba localizado el templo, porque esto ha abierto un campo completamente nuevo.  Puede que esto parezca absurdo y hasta increíble, que personas así ahora me estén llamando y diciendo: ‘Espere un minuto, esto es una locura, ¿por qué nosotros no habíamos visto todo esto nunca antes?’”.

          Su libro fue publicado hace sólo unos seis meses, pero ha alterado ya el pensamiento de muchos.

          Y sigue diciendo: “Es una de esas cosas, que se ha ido pasando de boca en boca, porque las personas están hablando al respecto, y literalmente no he podido trabajar mucho porque estoy recibiendo demasiadas llamadas y refiriendo a quienes me llaman con nuestro distribuidor. Comenzó como algo pequeño, pero ahora la idea ha ido cobrando más fuerza”.

          Admite que algunos harán mofa de esto, mientras que otros leerán el libro y apreciarán todo el cuerpo de evidencia que presenta y sus méritos.

          Añadiendo: “La arqueología bíblica es considerada como el tema más controversial dentro de la arqueología, siendo el Monte del Templo su punto más álgido.  De acuerdo con el canal de televisión Discovery, lo que estoy haciendo literalmente, es  tocar el tema más controvertido de la arqueología.  Por lo tanto, estoy sorprendido por no haber recibido todavía un correo electrónico personal, o la llamada de alguien, para confrontarme y decirme: ‘Usted está bien equivocado con esta premisa, y permítame decirle por qué”.

          Pero, entonces, ¿cuál es exactamente la prueba para apoyar su tesis?  Que el Muro Occidental no es parte de las ruinas del templo antiguo.  Pero... sino lo es, entonces... ¿qué es?

          Si se demuestra que las respuestas que Cornuke ofrece a estas preguntas son ciertas, esto estremecería a todo el mundo profético y convulsionaría el entero Medio Oriente hasta sus entrañas.

“No quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”

          Él comienza su historia con la ubicación estratégica de la Cúpula de la Roca y prosigue con las enseñanzas del Señor Jesucristo y el relato de un testigo ocular el historiador Flavio Josefo.
El señor Cornuke argumenta, que el califa árabe Adb al-Malik construyó la Cúpula de la Roca en el año 691 de nuestra era.  En un sitio elegido en gran parte, porque se encuentra por encima de la Iglesia del Santo Sepulcro, el lugar desde donde se cree que Jesús resucitó de entre los muertos. 

          Los musulmanes consideran su religión como la perfección del judaísmo y el cristianismo, es decir, que está muy por encima de ambas.  Esta idea se impone en su estilo de construcción en el entero Medio Oriente.  El edificar la Cúpula de la Roca de un tamaño mayor y por encima de la iglesia cristiana, fue un hecho premeditado, una declaración abierta contra los cristianos, quienes eran la religión dominante en el área, antes que ellos la invadieran.

          Luego tenemos la profecía en el capítulo 24 de Mateo: “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.  Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:1–2).

          Sin embargo, el Muro Occidental donde oran los judíos, consta de miles de piedras que todavía permanecen intactas, y esto - enfatiza el señor Cornuke -  “Contradice de hecho las palabras del Señor.  Los israelíes creen que es el muro occidental del templo, y que por consiguiente se trata de un lugar sagrado, conocido popularmente como el Muro de los Lamentos”.

          Sin embargo, los registros históricos dicen que los romanos arrasaron enteramente el templo en Jerusalén en el año 70 de nuestra era, que quedó completamente reducido a un campo con malas hierbas. Muchos judíos fueron llevados al cautiverio, y los que sobrevivieron, quienes recordaban su verdadera ubicación, finalmente murieron. 

El relato der Josefo sobre la fortaleza romana

          Existe también un registro escrito de Josefo, el historiador judío del primer siglo, autor de Las guerras de los judíos, cuya obra es considerada altamente creíble, prácticamente en la entera mayoría de sus tópicos, excepto en su descripción de la localización del templo, la que por alguna razón es denigrada y no tomada en cuenta por los historiadores modernos.

