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Salvación sin o con religión

Salvación  sin  o  con  religión

“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”
(Stg. 1:26, 27).

La RELIGIÓN siempre tiene que ver con las obras que una persona hace en cumplimiento, de lo que piensa que su “dios” o dioses requieren.

Un cristiano, si ha de ser religioso, habiendo sido salvo, estará inclinado a hacer lo que la BIBLIA ENSEÑA en cuanto a la conducta en su vida diaria.  Tratará de conducir su vida a lo bueno y no ignorar lo que la Biblia prohíbe a todo cristiano.

Otros textos que mencionan la palabra religión encontramos en Hechos 17:22 y 23; 25:18 y 19; 26:4 y 5.

¿Cómo  es  el  salvo, pero  no  religioso?

Es igual, y a veces peor que el no salvo.  Vamos a visitar a algunos de estos nuestros hermanos NO RELIGIOSOS.

1. Ellos no crecen en el conocimiento de las doctrinas bíblicas: “Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír” (He. 5:11).
2. Se llaman “carnales”.  Son los no religiosos: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Co. 3:1-3).
3. Se llaman “niños”.  Tienen años de ser cristianos, pero actúan como recién salvos (Ef. 4:14-16).
4. Pueden cometer pecados inconcebibles para un cristiano: “De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre” (1 Co. 5:1).
5. Probablemente estén saturados de dones, pero, aun así, puede tratarse de cristianos de muy baja estatura espiritual y moral (1 Co. 1:7-9).

Cosas  que  ellos debían  dejar

Es fácil notar, por lo que Pablo escribe a algunas iglesias, cuán pobres eran en su vida espiritual.  A continuación, visitamos a algunas de esas Iglesias:

En Corinto

  • Una verdadera muestra de dones.  Canto, declamaciones, oraciones, discursos bien elaborados.  Gente bien vestida.  Una serie de mezcla de apariencias mundanas y comportamiento escandaloso.
  • Hermanos que no se hablan entre sí porque están en pleito ante los tribunales mundanos (1 Co. 6:1-8).
  • Pecados tales como fornicación, adulterio, homosexualismo, alcoholismo, estafas, avaricia, robo: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Co. 6:9-11).
  • Pero lo dicho no era lo suficientemente “picante” para un cristiano, hay muchas otras cosas más en la vida de una Iglesia sin religión: “¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:16-20).

En el versículo 15 Pablo les recuerda que el cuerpo del cristiano es miembro de Cristo.
• En el mismo versículo dice que es imposible que al mismo tiempo ese cuerpo sea de una ramera.
• En el versículo 16 él dice que quien se une íntimamente con una ramera es uno con ella.
• El que se une con el Señor, “es un espíritu con él” (v. 17).
• En el versículo 18 Pablo los urge a que huyan de la fornicación.  Eran tan carnales que seguramente creían que estaba bien vivir en el pecado.  Total, la salvación era por gracia.
• Luego Pablo les dice que ahora que son cristianos, sus cuerpos son templos donde habita el Espíritu Santo (v. 19).
• Finalmente les recuerda que ellos habían sido comprados por un alto precio, por lo cual pertenecían al Señor.
• En el capítulo 7, Pablo enumera los problemas matrimoniales.
• En el capítulo 8 los problemas con lo sacrificado a los ídolos.
• En el capítulo 9, Pablo defiende su apostolado, porque esos hermanitos carnales comenzaron a dudar de su apostolado.
• En el capítulo 10, Pablo les habla sobre el pecado de la idolatría.
• En el capítulo 11 les habla sobre el vestir.  Los amonesta en contra de la borrachera cuando suponían celebrar la Cena del Señor (11:17-22).  También habla de la seriedad de esta conmemoración.
• En el capítulo 12 habla de los dones espirituales, porque algunos de ellos querían ser lo que no eran.
• En el capítulo 13 habla sobre lo que es el verdadero amor, especialmente en los versículos 4-8.
• En el capítulo 14 habla del don de lenguas.  Compare Santiago 3:1-12.
• En el capítulo 15 Pablo les habla de la resurrección de Cristo y la resurrección de los muertos.

Se puede decir que la Iglesia de Corinto tenía para todos los gustos.  Lucía su carnalidad, su perpetua infancia, su conducta mundana y era cristiano.

Pero... tal vez la prueba más clara de la miserable conducta de esta Iglesia, porque no deseaba practicar la fe cristiana (rechazaba la religión) la tenemos en el capítulo 5 de esta su primera carta.  ¡Esta Iglesia toleraba los más repugnantes pecados!
Nosotros podemos llamar a esto... SALVACIÓN  SIN  RELIGION.

De Europa (de  Grecia) nos vamos al Asia menor, a Galacia
En Gálatas 5:16-26, Pablo les dice lo que deben dejar, entre otras cosas:

  • Adulterio.
  • Fornicación.
  • Inmundicia, lascivia.
  • Idolatría, hechicería, enemistades.
  • Envidias, homicidios, borracheras.
  • Orgías y cosas semejantes a estas.

A cambio, les dice lo que deben adoptar, si dejaban lo primero:

  • Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.
  • Mansedumbre y templanza.

