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¿Por qué la Homosexualidad es un Pecado Único?

  • Fecha de publicación: Sábado, 17 Octubre 2020, 15:04 horas

1 Corintios 6:9,10 es un segmento muy importante de la Escritura, de hecho es vitalmente importante.  La razón es que en estos dos versículos el apóstol Pablo enumera una serie de pecados que pueden descalificar a una persona para heredar el reino de los cielos: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Co. 6:9, 10).

Todos los pecados mencionados en estos dos versículos todavía prevalecen en este día, e incluso se practican mucho más, sin embargo, sólo uno de ellos ha sido convertido por la sociedad, de pecado a virtud y es la homosexualidad, de vergüenza ahora es motivo de celebración y orgullo.

Las otras transgresiones enumeradas: idolatría, adulterio, fornicación, robo, codicia, borracheras, injurias y estafas todavía son mal vistos por la sociedad en general, pero no es este el caso de la homosexualidad, la que se ha transformado de la perversión que alguna vez se consideró ilegal, a una forma de comportamiento aceptable, e incluso en algo que es alabado por la sociedad en general.

El momento crucial tuvo lugar en 1999 cuando el Presidente norteamericano Bill Clinton decidió declarar junio como el “Mes del Orgullo Gay y Lésbico”, repitiendo posteriormente la proclamación en junio del 2000.  Nueve años después de la Administración de George Bush, el presidente Barack Obama reanudó la práctica, pero amplió el alcance de la misma al declarar que era el “Mes del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero”.

Hoy en el año 2020, treinta países en el mundo permiten matrimonios de personas del mismo sexo y son: Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, Ecuador, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Israel, Luxemburgo, Malta, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, Sudáfrica, España, Suecia, Taiwán, Reino Unido, Estados Unidos y Uruguay.

¡Fue así como descendimos a un nivel de depravación moral en el cual la humanidad ahora, celebra las perversidades sexuales!  Estas fueron las palabras que Dios pronunció contra ellos en ese tiempo, y son las mismas que aplican a toda la humanidad: “¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová” (Jer. 6:15).

Un marcador de depravación

También hay otro factor que hace de la homosexualidad un pecado único.  La Biblia lo identifica como una forma de medir el descenso de una sociedad hacia la depravación moral.

Fue el pecado específico que motivó a Dios a derramar su ira sobre Sodoma y Gomorra.  Tal como leemos en Génesis 19: 1-13, 24, 25: “Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche. Mas él porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y comieron. Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado. Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta. Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta. Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta. Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar; porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo... Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra”.

En el primer capítulo de su epístola a los Romanos, Pablo lo identifica como la señal de una sociedad que ha motivado e incitado la ira de Dios, particularmente los versículos 26 y 27: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Ro. 1:26, 27).

Prevalece un mito en el cristianismo que impide que muchas personas reconozcan cuán terrible es el pecado de la homosexualidad, y es la idea errónea de que “Todos los pecados son iguales ante los ojos de Dios”.  Este concepto es cierto, sólo en un sentido: De que todos los pecados nos condenan y que necesitamos un Salvador que nos reconcilie con Dios Padre.

Pero definitivamente hay ofensas que Dios considera peores que otras, y por esa razón, la Biblia enseña que habrá grados diferentes de castigo en el infierno.  Dice por ejemplo: “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lc. 12:47, 48).  Los pecados que se señalan en la Biblia como particularmente atroces ante los ojos de Dios son:

La idolatría: “Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová” (Dt. 4:25-27).

-  La blasfemia del Espíritu Santo: “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada” (Mt. 12:31).

El orgullo: “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; ciertamente no quedará impune” (Pr. 16:5).

El no perdonar: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mt. 6:14, 15).

-  La inmoralidad sexual: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:18-20).

Los defensores de la homosexualidad y del matrimonio entre personas del mismo sexo afirman que quienes lo practican, “es porque nacieron así y que no tienen culpa alguna”.  Argumentan que así como los de piel oscura no tienen control sobre cómo nacen, tampoco tenemos derecho a discriminar a los homosexuales porque ellos simplemente nacieron así.

