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Boletin dominical - 17/06/12

  • Fecha de publicación: Sábado, 26 Mayo 2012, 18:46 horas

     ¿Cuánto sabe usted sobre el corazón que late en la caja torácica?  Es importante saber cuán útil es este miembro del cuerpo.
Durante los días del ministerio de nuestro Señor algunos falsos religiosos le preguntaron a Jesús por qué sus discípulos no se sometían al lavado ceremonial de las manos cuando regresaban de la ciudad.  No se trataba de higiene, pues en tal caso no habría nada que objetar.  El texto bíblico nos hace ver que a esos 

 “perfectamente santos” les molestaba mucho si alguien de los judíos no se sometía a sus tradiciones, doctrinas inventadas por ellos mismos.  Notemos lo que ocurrió según lo registra Mateo: “Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?  Porque no se lavan las manos cuando comen pan.  Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?  Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.  Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre.  Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.  Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí.  Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.  Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.  Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?... Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.  Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.  Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?  ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?  Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.  Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.  Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre” (Mt. 15:1-12, 14-20).

Por supuesto que el Señor no habla de nuestro corazón físico, sino que se refiere al corazón espiritual.  Así como el corazón es absolutamente indispensable para que el cuerpo tenga vida, así también el Espíritu Santo debe ser quien se manifieste en nosotros en todo cuanto hacemos, hablamos, pensamos, planeamos y cómo reaccionamos.

En cuanto al corazón físico, permítame darle algunos detalles de cuán activo es este maravilloso corazón para permitirnos gozar de una vida saludable.  ¡Cuántas veces oímos de alguien que tuvo un «ataque al corazón» y ya no le pudieron ayudar!
Permítame darle un vistazo al corazón, sus componentes y su arduo trabajo.

     Las personas a veces se preguntan ¿por qué con todas las maravillas que la ciencia puede diseñar y construir, no puede construir un buen reemplazo para el corazón?

Al llegar a conocer la ciencia médica más acerca del corazón, queda claro que reemplazar esta masa compleja de músculos, es más difícil de lo que se puede imaginar.  Su corazón es del tamaño aproximado de su puño, en realidad sorprendentemente pequeño para la tarea que cumple.

El corazón es una bomba con válvulas, tuberías y un sistema eléctrico.  Sus cuatro cámaras están cuidadosamente diseñadas para asegurarse de que la sangre usada, vaya a los pulmones para conseguir oxígeno, y que la sangre que sale de los pulmones lleve el resto de su cuerpo.  Para lograr esto, su corazón debe bombear 2.000 galones de sangre, a través de más de 60.000 millas, es decir, más de 96.000 km de tubería suave todos los días.  No obstante, el corazón es mucho más que una bomba, los investigadores lo describen como «un órgano increíblemente inteligente».

El corazón es más inteligente que nosotros.  Cuando usted necesita más circulación, el corazón siente esto y acelera su acción de bombeo no importa si la necesidad de bombeo, viene de más ejercicio, o de algo en lo cual usted pensó que requeriría más acción del corazón, el corazón responde.

                                                                         J. Holowaty, Pastor

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