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Una Nación Milagrosa

Una Nación Milagrosa

En el invierno de 1984, estaba previsto que el Papa Juan Pablo II visitaría un hospital italiano. El pontífice llegó tarde ese día, mientras el personal de la institución esperaba pacientemente por él de pie en el vestíbulo.  Uno de los doctores que se encontraba allí con un puñado de papeles en sus manos, se sentó en una silla de ruedas y se puso a hacer anotaciones en los mismos.  Estaba tan absorto en su ocupación que no se advirtió cuando el Papa finalmente entró en el hospital y tan pronto como le vio en un asiento de inválidos, se acercó y lo bendijo.  Ante esta acción, el médico de inmediato se puso de pie y procedió a caminar, mientras que los integrantes del séquito papal dejaron escapar un grito ahogado y se persignaron, creyendo que habían presenciado un milagro.

Para decir verdad, ninguno de los que han sido parte de este ministerio, ni quienes lo integramos ahora, jamás hemos presenciado el milagro de que un hombre paralítico recupere su capacidad para caminar instantáneamente, sin embargo, algunos tal como el fundador de este ministerio, el Pastor José Holowaty, tuvo la bendición de caminar en una nación milagrosa: ¡Estuvo en Israel!  Y su restablecimiento en mayo de 1948 es el mayor milagro moderno.

Dado que la mayoría de las profecías del tiempo del fin tienen que ver con el pueblo judío, antes de 1948 los eruditos luchaban por encontrarle sentido a todos esos pasajes proféticos que anticipaban su refundación. Escribiendo en 1909,  Cyrus Ingerson Scofield, quien nació en 1843 y falleció en julio de 1921, un ministro religioso y escritor cristiano estadounidense, autor de una versión de la Biblia conocida como la Biblia Anotada de Scofield, la que contiene abundantes notas explicativas sobre las profecías, escribió estas palabras, cuando Israel aún ni existía, ni había ninguna expectativa de que un día sería refundado: “Según los profetas, Israel será una nación reunida y restaurada en su propia tierra”.

En 1946, el doctor Edward Frederick Webber, fundador de Southwest Radio Church, primer ministerio cristiano profético en Estados Unidos en inglés, al igual que el de su homólogo en español Profecías Bíblicas, escribió: “No puedo explicar cómo, pero tal como declaran las profecías de la Biblia, antes del final de esta era Israel volverá a regresar a su territorio ancestral y será una nación”.

Cinco años después, declaró: “Visité Palestina en 1950 y vi a los judíos regresando a su tierra prometida desde todas las naciones”. ¡Imagínense lo emocionado que debía estar al ver el cumplimiento de esta grandiosa profecía bíblica ante sus propios ojos!

La primera de las señales de la Segunda Venida del Señor Jesucristo es la restauración milagrosa de Israel en su tierra, después de más de 2.500 años de haber permanecido esparcido en medio de las naciones. De hecho, un remanente regresó alrededor del año 500 antes de Cristo bajo Zorobabel, Esdras y Nehemías, sin embargo, Israel nunca fue una nación independiente. Fueron gobernados por los persas, más tarde por los griegos y luego por los romanos. Cuando el movimiento sionista ganó impulso a principios del siglo pasado y los judíos comenzaron a emigrar de regreso a Palestina, la región estaba controlada por el Imperio Otomano. En 1917, los británicos conquistaron a los otomanos. Luego, quedaron bajo la autoridad del Mandato Británico para Palestina.  Pero el 14 de mayo de 1948, cuando Israel declaró su independencia, todo cambió.

Su renacimiento como nación ha sido el cumplimiento profético más trascendental de la historia reciente. Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros profetas predijeron que, en los últimos días, después de muchos años de exilio, los judíos regresarían. Isaías incluso declaró que nacería en un solo día: “Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo. ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos” (Is. 66:7–8).

En estos versículos, Isaías profetizó que la restauración final de Israel sería asombrosa y que la nación “nacería de una vez”.  En otras palabras, que sería restablecido en un solo día.  Entonces, como una mujer que da a luz antes de tener dolores de parto, pero los mismos le sobrevienen después, las contracciones del alumbramiento de la nación, comenzaron a sucederse a partir de su restauración.  Esta profecía tuvo cumplimiento parcial el día 14 de mayo de 1948 cuando Israel declaró su independencia, y tendrá su cumplimiento final cuando el Señor Jesucristo regrese.