          Josefo escribió que el lugar que hoy es considerado el Monte del Templo, era de hecho la Fortaleza Antonia.  Esta guarnición romana era lo suficientemente grande para albergar a la Décima Legión Romana, la que contaba con 6.000 soldados, además del personal encargado del mantenimiento de la misma, para un total de cerca 10.000 personas.

          El señor Cornuke sostiene: “Que la fortaleza romana abarcaría por lo menos el área del Monte del Templo del día actual, es decir unas 15 hectáreas aproximadamente.  Y que Josefo escribió que la guarnición romana era mucho más grande que el templo, mientras que de acuerdo con los eruditos el área del templo era mayor que la fortaleza.  Entonces... ¿quién está en lo correcto?  La conclusión de estos eruditos, es que Josefo exageró, por lo tanto es el único culpable del mal entendido”.

          En 1973, el famoso historiador Michael Avi-Yonah construyó un modelo de la Jerusalén del primer siglo, el que muestra la fortaleza romana como un pequeño apéndice del templo en su esquina noroccidental.
Dice el señor Cornuke: “Esto encaja muy bien con la tradición, mientras ignora los relatos de testigos.  Todo esto ha dado lugar a que hoy en día, casi todos los documentales de televisión sobre el tema del templo, muestren el modelo de Avi-Yonah como 'preciso en todos los sentidos' cuando en realidad se trata sólo de un modelo ilustrativo”.

 

          Pero hay sólo un gran problema: Que el lugar es demasiado pequeño para albergar a la legión romana que describió Josefo.

          Y hay otra advertencia que debemos  tener en cuenta.  Al parecer, un traductor de la obra de Josefo tradujo mal la palabra tagma o legión como “cohorte”, porque cohorte es un contingente romano mucho más reducido, con sólo unos 480 hombres.  Cada vez Josefo cita el vocablo tagma, lo usa para describir un número mucho mayor de soldados, como las legiones quinta, décima y décima quinta.

          Cornuke sigue explicando: “Una pequeña cohorte romana, ciertamente armonizaría con una fortaleza romana de poco tamaño, tal como la que hizo en su modelo el señor Avi-Yonah.  Pero... ¿habrían sido 480 hombres suficientes para mantener el orden en una provincia poblada por judíos propensos a causar disturbios?  Durante las fiestas religiosas, específicamente en el tiempo del Señor Jesucristo, la población de Jerusalén aumentaba de aproximadamente 175.000 hasta más de 300.000".

          Todo esto sin mencionar, que en libro de Hechos está registrado que cuando unos judíos conspiraron para dar muerte a Pablo, y su sobrino se enteró de lo que planeaban, fue y se le contó al apóstol quien estaba preso, y él a su vez lo mandó con el tribuno, quien al enterarse lo envió desde la Fortaleza Antonia hasta Cesarea, escoltado por 470 hombres.

          Leemos en Hechos 23:16-24: “Mas el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.  Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.   Él entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó que trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte.  El tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?  Él le dijo: Los judíos han convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna cosa más cierta acerca de él.  Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa.  Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto.  Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea; y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix el gobernador”.

          Y Cornuke pregunta: “¿Cree usted, que si esta guarnición sólo contaba con 480 legionarios, el tribuno habría enviado a 470 de ellos hasta Cesarea para proteger un solo prisionero cargado de cadenas, dejando la entera guarnición prácticamente vacía, con un puñado de  sólo diez soldados, para defenderla y controlar una multitud de un cuarto de millón de personas, dependiendo de la multitud que había llegado para las fiestas?”.

Otros testigos y claves de la Biblia

          Otro testigo fue Eleazar Bin Jari, comandante de los rebeldes judíos en Masada.  Él describió a Jerusalén como una ruina total, dijo: “Jerusalén ha sido arrasada hasta sus propios cimientos, no ha permanecido nada, sino que sólo se ha preservado ese monumento de los romanos, y el campo que quedó después de la destrucción y que todavía yace sobre sus ruinas”.

          Este recuento también es un cumplimiento de la profecía de Miqueas 3:12, que dice: “Por tanto, a causa de vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque”.

          Vemos entonces, que si verdaderamente quedó parte del muro occidental del templo y todavía se encuentra allí, esto nos obliga a considerar que entonces Miqueas fue un falso profeta.

