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Boletin Dominical 19-02-12

  • Fecha de publicación: Domingo, 04 Marzo 2012, 09:26 horas

Mientras muchos pastores se ocupan en las "danzas cristianas", las "echaderas de demonios", el "hablar en lenguas", "nuevas visiones", más "profecías" y el "evangelio de la codicia" (prosperidad material y física), los católicos aprovechan muy astutamente arrastrar a estos… cristianos nunca regenerados, aunque sí, evangelizados,

a cumplir lo de 2 Pedro 2:22: "Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno".

Con cada día que pasa, más y más evangélicos están viendo al catolicismo romano como otra rama del cristianismo, incluso hasta las librerías cristianas venden ahora libros católicos. Tal vez uno de los eventos proféticos más significativos que anunció la cercanía del retorno del Señor Jesucristo fue el documento conjunto que se firmó el 29 de marzo de 1994, titulado «Evangélicos y católicos unidos: La misión cristiana en el tercer milenio». Después de eso, cada día son más los líderes evangélicos que han expresado su creencia de que los evangélicos pueden unirse con los católicos para ganar al mundo para Cristo.

Los apologistas católico romanos ven la Reforma protestante como "la rebelión protestante". Aseguran que la Iglesia Católica de ese tiempo necesitaba desesperadamente una renovación, pero que Martín Lutero y los otros reformadores escogieron un método equivocado y antibíblico. Esta declaración es una contradicción absoluta. ¿Cómo es posible cambiar algo en una organización que asegura tener autoridad divina en todo lo que hace y un dirigente que es infalible? Sugerir siquiera un cambio, habría sido ir contra la supuesta infalibilidad de sus enseñanzas y convertirse de inmediato en un candidato para la hoguera.

Sin embargo, en esta declaración hay algo de verdad, porque la Iglesia Católica sí necesitaba desesperadamente una renovación. Según Richard P. McBrien, profesor de teología de la Universidad Notre Dame, «La Reforma protestante comenzó durante el pontificado de León X, en gran parte debido a su decisión de vender posiciones en la iglesia e indulgencias a fin de pagar las deudas en que había incurrido debido a su extravagancia personal, campañas militares y para sufragar la construcción de la Basílica de San Pedro». León publicó su famosa bula papal «Exsurge domine» el 15 de junio de 1520 en la cual condenó a Lutero por sus falsas enseñanzas.

Cuando Lutero quemó públicamente la bula, León lo excomulgó. El señor McBrein hace esta declaración: «Desafortunadamente León X y la Curia no comprendieron el significado de estos movimientos reformistas, de la necesidad urgente de desarraigar la corrupción y los abusos. Por seguro estaba demasiado distraído con los asuntos militares y políticos».

El salirse de una organización humana que en forma arrogante se auto atribuye autoridad divina, no es antibíblico sino necesario y apropiado. Algo similar ocurrió en el tiempo de Pablo y esta fue su decisión: "Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno" (Hch. 19:8, 9). Pablo adoptó esa decisión y concluyó diciendo: "Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados" (1 Co. 11:19).

La palabra "disensiones" es la traducción de un vocablo griego que también puede significar «sectas heréticas» o facciones. Aunque parezca contradictorio estas "herejías" entre la iglesia son necesarias, ya que permiten hacer separación entre los cristianos de nombre y los verdaderos creyentes. Aunque las divisiones son a menudo dolorosas, desempeñan una función importante. La Iglesia Católica nació corrupta con Constantino y esos que confrontaron tan gran mentira hicieron lo correcto. La Iglesia Católica dice, que hoy en día los evangélicos están más divididos que nunca y que deben volver a la iglesia madre, a la católica, pero los desacuerdos han existido siempre, incluso en tiempos del Nuevo Testamento. Tal como lo ocurrido entre Pablo y Bernabé, sobre lo cual leemos: "Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre" (Hch. 15:36-39).

Aunque la iglesia católica pretende hacer creer que en ella todo está muy bien, que no hay desacuerdos, que está unida en todo, desde el hecho de que Pedro fue el primer Papa hasta el celibato sacerdotal, nada está más lejos de la verdad. Hubo tiempo en que el papado estuvo involucrado en toda clase de inmoralidad y divisiones y hoy en día todo el mundo está enterado de los escándalos de pedofilia y abuso sexual entre el clero católico.

J. Holowaty, Pastor

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