La larga lista primera, es la conducta de la SALVACIÓN SIN RELIGIÓN.  Pablo les ofrece el perfil de una Iglesia CON RELIGIÓN.
Continuará...

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La Profecía de Daniel - (IV)

La primera sección del libro de Daniel
El libro de Daniel se encuentra dividido en dos secciones: los primeros seis capítulos y los últimos seis.  Esos primeros seis capítulos nos hablan de la prominencia y prosperidad de Daniel.

- Observamos cómo Dios lleva a Daniel a un lugar de gran poder y autoridad.

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La Profecía de Daniel - (III)

La fecha de los escritos de Daniel

Un examen cuidadoso a la evidencia histórica, arqueológica lingüística y bíblica demuestra categóricamente que el libro de Daniel fue una profecía genuina escrita en el año 536 a. de C., tal como lo declara el testimonio de la propia Escritura.  En los siglos pasados, los sabios judíos y la Iglesia cristiana, unánimemente acordaron que las profecías de Daniel eran legítimas y genuinas.  Porfirio, el escritor griego pagano, en el siglo III d. de C., fue el primero en rechazar las profecías de Daniel.  Porfirio despreciaba las profecías de la Biblia y su odio por lo sobrenatural lo forzó a concluir que era francamente imposible predecir eventos futuros.  Señaló el cumplimiento increíblemente exacto de las profecías de Daniel como prueba de que esas visiones tuvieron que haber sido escritas por un impostor después que ocurrieron los eventos.

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La Profecía de Daniel - (II)

El Señor Jesucristo

Como ya dijera, el mismo Señor Jesucristo mencionó el nombre de Daniel y apoyó su obra como un profeta inspirado de Dios.  En su sermón sobre las señales del fin del siglo, Cristo declaró: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes” (Mt. 24:15, 16).  Esta declaración extraordinaria del Señor Jesucristo confirma que Daniel era un verdadero profeta de Dios y ratifica asimismo de una vez y para siempre la autoridad de sus profecías para todos los que aceptan la deidad de Cristo y la inspiración de la Escritura.  Además, nuestro Señor ordenó a los creyentes que leyeran y entendieran las palabras de la profecía de Daniel.

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La Profecía de Daniel

Daniel es el más grande de todos los profetas del antiguo Israel, tanto por su carácter intachable como hombre de Dios, como por las revelaciones Divinas sin paralelo que recibió que le permitieron ver a través del velo del tiempo y describir el futuro. 

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¿Es cierto que el romanismo es una religión de muertos?

Exactamente, el catolicismo romano desde todo punto de vista es simplemente una religión de muertos y para muertos.  Note el crucifijo.  Muchos cristianos suelen usar la cruz como emblema de cristianismo, pero siempre es una cruz, nada más.  No es lo mismo con el romanismo, donde siempre aparece un supuesto Jesús todavía colgando de esa cruz.

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Dios ya dijo la última palabra sobre Israel y su futuro

Si usted leyó la Columna del domingo pasado, la presente puede ser la continuación, porque cuando tratamos la cuestión Israel y sus vecinos, lo mismo que el resto de los países del mundo, debemos saber qué dice Dios al respecto.  Preste especial atención a medida que lee lo que sigue:

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¿Por qué los cristianos se bautizan?

Porque el Señor mandó que lo hicieran: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).

Sin duda alguna todos hemos gozado el domingo pasado al acompañar a nuestros nuevos miembros de esta familia, viéndolos descender a las aguas del bautismo.  Fueron en total 11 hermanos. A continuación, los nombres de estos hermanos: María Fernanda León, Natalia Medina, Johana Nicol Ledezma Alfonso, Lucero Anahí Ledezma Alfonso, Kehyla Sabrina Núñez Gavilán, Nancy Céspedes, Dionisia Domínguez, Uzzías Israel Núñez, Arturo De Jesús Centurión Verón, Micaías Daniel Gómez Franco y Felicio Arce Silva.

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¿Es usted cristiano?

¿Es  usted  cristiano?

Esta pregunta puede parecer carente de importancia, sin embargo, cada uno de cuantos habitamos este planeta, si no resolvemos nuestra situación espiritual, no solamente viviremos una vida miserable aquí y ahora, sino que nos espera una espantosa eternidad.

Algunas personas, respondiendo a la pregunta planteada dicen: «Bueno yo creo que sí.  Soy una persona buena, no tengo enemigos, hago todo el bien que puedo, concurro a mi iglesia, doy limosnas, oro y rezo, suelo ayunar; soy una persona trabajadora, veraz y honrada.  Confieso mis pecados y cumplo con la penitencia que se me impone».

Si estas son sus respuestas, entonces puede usted estar seguro de que no es cristiano.

Sepa, mi estimado/a amigo/a que usted va camino a la condenación eterna y su destino (también eterno) es el mismo infierno.  No, no lo digo para darle un susto y atraparlo para tal o cual religión o iglesia.  La Biblia, que es la Palabra de Dios habla más del infierno que del mismo cielo.  ¿Por qué?  Porque el Señor no quiere que ninguno se pierda y vaya a ese lugar.

