Boletin dominical - 25-12-11

     Dios no bendice a los idólatras, de modo que deben conformarse con sobrevivir si no desean rechazar la repugnante idolatría.

     Israel, a no dudar, es uno de los milagros más maravillosos de la historia.  Después que Jerusalén fuera arrasada por los romanos en el año 70 de la era cristiana y que sus habitantes fueran esparcidos, finalmente fue refundada al cabo de 1.878 años.  Las dunas de arena del Mediterráneo se transformaron en las calles de Tel Aviv, los pantanos de Galilea en granjas tropicales que convirtieron a Israel en la «California del Medio Oriente».  Mientras que los árboles comenzaron a crecer majestuosamente en el desierto y formaron bosques.  Todo esto fue el cumplimiento de varias profecías, tal como estas que dicen:

• “Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto” (Is. 27:6).

• “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.  Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón.  Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro” (Is. 35:1-2).

• “Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas.  Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.  Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.  Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite” (Jl. 2:21-24).

• “Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.  El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos” (Is. 35:6, 7).

• “Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto” (Zac. 8:12).

     La agricultura en Israel es el resultado de una larga lucha contra condiciones adversas, y de haber aprovechado al máximo la escasez de recursos hídricos y tierra cultivable.  Su éxito radica en la determinación y el ingenio de los agricultores y científicos, quienes se han dedicado a desarrollar una agricultura floreciente en un país en el que más de la mitad de su superficie es un desierto.

     Israel produce el 95% de sus necesidades alimenticias, suplidas por la importación de granos, semillas oleaginosas, carne, café, cacao y azúcar, que son financiadas con creces por la exportación de una amplia gama de productos agrícolas.  El desarrollo agrícola de Israel ha enfrentado siempre la escasez de tierra cultivable y agua.  Más de la mitad de la superficie del país es semiárida y gran parte del resto se había convertido en un área baldío después de siglos de deforestación, erosión y abandono.

     Cuando los judíos comenzaron a establecerse nuevamente en su patria ancestral a finales del siglo XIX, sus primeros esfuerzos fueron dirigidos a redimir la tierra.  Los terrenos rocosos fueron despejados y se construyeron terrazas en las regiones montañosas.  Se drenaron los pantanos y se inició un proceso de reforestación sistemática.  La erosión del suelo de la planicie costera y del sur fue contrarrestada y se lavó la tierra salada para reducir la salinidad del suelo.

     Desde que Israel obtuvo su independencia en 1948, el área cultivada total aumentó de 165.000 hectáreas a unas 435.000, y el número de comunidades agrícolas creció de 400 a 725.  Durante el mismo período, la producción agrícola se incrementó 16 veces, más que el triple del crecimiento de la población.

     El agua escasea constantemente.  La temporada de lluvias dura sólo de noviembre a abril.  Los recursos hídricos renovables ascienden a unos 1.600 millones de metros cúbicos al año, de los cuales alrededor del 75% se usa en la agricultura.

     Para superar los desequilibrios regionales de disponibilidad de agua, la mayoría de las fuentes de agua dulce del país han sido unidas en un Acueducto Nacional, una red integrada de estaciones de bombeo, cisternas, canales y tuberías que transportan el agua desde donde se encuentran la mayoría de las fuentes, a las áreas agrícolas áridas.  Como resultado de esto, el territorio irrigado ha aumentado de 30.000 ha en 1948 a cerca de 186.000 ha hoy en día.

     Para reducir el consumo de agua en la agricultura, se utilizan avanzadas técnicas que dirigen el flujo de agua directamente a la raíz de la planta, mediante sistemas computarizados de riego e invernaderos.  Además, se han implementado programas para aumentar el potencial hídrico del país, especialmente en el campo de la siembra de nubes para producir lluvia artificial, la desalación del agua salada y el reciclaje de las aguas.  La búsqueda de fuentes adicionales de agua ha llevado recientemente a la explotación de la enorme reserva de aguas subterráneas saladas en el desierto del Néguev, que han demostrado ser aptas para ciertos tipos de cultivos.

     A fin de lograr la reducción de los costos, el aumento de la producción y el ahorro de personal, se ha diseñado y fabricado en el país una novedosa maquinaria agrícola y equipos de alta tecnología que se emplean ampliamente.  La intensa experimentación, ha traído como resultado, entre otras cosas, el desarrollo de maquinaria pesada para la preparación del suelo, avanzado equipo de labranza, plantación y cosecha, adaptable a una agricultura altamente intensa, y diversos sistemas de riego que van desde regaderas por aspersión hasta el riego computarizado por goteo.

     Las variadas condiciones climáticas, topográficas y de terreno de Israel, permiten que se pueda cultivar en su suelo una amplia gama de productos agrícolas.  Las cosechas de campo incluyen trigo, sorgo y maíz; mientras que el sector de frutas y verduras ofrece entre otros, cítricos, aguacates, kiwis, guayabas, mangos, tomates, pepinos, pimentones, calabacines, melones, bananas, dátiles, manzanas, peras y ciruelas.

     Hoy en día la mitad de los ingresos de los agricultores en Israel proviene de la exportación.  Algunos productos como flores, aguacates, hortalizas y ciertos frutos exóticos están orientados específicamente a la exportación.  Los cítricos, la rama más antigua de comercio del país, siguen estando a la cabeza de las exportaciones agrícolas, despachándose anualmente cientos de miles de toneladas de naranjas, toronjas rosadas y blancas, limones, pomelos y diversas variedades de mandarinas, jugos y otros subproductos.  En los últimos años, las flores, frutas, verduras, maníes y alimentos procesados, en conserva, congelados o empacados, han conquistado un mercado cada vez mayor en el exterior, especialmente en Europa.

     El cultivo de viñedos, que comenzara como una empresa comercial a comienzos del siglo XX, se ha expandido para incluir variedades especiales para la producción de una amplia gama de vinos tintos y blancos que han ganado muchos premios.

     El sector floricultor produce una gran variedad de flores de alta calidad, así como un surtido de plantas para el interior del hogar.  Aunque las anémonas azules, rojas y violáceas florecen en invierno, y la primavera se anuncia con los narcisos, los iris y los guisantes de olor, las flores son cultivadas comercialmente a lo largo del año, muchas de ellas en invernaderos equipados con tecnologías computadorizadas.  Nuevas variedades de flores de vívidos colores y mayor resistencia, desarrolladas por medio de intensas investigaciones, aumentan constantemente el ramo floral del país.

       Aunque el cultivo de flores está destinado principalmente a la exportación, innumerables vendedores y tiendas en todo el país ofrecen flores, tales como rosas, claveles y crisantemos hasta especies exóticas, desde las delicadas violetas africanas hasta las fragantes gardenias.