Boletin dominical - 11/12/11
- Fecha de publicación: Sábado, 10 Diciembre 2011, 19:42 horas
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Muchos de los himnos que cantamos no tenemos idea de quién los escribió. Una dama, llamada Fanny Crosby, fue todo un milagro. Le diremos algo de su vida, sus limitaciones y su dedicación al Señor a pesar de haber perdido la vista.
Fanny Crosby, poeta y escritora de himnos, nació al sureste del condado de Putnam, en Nueva York, el 24 de marzo de 1820. Cuando tenía seis semanas de nacida perdió la visión debido a una negligencia médica, pero a pesar de esta severa aflicción siempre se destacó por su disposición alegre y feliz.
Su padre murió cuando ella sólo tenía un año de edad, quedando al cuidado de su madre y su abuela. Estas mujeres, devotas y creyentes, la educaron en los principios cristianos. Cuando Fanny creció, pasó a formar parte activa de la Iglesia Metodista Episcopal en la ciudad de Nueva York.
Nunca demostró amargura debido a su incapacidad, y a la edad de nueve años escribió estos versos sobre su condición:
«Oh qué alma feliz soy, aunque no puedo ver;
He resuelto que en este mundo, contenta estaré.
¡Cuántas bendiciones disfruto, que otra gente no!».
Y siendo un poco mayor comentó: «Creo que fue la providencia de Dios que permitió que fuera ciega toda la vida, y le agradezco por esta gracia. Si la vista terrenal perfecta me fuera ofrecida mañana, no la aceptaría. Puede ser que no hubiera escrito los himnos de alabanza a Dios, si otras cosas hermosas o interesantes me hubieran distraído. Cuando llegue al cielo, lo primero que veré gozosa será el rostro de mi Salvador».
A la edad de quince años se enroló en la escuela para ciegos de Nueva York donde permaneció por siete años. Demostró ser una de las alumnas más brillantes y completó su curso de instrucción en 1842. Allí aprendió a cantar, y a ejecutar el piano y la guitarra.
En 1847 fue nombrada en esta misma institución como maestra de gramática inglesa, retórica, e historia griega y romana, desempeñando este cargo hasta 1858. En ese mismo año contrajo matrimonio con Alexander Van Alstyne, un joven músico y maestro, también ciego. Tuvieron una hija que falleció durante la infancia. Alexander, su esposo, murió en julio de 1902.
La señora Crosby fue una de las compositoras de himnos más prolíficas de la historia de la iglesia protestante. Se dice que escribió cerca de ocho mil himnos y llegó a ser una de las mujeres más conocidas de Estados Unidos.
Algunos de los himnos más populares que escribió, fueron: «Con voz benigna», «No me pases, no me olvides», «La tumba le encerró», «Ama a tu prójimo», «En Jesucristo se halla la paz», «Gloria, gloria», «Lejos de mi Padre Dios», «Oíd, oíd, lo que nos manda el Salvador», «Salvador a ti acudo», «Tuyo soy Jesús», «Dime la historia de Cristo», «¡Oh qué Salvador!».
Como a los publicadores de ese tiempo no les gustaba incluir tantos himnos de una sola persona en sus himnarios, la señora Crosby utilizó diversos seudónimos a lo largo de su vida.
Componía sus poemas e himnos enteramente en su mente y después los dictaba a otra persona quien los escribía. Sus primeros trabajos datan de cuando apenas tenía ocho años de edad. Escribió el primer himno en 1863 para el compositor Guillermo B. Bradbury, un músico respetado y editor.
A través de los años escribió para Bradbury y otros compositores, incluyendo Philip Phillips, Hubert P. Main, el doctor Lowry, el doctor W. H. Doane, Ira D. Sankey, Philip P. Bliss, W. F. Sherwin, y Phoebe Knapp. Para el fin de su carrera había escrito más de ocho mil obras.
Fanny Crosby fue una de las mujeres más famosas de su tiempo, y se reunía a menudo con presidentes, generales y altos dignatarios. Durante el funeral del presidente Grant en 1885, tocó el himno «Salvo en los brazos de Jesús». En sus últimos años también fue una locutora muy popular.
El 12 de febrero de 1915 la anciana Fanny Crosby entregó su alma al Señor y fue sepultada en la ladera de la montaña en Bridgeport, Connecticut. Su devoción sorprende a través de las épocas. Su vida ha sido un ejemplo de piedad para toda una nación. Fue conocida como «La dama ciega que podía ver la gloria de Dios».
Al leer la biografía de Fanny, no podemos menos que sentirnos avergonzados y culpables ante el Señor. ¿Qué clase de música y sus autores son populares hoy? Sin duda la mayoría de los melenudos y carentes de higiene, nunca se detuvieron a investigar cuál es el significado de la música como arte. ¿Por qué? Porque lo que ofrecen a sus iguales no es ni música ni arte ni nada de eso. Es solamente el vómito de jóvenes fracasado y sumidos en un sin fin de vicios.
Cuando estudiamos lo que conocemos como la teoría de la música, entre las primeras lecciones debemos saber que, «Música es el arte de combinar los sonidos». La combinación de los sonidos debe producir una armonía perfecta, especialmente si por medio de la música queremos alabar al Señor. Pero si se trata de provocar la sensualidad y la bajeza animal, entonces olvide el arte y la armonía.
La música se parece bastante al lenguaje que usamos en nuestra conversación con nuestros semejantes. ¿Se dio cuenta de que a veces nos sentimos muy a gusto con ciertas personas al abordar temas comunes mediante los cuales aprovechamos para aprender algo nuevo? Cuando esto ocurre, es porque tenemos un mismo sentir con quienes compartimos algunas horas. ¡Qué bueno sería invertir todo el tiempo que podamos para aprender nuevos himnos, ejecutar algún instrumento, aprender alguna melodía y si el grupo lo permite, mucho mejor convertirlo en armonía! Teniendo «la primera voz», no es difícil agregarle las tres restantes. Hoy tenemos teclados que son relativamente económicos y todo lo que se necesita es quienes sepan ejecutarlos. ¡El Señor quiere bendecir a los jóvenes de la IBMÑ también! Cuando Pablo escribió a la iglesia de Colosa, tratando la cuestión música, dice: “...Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Col. 3:16b).
Por lo visto Pablo estaba bastante atrasado en el arte de la música. iQue del rock pesado, el regueton, el wachiturro, el perreo, la salsa, etc.
J. Holowaty, Pastor