          Cornuke cita otro grupo de versículos bíblicos que apoyan esta teoría y que dicen que el lugar del templo era “la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David” (2 Samuel 5:7).

          Otra clave poderosa podemos encontrarla en 2 Crónicas 3:1, en donde se describe el lugar donde Salomón edificó el templo, dice: “Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo”.

          Esta “era”- el lugar donde se separaba el trigo de la paja, fue comprado por David después que conquistó una fortaleza de unas cinco hectáreas, en una colina en la sección sur actual de la Ciudad Antigua de Jerusalén.  Esa colina se encuentra localizada hoy en la Ciudad de David, dentro del Parque Nacional de los Muros de Jerusalén.

          Otra clave, la cual el señor Cornuke considera como el factor decisivo, se encuentra en el libro de Hechos en el Nuevo Testamento, el capítulo 21:27-32 describe un motín en el cual unos judíos intentaron matar a Pablo, dice: “Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad!  Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.  Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo.  Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.  Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.  Éste, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo”.

          Sin embargo, la versión original en griego, al igual que El Nuevo Testamento Interlineal Griego Español, traduce así los versículos 31 y 32: “Y cuando procuraban matarle, subió una información al tribuno de la cohorte que toda Jerusalén estaba en confusión, el cual inmediatamente tomando consigo soldados y centuriones, bajó corriendo hacia ellos”.
El señor Cornuke agrega: “Fue aquí cuando me llegó el momento de revelación, porque el texto original dice que ‘descendió corriendo’, y no hay ninguna bajada desde el complejo tradicional donde se cree ahora que estaba el Monte del Templo.  Desde mi punto de vista como detective, esto es definitivo”.

          “Claro está, y es así porque el lugar que hoy se conoce como el templo tradicional, era el sitio donde estaba ubicada la fortaleza romana, y el templo verdadero se encontrara más abajo, en la ciudad de David”.

Claves en los Rollos del Mar Muerto y por el agua

          El señor Cornuke también descubrió claves en los Rollos del Mar Muerto, los cuales contienen esta instrucción críptica: “Harás un canal alrededor de la fuente dentro del edificio.  El canal se extenderá desde la edificación donde está el manantial, hasta un agujero que desciende y desaparece en medio de la tierra, de tal manera que el agua fluye y pasa a través de él y se pierde en medio de la tierra”.  
Esto describe una fuente natural de agua que se encontraba debajo del templo.

          Tácito, el historiador romano, asimismo registró que el templo en Jerusalén tenía un manantial natural que brotaba desde su interior.

          Y ésto sólo puede referirse a un manantial: el de Gihón, en la Ciudad Antigua de David, también llamada en la Escritura la Fortaleza de Sión.

          Sigue escribiendo el señor Cornuke: “No hay otro manantial en ningún otro lugar en Jerusalén.  La conexión con esta fuente, especialmente por ser abundante en agua, señala como un puntero láser sobre la Ciudad de David, y no al lugar donde tradicionalmente se cree que se encontraba el templo”.

          Dice así el Diccionario Bíblico, en su segunda acepción sobre esta palabra: “Gihón: Manantial en Jerusalén, en el valle de Cedrón, donde Salomón fue proclamado y coronado rey de Israel.  Era muy apreciado por ser el único en Jerusalén que tenía agua todo el año.  A esto se debían todos los esfuerzos de los reyes de Judá por asegurarse un acceso directo al manantial.  En 2 Crónicas 32:30 y 2 Reyes 18:17 se narra la construcción de un túnel que hizo Ezequías, el cual todavía lleva agua al estanque de Siloé”.

Cornuke cita Joel 3:18c, que dice: “...  Y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim”.  Asimismo Salmo 87:5a,7b: “Y de Sion se dirá... Todas mis fuentes están en ti”.

          Otra clave la encontramos en Ezequiel 47:1-2: “Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar” (Ezequiel 47:1).

