El reino de Israel bajo Salomón y bajo el Señor Jesucristo (II)
- Fecha de publicación: Sábado, 26 Febrero 2022, 20:38 horas
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Si usted tiene el boletín anterior, ésta es la continuación de lo que hemos visto sobre el reinado de Salomón. Durante 40 años en dicho reinado se cumplió una promesa que le diera Dios a Abraham, la extensión de la tierra prometida registrada en Génesis 15:18, que dice: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: “A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”, sin embargo, el reinado del Señor Jesucristo será aumentado grandemente, donde el territorio de Siria, Jordania y Egipto ya no serán un problema para Israel como naciones. Porque el Mesías Rey y Sacerdote, reinará desde Jerusalén sobre todas las naciones.
Siria
Lo primero que notamos es que Siria, será parte del reino de Israel y la condenación de Damasco, su capital, está profetizada en tres lugares diferentes de la Biblia. Esta profecía tendrá un cumplimiento futuro. Damasco en la actualidad, es el eje central del terrorismo. Las organizaciones terroristas más prominentes, tienen su sede y coordinan sus actividades desde allí. Con Estados Unidos e Israel, alineados en contra de Siria y Hezbolá, no es difícil ver cómo se están preparando ya las circunstancias que determinarán la condenación de Damasco:
1. El registro bíblico de Isaías 17:1.
2. También en Jeremías 49:27.
3. Y en el capítulo 9 de Zacarías.
Al examinar estas profecías, vemos que no se trata sólo de la destrucción de Damasco, sino que literalmente desaparecerá como ciudad. Después que esto tenga cumplimiento, nunca más habrá un lugar llamado Damasco.
También es importante notar que las tres predicciones bíblicas que hablan de la condenación de Damasco, fueron escritas en fechas diferentes, en un lapso de 200 años. Por consiguiente, aún en el caso que la profecía de Isaías se hubiera cumplido en sus días, tal como algunos dicen, no satisfaría los requerimientos de las otras profecías escritas más tarde.
En la predicción de Jeremías sobre Damasco, los babilonios bajo Nabucodonosor conquistaron la ciudad en el año 605 a. C., pero no hay registro alguno de que la hubieran destruido. Tampoco la profecía de Zacarías tuvo cumplimiento. Alejandro el Grande tomó a Damasco en el año 332 a. C., pero sin derramamiento de sangre o destrucción.
Por consiguiente, podemos concluir que estas tres profecías sobre Damasco se refieren a un trágico evento todavía futuro. Además, ya sabemos que el territorio de Siria será parte del reino de Israel. Y esto incluye también a las Alturas de Golán.
Jordania
Sigue diciendo Isaías: “Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante” (Is. 17:2). Esta referencia a “Aroer” es un poco enigmática, ya que se trata de una región en el lado norte del río Arnón, en lo que hoy es Jordania. En el tiempo de Moisés marcaba la frontera sur del territorio otorgado a las dos tribus y media que recibieron su territorio en el lado este del río Jordán. También era frontera entre Moab al sur, y la tribu de Rubén al norte. Asimismo, había otro Aroer en el territorio de Gad, muy cerca de Rabá. A Rabá se le llama hoy Ammán, y es la moderna capital de Jordania.
Pero... ¿Significa esto que Jordania también será partícipe del conflicto que cause la destrucción de Damasco? La proximidad textual de las profecías en contra de Moab y Ammán en los capítulos 15 y 16 de Isaías, los que hoy integran el territorio de Jordania, y las profecías contra Damasco en los capítulos 48 y 49 de Jeremías, proveen evidencia circunstancial sobre este hecho.
El profeta Jeremías usa terminología similar cuando describe el destino de Rabá, de Ammán, cuando Israel tome posesión de su territorio en el banco oriental de Jordania. Por lo tanto, es muy posible que tanto Ammán como Damasco sean destruidos en el mismo acontecimiento, y que las “majadas... que dormirán allí, y no habrá quien los espante”, son los judíos quienes volverán a poseer el territorio: “Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos” (Is. 17:3).
Así como en los versículos anteriores vimos una posible referencia oculta a Ammán, la capital de Jordania, aquí vemos una referencia encubierta a la Autoridad Palestina. El territorio asignado a la tribu de Efraín estaba en el mismo corazón de la llamada Banca Occidental. Por lo tanto, “el socorro” descrito en el versículo 3, es probablemente una referencia simbólica a las sedes de las organizaciones terroristas que también serán eliminadas. Si Isaías estuviera escribiendo hoy, más bien habría dicho: «Las fuerzas de la Organización de Liberación Palestina serán eliminadas de la Banca Occidental». Esto parece sugerir que los palestinos también estarán involucrados en los eventos que conducirán a la destrucción de Damasco. Al mismo tiempo que la autoridad gobernante desaparezca de Damasco, las unidades militares de los palestinos desaparecerán de la Banca Occidental... “Y cesará el socorro de Efraín...”
Egipto
En cuanto a Egipto, en Ezequiel 29:8-12, algunos creen que esta profecía tuvo cumplimiento en el pasado, cuando Nabucodonosor atacó a Egipto alrededor del 572 a. C., y se llevó a mucha gente a Babilonia, mientras que otros huyeron por seguridad a las naciones limítrofes. Sin embargo, en ningún momento Egipto llegó a estar completamente inhabitada, hasta el punto que ni siquiera pudieran pasar por su territorio, ni hombres, ni animales. Por tanto, la única razón para que no pueda haber allí ni hombres ni animales, es por contaminación nuclear. De tal manera que es obvio que la profecía se refiere a un tiempo futuro. Luego de examinar todos los acontecimientos que habrán de suceder en Medio Oriente antes de que se establezca el reino terrenal de Israel, los estudiosos de las profecías han estimado que el Reino de Israel tendrá una extensión de 96.561 kilómetros cuadrados.
El establecimiento del Reino
Después de vencer a sus enemigos en el Armagedón, el Señor inaugurará formalmente el Reino. Y tal como profetizó Daniel: “Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Dn. 2:35).
Dios establecerá su trono divino en el monte Sinaí: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso” (Is. 24:23).
Entonces será entronizado al rey Davídico como corregente, el Mesías, el Señor Jesucristo, teniendo así pleno cumplimiento la profecía del Salmo 100: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” (Sal. 100:1-5).