Algunos textos que hablan sobre la salvación
- Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas
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Trataremos de contestar una serie de preguntas que requieren una respuesta correcta, autorizada.
¿CÓMO PUEDO SER SALVO?
Vamos a ver en primer lugar cómo NO ser salvo.
No es por buenas obras:
“1 ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.
4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
6 Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
7 diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.
8 Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado”
(Romanos 4:1-8).
«1 ABRAHAM FUE, HUMANAMENTE hablando, el fundador de la nación hebrea. ¿Cuáles fueron sus experiencias en cuanto a la salvación por fe?
2 ¿Lo aceptó Dios por las buenas obras que había realizado? Si así hubiera sido tendría de qué gloriarse.
3 Pero, desde el punto de vista divino, Abraham no tiene nada de qué gloriarse. Las Escrituras nos dicen que Abraham creyó a Dios, y por eso Dios pasó por alto sus pecados y lo declaró inocente.
4 ¿Obtuvo su derecho al cielo en virtud del bien que hizo? No, porque la salvación es un regalo; si alguien pudiera ganarla siendo bueno, no sería gratis. ¡Y es gratis!
5 Se concede a los que no hacen nada para obtenerla. Porque Dios declara sin culpa a los pecadores que simplemente tengan fe en que Cristo es el que los puede librar de la ira de Dios.
6 El rey David se refirió a esto al describir la alegría del pecador indigno que Dios declara inocente.
7 “Bienaventurados y dignos de envidia”, dijo, “aquéllos cuyos pecados han sido perdonados y encubiertos. Sí, dichoso el hombre a quien el Señor no le toma en cuenta los pecados”.
8,9Entonces surge la pregunta: ¿Es esta bendición sólo para quienes tengan fe en Cristo y a la vez guarden la ley judaica, o se otorga también a quienes no la guardan, pero creen en Cristo?»
(Romanos 4:1-8 - Parafraseado).
Pablo declara que Abraham fue justificado, fue salvo, cuando creyó...
Pero... ¿Creyó en qué o en quién? “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”.
Pero... ¿Cuándo ocurrió eso?: “6Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6).
No dice que Abraham “creyó en Jehová, sino... Á Jehová”, que no es lo mismo.
¿Quién le habló acerca de Dios?
Cuando él creyó Á Jehová, ya había creído en Jehová:
“6 Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
7 Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham;
8 y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo”
(Nehemías 9:6-8).
“1 Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.
2 Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños.
3 Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac”
(Josué 24:1-3).
Volvamos a Génesis 15:1-6:
“1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?
3 Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.
4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.
5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”
(Génesis 15:1-6).
TENGA MUCHO CUIDADO CON LAS BUENAS OBRAS PARA SALVACIÓN
No es por obras porque las obras vendrían a ser un “pago”, pero Dios no acepta, siendo que el pago ya fue hecho por medio del sacrificio de Su Unigénito Hijo que no tuvo pecado.
¿CÓMO PODEMOS SER JUSTIFICADOS?
Somos justificados por Dios no por obras, sino por la fe:
“1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
“16 Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16).
“6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gálatas 3:6-9).
1) El apóstol toma como ejemplo a Abraham diciendo que él “creyó a Dios, y le fue contado por justicia” (v. 6).
2) Luego pasa a decirnos que “los que son de fe, éstos son hijos de Abraham” (v. 7).
3) Como si todo esto no fuera suficiente, se nos dice que cuantos confíe en la promesa de salvación por medio de la fe, “son bendecidos con el creyente Abraham” (v. 9).
4) Depender de las obras es ponerse bajo maldición, porque uno tiene que ser perfecto y aceptable por Dios mediante sus esfuerzos propios: “10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas” (Gálatas 10-12).
“10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10).
• Ningún hombre, ningún pecador puede hacer suficiente obras como para salvarse.
• Ningún “cristiano” que procura salvarse por medio de su religión será salvo, porque Dios no proveyó ninguna salvación basada en esfuerzos humanos.