          Se necesitaba un chorro de agua poderoso para lavar la gran cantidad de sangre derramada por los muchos animales que se sacrificaban en el templo.  Y el manantial en la Ciudad de David, era esa fuente de agua, porque el lugar en donde tradicionalmente se cree que estaba el templo, se encuentra casi a 500 metros de distancia del manantial Gihón.
Ya en este punto, la extensa información recopilada por los escritores de la historia comienza a desmoronarse. Como un expolicía, el señor Cornuke no se muestra para nada sorprendido.

          Y le siguió diciendo al reportero de la World Net Daily:  “¿Sabe usted cuántas personas se encuentran ahora en la cárcel porque fueron acusados falsamente, debido a que siempre se puede tomar a alguien y convertirlo en un chivo expiatorio? Sin embargo todas las cosas no encajan bien.  Es como el cubo de Rubik, que usted va moviendo los cuadrados y comienza a armarse poco a poco.  O piense en la rueda de un vehículo.  Si no tiene la rueda con el tamaño correcto, los agujeros no podrán alinearse con los tornillos que la sujetan, de tal manera que deberá tener las piezas exactas para que todo se acople perfectamente.  Pero nada encaja realmente en el complejo del Monte del Templo, porque simplemente no se alinean los detalles, no corresponden unos con otros”.

Las implicaciones increíbles para judíos y musulmanes

          Cuando al erudito bíblico Chuck Missler, le fue presentada la evidencia de Cornuke, dijo que las implicaciones para el futuro eran asombrosas.

          Cornuke le comentó a World Daily Net: “Tal como me dijo Chuck Missler, si esto es cierto, pone totalmente de cabeza la arqueología en el Medio Oriente.  Echa por tierra el impactante documental de Ken Klein titulado “Jerusalén y el templo perdido de los judíos”.

          Es un cambio en el juego, porque le deja libertad al pueblo judío para que comience la reconstrucción de su templo, en un sitio que se encuentra ya bajo su control.

          Y dice el señor Cornuke: “Lo que todo esto significa, es que ahora los judíos tienen un lugar en el que puedan reconstruir su templo tan largamente anhelado, mientras que los musulmanes, perderían el control que les encanta tener sobre los judíos, ya que ahora ellos pueden decir: 'Usted puede orar aquí' o 'No se puede orar allí’, y los judíos se sienten realmente frustrados por todo esto.  Sin embargo, sí pueden reconstruirlo allí, en la ciudad de David, y pueden hacerlo mañana.  Pero...  ¿qué significa todo esto con la profecía del tiempo final, que dice que el Anticristo irá allí, y se sentará en el templo, y que ésto conllevará a la venida del Señor Jesucristo?  La gente ha estado luchando por esta parcela de territorio desde hace miles de años y ahora esto cambia todo el juego en el Medio Oriente”.

          Cornuke lo llama “El mayor error en la historia arqueológica que nadie en realidad ha cuestionado”.

          Y prosigue: “Cada libro que he leído, afirma que este es un lugar único, que no admite discusión y que realmente podemos confiar en la arqueología, pero la arqueología no es una ciencia, sino un arte.  Usted tiene que tomar un montón de cosas en cuenta para llegar a una conclusión, y entonces esa será su mejor respuesta.  No es la evidencia empírica.  Yo no soy arqueólogo, en el sentido profesional de la palabra.  Tengo doctorado en Biblia y teología, y antecedentes y entrenamiento como un policía investigador de la policía, así que lo que poseo es todo el conocimiento necesario para llevar a cabo investigaciones.  Y he hecho uso de todas esas habilidades especiales”.

          Agrega que como carece de las restricciones profesionales impuestas a los arqueólogos, tiene libertad para tomar más riesgos.

          Y sigue diciendo: “A los eruditos les gusta la publicidad.  Anhelan el prestigio, el  ser promovidos.  Así es cómo funciona el sistema universitario en el cual trabajan.  Los detectives de policía tenemos un método completamente diferente: Lo que a nosotros nos interesa es: ¿cuáles son los problemas y cuáles las posibilidades?’.

          “Josefo dijo que la fortaleza descollaba por encima del templo.  Esto no encaja con el Monte del Templo, pero los guías turísticos han dicho por tantos años, la misma cosa año tras año, que después de tanto tiempo nunca nadie lo ha cuestionado jamás. Así es como ha sido’.

