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Promesas Incondicionales y Condicionales a Israel P II

  • Fecha de publicación: Sábado, 03 Agosto 2024, 16:42 horas

El Pacto Davídico

El segundo pacto incondicional respecto a Israel es conocido como el Pacto Davídico, el cual realmente es una reconfirmación del Abrahámico.  Dios le dijo a David: “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente” (2 S. 7:12-16).

Los primeros cuatro versículos se refieren a Salomón, el hijo de David y el último a David.  Esta porción de la Escritura promete que tendría un descendiente con derecho al trono para siempre.  Estas promesas son incondicionales y eternas, no era algo que sus descendientes después de él podían perder.  Y fueron confirmadas, incluso después de todas las transgresiones de los reyes de Judá cuando el ángel Gabriel se presentó ante María y le dijo: “María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lc. 1:30-33).

El Salmista también confirma que el Pacto Davídico fue incondicional, dijo: “Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: Para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones... Para siempre le conservaré mi misericordia, y mi pacto será firme con él. Pondré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos. Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios, si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos, entonces castigaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades.  Mas no quitaré de él mi misericordia, ni falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo” (Sal. 89:3, 4; 28-37).

El último pacto incondicional es el Nuevo Pacto

Dice Jeremías 31:31-40: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo. Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a Goa. Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre”.

A pesar que los elementos básicos del pacto han tenido cumplimiento en los creyentes, tanto judíos como gentiles en la Iglesia, esto no niega las palabras explícitas del versículo 31.  También es claro por el pasaje, que el Nuevo Pacto reemplaza la Ley de Moisés y que sella su carácter incondicional, la perpetuidad de la nación de Israel y Jerusalén, y por extensión el Reino Mesiánico.

Como si esto fuera poco, suman decenas las profecías que anticipan el retorno de Israel en los últimos días y su plena restauración.

Promesas condicionales

Sin embargo, Dios también le hizo promesas condicionales al pueblo de Israel.  Una promesa condicional se basa en el principio «Si haces esto...  Te daré tal cosa... Si haces aquello...»  Esto quiere decir que Dios les daría algo si satisfacían ciertos requerimientos.  En su discurso de despedida a los israelitas, Moisés repite el pacto que hizo el Señor Jehová con ellos.  Este discurso ocupa la mayor parte del libro de Deuteronomio.  Hay una sección entera en la que Dios hace todo tipo de promesas, si ellos guardan sus mandamientos y obedecen su Ley.  Son incontables las fatalidades y plagas que el Señor anticipa que sobrevendrán sobre Israel si desobedece:

  • “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éx. 15:26).
  • “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Éx. 19:5).
  • Todo el capítulo 26 de Levítico.
  • “Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo” (Nm. 32:15).
  • “Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma” (Dt. 4:29).
  • “Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado” (Dt. 6:24, 25).
  • “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones... Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren” (Dt. 7:9, 15).
  • Continuará...
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