Un matrimonio de diferentes expectativas
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
- Publicado en Tema del día /
- Visitado 9356 veces /
- Imprimir /
John Wesley pensó que había encontrado a la esposa perfecta en la viuda Molly Vazeille. La admiraba por su diligencia incansable... su parquedad exacta para comer, por su pulcritud y limpieza, tanto en su persona... ropas y todas las cosas que le rodeaban. Wesley pensaba, que ya Molly había sobrepasado la edad de tener hijos, de tal manera que consideró que no se vería atado por la responsabilidad de la paternidad. Era financieramente independiente, así que no tendría que preocuparse por su sostenimiento y podría continuar ayudando a los pobres, y finalmente no era un miembro de la alta sociedad, por lo que no tendría que rendirle cuentas a los entrometidos que podrían haber pensado que se casaba con ella por interés.
En enero de 1751 John Wesley decidió que se casaría con Molly. Antes de la boda planeó una gira para predicar en el norte de Inglaterra. Temprano, el 10 de febrero de 1751, se dispuso a hacerlo, pero no llegó muy lejos. En el puente de Londres se resbaló sobre el hielo y se luxó su pie. De tal manera, que en lugar de predicar se regresó permaneciendo en el hogar de Molly por una semana para que así ella pudiera cuidarlo.
Durante esa fatal semana, anunció su intención de casarse con la señora Vazeille inmediatamente. Previamente John y su hermano Charles se habían comprometido en que ninguno de los dos se casaría sin la aprobación del otro. Sin embargo, John sólo le escribió a su hermano, anunciándole su decisión. Aunque la historia no es precisa, respecto a la fecha exacta en que ellos se casaron, su hermano Charles dijo que “el evento los hizo ocultar sus rostros”.
Dos semanas después de la boda, Wesley se dispuso a predicar. Para su gran desilusión, Molly no le escribió al menos “por cuatro días”. Él le envió una carta en la que le decía: “Mi cuerpo es cada vez más fuerte, así es mi amor por ti. ¡Que lo que Dios nos ha otorgado nunca vaya más allá de su voluntad! Oh que continuemos amándonos el uno al otro como Cristo nos amó”.
Molly finalmente trató de viajar con John, trabajando entre los pobres y tratando de ayudarlo en su ministerio, pero las dificultades la agotaron rápidamente y Wesley no hizo ningún intento por cambiar su programa, deseando que su esposa mostrara verdadera compasión y santa obediencia. El resentimiento de Molly fue creciendo gradualmente por sus ausencias y desarrolló un temperamento violento.
Conforme aumentaba su descontento, Molly trataba asimismo de hacer infeliz la vida de Wesley. Destruyó algunos de sus escritos, lo criticó públicamente y repetidamente lo acusó de adulterio. En 1771 le abandonó abruptamente, retornando a casa tres días después. Wesley era un hombre de baja estatura, y poco después que Molly regresó, un amigo suyo “entró a la habitación sin anunciarse para encontrar a Molly arrastrando a su esposo por el suelo halándolo de los cabellos”.
Las cosas continuaron deteriorándose. Dos veces más la pareja trató de reconciliarse, pero en el final Wesley adoptó la decisión de rechazar a su esposa, y le dijo: “Tú me has puesto innumerables piedras de tropiezo en el camino... aumentaste el número de rebeldes, deístas y ateos y debilitaste las manos de esos que aman y temen al Señor. Si vivieras mil años dos veces, no podrías deshacer todo el daño que has hecho. Y hasta que no trates de hacer todo lo posible para repararlo, te digo adiós”.
Nunca más volvieron a hablar o a encontrarse nuevamente, incluso Wesley ni siquiera fue informado de su muerte. En su diario, él simplemente escribió: “Llegué a Londres y me informaron que mi esposa murió el lunes. Esta tarde fue sepultada, aunque no fui informado de ello”.
Reflexión
Algunas veces pensamos que la familia de un pastor debería tenerlo todo, pero la tensión y fatiga de la vida ministerial, puede algunas veces debilitar la relación matrimonial. ¿Qué cree usted que pudo causar el problema en el matrimonio de Wesley? ¿Cree que él debio haber hecho algo para salvar su matrimonio? ¿Qué podemos aprender de su desafortunado ejemplo?
“Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer” (1 Corintios 7:10 y 11).