          “Debido a su propia naturaleza, y erudición universitaria se resisten a ‘examinar las aguas’.

          “Ellos quieren quedarse en un puerto seguro, porque tratar de probar las cosas, los dejaría expuestos al escrutinio, y se van a convertir en objeto de críticas, así estén bien o estén mal, y la mayoría de eruditos no quieren eso, así que prefieren atenerse a lo que dicen otros”.

          “De ninguna manera quiero atacarlos o rebajarlos.  Lo que deseo decirles es: ‘Bueno esta es la evidencia, y la evidencia es muy provocativa, por decir lo menos”.

La respuesta de los judíos

          Cornuke cuenta, que durante una visita reciente que realizó al Monte del Templo en Jerusalén, le hizo un sondeo informal a varios judíos que se encontraban ante el Muro de los Lamentos.

          Y agrega: “Todos los mayores de 40 dijeron: ‘No me importa lo que diga, o la evidencia que usted pueda tener, porque no voy a cambiar mi forma de pensar. Mi padre me trajo aquí, mi abuelo me trajo aquí, y todo ha sido ante el Muro Occidental de los Lamentos’.

          “Me acerqué a un grupo de personas menores de 40, quienes estaban menos aferrados a la tradición, y la respuesta de ellos en particular fue: ‘¡Genial! Ahora podremos reconstruir nuestro templo’.  Estaban muy emocionados.  Deseaban saber más.  Entonces el padre de ellos se acercó y dijo: '¡No hablen nunca más con este gentil!’”.

          “Incluso había un hombre representante del gabinete oficial israelí, quien deseaba adquirir mi libro para regalárselo al primer ministro Benjamin Netanyahu, así que lo autografíe y él me dijo que se lo entregaría ese mismo día”.

          Eso ocurrió hace unas tres semanas.

          Cornuke continuó diciendo: “Ya han sido varios los rabinos que se han puesto en contacto conmigo.       Di una charla en New Hampshire, en donde se invitó a la comunidad judía para que viniera y escuchara mi presentación.  Antes incluso de empezar, un padre, una madre, hija e hijo se pusieron de pie y se fueron.  Ellos, obviamente, querían dejar bien claro su punto.  Pero después de mi presentación, la numerosa comunidad judía que estaba allí reunida, se puso de pie con lágrimas en los ojos y dijo: ‘Sentimos tanto que hayamos pasado por alto todo esto en la historia, gracias’.  Me quedé completamente asombrado ante esta respuesta".
El señor Cornuke agrega que puede entender la reticencia de los líderes judíos en Jerusalén para aceptar su teoría, porque el hacerlo les obliga a luchar a brazo partido con el hecho de que han estado orando ante la pared de una fortaleza romana durante todos estos años.  Pero si lo evalúan objetivamente, descubrirán la evidencia tan abrumadora.

          Y añade: “Esto no es una conjetura mía.  Como investigador de la policía siento, que este libro sería aprobado incluso por un jurado.  No lo escribí para demostrar que tengo razón, lo escribí como un regalo al pueblo judío, para que así ellos puedan reconstruir su templo”.

          “Sin embargo, la respuesta de los judíos mayores ante el Muro de los Lamentos no fue positiva.  Ellos levantaron sus manos y señalaron a sus cimientos y dijeron: ‘Mire, aquí hay miles de piedras gigantescas, piedras de cimiento, y el Jesús de usted está equivocado, porque nuestro templo está aquí”.

          De tal manera que Robert Cornuke, o quizá otros que seguirán su iniciativa, tendrán mucho trabajo para convencer al pueblo judío que tienen un lugar disponible y seguro sobre el cual pueden reconstruir su santo templo.

          Él dice: Que si algunos no están listos para aceptar sus descubrimientos, está bien.  Pero que no olviden que el Señor Jesucristo dijo: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:2).

          Y concluye: “Nosotros nunca descubrimos nada.  Dios lo revela en su tiempo, en su forma y para su gloria, ¿y por qué no?  Bien puede usar a un policía cabeza hueca de California, para hacer esto”.

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