Todo se inició cuando las personas comenzaron a orar
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
- Publicado en Tema del día /
- Visitado 18737 veces /
- Imprimir /
En 1860 los cristianos en Jamaica oyeron hablar del despertar espiritual que se estaba propagando por todo el mundo. Deseando convertirse en una parte de él, comenzaron a celebrar reuniones de oración al despuntar el día. La mayoría tenían lugar en las plantaciones, ya que las personas podían así orar antes de iniciar sus labores en los campos.
Sus oraciones por un despertar espiritual tuvieron respuesta por primera vez en una capilla morava. Los moravos eran los descendientes espirituales de Jan Hus, el reformador checo martirizado en 1415. Ellos se habían establecido en Herrnhut, Alemania y se habían convertido en un movimiento importante que enviaba misioneros. Theodor Sonderman, un misionero moravo de Alemania, visitaba regularmente el poblado de Clifton, Jamaica, como parte de su ministerio.
El 28 de septiembre de 1860, Sonderman comenzó lo que esperaba que sería un servicio regular. Se cantó un himno, seguido por una plegaria inaugural, luego alguien más oró, y otro y otro. Hasta los niños oraban. Uno de ellos derramó su alma ante Dios, y Sonderman vio como las lágrimas resbalaban por las mejillas de todos mientras clamaban al Señor por misericordia. Incluso, hasta pecadores notables gemían en oración. Tantas personas estaban compungidas que el misionero comenzó a preocuparse por mantener el orden. La reunión concluyó al cabo de tres horas cuando el pastor finalmente se pudo hacer cargo de esos que estaban más afligidos. Sin embargo, muchos otros fueron a una escuela cercana para continuar orando.
En las comunidades adyacentes comenzaron a celebrarse más reuniones de oración. Muchos genuinamente depositaron su fe en el Señor Jesucristo, mientras que otros aunque estaban alarmados, seguían conformándose con su mismo estilo de vida. Un creyente confesó: “Ministro, hemos estado orando por un despertar espiritual, pero ahora que Dios ha derramado su Espíritu, tenemos un poco de temor”.
Después de cuatro semanas Theodor Sonderman estaba tratando con más de trescientas personas que hacían preguntas, y el avivamiento se estaba extendiendo en otras denominaciones: entres los anglicanos, bautistas, congregacionalistas, metodistas y presbiterianos.
A principios del mes de noviembre, cuando un ministro de Clifton fue a la bahía de Montego para predicar, encontró que todos en la ciudad hablaban del despertar espiritual. El pastor tuvo que estar respondiendo a muchas preguntas, incluso antes de tener la oportunidad de predicar.
En el poblado de Betel un misionero propuso una reunión de oración al amanecer, temprano por la mañana, y quinientos llegaron para orar. El misionero tuvo que salir durante el día, así que el pastor local convocó otra reunión en la tarde. A la conclusión del servicio, las personas sentían de tal manera la presencia del Espíritu de Dios que se negaban a abandonar la capilla. El misionero regresó dos días después para un servicio en el cual cien pecadores endurecidos cayeron de rodillas y una docenas de parejas que estaban viviendo juntas sin haberse casado, pidieron que les casaran.
En la capilla de Monte Carey no había pastor, de tal manera que el juez de paz presidió el servicio el domingo por la mañana con mil doscientas personas que colmaban la capilla. En tres comunidades pequeñas tres mil personas recibieron por fe al Señor Jesucristo, sin un pastor que les predicara.
Entre los metodistas de la Bahía de Montego, en la capilla de ochocientos miembros, quinientos cuarenta y siete recibieron a Cristo. Las ochenta iglesias bautistas de Jamaica, reportaron doce mil conversiones durante este despertar espiritual. Las congregacionales crecieron tanto que las juntas misioneras pudieron ordenar el retiro de todos sus misioneros y dejar a las iglesias en manos de personas de la localidad. Los presbiterianos vieron más de tres mil conversiones en 1860, y otros mil setecientos el año siguiente.
Un ministro congregacional resumió así los resultados de este despertar espiritual: “Se cerraron las tiendas de expendio de licor y las casas de juego, parejas casadas que habían estado separadas por largo tiempo se reconciliaron, regresaron hijos pródigos, se crearon numerosas prohibiciones para ser leídas a las parejas que contraían matrimonio, los lugares de adoración se veían colmados, aumentó el celo entre los ministros, purificó las iglesias y llevó a muchos pecadores al arrepentimiento. También aumentó la ira de esas personas impías que no se humillaron”.
¡Y todo comenzó con oración!
Reflexión
¿Ha tenido usted el privilegio de ser parte de un despertar espiritual? Si ya la tuvo o está esperando por la experiencia, es importante recordar que comienza con la oración.
“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia” (Habacuc 3:2).