LOS PELIGROS DE INTENTAR SALVARSE POR LAS OBRAS
1. Jamás el pecador será salvo. Su mayor pecado que le estorba es el orgullo, intentar levantar su propia “escalera al cielo” por medio de sus esfuerzos propios. El salmista, dice: “4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza…” (Salmo 40:4a).
El profeta agrega:
“5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17:5-8).
2. Jesús dijo que Él es “El camino, y la verdad, y la vida”. Además dijo que Él es LA puerta por la cual se entra a la vida eterna: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo”.
3. El que rechaza ser salvo por Su gracia, no tiene otra alternativa que la condenación eterna: “8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8, 9).
El Salvador es quien pone las condiciones, no el pecador...
La salvación del pecador ya fue pagada y no se vende. El Señor no dice: “Dame buenas obras y yo te abro las puertas del cielo” ¿Por qué?: “16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
4. El apóstol Pedro fue tajante cuando dijo: “11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11, 12).
Rechace a Jesús y jamás será salvo. Reciba a Jesús y jamás podrá perderse, porque Él dice: “27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27, 28).
5. El pecador que rechaza la salvación por gracia, se expone a la condenación eterna: “17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:17, 18).
El no salvo será condenado no porque es pecador, sino porque despreció el perdón. (Recordemos el caso del condenado a muerte que fue indultado).
6. El pecador puede ser salvo únicamente por la gracia divina. No debemos olvidar que es LA GRACIA (el resultado del amor de Dios) por la cual el pecador se salva.
Dios había dicho a nuestros primeros padres que morirían si lo desobedecían. Pero ocurre que Él como que... ¿“cambió de idea” y decidió salvarnos?
No, de ninguna manera. Él es veraz y no ha tenido que renunciar a ninguno de Sus atributos y aun así salvar al pecador.
Lo hizo mediante un substituto. Nuestro Señor tomó su lugar.
Recordemos el caso del caballero sin familia que decidió morir por uno que fue condenado a muerte, pero que era casado y tenía varios hijos. Este buen caballero solicitó al juez morir en lugar del otro. No le creyeron, pero se lo permitieron. ¡A última hora llegó al lugar del cadalso y gritó... “No lo maten, no lo maten porque yo ocuparé su lugar”!
Cuando las autoridades comprobaron la actitud de este inocente, decidieron perdonar al culpable.
Nuestro Señor fue acusado por nosotros, pues Él era inocente...
• Fue despreciado por nosotros...
• Fue maltratado y escupido por nosotros...
• Fue abofeteado y lacerado por nosotros...
• Fue desfigurado por nosotros...
• Finalmente fue crucificado por nosotros...
• Prácticamente sufrió el mismo infierno por nosotros...
De esta manera Dios el Padre cumplió cabalmente la sentencia que había pronunciado en caso de que el hombre hubiera pecado.
Notemos lo que dice el profeta acerca de lo que Él sufrió:
“3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:3-7).
Debido a este acto somos salvos por Su gracia...
¿CUÁNTOS PECADOS ÉL ME PERDONA?
“13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados” (Colosenses 2:13).
“17 He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados” (Isaías 38:17).
“18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia” (Miqueas 7:18).
Tenemos una conmovedora ilustración del sacrificio de nuestro Señor en Levítico 16:20-22:
“20 Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo;
21 y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.
22 Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto”.
Juan el Bautista dijo refiriéndose al Señor: “29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
¿CÓMO PUEDO SABER YO QUE SOY ETERNAMENTE SALVO?
Es natural que deseemos estar seguros de que somos salvos eternamente.
HE AQUÍ ALGUNOS TEXTOS QUE NOS AYUDARÁN A ESTAR SEGUROS
1. Nunca debemos olvidar lo que es la fe: “1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
2. Nunca debemos olvidar que no es posible agradar a Dios sin fe: “6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
3. Nunca debemos olvidar que mediante la fe sabemos que Dios existe y recién entonces reconocemos Sus manifestaciones en la misma Creación.
4. Nunca debemos olvidar que cuando nos acercamos a Él, descubrimos que Él es “galardonador de los que le buscan”. En este caso el GALARDÓN es la salvación que obtenemos porque ya estamos en condiciones de depositar nuestra fe en el Salvador que se ofrece salvarnos.
