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Boletin dominical - 31/03/13

  • Fecha de publicación: Sábado, 30 Marzo 2013, 15:29 horas

Aunque ya hemos tocado varios puntos basados en Lucas 16 y las terribles quejas del... “Rico”, puesto que hoy se habla mucho de “Su santidad” de turno, destacando como su gran virtud la humildad, vale la pena examinar esa... “humildad”.  Si Abraham conociera, tanto el catolicismo papal como a la iglesia de Cristo, tendría mucho de qué hablar con el tal... “Su santidad”.

Las noticias siguen lloviendo como aguas, aunque extremadamente turbias, pero tratan de presentarlas como puras, cristalinas, dignas de todo sediento.  Pero... ¿realmente es así?

En primer lugar si la tal “humildad” existiera, lo primero que haría este caballero, sería rechazar de plano el cargo, puesto que hay algo muy serio en esto, que ni los “predicadores” modernos y menos los periodistas logran descubrir.  Me refiero al título de... “Vicario de Cristo”.  ¿Se imagina usted cambiar al Espíritu Santo por un simple mortal con apariencia de piedad, sumido en la más horripilante idolatría y pretensiones jesucrísticas?  El Señor habló de Su verdadero Vicario cuando dijo que sería el Espíritu Santo.  Jamás dijo que su centro sería un tal... Vaticano, ni ningún otro lugar en el mundo.  Sobre este verdadero Vicario, el Señor dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.  Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.  No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Jn. 14:15-18).  Es notable lo que el Señor dice; hablando del “Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce, pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.  “No os dejaré huérfanos vendré a vosotros” (Jn. 14:17, 18).  El mundo conoce al Papa, conoce a los que ya pasaron engañando a las generaciones pasadas, pero lamentablemente no conoce al verdadero Vicario de Cristo.

¿Pensó usted alguna vez en la blasfemia que significa reducir al Espíritu Santo (Vicario de Cristo) a quien se nombre mediante cierto color de humo para que fije su morada en el burdel del Vaticano?  ¿No es esto una parodia en extremo blasfema?  ¿Podríamos incluir aquí la cuestión “pecado imperdonable”?: “De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno” (Mr. 3:28, 29).
Supongamos, además, que el Papa diga que así fue siempre la iglesia comenzando con el apóstol Pedro.  ¿Por qué involucraron a Pedro en sus mentiras?  ¿Acaso no saben ustedes que él jamás ejerció papado alguno, ni estuvo en Roma?  Si hubieran reconocido que la Biblia es la única autoridad divina, no se estarían retorciendo en el infierno de fuego hoy, sino que estarían con todos los redimidos en la presencia de Cristo, al cual nunca conocieron, porque prefirieron las pompas, las alabanzas, las comodidades y la autoridad que el Señor jamás les derivó.  Todo esto y mucho más, es verdaderamente suficiente para mantener a tantos engañadores lejos del cielo eternamente.

Pero... aun no ha llegado el fin, porque el verdadero Vicario de Cristo inspiró a Juan para que revelara cuál será el fin de tanto lujo, tanta autoridad, tantos crímenes al exterminar a Judíos y cristianos en los siglos pasados.  ¿No sabían ustedes que fue judía María, la madre del Salvador?  ¿No sabían que José su esposo también lo era?  ¿No sabían ustedes que Dios no escogió, ni a Roma ni al Vaticano como la tierra prometida para Su pueblo, sino la tierra de Canaán?  El día cuando se cumplan las palabras de Apocalipsis 18:9, 10 ya no está lejos: “Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!”.  Tu iglesia lejos de ser la única verdadera, Dios dice todo lo contrario, por eso el Vicario de Cristo, el Espíritu Santo inspiró a Juan para que registrara las palabras de la sentencia final que te espera.
¡Imagínese, “Su santidad” que toda esa riqueza desaparezca en una hora!  ¿Tragará la tierra el territorio destinado al falso sacerdocio, falsas doctrinas, el falso Sumo pontífice?  ¿Puede usted imaginar la paciencia de Dios viendo tanta hipocresía y pretensiones divinas en un simple mortal?  ¿Pensó alguna vez que aún si el mismo Señor estuviera hoy con nosotros no sería sacerdote?  “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.  Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer” (He. 8:1-3).  Entonces... ¿qué grado tendría?: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” (Jn. 10:14).  “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 P. 5:4).

Puesto que tu paradero de tormento es eterno, me veo en la necesidad de recordarte otras creencias tuyas, de tus colegas y de tu iglesia, creencias mezcladas con misticismo y un estrecho compromiso con diosas, tal como ocurre con María, la madre del Salvador.  ¿Acaso se insinúa siquiera tal cosa en la Palabra de Dios?  ¿Es posible que nunca hayas leído 1 Timoteo 2:5, 6?: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”.
Tal vez, tanto tú como otros tantos con sus pomposos títulos de... “Su santidad” prefirieron no hacer caso a cuantas veces el Señor habló del único Vicario suyo, el Espíritu Santo.

¿Es posible que hayas pretendido involucrar en un... “golpe de estado” a la sencilla y temerosa de Dios, María?
Como desconociste las Escrituras, te diré ahora, aunque sé que ya es muy tarde, lo que se dice del gran Querubín, grande, protector.  Hoy es conocido por su nombre nuevo, como, Diablo y Satanás.  ¿Supiste lo que se le ocurrió?  ¡Nada menos que destronar a Dios el Padre, a fin de entronarse él! (Is. 14:12-19).  iCuán descriptivo es todo esto si se lo ve desde el punto de vista de los usurpadores del lugar que corresponde al Espíritu Santo!  Sabemos muy bien que el Vicario de Cristo es el Espíritu Santo, de modo que Su iglesia no está huérfana, tal como el Señor aseguró a los suyos antes de su partida al cielo.  Isaías habla de este... “Lucero, hijo de la mañana”.  Pero a renglón seguido agrega: “Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”.  Lo que ese Lucero no consiguió, sus discípulos sí, lo lograron, por lo menos temporalmente.  Siempre entre los humos blancos, ya que se trata de dioses que mueren y sus seguidores los reponen con algún otro, siempre y cuando sea tan leal a su amo “Lucero, hijo de la mañana”.  De ahí que ya no importa la nacionalidad ni su vida moral, si es que tiene algo a su favor.  ¿Van los Papas al cielo o van al infierno cuando se les acaban su supuesta deidad?  Así lo expresa el profeta: “Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán” (Is. 14:15, 11).  ¡Qué fin tan trágico después de haberse dedicado a engañar a tantas generaciones y prácticamente a todos los Continentes!

Estamos de acuerdo con lo de... “vicario”, siempre y cuando se aclare que nuestro Señor no necesitó humo alguno para nombrarlo.  El vicario nombrado al margen de Cristo desempeña el papel de vicario pero del Anticristo.

J. A. Holowaty, Pastor

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