Israel y el cumplimiento de las profecías (III)
- Fecha de publicación: Domingo, 08 Noviembre 2020, 04:53 horas
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Por el Pastor José Holowaty
En un día futuro Satanás intentará burlar la profecía que anticipa que un tercio de los judíos sobrevivirán a la Gran Tribulación y que serán salvos por la eternidad, pero no sólo eso, sino que la Palabra de Dios también dice que volcará su ira contra “los santos que moran en el cielo”. Pero... ¿Quiénes son ellos? Sabemos que en el cielo moran todos los ángeles, Dios y nuestro Señor Jesucristo con todos los redimidos. Pero, entonces... ¿Por qué el Anticristo volcará su ira contra ellos? Pienso que su odio será contra la Iglesia. El Señor es la cabeza de la Iglesia y ésta es su cuerpo. Es imposible odiar a la persona sin odiarla totalmente.
La Iglesia le dará el dolor de cabeza más grande al Anticristo, porque cuando desaparezca en el arrebatamiento, el Anticristo tendrá que explicar a la humanidad lo ocurrido. Será muy difícil, de modo que no tendrá otra alternativa que volcar su ira contra aquellos que participaron en este operativo divino.
En cierta forma, todos los que predican un evangelio excluyendo el rapto, ya están predicando el evangelio del Anticristo. Creo que esta doctrina ha sido propagada, no al azar, sino en forma bien planeada por el mismo Satanás. Pablo, cuando habla del arrebatamiento termina diciendo: “Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Ts. 4:18). La expresión “estas palabras” alude al rapto del que hablan los versículos anteriores, en donde Pablo dice en parte: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (2 Ts. 4:16, 17).
Pero... ¿Por qué tenemos que animarnos los unos a los otros con este tema singular del arrebatamiento?: “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche... Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (1 Ts. 5:2, 4).
Los predicadores, pastores, ancianos y líderes de iglesia, que no insisten hoy en que el arrebatamiento puede ocurrir en cualquier momento, están defraudando su propio ministerio, a sus congregaciones, además de desobedecer al Señor. Ningún otro tema bíblico puede traer más aliento, ánimo, convicción y esperanza al corazón debilitado del cristiano contemporáneo que el tema del retorno del Señor y nuestra reunión con él en las alturas. El impacto del arrebatamiento dejará señales indelebles en todo el mundo, tantas que el Anticristo a pesar de su gran elocuencia “no tendrá suficientes argumentos para explicar el acontecimiento”.
Cuántos de nosotros podríamos repetir las palabras de Pablo en su despedida a los líderes allá en Mileto: “Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (Hch. 20:26, 27). La palabra “todo” en este versículo es muy significativa. En el mismo capítulo, dice un poco antes: “Y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas” (Hch. 20:20).
¿Por qué Pablo le daba tanta importancia a este asunto? Simplemente porque conocía bien lo que incluía la Gran Comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:19, 20).
Jesús dijo sobre esos que sólo enseñan parcialmente las doctrinas bíblicas: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mt. 5:19).
Es cierto que la única persona que hizo y enseñó correctamente los mandamientos del Antiguo Testamento, fue el mismo Señor Jesucristo, él es el Grande en este caso, pero el Señor se extiende más allá y habla de “cualquiera”, dándonos a entender que habría “mandamientos” que él mismo impartiría a los suyos.
Si usted es pastor o encargado de una congregación y tiene la responsabilidad de enseñar, pero no cree que hay tal cosa como arrebatamiento, por lo menos presente la doctrina como algo que “otros cristianos creen literalmente”. Su deber no es enseñar solamente lo que usted cree y las cosas de las que está convencido. Eso no es lo que dice la Gran Comisión. Jesús dijo que el deber del cristiano es enseñar “que guarden todas las cosas que os he mandado”. Note que no dice “Todas las cosas de las que estén convencidos”. Enseñar es una gran responsabilidad. Por eso dice Santiago: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Stg. 3:1). Es muy interesante cómo se traduce este versículo en la paráfrasis: «Hermanos míos, no se apresuren a postularse de maestros y maestras de la Palabra de Dios. Porque sabemos que quienes enseñan serán examinados muy severamente por el Señor de lo que hayan enseñado. Si no tienes el don de maestro, NO ENSEÑES».
