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El mejor instrumento del diablo

Dice una leyenda que el diablo una vez puso todos sus instrumentos en venta en una subasta pública.  Cuando los compradores en perspectiva se acercaron, había un instrumento extraño el cual tenía una etiqueta que decía: “No se vende”.  Cuando le preguntaron por qué no lo vendía, el diablo respondió: “Puedo compartir mis otras herramientas, pero no puedo compartir esta. Es el implemento más útil que tengo.  Se llama ‘desánimo’, ‘desaliento’. Con él puedo ganar el camino hasta los corazones de los hombres, que de otra forma serían inaccesibles.  Cuando logro que este instrumento penetre en el corazón, tengo el camino libre para plantar en él cualquier cosa que desee”.

El cristiano

Un cristiano es una mente a través de la cual Cristo piensa.
Un corazón con el cual Cristo ama.
Una voz por medio de la cual Cristo habla.
Una mano por medio de la cual Cristo ayuda.

Aguja e hilo

 Un nativo del Congo oró de esta forma: “Amado Señor.  Sé tú la aguja y yo seré el hilo.  Vé tú primero y yo te seguiré dondequiera que me guíes”.

Pluma que escribió una historia milagrosa

El misionero metodista en India, obispo Thoburn estaba caminando por una calle cuando la gran pluma de un águila descendió lentamente hasta el suelo.  Él levantó la mirada al cielo buscando al águila a la cual se le había desprendido, pero no vio ninguna.  Dándole vueltas y vueltas en sus manos, recordó que con estas plumas se habían escrito documentos históricos.

El cristiano

Un cristiano es una mente a través de la cual Cristo piensa.
Un corazón con el cual Cristo ama.
Una voz por medio de la cual Cristo habla.
Una mano por medio de la cual Cristo ayuda.

¿Qué tenemos en Cristo?

Un amor que no puede ser comprendido.
Una vida que nunca se acaba.
Una justicia que no se empaña.
Una gloria que nunca puede nublarse.
Una luz que no puede oscurecerse.
Una felicidad que no puede interrumpirse.
Una fortaleza que nunca puede debilitarse.
Una belleza que nunca puede echarse a perder.
Una sabiduría que nunca puede frustrarse.
Recursos que nunca se agotan.

Consideró todos sus títulos como basura

Muy pocos saben las contribuciones que Justinian Ernst Baron von Welz le hizo a las misiones mundiales.  Era hijo de un noble austriaco, nació en 1621 en una familia luterana en un país dominado por los católicos.   Renunció a sus títulos, a sus posesiones y rentas públicas y se fue a Guyana Británica como misionero, en donde terminó por descansar en una solitaria tumba.  Al renunciar a sus títulos dijo: “¿Qué significa para mí un título nobiliario, cuando soy un creyente que ha experimentado el nuevo nacimiento? ¿Qué significa para mí el título Lord, cuando mi único deseo es ser siervo de Cristo? ¿Qué me importa que me llamen ‘Su Gracia’ cuando tengo necesidad de la gracia de Dios?  Todo esto es vanidad, por eso me despojaré de todo y yaceré a los pies de mi amado Señor Jesús”.
A. Naismith

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