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Una vida cambiada por la oración

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Amy Carmichael nació en 1867 en Millisle, condado de Down, en el norte de Irlanda.  A la edad de 12 años, fue enviada al internado Wesleyano Metodista en Yorkshire, Inglaterra.  Cuando tenía 15 años, durante un servicio de los niños escuchó el corito: “Cristo me ama bien lo sé.   Su Palabra me hace ver, que los niños son de aquel, Quien es nuestro amigo fiel”. En el tranquilo momento que siguió a la tonada, Amy reconoció que a pesar de las enseñanzas de su madre, de que Jesús le amaba, ella nunca le había invitado a su vida.  Y comentaba: “En su gran misericordia, el Buen Pastor respondió a las oraciones de mi madre, de mi padre y de muchos otros seres queridos, y me atrajo, incluso a mí, a su rebaño”.

Una vida cambiada por la oración

         Amy Carmichael nació en 1867 en Millisle, condado de Down, en el norte de Irlanda.  A la edad de 12 años, fue enviada al internado Wesleyano Metodista en Yorkshire, Inglaterra.  Cuando tenía 15 años, durante un servicio de los niños escuchó el corito: “Cristo me ama bien lo sé.   Su Palabra me hace ver, que los niños son de aquel, Quien es nuestro amigo fiel”. En el tranquilo momento que siguió a la tonada, Amy reconoció que a pesar de las enseñanzas de su madre, de que Jesús le amaba, ella nunca le había invitado a su vida.  Y comentaba: “En su gran misericordia, el Buen Pastor respondió a las oraciones de mi madre, de mi padre y de muchos otros seres queridos, y me atrajo, incluso a mí, a su rebaño”.

         Después de la muerte de su padre fue a Inglaterra, a vivir en el hogar de Robert Wilson, quien fue el cofundador y director de la Convención Keswick, una asamblea de verano de los evangélicos ingleses.  Bajo la influencia de Wilson, Amy se interesó en las misiones, y en 1893 se embarcó para Japón como la primera misionera Keswick con la Iglesia Sociedad Misionera.  Después de pasar un poco menos de dos años en Japón y Ceylon, fue obligada a regresar a Inglaterra debido a su pobre salud.

         En noviembre de 1895, Amy partió una vez más de Inglaterra a trabajar con la  Sociedad Misionera de la Iglesia Zenana de Inglaterra, en el sur de India.  Realizando viajes misioneros a través del territorio, ella se advirtió de que muchas jovencitas indias eran ofrecidas por sus padres o guardianes como prostitutas en el templo, una práctica que fue prohibida más tarde.  Conmovida por la situación de las jovencitas, Amy comenzó a rescatarlas librándolas de su destino.

         Para 1901, ella junto con los colegas y convertidos de India de sus muchos viajes, se establecieron en Dohnavur.  En 1926 fundó la Fraternidad Dohnavur, un hogar y escuela para niñas rescatadas.  Allí las jovencitas indias eran educadas y entrenadas para servir a Dios como enfermeras cristianas, maestras y evangelistas.

         Amy fue conocida en la Fraternidad Dohnavur como Amma - palabra que significa Madre.  Como líder de la comunidad, estableció patrones elevados de comportamiento para ella y sus colegas.  Restableció las Hermanas de la vida común, que era algo así como una orden protestante.  No se les obligaba a hacer votos de por vida, pero si una hermana se casaba, se le requería que dejara la asociación.  Tan comprometida estaba Amy Carmichael con India, que desde el tiempo que llegó en noviembre de 1895, nunca regresó a Inglaterra.

         El 24 de octubre de 1931, Amy visitó el dispensario de Dohnavur y se preocupó por el apoyo financiero a la Confraternidad.  Buscando la dirección de Dios respecto al dinero, permaneció silenciosa por largo tiempo y luego oró: “Haz cualquier cosa Señor, que me haga apta para servirte y ayudar a mis seres queridos”.

         Más tarde, ese mismo día, ella estaba conduciendo en dirección a una casa que había arrendado para otro dispensario.  Allí, en medio de la oscuridad, se cayó en un pozo recién excavado, se rompió una pierna, se le dislocó un tobillo, y se torció la columna vertebral.  Como resultado de la caída, permaneció postrada en cama sus últimos veinte años.  A pesar de todo, desde la cama permaneció a cargo de Dohnavur y también escribió prosa y poesía, gracias a lo cual el trabajo de Dohnavur llegó a ser conocido en el mundo.

         En 1938 Amy se convenció de que Dios le había dado la promesa de que moriría en sus sueños.  Y así murió el 18 de enero de 1951.

         Anunciando su muerte, las campanas de la Casa de Oración en Dohnavur tocaron la música que había pedido, para la cual ella escribió las palabras:

Una cosa he deseado mi Señor de Ti;
Que busque, tu casa hogar para mí.

Yo no respiraría otro aire;
Estaría contigo, oh Tú el más justo de los justos.

Porque vería la belleza de mi Señor
Y escucharía hablar, a Ese a quien mi corazón adoró.

Oh Amor de amores, ¿cómo puede estar maravilla morar
En el gran nombre de nombres, Emanuel?

Reflexión

         ¿Cree usted que la caída de Amy Carmichael en 1931 fue la respuesta a su oración temprano ese día?  “Haz cualquier cosa Señor, que me haga apta para servirte y ayudar a mis seres queridos”. ¿Se atrevería usted a expresar una oración igual?

         “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra...” (Lucas 1:38).

Modificado por última vez enSábado, 10 Abril 2010 18:53
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