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Boletin dominical - 29/04/12

  • Fecha de publicación: Jueves, 12 Abril 2012, 01:31 horas

La cuestión versiones de la Biblia siendo tantas, no es algo sencillo.  Muchos piensan que sólo es cuestión de escoger la mejor traducción y ya está.  Pero yo deseo agregar algunos otros elementos que ponen en peligro el uso de la Biblia cuya traducción en nuestro idioma no se puede cuestionar.

 Aparte de lo ya indicado en otras columnas que publiqué, veamos ahora quienes son los “expertos” en el idioma de Cervantes.

Difícilmente me creerán los hermanos que el joven Nelson Giménez “escaló al nivel de consultor indiscutible”.  Basta leer lo que aparece en un folleto dentro de un ejemplar de la supuesta versión Gómez (2010), la que nada de versión tiene, sino que sigue siendo la 1960 excepto el cambio de algunas palabras.  Esto se llama plagio literario.  En parte la Real Academia traduce así el vocablo plagio o plagiar: «Copiar en lo substancial obras ajenas, dándolas como propias».

Esto es falta de honestidad y de veracidad.  En su folleto incluido en un volumen de esta “Versión-Gómez”, dice: «En Salmo 68:11, las Biblias en español dicen: ‘mujeres evangelistas’.  Nelson Giménez dice: ‘Hay una gran diferencia entre los idiomas, la que muchos misioneros no entienden; a lo que me refiero son los GÉNEROS.  Y este texto bíblico es un ejemplo.  Primero que todo, el idioma español tiene géneros masculino y femenino…’».

¿A quién debemos consultar ahora para asegurarnos de la versión bíblica más confiable en nuestro idioma español?  Bueno, según la recomendación del misionero Mike Wilps, hay mucho más en el folleto pero no vale la pena seguir enumerando todo.

Lo que sí, es serio y peligroso, es que semejante escrito con toda la nueva “versión” no hace más que infundir serias dudas en cuanto a la credibilidad de la biblia se refiere.  Ya tuvimos serios problemas con esa gente, pero por lo visto apenas estamos comenzando a escalar la difícil cuesta de lo que sumará mucha más actividad para defender nuestra Biblia, cuya versión tanto amamos.  Por lo visto ni el maestro Mike, ni el alumno Nelson, descubrieron que los llamados «idiomas vivos» y el español lo es, en cierto modo suponen ir mejorando.  Basta comparar la versión conocida como «La Biblia del Oso», por tener la figura de un oso en la tapa.  Pronto el lector se dará cuenta de que hay mezcla de portugués, francés y quién sabe cuántas palabras en español ya en desuso.  Sin embargo, la 1960 nada de eso tiene porque es muy reciente.

Actualmente, la Sociedad Bíblica Trinitaria se encuentra aunando esfuerzos en el mundo hispanoparlante para trabajar en una revisión de la Biblia Reina-Valera de 1909, considerada por algunos biblistas como una “joya de la hispanidad”, debido a la que le atribuyen gran fidelidad y precisión al modo en que reproduce el Texto Masorético y el Textus Receptus.  La idea central es actualizar el lenguaje y los arcaísmos del castellano de comienzos del siglo XX y no utilizar el texto crítico ni manuscritos desapegados de la tradición de los masoretas, aunque esta labor fue realizada ya especialmente en la Biblia Reina-Valera 1960.

¿Qué pensaríamos de un escritor aficionado que pretendiera perfeccionar un clásico de la literatura universal, o de un artista que intentara modificar una escultura de Miguel Ángel o un cuadro de Velázquez, transformándolos en el molde de su propio criterio o imaginación?  Bueno, cualquiera que quiera escribir o pintar un cuadro, que lo haga como se le antoje; pero no debe pretender modificar o transformar las obras de arte de otros.  Si quieren hacer otras versiones que lo hagan, pero deben respetar lo que otros santos de Dios ya hicieron.  Introducir un cambio radical en la Reina-Valera 1960, sería injusto, inmoral e infame.  Ya tienen una versión popular, liberal y ecuménica.  ¿Acaso eso no es ya suficiente?  La inmensa mayoría de los cristianos de habla hispana queremos la versión Reina-Valera 1960, tal como está ahora.

El descubrimiento de los rollos del mar Muerto ha puesto de manifiesto que el Antiguo Testamento de nuestra versión hoy, es tal como era cuando Jesús de Nazaret la leía y explicaba.  Y el Nuevo Testamento de la versión Reina-Valera 1960, es hoy como era en el siglo II, cuando produjeron la Biblia Peshita.

Han transcurrido más de 50 años desde que la revisión 1960 se introdujo y se arraigó firmemente en la vida de los cristianos hispano hablantes en todo el mundo.  Según la CBA Internacional, que mantiene un registro de ventas de las librerías cristianas en Estados Unidos y Canadá, la Reina-Valera 1960, en el año 2003 fue la octava entre las Biblias de mayor venta en Estados Unidos y la número uno entre las Biblias en otros idiomas.

La Biblia Versión Reina-Valera 1960, ha ocupado y ocupa un indiscutible primer lugar en muchos aspectos de la vida de los protestantes.  En la inmensa mayoría de las comunidades evangélicas esparcidas por América Latina y por la España peninsular e insular, no sería posible concebir las actividades en las iglesias y congregaciones al margen de esta versión de la Biblia.  Además por las condiciones particulares en que esa evangelización se llevó a cabo, la Reina-Valera 1960 llegó a identificarse como la Biblia protestante en contraposición con las Biblias católicas.

El editor general de la Biblia de Estudio Harper Caribe, indicó, que «La Versión Reina-Valera 1960... es reconocida como la mejor en español, y su uso predomina en la mayoría de las iglesias evangélicas de habla castellana».

Un informe publicado en 1999, en el periódico Los Angeles Times, comprobó cuán profundas eran las raíces establecidas por la Reina-Valera, decía en parte: «La Versión 1960 permanece como la más popular entre los cristianos latinos de edad mayor y es utilizada por más del 85% de todas las iglesias protestantes españolas».

No permitamos que los ataques del “liberalismo” apóstata socaven el fundamento de nuestra confianza en la Reina-Valera 1960 que es, hasta ahora, la mejor de todas las versiones.

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