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El erudito doctor Charles Elliott fue durante toda su vida un estudiante diligente de la Biblia. Cuando cumplió sus 77 años y justo un mes antes de su muerte, leyó todo el Antiguo Testamento en tres semanas.
El erudito doctor Charles Elliott fue durante toda su vida un estudiante diligente de la Biblia. Cuando cumplió sus 77 años y justo un mes antes de su muerte, leyó todo el Antiguo Testamento en tres semanas.
Había un grupo de jóvenes bautistas que asistían a una pequeña iglesia japonesa y que fielmente se sentaban y leían sus Nuevos Testamentos mientras el pastor japonés predicaba en un idioma que no podían comprender.
Pocos hombres han hecho una contribución tan grande a la literatura homilética como Charles Spurgeon. Escribió 135 libros, editó 28 más y si a esto le añadimos los manuscritos más breves, ¡encontramos que escribió más de 200!
John Quincy Adams un diplomático y político estadounidense que llegó a ser el sexto presidente de los Estados Unidos entre 1825 a 1829, decía: “Por muchos años he convertido en una práctica leer la Biblia entera una vez al año. Mi costumbre es leer cuatro o cinco capítulos cada mañana inmediatamente después de levantarme.
Tertuliano, considerado como un padre de la iglesia, quien nació en el año 160 y murió en el 220 de nuestra era, dedicaba los días y las noches a la lectura de la Biblia, aprendió mucho de corazón, tanto que sabía hasta la puntuación.
Una iglesia en Escocia informó que leyó la Biblia sin parar en un lapso de 62 horas y 55 minutos.
Hace más de cien años, William Ramsay, un joven erudito inglés, fue a Asia Menor con el propósito exclusivo de probar que la historia dada por Lucas en su Evangelio y en el libro de Hechos era inexacta. Sus profesores habían dicho con confianza que Lucas no podía estar correcto.
El doctor Robert Dick Wilson, quien fuera exprofesor de filología semítica en el Instituto Teológico de Princeton, dijo: “Después de 45 años de investigación erudita en estudios de textos bíblicos y en lenguaje de estudio, he llegado a la convicción de que ningún hombre sabe lo suficiente para atacar la veracidad del Antiguo Testamento. Cada vez que se ha tenido evidencia documentada suficiente para hacer una investigación, la declaración de la Biblia en su texto original siempre ha pasado la prueba”.
1. La maravilla de su formación - la forma cómo se estructuró la Biblia es el misterio más grande de todos los tiempos.
La primera división de la Biblia en capítulos y versículos, se le atribuye a Stephen Langton, arzobispo de Canterbury en el año 1227. Langton era profesor de la Universidad de Paris y más tarde se convirtió en arzobispo de Canterbury.