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Boletin dominical - 23/10/11

  • Fecha de publicación: Miércoles, 24 Septiembre 2008, 14:39 horas

Si usted leyó la Columna del domingo pasado, la presente es la continuación, porque cuando tratamos la cuestión Israel y sus vecinos, lo mismo que el resto de los países del mundo, debemos saber qué dice Dios al respecto.

Preste especial atención a medida que lee lo que sigue:

Hagamos un poco de estudio sobre este conflicto basándonos en la Palabra de Dios.  Cualquiera sea el caso de los llamados palestinos, es bueno que miremos, no tanto a los enemigos de Israel, sino a lo que dice la Palabra de Dios.  Porque bien sabemos que finalmente se cumplirá lo que el Juez de toda la tierra ha determinado.

El no consultará con las Naciones Unidas, con las autoridades árabes, con el consejo de seguridad, ni buscará votos de los gobernantes del mundo. El ya dijo la última palabra sobre la cuestión Israel y su futuro eterno.

1. En primer lugar los israelitas no escogieron la tierra cuya mínima parte ahora habitan, la tierra de Canaán, sino que les fue dada por Dios.  Dios es el dueño del título de propiedad de todo cuanto él entregó a Israel.  Sean palestinos, sean otros árabes, musulmanes, vaticanos o quien quiera, tendrán que enfrentarse a Dios mismo cuando intenten desalojar a Israel de su tierra.

2. Jerusalén llegará a ser la ciudad del mundo que hará temblar a todas las naciones, porque Dios la considera la capital de ese territorio dado a la descendencia de Abraham: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén.Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella” (Zac. 12:2, 3).  Los primeros que se mencionan aquí son los que habitan alrededor de Judá.  Jerusalén llegará a ser como piedra pesada a todos los pueblos: “Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella… Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.” (Zac. 12:3, 9).  Mientras tanto, ¿qué estará sucediendo con los israelíes?: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zac. 12:10).  Todos los israelíes que habiten su territorio, reconocerán a Jesús como su Mesías, Rey y Señor.

3. Quien busca destruir a Israel, “…toca a la niña de su ojo” (Zac. 2:8b). El Señor no trató, no está tratando ni tratará sus asuntos con los políticos, ni buscará “aliados para su partido”.

4. Los judíos serán buscados por muchas naciones del mundo, porque todos sus enemigos se darán cuenta de que Dios estará con ellos: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades; y vendrán los habitantes de una ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo también iré. Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zac. 8:20-23).

5. ¿A qué otro pueblo dirige Dios palabras como las que dirige a Israel?  “El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice. Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga. He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra. En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová” (Sof. 3:13-20).

Mientras el Señor está observando lo que ocurre en todo el planeta, lo que ocurre con su pueblo Israel, el odio y la determinación de exterminarlos, ¿cuál es su actitud? ¡El se ríe de la locura de quienes se sienten dueños de Su propiedad!: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte” (Sal. 2:1-6).  ¿Es injusto Dios al valerse de Su omnipotencia y destruir a sus criaturas?  No, no lo es, porque El nunca hace algo sin advertir al mundo de lo que les ocurrirá si lo ignoran (Am. 3:7, 8).

¿Sabe usted quién es el dueño de la tierra que hoy ocupa Israel y mucho de lo que les fue arrebatado?  Dios dice: “…Porque la tierra mía es…” (Lv. 25:23).

El hombre, los gobiernos, la ONU, etc., pueden robar a sus semejantes y votar quién sabe cuántas resoluciones cuando se trata de Israel, pero la última palabra la tiene Dios mismo.  ¡Cuán importante es que recordemos esto y que intercedamos por Israel para que no teman y sigan confiando en Aquel que los colocó en ese territorio!

J. A. Holowaty, Pastor

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