5. Cuando depositamos nuestra fe en Cristo, estaremos seguros de que hemos hecho lo necesario para ser eternamente salvos: “12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).
¿Qué debía hacer el carcelero de Filipos para ser salvo?: “27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido.
28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.
29 Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos” (Hechos 16:27-33).
¿Qué asegura el Señor en lo tocante a nuestra salvación?: “24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
• Oír Su palabra
• Creer que Él es el enviado de Dios.
• Tener vida eterna.
¿QUÉ PASA SI NO ME SIENTO SALVO?
No sentirse uno salvo se debe a las dudas provenientes de Satanás. El salvo debe saber que las dudas no pueden quitarle su salvación, pero, lejos de sentirse no salvo, más bien debe tomar esas dudas como refuerzo de la seguridad de su salvación. ¿QUÉ HAGO ENTONCES?
1. Hable sobre sus dudas en oración privada con el Señor, y eche mano de 1 Juan 3:1-3:
“1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.
2. Pedro dudó y clamó al Señor y Él le libró y le hizo ver que no tenía por qué dudar:
“27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:27-31).
Generalmente dudamos cuando estamos comprometidos con algún pecado.
Otras veces la falta de conocimiento de la Palabra de Dios.
También ocurre que nos hemos nutrido de enseñanzas que aseguran no más perdón para el cristiano que haya pecado.
3. Pero... ¿Me perdona el Señor si siendo ya salvo he pecado?:
“10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:10).
4. El Señor mismo proveyó un recurso para cuántos necesitamos perdón, siendo ya hijos Suyos:
“5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:5-10).
“1 De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
2 Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica.
3 JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4 Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado ” (Salmo 130:1-4).
“13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
14 Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal” (Proverbios 28:13, 14).
“25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).
“22 Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí” (Isaías 44:22).
5. ¡Por supuesto que lo ideal es no pecar! Pero:
“9¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?” (Proverbios 20:9).
6. EL APÓSTOL PABLO ADMITIÓ HABER TENIDO SERIOS PROBLEMAS CON EL PECADO:
“15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (Romanos 7:15-25).
7. Nunca olvide que usted tiene un ABOGADO seguro ¡y lo necesita día y noche!
¿Qué hace el abogado por su cliente? ¡Lo defiende! Ahora veamos por qué nuestro Señor es nuestro abogado y por qué está defendiéndonos día y noche: “1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1).
“10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10).
¿CUÁL ES EL OFICIO DE SATANÁS EN RELACIÓN A LOS SALVOS?
Si hemos confiado en Cristo, hemos vencido a Satanás, pero si pretendemos “atarlo” y de alguna manera derrotarlo nosotros mismos, seremos esclavos suyos:
“34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:34-39).
“13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre” (1 Juan 2:13).
“1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4:1-6).
“4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:4, 5).
Somos “vencedores” y ya no pecamos más únicamente en Cristo.
El cristiano que grita a voz en cuello que ya no peca más por medio de sus esfuerzos andará siempre derrotado.
Satanás se ríe a carcajadas cuando encuentra a algún cristiano ingenuo que está tratando de ser un salvador para sí mismo.
ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA EL CRISTIANO QUE DESEA SER FELIZ
1. Cuando llega a cometer algún pecado, no se asuste ni se desespere hasta el punto de pensar que ya perdió su salvación.
2. Nunca olvide que al orar, usted está siendo asistido por un Intermediario Todopoderoso.
El Señor intercede por usted: “5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Timoteo 2:5, 6).
“24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Hebreos 9:24).
3. ¿Teme porque tal vez no ora bien...?
El mismo Espíritu Santo se encarga de perfeccionar la oración del cristiano: “26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).
“13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13, 14).
“26 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, 27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios” (Juan 16:26, 27).
“25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Romanos 8:25-27).
¡FÍJESE LO QUE EL SEÑOR NOS PROVEE!
Nos ha dado el Espíritu Santo para que podamos entender Su Palabra...