El 15 de mayo de 1948, un día después de su nacimiento, comenzaron los dolores posparto cuando cinco naciones árabes los atacaron.  Las molestias han continuado desde entonces con un enfrentamiento tras otro.  La Guerra de Independencia de 1948 y 1949, que fue seguida por la Crisis de Suez en 1956.  La de los Seis Días en junio de 1967.  La de Desgaste, un enfrentamiento limitado entre Egipto e Israel que tuvo lugar entre los años 1967 a 1970, que fue continuación de la guerra de los Seis Días.

A esto le siguió la Guerra de Yom Kippur en 1973, la insurgencia palestina en el sur del Líbano entre 1971 a 1982, el Conflicto del Sur del Líbano de 1982 al 2000, la Primera Intifada o Levantamiento Árabe de 1987 a 1993, La Guerra del Golfo Pérsico de 1990 a 1991, la Segunda Intifada del 2000 al 2005, la Guerra de Hezbollah en 2006, la de Gaza del 2008 al 2009; la Operación Pilar de Defensa en el 2012 y el Conflicto en Gaza que se inició el 14 de mayo de 2021 y concluyó el 22 de ese mismo mes.

A pesar de estas guerras consecutivas y de los ataques terroristas, Israel ha resistido asombrosamente las embestidas, porque su destino no está en manos de sus enemigos, sino en las de Dios.

El profeta Jeremías predijo que en los últimos días la reunión de los judíos en su tierra llegaría a ser conocida como un milagro aún mayor que el Éxodo “No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres... Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra” (Jer. 16:14-15; 23:7-8).

El pueblo judío estuvo disperso por los cuatro extremos de la tierra durante más de dos mil años. En ese tiempo, fueron odiados, perseguidos y oprimidos. Muchos, desde Amán hasta Hitler, intentaron repetidamente exterminarlos. Sin embargo, a pesar de todos esos esfuerzos, no perecieron, ni perdieron su identidad como nación.

Había menos de 40.000 judíos en Palestina en 1900.  Hoy, hay más de 6 millones que han llegado a Israel desde todas partes del mundo. Eso es nada menos que un milagro. Aunque su población actual asciende a 9.237.000, sólo unos 6.800.000 son judíos, y constituyen aproximadamente la mitad, de su cifra total en el mundo.  Dios dijo que los llevaría de regreso a su tierra, que le diría “... al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra” (Is. 43:6), y así ha sido.

Actualmente están teniendo cumplimiento muchos eventos del fin de los tiempos profetizados con relación a Israel.  Esto no podría ocurrir, si esa nación no existiera, pero sí existe. Todo lo que está sucediendo ahora mismo en el septuagésimo tercer aniversario de su refundación, parece encajar con el destino al final de esta era.

La señora Jan Markell, anfitriona del programa de radio nacional en Estados Unidos “Entendiendo los Tiempos”, dijo en una entrevista reciente, “Que la restauración de la nación de Israel es la ‘súper señal’ de que el Señor regresará pronto”.  El estudioso de las profecías y autor, doctor David Reagan está de acuerdo con ella, y al igual que muchos otros estudiosos de la profecía en el pasado, le llama a los judíos y a Jerusalén “El Reloj Profético de Dios”.  Y explica: “Lo que quiero decir con esto, es que las Escrituras a menudo relacionan un evento futuro profetizado, con algo que les sucederá a los judíos. Se nos dice que estemos atentos a ellos, y cuando tenga cumplimiento determinada profecía, podemos estar seguros de que lo sigue anticipado en la Biblia, también ocurrirá”.

Muchos hemos escuchado a personas decir: “¿Habría sido maravilloso haber estado vivo en los tiempos de la Biblia y ser testigo de todos esos milagros?”.  Permítannos decirles: vivimos en tiempos de la Biblia, y muchos hemos testificado eventos que ya se cumplieron, mientras que otros están viendo su cumplimiento ahora mismo. El milagroso renacimiento de la nación de Israel es una prueba de que la profecía bíblica es auténtica y que se está preparando el escenario para el gran final de la historia: ¡El Retorno del Señor Jesucristo está más cerca que nunca!

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.  Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.  Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Ts. 4:16–18).

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