Israel y el cumplimiento de las profecías
- Fecha de publicación: Viernes, 23 Octubre 2020, 16:20 horas
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Son muy pocas las iglesias donde se enseña claramente lo que Dios dice en su Palabra y cómo las profecías de la Biblia se cumplen y se han cumplido a través de los años. Uno de los milagros verdaderamente sorprendentes es Israel, especialmente porque gran parte de las profecías que se han cumplido en relación con este pueblo, han tenido lugar en este último siglo.
Muchos de nosotros recordamos el renacimiento de Israel, y aunque algunos tal vez le hayan dado poca importancia en ese momento, es trascendental tener presente que fue en ese año, en 1948, que los judíos, después de 1.900 años recibieron el territorio de la mal llamada Palestina para tener su patria.
Creo que es importante abordar estos temas que prueban la veracidad de la Escritura. Hay muchas personas que no quieren ser engañadas y necesitan que se les demuestre que la Biblia merece toda la confianza del hombre y que son incontables las razones que prueban su procedencia divina. Respeto a quienes dudan de la Biblia, a quienes preguntan y desean creer, pero que temen ser engañados debido a tantas interpretaciones de la misma Escritura y tantos puntos de vista diferentes...
El origen de la nación de Israel en el siglo xx
El 14 de mayo de 1948, La Liga de las Naciones aprobó una cláusula dando su consentimiento para que Israel estableciera su gobierno en la mal llamada Palestina. Cuando ocurrió esto, Palestina estaba gobernada por los ingleses, quienes debían abandonar ese territorio y dejar que los judíos se organizaran. El hombre que podría ser “el padre del nuevo Israel” fue David Ben-Gurión, una persona valiente que tomó el asunto en serio y pronto integró lo que fue el primer gobierno. Los ingleses antes de salir de allí, como tenían bastante armas, lejos de entregárselas a los judíos se las dieron a los palestinos. En los primeros días del flamante gobierno, cuando llegaban las armas para los judíos, los barcos eran devueltos impidiéndoles atracar en los puertos en Israel. Esto hizo que los palestinos estuviesen bien armados y rodeados de aliados como Siria, Egipto y otros. Para el octavo día del nacimiento de la nueva nación, varios países árabes se reunieron con la intención de borrar a los judíos del mapa en ese mismo momento, pero la batalla resultó en un tremendo fracaso para los enemigos de Israel, por lo cual tuvieron que desistir. Hasta la fecha los israelitas han librado cinco guerras mayores, sin perder una sola de ellas.
He aquí algunos textos bíblicos que anticiparon el aniquilamiento y renacimiento de Israel: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lc. 21:20-24).
¡Estas palabras las pronunció el mismo Señor poco antes de ir al Calvario para ser crucificado por nosotros! Sus palabras no son para los gentiles, ni para la Iglesia, sino para los judíos. Gran parte de esta profecía tuvo ya un cumplimiento inicial, todo es cosa de historia.
- Jerusalén fue sitiada por los ejércitos romanos en el año 70 de la era cristiana.
- Los judíos entonces fueron esparcidos por todo el mundo.
- La brutalidad de los ejércitos romanos y la débil oposición de los judíos hizo que 400 cadáveres de los que murieron de hambre, fuesen arrojados al otro lado de los muros que rodeaban la ciudad.
- Eran “días de retribución” para los judíos por haber rechazado a su Mesías, y “gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo”. No cabe la menor duda de que la profecía se refiere a Israel.
Pero hay otros textos: “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, sí también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Lc. 19:41-44).
Es muy llamativa la expresión de Jesús: “¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz!”. Este era el día y la oportunidad de Jerusalén, la oportunidad de recibir al Mesías prometido. ¿Acaso cada pecador no tiene también “este... día” para recibir o rechazar definitivamente al Señor?
Israel ha pagado muy caro por su actitud hacia su Mesías, sin embargo, la Biblia nos dice que el mismo Dios que los esparció por el mundo entero, un día los llevaría a todos de regreso a la tierra prometida desde donde nunca más serán removidos ni habrá más exilio para ellos. Nosotros estamos viendo el cumplimiento de esas profecías.
¿Pensó usted alguna vez que un país podía nacer de golpe y crecer como ocurrió con Israel?: “¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos” (Is. 66:8).
Cuatro son las preguntas, pero el énfasis es uno solo: La forma cómo nació la nueva nación de Israel. Es que cuando llega el tiempo del cumplimiento de determinada profecía, Dios hace que sucedan las cosas sin importar cuánto haya en su contra. No solamente nació la nación de Israel, sino que se desarrolló con una rapidez sin paralelo. Tome por ejemplo a Estados Unidos de América. Es un país que se considera nuevo, aunque ya ha cumplido más de 200 años. Necesitó 200 años para lograr lo que Israel ha hecho en 50.
En Estados Unidos, al comienzo, en su periodo de formación, hubo guerras y conflictos, pero se trataba de algo interno entre los Estados. Israel, por su parte, ha tenido que enfrentarse a ejércitos cien veces mayores que su población, armados hasta los dientes, pero nada ni nadie ha obstaculizado su crecimiento, tal parece que nunca hubiera tenido una guerra.
La Biblia está colmada de profecías que declaran “que un día los judíos regresarían a su tierra”, exactamente como lo estamos viendo hoy: “Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá. He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Is. 54:15-17).
Usted seguramente se preguntará, cómo es posible que una nación tan pequeña haya tenido completa victoria cada vez que ha sido atacada por naciones muy superiores con ejércitos combinados. Israel nunca fue, ni es un pueblo guerrero, sus victorias se deben a que Dios siempre ha peleado por ellos, es necesario que las naciones se den cuenta. Rusia bien puede ayudar a los países vecinos de Israel. Puede incluso armarlos con bombas atómicas, o puede intervenir directamente, tal como sabemos que hará en un día futuro, pero Dios dijo hace más de 2.700 años que “Ninguna arma forjada contra [ellos] prosperará”. Tengo la impresión que ese tiempo ya ha llegado.