De esta misma manera también justifican a los alcohólicos, porque tienen supuestamente un gen diferente que hace que necesiten el alcohol en su cuerpo y sucesivamente…

Ese argumento suena bien superficialmente, pero no resiste un examen riguroso.  En primer lugar, hasta ahora los expertos en genética no han podido demostrar de forma concluyente, que las personas nacen homosexuales.  En segundo lugar, hay muchos que practicaron la homosexualidad y la abandonaron, mientras que es imposible cambiar de raza.

Pero lo más importante de todo, es que debemos tener en cuenta que todos nacemos con una naturaleza pecaminosa que se expresa de diversas maneras.  Es por eso que hay ladrones, adúlteros, asesinos, mentirosos y chismosos “natos” por naturaleza. Pero entonces... ¿Excusa eso el comportamiento de los homosexuales?  ¡Por supuesto que no!

Pero si vamos a utilizar este argumento poco convincente de que una persona nace homosexual, ¿acaso no podríamos utilizar también este mismo razonamiento para excusar el comportamiento de cualquier otra perversidad?

Resumiendo... ¿qué dice la Palabra de Dios sobre las prácticas homosexuales?  He aquí algunas verdades que nos ayudarán a separar la verdad del error.

1 - El testimonio de la Escritura permanece incambiable.  La Biblia prohíbe la práctica homosexual.  Los “cristianos” que han cambiado sus puntos de vista sobre lo que dice la Palabra de Dios al respecto, no lo hicieron porque estudiaron las Escrituras, sino basados en sus propios deseos y atracción por personas del mismo sexo.

2 - Los teólogos que defienden la homosexualidad, aseguran que esos versículos que declaran claramente lo abominable de tales prácticas fueron mal traducidos, pero no pueden presentar ni uno solo que diga que hacer eso no tiene nada de malo.

3 - En toda la Biblia, la única relación aceptable a los ojos de Dios y que debe ser considerada normal para la sociedad, son las relaciones heterosexuales.  Para dar solo un ejemplo entre cientos, cuando una pareja gay lee la Biblia y las palabras de Pablo en Efesios 5:22-25, ¿cómo las pueden relacionar con ellos mismos?: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”.

3 - La misma naturaleza prueba que los géneros se complementan el uno con el otro, a pesar de lo mucho que puedan argumentar los sabios y expertos ésta es una verdad fundamental en el diseño de Dios de la raza humana: “Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.  Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada” (Gn. 2:22, 23)

Incluso hasta un ateo puede entender con claridad la falta de complemento anatómico en una relación homosexual.  Sólo un hombre y una mujer pueden tener una relación íntima en conformidad con lo determinado por el Creador.

Hebreos 4:13 declara: “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”

Fue este mismo Dios quien inspiró a los hombres que registraron su Palabra.  Entonces, ¿cómo se atreven los teólogos que defienden la homosexualidad a asegurar que Dios no entendía este concepto moderno y evolucionado de la “orientación sexual”? ¿O que el Señor Jesús, quien sabe lo que hay en el corazón del hombre no entendía “que algunas personas nacen homosexuales”?

El evangelio trae buenas noticias a hombres y mujeres homosexuales.  El mensaje del Evangelio trae perdón, libertad, esperanza y liberación, como pueden atestiguar miles de ex homosexuales seguidores de Jesús que ya no practican la homosexualidad.  Algunos de ellos se han vuelto heterosexuales, pero incluso quienes no han encontrado un cambio en sus deseos han encontrado plenitud y satisfacción en el Señor.

La noticia más increíble es que la inmoralidad sexual de cualquier tipo, ya sea heterosexual u homosexual, puede ser vencida y perdonada mediante el arrepentimiento y la fe en Jesús como Señor y Salvador.  Considere esta declaración del apóstol Pablo en 1 Corintios 6:11, presentada inmediatamente después de esta lista de pecados que nos condenan ante Dios: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

 

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