Boletin dominical - 06/06/10
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
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He aquí una serie de preguntas sobre la salvación:
1. ¿Qué necesito hacer para tener vida eterna?
Usted no debe “hacer” nada, pero debe reconocer a Jesucristo como su Salvador: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12). Claramente dice que... «recibir a Cristo es creer en él». Note lo que dice en Juan 6:28, 29: “Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado”. Note bien que, mientras la pregunta que le hicieron a Jesús fue: “Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios”, la respuesta del Señor redujo “las obras” a “la obra”. Y esa única “obra”, es creer en Él.
2. ¿Debo yo cambiar de religión si recibo a Cristo como mi Salvador?
Recibir a Cristo no es adherirse a una religión, sino concretar una verdadera y estrecha relación con Dios por medio de Cristo Jesús. Ser cristiano, ser salvo, no es lo mismo que ser religioso. Uno puede ser muy religioso y al mismo tiempo un pecador empedernido. Hasta hoy la religión no ha salvado a nadie.
3. ¿Qué significa eso de... “nacer de nuevo”?
De esto habló Jesús en Juan 3:1-7. No cabe duda que se trata de un verdadero milagro. El hecho que una mujer conciba un bebé y éste se esté formando es también un milagro, pero la ciencia nos explica cómo es que ocurre la maravillosa formación de esa criatura, no obstante, es algo que el mismo Creador (Dios) ha hecho, lo cual nunca falla. Es decir, todos los hombres del planeta, en este sentido, son un milagro de Dios: “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Ec. 11:5). Así como ocurre el milagro del nacimiento físico “así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”. Lo único que el pecador necesita es oír la Palabra de Dios, el santo evangelio y apropiarse del perdón que el Salvador ofrece a cuantos desean ser perdonados. Del resto, es decir, todo cuanto tiene que ver con la salvación, Dios mismo se ocupa.
4. ¿Cómo podré saber que soy salvo?
¡Muy buena y oportuna pregunta!
Es por la fe en las promesas divinas. No se trata de tener fe en cualquier secta, religión o filosofía. ¿Cuáles son esas promesas divinas en cuanto a la salvación? Lea Juan 5:24; Efesios 2:8, 9; 1 Juan 3:1, 2.
5. Si recibo a Cristo por Salvador, ¿ya no pecaré más?
Lamentablemente usted es pecador y seguirá siéndolo, pero Dios preparó un recurso infalible y usted puede obtener completo perdón y limpieza de su alma: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:9). Tenga mucho cuidado de no confesar sus pecados a nadie, excepto a Cristo Jesús, ya que él es el único que puede perdonarle.
6. ¿Cómo debo orar?
La oración no es repetir unos rezos a modo de penitencia, porque esto lo hacen los paganos, y Jesús prohíbe terminantemente esta práctica: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mt. 6:7, 8). La oración del cristiano verdadero es hablarle al mismo Dios y siempre por medio de Su amado Hijo, Jesucristo: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Jn. 14:13, 14).
7. ¿Es cierto que María también intercede por nosotros?
No, tal cosa no enseña la Biblia, porque el único que intercede por nosotros es nuestro Salvador: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Ti. 2:5, 6). Así como no hay más que un sólo Dios, así también hay un sólo mediador. María nunca fue, no es ni será mediadora entre nosotros y Dios porque esa es prerrogativa de nuestro Señor únicamente. Hay otros textos que hablan de lo mismo: Hebreos 8:6; 9:15; 12:24; Romanos 8:26, 27, 34; Hebreos 7:25.
8. ¿Debo concurrir a una iglesia para llegar a ser cristiano?
No, el Salvador le salvará donde usted esté y cuando usted lo decida. Puede estar seguro de que no será rechazado: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos” (Jn. 10:27-30).
9. ¿Y qué de las buenas obras?
¡Haga todas las buenas obras que pueda, pero no para ser salvo, sino porque ya habrá sido salvo por Su gracia!: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 5:14-16). Es probable que usted tenga que dejar muchas cosas, tales como la idolatría (postrarse ante una imagen, prenderle velas o algo así, rendirle culto a María, participar en proseciones religiosas, etc). Tal vez ha descuidado a su familia. Tal vez sea infiel a su cónyuge. Todo lo que la Biblia llama pecado, es pecado y es necesario dejarlo, porque usted ahora pertenece al Señor.
10. ¿Cuándo puedo comenzar esta nueva vida?
¡Ahora mismo!: “Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (He. 4:7). “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Co. 6:2). “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Is. 55:6, 7). No olvide que el tiempo del que usted dispone para ser salvo es mientras aún vive. Después de la muerte ya no hay salvación. ¿Por qué no da este paso de arrepentimiento y fe en Jesucristo ahora mismo?
J. A. Holowaty, Pastor