Nos ha dado al verdadero Intercesor, el mismo Salvador...
Hizo arreglos para que el Espíritu Santo perfecciones nuestras oraciones a fin de que no pidamos lo que no nos conviene.
Ha hecho que el Espíritu Santo se ocupe de manera tan definitiva que al interceder por nosotros, haciéndolo “con gemidos indecibles”.
¿POR QUÉ HAY MUCHOS CRISTIANOS QUE NO SON FELICES?
La gran mayoría de los cristianos promedio son infelices. La razón es la falta de obediencia a la Gran Comisión.
1. Los que cumplieron con la Misión que el Señor les encomendó, ¡cuán felices regresaron!:
“1 Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.
2 Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
3 Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.
4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino…
17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:1-4, 17-20).
“1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles…
4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.
7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
8 así que había gran gozo en aquella ciudad” (Hechos 8:1, 4-8).
El versículo 8 dice que “había gran gozo en aquella ciudad” (Samaria). ¿Qué y quiénes eran la causa de ese gozo?
2. La segunda razón de la infelicidad del cristiano es el pecado. David oró pidiendo: “12 Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” (Salmo 51:12).
3. Esta pareja: La indiferencia ante la Misión que Él nos encomendó. El pecado oculto, no confesado ni abandonado: “13 El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).
No hay otra alternativa:
• O el pecado o la santidad,
• la obediencia o la desobediencia.
• La amistad con Cristo o con el mundo.
SI LA SALVACIÓN ES SEGURA, SI VAMOS TODOS AL MISMO CIELO CON EL SEÑOR...
¿QUÉ IMPORTA SI YO SOY UN CRISTIANO CONSAGRADO Y OBEDIENTE O CARNAL E INDIFERENTE?
Cuando nos encontramos con este tipo de interrogantes, debemos saber que sí, existe una gran diferencia aquí, ahora y esta diferencia nos acompañará por la eternidad.
Enumeremos unas cuantas diferencias que nosotros mismos provocamos y que nos acompañarán eternamente.
NO OLVIDEMOS LA MUERTE PREMATURA
Muchos cristianos confunden la pérdida de la vida presente prematuramente con la perdición eterna.
VEAMOS ALGUNOS DE LOS CASOS DE MUERTE PREMATURA
LA ESPOSA DE LOT: “24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; 25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra. 26 Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal” (Génesis 19:24-26).
El caso de los Hebreos que salieron de Egipto a la tierra prometida, pero no llegaron porque murieron prematuramente, excepto Josué y Caleb, que hablaron animando al pueblo para que confiaran en Dios y que vencerían a los habitantes de esa tierra prometida.
Notemos algunas expresiones en este sentido (Números 13:23-33)…
LOS DIEZ ENVIADOS QUE DESANIMARON ALPUEBLO
“23 Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos.
24 Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.
25 Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días.
26 Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra.
27 Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.
28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.
29 Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.
30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
31 Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
32 Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (Números 13:23-33).
“6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos,
7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena.
8 Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel.
9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.
10 Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel,
11 y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?...
18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos…
29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.
33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.
34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.
35 Yo Jehová he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán” (Números 14:6-11, 18, 29-35).
¿AFECTAN A LO DEMÁS LOS QUE MUEREN PREMATURAMENTE?
La única razón por qué tuvieron que andar durante 40 años por el desierto para cubrir una distancia que les tomaría unas pocas semanas, fue la espera de la muerte de cuantos NO debían entrar en esa tierra prometida: “13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová” (Números 32:13).
Dejaron un pobre legado a sus hijos, quienes no vieron en sus padres un ejemplo de confianza en Dios.
Dejaron un precedente negativo de desánimo, claudicación y hasta sublevación contra Dios y Sus promesas.
Todos ellos vieron lo que Dios hizo por ellos en el caso de las diez plagas en Egipto, cómo no los afectó.
Vieron el caso de la sangre del cordero en las puertas donde estaban ellos y sus primogénitos no murieron:
“13 Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto…
23 Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
24 Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
25 Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito.
26 Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?,
27 vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
28 Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.
29 Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
30 Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto” (Éxodo 12:13, 23-30).