Hay un cuadro muy ilustrativo en el libro de Ester, donde la esposa de Amán profetiza que si Mardoqueo, ante quien ha comenzado a caer es judío, entonces su derrota es un hecho. En el capítulo 6 de Ester, está registrado que Aman fue obligado a honrar a Mardoqueo para quien ya había preparado una horca. Y dice la Escritura: “Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él” (Est. 6:13).
Luego leemos en Ester 7:10: “Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo...” Dios permitió muchas veces que Israel sufriera el castigo correspondiente, pero las naciones que abusaron de Israel también fueron castigadas severamente.
¡Se avecinan días increíbles!
La Escritura dice: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera. Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios. En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén... En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuera débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos. Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zac. 12:2-10).
El profeta usa términos de su día, de modo que cuando habla de caballos y sus jinetes, bien podría estar refiriéndose a aviones bombarderos y sus pilotos. Cuando dice: “heriré con... locura al jinete”, bien podría ser un trastorno en el sistema de radar de modo que los pilotos que avancen en contra de Jerusalén actúen como locos al trastornar Dios todo su sofisticado sistema de aviación.
Hay todavía muchas cosas que están reservadas para Israel y los impíos en el futuro. Nunca debemos confundir a Israel con la Iglesia, pues cuando tengan lugar estas manifestaciones, cuando se sucedan estas guerras, la Iglesia de Jesucristo ya estará en la presencia de su Salvador.
El odio que experimentan hoy muchos contra Israel, la forma tan desigual como tratan sus disputas con los países vecinos, especialmente con los palestinos, muestran claramente la dirección en que avanzamos para un futuro cercano. A continuación citaré algunos versículos, pero cada lector de la Biblia puede hacer su propio estudio. Dice Jeremías:
“¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán a poner más en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré. Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo” (Jer. 30:7-11).
“Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver a los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma. Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados. Y serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada; y castigaré a todos sus opresores. De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová. Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios” (Jer. 30:18-22).
“Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel. He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá” (Jer. 31:7, 8).
Pero... ¿Le sucederá realmente esto a Israel? El Nuevo Testamento repite una y otra vez la misma cosa hablando de la restauración final de Israel para no sufrir nunca más el destierro ni cosa parecida. Leemos en Romanos 11:25-36: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causas de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”.
Este pasaje es verdaderamente revelador y al mismo tiempo profundamente misterioso. Examinemos brevemente lo que nos dice el apóstol.
- Pablo recuerda que hay algo que no debemos olvidar en cuanto a la condición de Israel como nación, ya que los gentiles recibieron al Mesías de Israel, mientras que ellos como nación lo rechazaron.
- Explica que el endurecimiento de Israel era un misterio, pero que Dios le había revelado su significado verdadero.
a) En primer lugar, es un “endurecimiento en parte”, es decir, por un tiempo determinado, “hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”, el arrebatamiento.
b) En segundo lugar, este endurecimiento permitió que los gentiles que vivían sumidos en todo tipo de paganismo, conocieran a Dios y al Mesías de los israelitas.
c) En tercer lugar, llegará un momento en que Dios pondrá fin a su relación con los gentiles y reiniciará sus tratos con Israel.
- Pablo declara que el endurecimiento de Israel y su conversión como nación, fue profetizado antes: “Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de sus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre” (Is. 59:20, 21).
Nadie, desde que Isaías recibiera esta revelación, había entendido su significado, porque era un misterio. Ahora, Pablo exclama: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Ro. 11:33).
Pero... ¿A qué está refiriéndose Pablo? A varias cosas: Si los judíos hubiesen aceptado a su Mesías tal como el Señor les suplicó, hablándoles así de ese día de ellos” “¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos” (Lc. 19:42), entonces los gentiles no tendríamos salvación. Si le hubieran aceptado, el milenio ya sería historia y los gentiles no tendríamos oportunidad de formar parte de su amada Iglesia, porque la Iglesia sería Israel. Pablo dice claramente que cuando concluya el tiempo de los gentiles con el arrebatamiento, todos los judíos que estén vivos para entonces en cualquier lugar del mundo y sobrevivan a la Gran Tribulación, serán salvos.
El apóstol explica en su carta, que el rechazo de Israel, en cierto modo fue una ventaja para nosotros los gentiles, pero una desventaja para Israel. Deja saber que a pesar de ese rechazo, Dios salvará a un remanente de judíos, a un resto de sobrevivientes que creerán en el mismo Mesías que sus antepasados crucificaron. Todo es tan extraño que Pablo admirado exclama, que la sabiduría de Dios es tan profunda que no es posible entenderla.
Todo Israel será salvo algún día
Son muchísimos los pasajes de la Biblia que hablan sobre este tema, por lo cual es obvio que esta profecía se cumplirá literalmente. A continuación citaré algunos:
“También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes” (Ro. 9:27-29)
“En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, cuando el Señor lave las inmundicias de los hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda la gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero” (Is. 4:2-6).
“El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia” (Is. 10:21, 22).
“En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta” (Is. 28:5, 6).
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido. Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará... Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Is. 43:19-21, 25).
“Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver a los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma. Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados. Y serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada; y castigaré a todos sus opresores. De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová. Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios” (Jer. 30:18-22).
Otras Escrituras similares son: Jeremías 31:14, 40, 32:37-44, 33:6-16; Ezequiel 11:16-20, 36:24-38 y Miqueas 7:15-20. Son muchísimos más los pasajes que hablan de lo mismo.