Usted escoge su estatura espiritual - Parte 2
- Fecha de publicación: Sábado, 18 Julio 2020, 14:54 horas
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4. Tanto a Ezequiel, como luego después a los discípulos, el mensaje es que se proclame la Palabra de Dios, la cual, hoy es la Biblia.
Es un hecho que el cristiano carnal no le habla a nadie de Cristo. Esta tarea le corresponde a un puñado de hombres y mujeres, tal como dijo Dios: “... Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Is. 66:2b). El que tiembla a Su Palabra es el mismo que con temor reverente obedece al Señor y proclama el Evangelio. El carnal pasa de un pecado a otro.
El cristiano carnal no sólo no habla de Cristo, sino que su vida espiritual es tan pobre que se pasa la vida saliendo de un pecado y metiéndose en otro. De repente se emborracha, luego pelea con su cónyuge y con sus vecinos, critica a todo el mundo, considerando a todos en la iglesia como ignorantes. Anda amargado y derrotado porque es esclavo de sus propios pecados. “... Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció” (2 P. 2:19b).
A veces la prescripción para el carnal es: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida” (1 Jn. 5:16). Resumamos las características del carnal:
- No conoce su Biblia, nunca la leyó toda.
- Es como el “camaleón”, uno en el templo los domingos, y otro en su casa.
- No le habla de Cristo a nadie, porque muchos perdidos son mejores que él.
- Siempre encuentra faltas en otros.
- Tiene serios problemas con sus negocios, es tramposo, está lleno de deudas hasta las orejas por ambicioso.
- A juzgar por su conducta, es muy difícil saber si es o no es salvo.
- Suele hablar y prometer mucho, pero ya nadie le cree, porque sus grandes aportes en todo sentido, se reducen a palabras huecas.
- Difícilmente sus hijos son cristianos, casi siempre todos están en el mundo.
- Suele andar de doctrina en doctrina. De repente pronto estará comenzando a dudar de la Deidad de Cristo, cuestiona la Trinidad y prácticamente no sabe lo que cree.
- Tiene la manía de “visitador eclesiástico”, porque se pasa visitando diferentes iglesias con diferentes doctrinas, y está convencido que todas están equivocadas excepto él. Si conoce a alguien que reúna estas características, su nombre completo es “Cristiano Carnal”.
- Lo que diré a continuación muy probablemente no lo aceptará, pero es la triste verdad: ¡El 90% de los cristianos son carnales!
Pero... ¿Es posible superar esta condición? Reconozca que es carnal y no se enoje con nadie, ni busque culpables. Pídale a Dios santidad, integridad, veracidad, seriedad en su palabra cuando promete algo, lealtad, pureza de labios, pureza de pensamientos, honradez, constancia, bondad y paciencia. Tal como dice la Biblia: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gá. 5:22, 23).
¿Cuáles son las características del cristiano espiritual?
- Es el cristiano, que después de entregarle al Señor su alma, le entrega también su cuerpo, mente, intelecto, dones, habilidades y talentos, su lengua y bienes.
- No sólo recibe el alimento espiritual en su iglesia, sino que es parte de la “tripulación”, no es un pasajero.
- Es el cristiano que de verdad está ganando almas, y lejos de quejarse por trabajar prácticamente solo, con gozo se dedica a su tarea tratando de servir a su Señor. Para un cristiano espiritual el servicio es un privilegio, mientras que para el carnal, el privilegio es ser servido.
¿Cuál es el destino de estos dos cristianos tan diferentes? Aunque parezca extraño, tanto el espiritual como el carnal van al mismo lugar. Nuestras carreras respectivas terminarán ante lo que la Biblia llama: El Tribunal de Cristo: “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Co. 5:6-10).
