¿Se avecina otra guerra en el Medio Oriente?
Artículo desactualizado, publicado a manera de información
- Fecha de publicación: Sábado, 21 Mayo 2011, 17:49 horas
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El presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama se declaró formalmente en favor de la posición de Palestina sobre el conflicto árabe-israelí en un discurso en el que aseguró
¿Se avecina otra guerra en el Medio Oriente?
El presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama se declaró formalmente en favor de la posición de Palestina sobre el conflicto árabe-israelí en un discurso en el que aseguró que cualquier solución final tendrá que basarse en las fronteras de 1967.
El discurso, pronunciado en la víspera de una visita programada por el primer ministro Benjamín Netanyahu, sin duda tuvo la intención de hacerle saber al mandatario judío, que está a la espera de importantes concesiones de parte del gobierno de Israel. Los oficiales israelíes estuvieron especialmente sorprendidos por el lenguaje brusco y grosero de Obama, en particular por sus críticas al referirse a lo que denominó “los llamados asentamientos” y a “la continuada ocupación israelí de las tierras árabes”.
Según él, "El sueño de un estado judío y democrático no puede cumplirse con la ocupación permanente". ¡Grandes palabras infladas, las que en última instancia carecen de sentido!
En primer lugar, Israel no sueña con un estado judío y democrático. Israel es un estado judío y democrático - y ha sido así desde hace más de sesenta años. En segundo lugar, “¿A qué ocupación permanente se refiere?”.
El único territorio que podría calificarse como “ocupado” serían las Alturas de Golán, una meseta ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria de unos 1.800 kilómetros cuadrados, de los cuales aproximadamente 1.200 se los disputa Siria a Israel. Israel conquistó este territorio durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y de nuevo en la Guerra de Yom Kippur en 1973. Ellos lo anexaron para impedir que los artilleros sirios les lanzaran desde allí, proyectiles a la región de Galilea.
Devolverle el Golán a Siria sería un suicidio - y eso por seguro lo sabe el señor Obama. Tal vez es por esta razón que se ha negado a tomar una acción significativa contra Bashar al Assad de Siria, a pesar de los informes de que ha ordenado a sus tropas que disparen indiscriminadamente contra la multitud de manifestantes opositores.
Según las noticias publicadas, las fuerzas de Assad han arrestado a más de ocho mil personas, muchos de los cuales han sido torturados.
Y dice una de estas noticias: “En Banias, un puerto estratégico de refinación de petróleo de la costa mediterránea en Siria, tenían a los prisioneros confinados en la central eléctrica y en un estadio deportivo, porque todas las cárceles de la ciudad estaban colmadas... En entrevistas con 19 sirios detenidos el mes pasado, incluyendo dos mujeres y tres adolescentes, la organización ‘Human Rights Watch’ descubrió que dos habían sido torturados, algunos habían sido azotados con cables y habían recibido descargas eléctricas mientras estaban empapados en agua helada”.
Hay más, pero es demasiado desagradable para repetirlo. Sin embargo, al presidente de Estados Unidos eso no le importa, lo que sí es importante para él es mantener la presión sobre Israel.
Yo, como la gran mayoría, me pregunto: ¿Por qué el señor Obama se deshizo de Hosni Mubarak tan abruptamente, poniéndose abiertamente del lado de los que protestaban en contra de él, mientras permanece silencioso ante la actitud violenta de otros dictadores?
¿Por qué Obama se lanzó de lleno en la refriega en Egipto, mientras se ha refrenado sin interferir para nada con Irán? Irán siempre ha jurado públicamente que destruirá a Israel. Mientras que Hosni Mubarak de Egipto había firmado un tratado de paz con Israel.
Irán es una república islámica dirigida por musulmanes en conformidad con las enseñanzas del Corán y la Ley Sharia. Hosni Mubarak era un líder secular de un estado secular cuyo gobierno nada tenía que ver con El Corán.
