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Un instrumento especial de Dios

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Un indio norteamericano de nombre Tisquantum, pero llamado familiarmente Squanto, llegó a Inglaterra debido al tráfico de esclavos.  En 1665 el capitán George Weymouth lo capturó y lo llevó a Inglaterra en donde aprendió inglés, pasando nueve años allí antes de regresar a su pueblo los Patuxets en cabo Cod.  Viajó de regreso a casa en 1614, en la embarcación del capitán John Smith. 

No había estaba en su tierra desde que el capitán Thomas  Hunt, parte de la expedición de Smith, lo llevara engañado a bordo de su embarcación junto con otros veintitrés indígenas,  bajo el pretexto de querer comerciar con ellos.  Una vez Squanto y los otros nativos estuvieron a bordo, la tripulación les puso grilletes de hierro y los llevaron a España, en donde fueron vendidos como esclavos.  Muchos nunca regresaron a su tierra natal.

         Squanto fue entregado en manos de frailes locales, quienes lo introdujeron en la fe cristiana, aunque no permaneció mucho tiempo con los monjes españoles.  Después de haber sido llevado a Inglaterra, se las ingenió para conseguir un pasaje a bordo de la embarcación americana del capitán Dermer en 1619.  Cuando estuvo de regreso en el cabo Cod, se enteró de que todos en su tribu habían muerto.  En 1617 la viruela había arrasado a su pueblo, y ni uno solo había sobrevivido.

         A principios de noviembre de 1620, los Peregrinos llegaron a las playas de cabo Cod.  Eran miembros de la congregación Separatista de Scrooby, y habían rehusado a conformarse a la iglesia de Inglaterra.  Como consecuencia tuvieron que huir de Holanda.  Doce años después se embarcaron para América a construir una nueva vida, temiendo que sus hijos perdieran su identidad inglesa.  Se establecieron en un lugar que llamaron Plymouth, en honor al pueblo de Inglaterra desde donde comenzaron su viaje.

         Los colonizadores, pronto descubrieron que los indígenas habían limpiado el territorio de Plymouth, pero que no habían sembrado por algún tiempo.  Un día de marzo, después de un invierno devastador de terribles penurias y enfermedad, un nativo que hablaba inglés de nombre Samoset llegó caminando hasta Plymouth.  Había aprendido el idioma de pescadores ingleses que había conocido a lo largo de la costa Maine.

         Por Samoset, los Peregrinos supieron que se habían establecido en el territorio de los Patuxets, la tribu que la enfermedad había exterminado cuatro años antes. Él también les informó que había sido una tribu numerosa, hostil, que asesinaba viciosamente a los hombres blancos que invadían sus playas.  Asimismo, que después de la muerte de los Patuxets, ningún otro indígena había habitado el territorio por temor a que la maldición de muerte pudiera caer sobre cualquiera que se estableciera allí.  Fue así como Dios guió a los Peregrinos, a una parcela de un territorio no habitado en la costa oriental, el mismo lugar en donde Squanto había crecido.

         Somoset le presentó a Squanto a los Peregrinos el 22 de marzo de 1621, y él les dio la noticia de que el gran Massosoit, jefe de los Wampanoag y líder de la mayoría de tribus de los alrededores, iría a visitarlos ese mismo día.  A la llegada de Massosoit,  Squanto ayudó a los Peregrinos a concretar un acuerdo de paz con él que duraría por décadas.

         Cuando Squanto llegó a Plymouth, los Peregrinos estaban en circunstancias desesperadas.  Cerca de la mitad había muerto durante el pasado invierno, careciendo de la habilidad para sobrevivir en el nuevo territorio.  Él los enseñó a fertilizar y proteger el maíz que sembraban, a atrapar los peces de las corrientes, y a cómo cosechar el alimento que proveía el suelo.  Si Dios no hubiera enviado a Squanto, los Peregrinos nunca habrían sobrevivido.  Uno de los líderes del grupo dijo... Squanto fue “Un instrumento especial enviado por Dios para nuestro bien, más allá de nuestras propias expectativas”.

Reflexión

         ¿A quién ha usado Dios para influenciarle profundamente a usted? Él siempre provee la ayuda que sus hijos necesitan.  Mire a su alrededor y se sorprenderá de ver a quién desea usar en su vida.

         “Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá...” (Génesis 22:14a).

Modificado por última vez enSábado, 23 Octubre 2010 01:51
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