Aunque los israelitas seguramente contaron a sus hijos todo cuanto Dios hizo por ellos, luego demostraron que eran incrédulos cuando tenían una gran oportunidad de honrar a Dios confiando en la victoria que Él les daría.
EL CASO CORÉ Y OTROS CON ÉL
“1 Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente,
2 y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre.
3 Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?
4 Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro;
5 y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí…
12 Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá.
13 ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?
14 Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos.
15 Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal.
16 Después dijo Moisés a Coré: Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante de Jehová; tú, y ellos, y Aarón;
17 y tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno con su incensario.
18 Y tomó cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón.
19 Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión; entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación…
28 Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad.
29 Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió.
30 Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.
31 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos.
32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes.
33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. 34Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra” (Números 16:1-5, 12-19, 28-34).
EL CASO DE LAS SERPIENTES EN EL DESIERTO
“4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.
5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:4-9).
EL CASO ACÁN Y EL ANATEMA
¿Qué significa “pecado de anatema”?: “29Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta” (Levítico 27:29).
“2 Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
3 Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera. 5Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema” (Isaías 34:2-5).
“8Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8).
El caso de Acán ilustra muy bien, tanto la muerte prematura como la gravedad del PECADO DE ANATEMA:
Dios advirtió a Israel reiteradamente lo serio que era ese pecado.
“Será la ciudad anatema (maldición de muerte segura) con todas las cosas que están en ella”: “Guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema” (Josué 6:18).
“Israel ha pecado... han tomado del anatema” (Josué 7:11).
¿Qué hacer con el anatema? El clamor de Josué orando de rodillas de nada sirvió: “7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!
8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?
9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?
10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?
11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.
12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.
13 Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros” (Josué 7:7-13).
Se comprobó que el culpable era Acán: “20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho.
21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.
22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo de ello.
23 Y tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová.
24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor.
25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.
26 Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy” (Josué 7:20-26).
¿Es la idolatría pecado de Anatema?: “25 Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios;
26 y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema” (Deuteronomio 7:25, 26)
¿Qué en cuanto a costumbres, música, diversiones y hábitos mundanos?
La respuesta: “17 Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres” (Deuteronomio 13:17).
SAÚL MURIÓ PREMATURAMENTE POR EL MISMO PECADO
“17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?
18 Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.
19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?
20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.
21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.
22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey” (1 Samuel 15:17-23).
¿Se cumplió su muerte prelatura?: “1 Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa.
2 Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.
3 Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos.
4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella.
5 Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. 6Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones” (1 Samuel 31:1-6).
EL CASO DE DAVID
“12 Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
13 Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
14 Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá…
21 Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan.
22 Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño?
23 Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí” (2 Samuel 12:12-14, 21-23).
El profeta de Dios le dijo... “no morirás”, pero si seguimos leyendo la biografía de David, se nos dice que, llegado el momento, él murió y fue sepultado: “26 Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel.
27 El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén.
28 Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo” (1 Crónicas 29:26-28).
Ciertamente cuando Natán le dijo “no morirás” fue para tranquilizarlo asegurándole que en su lugar su bebé moriría y además tendría muchos otros problemas; tanto con las guerras y con sus hijos, donde habría homicidios y desenfreno lujurioso con las propias concubinas del rey y eso en público.
EL EXTRAÑO PROFETA REBELDE
“11 Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.
12 Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá.
13 Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó.
14 Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? Él dijo: Yo soy.
15 Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan.
16 Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.
17 Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.
18 Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.
19 Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua.
20 Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver.
21 Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito,
22 sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.
23 Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno.
24 Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo” (1 Reyes 13:11-24).
VEAMOS ALGUNOS CASOS EN EL NUEVO TESTAMENTO
1. Ananías y Safira (Hechos 5:1-11)...
2. ¡Se salvó por un pelito... Simón el Mago! (Hechos 8:9-24)...
3. El desorden en la Cena del Señor: “17 Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor.
18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.
19 Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.
20 Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor.
21 Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.
22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo…
27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” (1 Corintios 11:17-22, 27-32).
4. El caso de Sardis: “3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:3-5).
5. No todos podemos decir con Pablo, antes de partir de esta vida: “7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7, 8).