Obama se puso del lado de la Hermandad Egipcia Musulmana, un grupo dedicado a remplazar el gobierno secular de Egipto con una república islámica.
En Irán, el señor Obama se declaró abiertamente en favor del gobierno, congratuló la fraudulenta re-elección de Ahmadinejad y se refirió con todo respeto a Ayahtollah Khameini como el “Líder Supremo”.
Pero con respecto a Siria, se quedó mudo. No llamó al régimen de Assad “ilegítmo” - tal como hizo con Mubarak – mucho menos le dijo a Assad que renunciara a su posición. Tal parece que los únicos dictadores árabes que no apoya el señor Obama son a esos pocos que tienen buenas relaciones con Israel.
Dice Daniel 9:26 y 27: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”.
Los asentamientos son lugares donde viven los judíos, y están perfectamente marcados y definidos. Los palestinos quieren que todos los judíos sean expulsados de la Banca Occidental, quieren que no se permita a un solo judío en esa zona.
¿Se imagina cómo no sería el clamor mundial, si los israelíes pidieran que todos los refugiados árabes fueran expulsados de Israel? ¡Ni siquiera los propios judíos estarían de acuerdo con algo tan censurable!
Sin embargo, en todo Israel no hay campamentos de refugiados para palestinos desplazados y sin hogar, desde la guerra de independencia de 1948. Y no los hay en todo el territorio controlado por los judíos, porque sencillamente ellos no les recluyeron en campamentos, sino QUE ISRAEL ABSORBIÓ LA POBLACIÓN ÁRABE, garantizándoles una completa ciudadanía israelí. Sin embargo, los otros estados árabes sí los recluyeron en campamentos.
Sesenta y tres años después, ellos todavía se encuentran en esos campos de concentración para refugiados. Estos refugiados árabes, son de hecho los que están bajo ocupación, pero no de los judíos, sino de sus propios hermanos árabes.
Pero... ¿Cómo se sienten realmente los árabes comunes y corrientes con respecto a la ocupación israelí? ¿Cree usted que alguien se ha atrevido a preguntarles? Bueno, cuando alguien lo hizo, la respuesta fue tan impactante que dejaron de hacerlo.
La vasta mayoría de palestinos que están viviendo ahora bajo el gobierno israelí dicen que pelearían si los entregaran en manos de la Autoridad Palestina. Como uno de ellos le explicó a Daniel Pipes, director del Foro del Medio Oriente, “El infierno de Israel es mucho mejor que el paraíso de Arafat”.
Mientras el señor Obama está tirando a Israel bajo las llantas del bus, por decirlo de alguna forma, y apoyando abiertamente la división de Jerusalén, ¿cómo están las cosas en el territorio de Estados Unidos?
Entre mayo y septiembre de 1993, la administración del señor Clinton estuvo sosteniendo conversaciones secretas con el líder palestino Yasser Arafat y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin. En la mesa estaban los Acuerdos de Oslo - una serie de convenios entre los dos lados - basados en la fórmula de cambiar el territorio por paz.
Los Acuerdos de Oslo le exigían a Israel que tomara el territorio que había capturado a Jordania, Siria y Egipto, durante la guerra de 1967 y se lo entregara a los nativos árabes que reclamaban un estado como “pueblo palestino”.
A pesar del hecho que nunca hubo un pueblo, cultura, idioma o historia Palestina, los Acuerdos de Oslo exigían que Israel pretendiera que había un pueblo palestino y que dividiese su territorio para entregárselos a ellos a fin de que se creara un estado palestino.
El Acuerdo de Oslo fue negociado y supervisado por la administración Clinton, acompañado por una emotiva ceremonia que terminó con la firma del mismo en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca.
Mientras Clinton ejercía su poder y obligaba a Rabin a que estrechara la mano manchada de sangre de Yasser Arafat el 13 de septiembre de 1993, ese mismo día el río Mississippi se desbordó, causando el mayor desastre hidrológico después de las catastróficas inundaciones de la década de 1930. Este tipo de inundaciones sucede de cuatro a cinco veces por siglo.
