Menu

Escuche Radio América

Donald Cargill

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Donadl Cargill por naturaleza una persona tímida, nació en Escocia a principios de los años 1600.  Durante sus estudios teológicos en la Universidad de San Andrews, se vio acosado por tantas tentaciones que decidió que el suicidio era la única forma de escapar.  En más de una ocasión fue al río Clyde para ahogarse, pero cada vez que pasaba un transeúnte lo disuadía.  En otra ocasión cuando estaba a punto de lanzarse en el foso de una mina abandonada, Dios le dio estas palabras de Mateo 9:2b: “... Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”.  Inmediatamente sus miedos y dudas desaparecieron y todo pensamiento de suicidio se desvaneció.

Después de completar sus estudios en San Andrews, fue ordenado como ministro de la Iglesia Barony de Glasgow en 1655.  Las cosas fueron bien hasta 1660 cuando Carlos Segundo fue restaurado al trono después de que terminó la Mancomunidad de Inglaterra y el Protectorado.  En 1662 el rey regresó a sus promesas anteriores, restaurando el gobierno episcopal a la iglesia de Escocia, la cual era presbiteriana.  Esto obligó a los doscientos setenta pastores presbiterianos, llamados firmantes del pacto, a abandonar sus iglesias.  Donald Cargill fue desterrado al área norte del río escocés Tay.  Mientras tanto los presbiterianos quienes habían sido sacados de sus iglesias se reunían en los campos.

En 1669 cuando la orden de destierro se suavizó, Cargill comenzó a predicar en los campos.  Conforme la persecución contra los firmantes del pacto escalaba se convirtió en un líder prominente, y miles iban a escucharlo predicar.
En mayo de 1679, era uno de los líderes del ejército de cuatro mil de los firmantes del pacto que fue atacado por un ejército del gobierno de diez mil en el puente Bothwell.  Más de cuatrocientos de ellos fueron asesinados y mil doscientos tomados prisioneros, incluyendo a él mismo que estaba herido.  Sin embargo, cuando quienes lo capturaron se enteraron que era un ministro, le dejaron ir.

Cargill se unió con Richard Cameron para predicar en los campos hasta la muerte de Cameron en Ayrmoss.  Luego en septiembre de 1680 públicamente declaró anatema al rey Carlos Segundo y a otros líderes perseguidores de la iglesia.  Esta acción enfureció a las autoridades y ofrecieron una recompensa por su captura.

Finalmente fue arrestado en mayo de 1681.  Cuando uno de sus perseguidores le estaba atando sobre un caballo, le dijo: “Su iniquidad es grande.  Usted no escapará del justo juicio de Dios; y si no estoy equivocado, será detenido en este mismo lugar”. Un año después el hombre fue asesinado en ese mismo sitio.

Llegando a Glasgow, un asistente del arzobispo anglicano se mofó de él repetidamente diciendo: “¿Nos dirá otra palabra más?”, citando una expresión que el propio Cargill usaba a menudo en sus sermones.  Él le replicó: “El día va a llegar cuando usted no tendrá una palabra que decir, no obstante la dirá”.  Unos pocos días después la lengua del hombre se le hinchó de tal manera que el hombre no podía hablar y murió.

Fue llevado a Edimburgo para comparecer ante el concilio.  Allí el canciller Rothes, uno de esos que había declarado anatema, estaba enfurecido en contra de él, y Cargill le dijo: “Mi señor Rothes, absténgase de amenazarme, con una muerte que sus ojos no verán”.  El canciller Rothes murió la mañana del 27 de julio de 1681, y Donald fue ejecutado esa tarde.

En el cadalso en que fue colgado, clamó: “Adiós, a todos los gozos creados, placeres y deleites, adiós al pecado y el sufrimiento, adiós al orar y al creer; bienvenido cielos y alabanzas.  Bienvenido el gozo en el Espíritu Santo; bienvenidos Padre, Hijo y Espíritu Santo, en las manos de ustedes encomiendo mi espíritu”.

Después de morir el verdugo cortó su cabeza con un hacha y la puso en exhibición sobre el puerto de Netherbrow.

Reflexión

En el capítulo 5 de Hechos está registrado lo ocurrido a Ananías y Safira, quienes le mintieron a Pedro y a la iglesia, después de lo cual Dios hirió a Ananías de muerte.  Más tarde Pedro le preguntó a Safira: “... ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor?  He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti” (Hechos 5:9). ¿Cree usted que lo que dijo Donald Cargill sobre la muerte de sus enemigos, fue similar a lo que narra el capítulo 5 de Hechos? ¿Qué lecciones puede aprender de su vida?

“Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas” (Hechos 5:11).

Modificado por última vez enViernes, 27 Mayo 2011 02:54
volver arriba