Un devocional clásico
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
- Publicado en Tema del día /
- Visitado 10178 veces /
- Imprimir /
Un siglo después que fuera publicado por primera vez, la popularidad de este libro sólo fue excedida por la Biblia. Su autor fue un hojalatero, un hombre que reparaba ollas y sartenes. Pero... ¿Quién era este calderero del campo cuya historia continúa inspirando generación tras generación?
Cuando John Bunyam tenía 16 años, su madre y hermana murieron en un lapso de tres meses la una de la otra, y su padre volvió a casarse. Incapaz de tratar con este problema, él comenzó a actuar en lo que más tarde llamaría “Una forma obstinada e intratable”.
Bunyan no tenía libros antes de casarse, pero el dote de su esposa consistió de dos libros de los puritanos. Aunque ella era cristiana, Bunyan era un incrédulo. Sin embargo, su esposa leía con frecuencia estos libros en su compañía y le refería la vida santa que su padre había llevado. El resultado fue que Bunyan sintió un vivo deseo de reformarse, y así lo hizo, pero solamente en lo exterior.
Según él, un domingo por la tarde, mientras estaba con sus amigos en medio del verdor del campo de la villa, escuchó una voz del cielo que le preguntó: “¿Dejarás tus pecados e irás al cielo, o mantendrás tus pecados e irás al infierno?”. Y contaba... “Miré al cielo y fue como si hubiera visto al Señor Jesús que estaba mirándome”.
Bunyam se deprimió severamente como resultado de la visión. Sintiendo que podía muy bien ser condenado tanto por muchos pecados, como por pocos, pasó el siguiente mes satisfaciéndose en una búsqueda egoísta. Luego sus sentimientos cambiaron, y comenzó a perseguir la rectitud y justicia con igual vigor. “Nuestros vecinos” - escribió - “me tomaron como un hombre piadoso, un nuevo hombre religioso... y verdaderamente en parte era así, sin embargo, sabía que sin Cristo no tenía gracia, fe, ni esperanza”.
Trabajando como hojalatero, Bunyan a menudo escuchaba por casualidad a un grupo de mujeres hablando de la Biblia. Y más tarde escribió: “Pensé que ellas hablaban movidas por el gozo... Tal me parecía a mí, como si hubieran encontrado un nuevo mundo”. Atraído de manera irresistible por las conversaciones de estas mujeres, sigue contando: “Un día me maravillé ante la gran dulzura y ternura que experimentaba mi corazón, lo cual lo me hizo caer bajo la convicción de lo que aseguraba la Escritura”. Poco después de eso, él depositó su confianza en el Señor Jesús como su Salvador.
Sin embargo, el sendero de Bunyan después de su conversión, no fue ni tranquilo ni recto. Luchó con la seguridad de la salvación, la ceguera de su hija, la pobreza, la muerte de su esposa y su deseo de predicar el Evangelio cuando era prohibido por la ley. En 1660 volvió a casarse y fue padre de seis hijos. John Bunyan fue puesto en la cárcel por predicar en público sin licencia. No pudo conseguir una, porque tenía muy poca educación y no estaba de acuerdo con la iglesia de Inglaterra.
Estuvo entrando y saliendo de la cárcel de manera intermitente por doce años, hacía cordones de zapato en su celda para proveer el sustento para su familia y pasaba muchas horas escribiendo. Su manuscrito comenzaba diciendo: “Caminando iba yo por el desierto de este mundo, cuando me encontré en un paraje donde había una cueva; busqué refugio en ella fatigado, y habiéndome quedado dormido, tuve el siguiente sueño: Vi un hombre en pie, cubierto de andrajos, vuelto de espaldas a su casa, con una pesada carga sobre sus hombros y un libro en sus manos. Fijando en él mi atención, vi que abrió el libro y leía en él, y según iba leyendo, lloraba y se estremecía, hasta que, no pudiendo ya contenerse más, lanzó un doloroso quejido y exclamó: - ¿Qué es lo que debo hacer para ser salvo?”. El manuscrito titulado El progreso del Peregrino, narra la historia de la búsqueda del Peregrino por respuestas a esta pregunta.
Después de concederle la primera licencia de impresión el 18 de febrero de 1678, El progreso del Peregrino es el más conocido de los cincuenta y ocho libros que escribió Bunyan. Trescientos años después todavía continúa imprimiéndose y ha sido traducido en más de doscientos idiomas.
Bunyan murió diez años después. En conformidad con las palabras del Progreso del Peregrino, “Se encontró en el... valle de la Sombra-de-muerte, y necesitaba pasar por él, porque el camino de la Ciudad Celestial se encontraba en medio de él”.
Reflexión
John Bunyan probablemente es considerado la persona más impropia para escribir un devocional clásico. ¿Cómo cree usted que pudo hacerlo? ¿Alguna vez le ha capacitado Dios para hacer algo más allá de sus habilidades? El Señor tiene el poder para dotarnos para que hagamos algo, mucho más allá de lo que podamos pensar.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).