6. El caso del pecado de muerte: “16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida” (1 Juan 5:16).
7. El caso de... “Si hubiere cometido pecados...”: “14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados” (Santiago 5:14, 15).
En ambos casos la restauración del cristiano enfermo está sujeta a cierto pecado que podría ser de muerte o no. Trátese de muerte física, pero prematura.
¿ERAN SALVOS ELLOS?
Aquí es donde muchos cristianos confunden la muerte prematura con la muerte eterna...
Canaán no es figura del cielo, sino de una vida victoriosa.
Los que murieron en el desierto NUNCA dejaron de ser parte del pueblo de Dios, pero malgastaron su vida y las oportunidades que tenían, quejándose, murmurando contra Dios y contra quienes los guiaban, desanimando a otros.
En una palabra: Eran personas que estorbaban, que destruían, que frenaban, diríamos hoy, la obra del Señor.
EL CASO DEL CENTINELA
¿Quién era el centinela que debía dar la voz de alarma?: “9 Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos” (Números 10:9).
“1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya, 3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, 4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.
5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida.
6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.
7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.
9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida” (Ezequiel 33:1-9).
“16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
19 Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. 20Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. 21Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma” (Ezequiel 3:16-21).
¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO?
1) El toque de trompeta es la clara y oportuna enseñanza de la Palabra de Dios. Pablo discute el mismo asunto cuando habla sobre la cuestión “lenguas”: “6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?
7 Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?
8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?
9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire” (1 Corintios 14:6-9).
Pablo dice que amaba tanto a los judíos que, si su muerte prematura ayudara en algo para que ellos reconocieran a su Mesías, él mismo preferiría ser anatema si esto ayudaría a que los judíos reconocieran a su Mesías tal como él lo había hecho: “1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas” (Romanos 9:1-4).
El Espíritu Santo en cada hijo/a de Dios hace que éstos jamás llame anatema a Jesús. Tampoco pueden llamarlo Señor, sino por el Espíritu Santo: “3 Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:3).
“22El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene” (1 Corintios 16:22).
¿QUIÉNES SON LOS QUE NO LE AMAN?
• El mormonismo
• El ruselismo
• El catolicismo que lo ha substituido por una tal... Maria
• El que cree y predica el “Evangelio de la codicia”
• Todos cuantos tergiversan las Escrituras y la salvación por la gracia divina, están, a no dudar, en la lista de quienes NO le aman.
¿POR QUÉ NO MUEREN PREMATURAMENTE LOS QUE APARECEN BURLÁNDOSE DE LA SANA DOCTRINA MEDIANTE SUS APARICIONES EN TELEVISIÓN?
Este tipo de castigo Dios no lo impone a cuantos no son de Él. Esto fue para los Israelitas y lo es hoy para cuantos son salvos pero cometen pecados y no los abandonan, no se arrepienten.
Aquellos que engañan (y saben que lo hacen) evidentemente nunca conocieron a Jesucristo ni le recibieron como Salvador personal.
2) ¿Qué significa cuando dice... “su sangre yo la demandaré de tu mano”? Bien puede ser una muerte prematura.
Si este es el caso, ¿por qué hay tantos falsos predicadores y sin embargo están más fuertes que caballos de carrera?
Creo que se trata de falsos profetas, falsos maestros y falsos predicadores. El dios de los falsos no aplica la ley del Dios verdadero, porque si le hiciera, pronto quedaría sin esos predicadores: “27 Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos. 28 Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron. 29 ¿No castigaré esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará mi alma? 30 Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; 31 los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?” (Jeremías 5:27-31).
“13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. 14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz” (Jeremías 6:13, 14).
3) ¿Qué clase de profetas y profecías abundaban en los días de Jeremías?: “14 Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan” (Jeremías 14:14).
¿Cuál es el cuadro en nuestros días?: “13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
“25 El testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras” (Proverbios 14:25).
4) ¿Qué dijo el Señor sobre esto mismo que sería una señal más de Su regreso a las puertas?: “11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:11, 12).