Dice la Palabra de Dios respecto a Israel: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3).
Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, “La magnitud y severidad de esta inundación fue simplemente abrumadora, y fue catalogada como uno de los mayores desastres naturales que haya impactado jamás a Estados Unidos. El nivel de inundación del río estaba 600 puntos por encima de lo normal. Cerca de 150 ríos principales y sus afluentes tributarios se vieron afectados. Sin duda fue la inundación más grande y más significativa que haya ocurrido jamás en Estados Unidos".
Ahora, casi 20 años después, tenemos a un presidente norteamericano que está clamando por la división de Jerusalén y apoyando la creación de un estado palestino “en donde no hayan judíos”, en el territorio bíblico de Samaria y Judea.
Ese es exactamente el intervalo para que tenga lugar otra gran inundación en el territorio medio occidental de Estados Unidos. ¿Y qué dicen las noticias? “Mayo 2010: Todas las áreas a lo largo del río Mississipi están experimentando inundaciones, tal como Illinois, Missouri, Kentucky, Tennessee, Arkansas, Mississippi, y Louisiana. El presidente Barack Obama declaró los estados de Kentucky, Tennessee, y Mississippi, área de desastre federal. Por primera vez en 37 años, fue necesario abrir las esclusas del canal de Morganza e inundar deliberadamente 12.000 kilómetros cuadrados del área rural de Louisiana para salvar a Baton Rouge y New Orleans”.
¿Coincidencia? ¡Yo no creo en coincidencias!
¿Qué tiene que decirnos el Señor sobre todo esto?
Es muy probable que estemos a punto del cumplimiento de algunos textos de la Biblia. En primer lugar el Salmo 83:1-8 y 12-18: "Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza. Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos. Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya más memoria del nombre de Israel. Porque se confabulan de corazón a una, contra ti han hecho alianza. Las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas, Moab y los agarenos; Gebal, Amón y Amalec, los filisteos y los habitantes de Tiro. También el asirio se ha juntado con ellos; sirven de brazo a los hijos de Lot… Que han dicho: Heredemos para nosotros. Las moradas de Dios. Dios mío, ponlos como torbellinos, como hojarascas delante del viento, como fuego que quema el monte, como llama que abrasa el bosque. Persíguelos así con tu tempestad, y atérralos con tu torbellino. Llena sus rostros de vergüenza, y busquen tu nombre, oh Jehová. Sean afrentados y turbados para siempre; sean deshonrados, y perezcan. Y conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra". Luego vea la respuesta del Señor en Zacarías 12:2-12: "He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera. Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios. En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén. Y librará Jehová las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos. Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí".
¿Sufrirá Estados Unidos lo mismo que los vecinos de Israel en el cumplimiento del Salmo 83?
¿Intervendrá Estados Unidos en caso de que se decida obligar a Israel a dividir la ciudad de Jerusalén y entregar la parte antigua a los palestinos? ¿Qué dice el Señor sobre Su tierra y Su ciudad donde el mismo Señor tendrá su centro de operaciones por mil años? El Señor, refiriéndose a la tierra de Israel, dice... "porque la tierra mía es" (Levítico 25:23).
No cabe duda de que el próximo conflicto en el Medio Oriente no será en contra de tal o cual país, sino que el mundo se está preparando para pelear contra el mismo Dios. ¿Se cruzará de brazos el Señor?: "¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra" (Salmo 2:1-10). "Mas tú, Jehová, te reirás de ellos; te burlarás de todas las naciones. A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa. El Dios de mi misericordia irá delante de mí; Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo. No los mates, para que mi pueblo no olvide; dispérsalos con tu poder, y abátelos, oh Jehová, escudo nuestro. Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, sean ellos presos en su soberbia, y por la maldición y mentira que profieren. Acábalos con furor, acábalos, para que no sean; y sépase que Dios gobierna en Jacob hasta los fines de la tierra" (Salmo 59:8-13).