A los escribas y fariseos, muy religiosos por cierto y que creían en Dios, nuestro Señor los enfrentó con esta pregunta: “¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” (Mt. 23:33).

Nadie le ama tanto a usted como Dios mismo y es Él quien desea que usted sea salvo y jamás sea echado al infierno.  Esto es tan cierto que el mismo infierno fue preparado para el diablo y sus ángeles (demonios).  Los demonios no tienen oportunidad de salvación, pero nosotros, los descendientes de Adán y Eva sí podemos ser salvos y tener la completa seguridad de que, a la hora de nuestra muerte, cuando abandonemos el cuerpo, iremos a la presencia del Señor.

Si queremos ser salvos, en primer lugar, debemos saber que la salvación no es por las buenas obras que hagamos.  Usted puede ir a su iglesia, con la Biblia bastante usada y aún no ser salvo.  La Palabra de Dios dice que para ser salvo, el pecador debe recibir a Cristo Jesús como su Salvador.  Recibirle significa creer en Él como único Salvador.  Refiriéndose a Jesucristo, leemos: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12).  Un pecador bien puede bautizarse tal como la Biblia enseña, puede ser miembro de la mejor y la más bíblica de las iglesias, y sin embargo no ser salvo.  Jesús fue claro cuando dijo que las obras buenas tampoco salvan: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn. 5:24).  Es por la gracia divina que somos salvos y esta gracia está disponible para todos cuantos quieren obtener el perdón de sus pecados.  Hay dos palabras que solemos usar mucho los cristianos, ellas son: Misericordia y Gracia de Dios.  «Gracia divina» significa «don inmerecido».  Es decir, un regalo de Dios para el pecador arrepentido, regalo que no merece.  La palabra «misericordia» significa «Dios no me da lo que sí merezco».  Por un lado, me da lo que no merezco y luego no me da lo que sí merezco.

Usted no necesita hacer penitencias ni sacrificio alguno para ser salvo, porque el Salvador, Cristo Jesús, ya lo hizo todo por usted y por mí.  Antes de expirar, clavado de una cruz, Él dijo: “Consumado es” (Jn. 19:30).  ¿Qué significa esto?  Significa que Él pagó (mediante su propia muerte), derramó su sangre y entregó su cuerpo en el altar de la cruz por nosotros.  Dios el Padre aceptó la ofrenda que Su unigénito Hijo ofreció, no por sus pecados, pues no los tenía, sino por los pecados nuestros, ya que usted y yo somos pecadores.  Cuando depositamos nuestra fe en Él, recibiéndole así por Salvador, es como que le decimos: «Señor, yo acepto que tú pagaste con tu muerte en esa cruz por todos mis pecados.  Yo te recibo por Salvador eterno, creyendo en tus promesas cuando dices que me das el derecho de llamarme hijo/a tuyo».

Jesús dice que él es “El CAMINO” para la salvación o si prefiere, para llegar al cielo.  Dice que él es “LA VERDAD Y LA VIDA” y que... nadie puede llegar a Dios el Padre sino por Su medio (Jn. 14:6).

El Señor desea tenerlo a usted consigo en el cielo, pero Él no le obliga a ser salvo.  Él le dejó una... Guía, un volumen con 66 libros llamado La Biblia.  Leyendo este libro de Dios, usted entenderá muchas cosas demasiado importantes como para ignorarlas.  Sabrá cómo surgió el universo.  De dónde proviene el hombre, el resto de los animales, la vegetación, todo nuestro planeta, incluso el cosmos (el sol, la luna, las estrellas, las galaxias).  Su dilema sin saber a quién creer, si la creación o la evolución, una vez leída la Biblia, desaparecerá.

Sin duda más de una vez se habrá preguntado por qué nos enfermamos, por qué hay tanta desigualdad e injusticia social.  Y como si todo esto fuera poco, el dolor, y hasta la muerte.  Leyendo el libro de Dios, entérese de primera mano de todos estos... «porqué».

Tal vez usted ya ha intentado leer la Biblia alguna vez, pero le resultó aburrida la lectura porque simplemente no la entendía.

¿Sabe por qué no la entendía?  Porque el Autor de la Biblia no es un ser humano.  Es el Espíritu Santo.  El apóstol Pedro dice que la profecía (la Palabra de Dios) no “fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P. 1:21).  También Pablo se refiere a lo mismo cuando dice que humanamente no es posible gozar de la lectura bíblica porque no se la entiende.  Él dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Co. 2:14).

¿Qué hago, entonces, para ser salvo?

  • Arrepentido delante de Dios reconozca que es pecador y dígale en una sencilla oración que le perdone.
  • Tenga por seguro que Él oirá su oración y le perdonará todos sus pecados.
  • No espere “sentir” nada emocional para estar seguro de que su oración le ha sido contestada favorablemente y que usted en ese momento comienza una vida nueva.
  • La única manera para saber que es salvo y que todos sus pecados le han sido perdonados, es creyendo en las promesas y afirmaciones de Dios en la Biblia, Su palabra.

Si lo hace, mis felicitaciones para usted por haber hecho la decisión más importante que todo ser humano puede hacer

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