Boletin dominical - 20/10/13
- Fecha de publicación: Jueves, 24 Octubre 2013, 22:37 horas
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Martín Lutero, el iniciador de la Reforma en Alemania, nació en Eisleben Turingia, el 10 de noviembre de 1483. Era hijo de Hans y Margarethe Lutero, fue criado en un hogar donde imperaba la religión profunda y la pobreza. Asistió a la escuela en Mansfield, Watterburgo y Eisenach.
Luego se matriculó en la Universidad de Erfurt donde obtuvo los grados de canciller y maestro de artes. En 1507 fue ordenado sacerdote. Durante esos años, antes de obtener su doctorado en teología, estuvo luchando con el problema de su salvación personal. Mientras se encontraba en el monasterio como fraile en Wittenberg, realizaba las tareas y oficios de rigor, se confesaba frecuentemente y cumplía las penitencias que le imponían. Existe mucho debate respecto al momento exacto en que Lutero tuvo la plena comprensión del significado de la justificación sólo por gracia. Algunos dicen que fue en 1514 y otros en 1518.
Fue en esos años de intenso estudio bíblico cuando leyó los escritos de los líderes de la Iglesia, especialmente los de Agustín. Sin embargo, también fueron años de angustia espiritual sobre todo después de haber ido a Roma con una misión de su orden y haber visto la corrupción moral y la indiferencia espiritual que reinaba en la corte del Papa. Finalmente experimentó la paz espiritual cuando comprendió que la justificación es un don Divino, sin mérito alguno de parte del hombre, aunque a la fe deben seguir las buenas obras, no para alcanzar o ganar la gracia de Dios, sino como una manifestación de gratitud.
Una de las principales diferencias teológicas que planteó Lutero, es que la gracia proviene directamente del amor de Dios, y que sólo la fe es instrumento de salvación, no las obras humanas. Esto incidía directamente en contra de la práctica de las indulgencias, cuya adquisición supuestamente permitía, y permite todavía entre los católicos, la remisión de los pecados por parte de la iglesia romana, la cual se considera como la única administradora de la redención. Las indulgencias eran una especie de certificados que otorgaban el perdón de los pecados. También se aplicaban y se aplican a los difuntos, contribuyendo a acortar su permanencia en el purgatorio.
En 1517 tuvo lugar un notorio escándalo a causa de la promulgación de un jubileo en Alemania, con una venta general de indulgencias a cargo del agustino Johann von Staupitz, según se dijo para sufragar los gastos de la reconstrucción de la iglesia de San Pedro en Roma. Lutero se opuso a tales prácticas y clavó sus noventa y cinco tesis sobre las indulgencias, en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenburg, Alemania el 31 de octubre de 1517. Estas tesis escritas originalmente en latín fueron traducidas al alemán y repartidas por toda Alemania, lo que generó gran indignación contra Roma, y gran popularidad para Lutero.
Como en ellas prácticamente se desafiaba la autoridad papal, surgió una peligrosa controversia en aquellos tiempos de intolerancia. En 1518, durante su entrevista con el Cardenal Cayetano, Lutero se negó a retractarse. En 1519, sostuvo un debate con el teólogo católico John Eck, cuyo resultado fue que el Papa publicó una bula de excomunión en su contra. Él le respondió con una serie de escritos teológicos, en los que denunciaba cuatro de los siete sacramentos por considerar que no eran bíblicos, ni mucho menos los practicaron los líderes de la iglesia primitiva. De los sacramentos católico romanos, sólo consideró como tales el bautismo y la santa cena, rechazando los que sigue manteniendo la iglesia papal: que son la confirmación, confesión, matrimonio, extremaunción y el orden sacerdotal.
Lutero defendió la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes, la que implica una relación personal y directa del individuo con Dios sin ninguna institución de por medio, tal como afirma el apóstol Pablo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Ti. 2:5).
Aseguró que la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser exclusiva del clero, sino que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual ésta debía ser traducida a idiomas que todos pudieran entender.
También negó otras ideas creadas por el romanismo, como la existencia del purgatorio y la obligación del celibato a los sacerdotes romanos. Él mismo contrajo matrimonio más tarde con una antigua monja convertida al luteranismo.
El año 1520 señaló su ruptura decisiva con el catolicismo al publicar los tres tratados de la Reforma. El primero: Apelación, estaba dirigido a los laicos. En él invitó a los príncipes alemanes para que tomaran la Reforma de la iglesia en sus propias manos, que abolieran los tributos a Roma, el celibato del clero, las misas por los muertos, las peregrinaciones, las órdenes religiosas y otras prácticas e instituciones católicas. En su tratado titulado Cautiverio babilónico de la iglesia, apeló al clero, exponiendo una teología sacramental, neo-testamentaria y la comunión en ambas posiciones, pero rechazando la transubstanciación y el sacrificio de la misa. En el último, La libertad de un hombre cristiano, una obra no controversial, explicó la justificación por la gracia en oposición a la justificación por las obras.
El 15 de junio de 1520, el papa León Décimo publicó la bula de excomunión contra Lutero bajo el título Exsurge Domine. Cuando él la recibió, se dirigió a las afueras de Wittenberg y la quemó públicamente. Aunque le dieron sesenta días para retractarse, no lo hizo, siendo excomulgado oficialmente.
La protección que le dispensara el príncipe de Sajonia, Federico el Sabio, preservó la vida de Lutero y le aseguró una audiencia imperial en la Dieta de Worms, en abril de 1521, en donde una vez más se negó a retractarse, sosteniendo que sus libros eran sanos y que a menos que lo pudieran convencer por medio de las Sagradas Escrituras y la sana razón, no lo haría.
Temiendo las asechanzas de sus enemigos, el príncipe le hizo secuestrar por un grupo de servidores y lo instaló en el histórico castillo de Watburgo, en Einsenach, en donde vivió bajo otra identidad, viéndose confrontado con todos los problemas subsiguientes a la Reforma. Allí comenzó su traducción de la Biblia al alemán.
En 1525, se casó con Catalina de Bora, una exmonja que había abandonado el convento seis años atrás. En ese mismo año sostuvo la famosa controversia con Erasmo, quien a pesar de compartir muchas de las ideas de él, no estuvo dispuesto a romper con Roma. Tuvo conversaciones controversiales con Ulrico Zuinglio de Zurich y con Calvino en 1529, con el objeto de unir los diversos movimientos de la Reforma suscitados simultáneamente en diversos países de Europa.
En 1530, preparó los artículos de la Dieta de Ausburgo, pero no pudo asistir debido a su condena legal, aunque se mantuvo en el castillo cercano de Coburgo, donde los príncipes protestantes iban a consultarlo. Escribió muchos libros y folletos. Murió en 1546, en Eisleben donde había nacido.
Martín Lutero fue el principal artífice de la Reforma protestante, desempeñando un papel mucho más destacado que otros reformadores. Gracias a la imprenta, sus escritos se leyeron en toda Alemania y ejercieron influencia sobre muchos otros.
J. A. Holowaty, Pastor