Millones de hermanos ya están en la presencia del Señor. Todos ellos seguramente saben mucho más que nosotros de este encuentro. Cada día estarán llegando nuevos hijos de Dios, tanto carnales como espirituales. Todos tienen en común el hecho que ya no pueden corregir ni enmendar nada. Dichosos de nosotros que podemos corregir lo que hicimos mal y podemos redoblar nuestros esfuerzos. Muchísimos cristianos que ya no están aquí, deben encontrarse un tanto decepcionados por haber sido tan mezquinos. Y se preguntarán: «¿Por qué no aproveché mejor mi vida cristiana? ¿Por qué me quejé tantas veces por tener que trabajar para el Señor? ¿Por qué no fui más generoso con mis ofrendas? ¿Por qué me pasé la vida acumulando tanto y mezquinando para la obra? ¿Por qué mi testimonio fue tan pésimo frente a mi familia y vecinos?»
Algunos piensan que habrá allí una especie de desfile de nuestros hechos, a la vista y oídos de todos. Nadie sabe cómo será, pero sí todos sabemos que cada uno recibirá su recompensa basado en nuestra conducta.
Para el cristiano nuevo
He aquí algunos consejos para los cristianos que recién estén comenzando una nueva vida, quiero que los tengan muy presentes, porque serán de gran ayuda:
- Lea su Biblia cada día, y hágalo cada año.
- Aprenda a orar diariamente.
- No se junte con cristianos carnales, porque es un mal contagioso.
- No se conforme sólo con ser salvo, busque la santidad.
- Si no confía en las instituciones bancarias y no quiere ahorrar, ahorre en el cielo, donde no hay ladrones, ni profesionales, ni aventureros. No hay inflación, ni ninguna otra pérdida. Haga un esfuerzo y entregue sus diezmos y ofrendas para la obra del Señor. Jesús dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt. 6:19-21).
- Usted debe tener algún talento, algún don, más allá de sentarse y permanecer como un “Buda” sin ir a ningún lado.
Hace muchos años solía tener en la iglesia ciertas comisiones, que para finanzas, evangelismo, comisión de educación y cosas así. Pero la verdad es que no funciona así. Me di cuenta que mejor era estructurar otro tipo de comisiones:
- Comisión de inútiles.
- Comisión de mentirosos, que no cumplen con su deber.
- Comisión de estorbadores.
- De inmovilizados.
- De buenos para nada.
- De... “ni fríos ni calientes”.
- Comisión de “excusadores”, esos que siempre buscan excusas.
He descubierto que algunos de los miembros de esta Iglesia se ofrecen para trabajar sin que nadie los nombre, y son los que mejor resultado dan. Pareciera que ya vienen nombrados por el Señor.
¿Qué debo esperar si trabajo arduamente?
- Aquí y ahora espere críticas injustas:
- Desaprobación.
- Quejas contra usted.
- Que nadie lo anime ni le agradezca.
- Espere acusaciones infundadas, especialmente si maneja dinero. Si ocurre esto, ¡dele gracias a Dios porque seguramente está haciendo un buen trabajo! Y en el cielo el Señor le dirá: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt. 25:21). “Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos” (Lc. 14:13, 14). “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Ro. 14:12).
Aquí no estará en juego nuestra salvación, sino que será el día de pago, recompensa o galardón, tal como dice la Biblia. Si hay hermanos que desean trabajar y servir al Señor en la Iglesia Bíblica Misionera, ¡a buena hora!
Esté atento a los falsos profetas
“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mt. 24:1-8).
“Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti” (Dt. 13:1-5).
“El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Dt. 18:20-22).
El cristianismo tiene dos cosas que ninguna otra religión tiene: la resurrección de los muertos y las profecías.
- No hay profecías de Buda, ni él se levantó de los muertos.
- No hay profecías de Mahoma, quien tampoco resucitó.
- No hay profecías ni resurrección de Zoroastro.
- No hay profecías de Brahma ni del hinduismo.
- Todos los fundadores de innumerables religiones murieron y están esperando la resurrección de los impíos.
Más recientemente, no se están cumpliendo profecías de William Branham, ni de Joseph Smith, ni de Russell. ¡Es imposible equivocar el camino si aceptamos la Biblia como la Palabra infalible de Dios!