Hacen muy mal las iglesias que nombran para maestros, ya sea de niños o mayores, a personas “que quieren hacerlo” sin siquiera averiguar si estos hermanos tienen el don que proviene de Dios para enseñar. Usted puede querer, pero si Dios no le ha dado ese don, ocupe otro cargo y no enseñe, porque lo lamentará algún día. Es fácil enseñar herejías inconscientemente por falta de un discernimiento agudo.
¿Qué más hará el Anticristo?
“Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación” (Ap. 13:7). ¡El territorio del Anticristo será el mundo entero! Son muchos los tiranos, emperadores y dictadores que han intentado en el pasado controlar a la humanidad sin éxito. A pesar de lo reducido del mundo entonces, siempre terminaban perdiendo el control porque venía otro imperio más poderoso que el suyo y los sometía. El dictador futuro no podrá ser derribado por ninguna fuerza militar, sino que será Dios mismo, en la persona del Señor Jesucristo, quien intervendrá y lo destruirá. El gobierno del Anticristo durará poco, pero dominará el mundo entero.
Pero... ¿Quiénes son esos “santos que vencerá”? Ya para entonces la Iglesia estará con el Señor. Después del rapto no quedará un solo cristiano sobre la tierra. Por lo tanto: ¿Quiénes son todos esos santos que son vencidos por la bestia? Son todos los que se convertirán cuando ya la Iglesia no se encuentre en este mundo. No olvidemos que nuestras iglesias están colmadas de personas evangelizadas, pero no regeneradas. La Biblia no dice que los evangelizados irán al cielo o que son salvos, sino que la Biblia declara específicamente que es absolutamente necesario “nacer de nuevo” para ser salvo.
Muchos de esos evangelizados descubrirán entonces que los cristianos tenían razón y que ha llegado la hora de las tinieblas para todo el mundo. La gran mayoría de ellos, que probablemente sumarán millones, sufrirán persecución y muerte. Cada cristiano será visto como enemigo del flamante gobernante mundial, el Anticristo. No habrá entonces defensores de los derechos humanos que los defiendan. En realidad, los cristianos serán vistos como una plaga de la sociedad, como una amenaza para el gobierno y para la propia supervivencia del hombre. El Anticristo, para explicar lo ocurrido con el rapto, tal vez declarará que los cristianos fueron secuestrados por extraterrestres, quienes los trasladaron a un planeta distante para reprogramarlos. Añadiendo quizá: «Por lo tanto, si permitimos que los cristianos se salgan con la suya y sigan propagando sus mentiras, con toda seguridad los extraterrestres regresarán y tendrá lugar otro secuestro masivo».
Por supuesto que todo esto es una mentira, pero es probable que al principio, la humanidad acepte cualquier explicación que provenga del palacio de gobierno del Anticristo. Sus voceros se esforzarán por “explicar a todo el mundo lo que sucede”.
¿Habla la biblia de mártires?
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Ap. 6:9-11).
“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Ap. 7:13, 14). Pero... ¿No podrían ser ellos los mártires de todos los tiempos comenzando con Esteban el diácono, hasta el último de ellos antes del rapto? No, la Biblia nos hace ver que éstos son mártires futuros, los que serán perseguidos por el Anticristo y sus agentes.
Sabemos que cuando termine la Gran Tribulación, el Señor establecerá Su reino milenial de paz en todo el planeta: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió el dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Ap. 20:14).
“Las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios” no pertenecen a las personas que fueron asesinadas a través de los siglos por causa de su fe. La Escritura dice específicamente que son de “los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen”, aclarando luego “que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos”. Esta marca del Anticristo, es todavía cosa del futuro, de manera que es imposible que estos santos mártires correspondan a alguna época pasada.
La declaración de Apocalipsis 13:7, de que al Anticristo “se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos” es para indicar que ellos morirán por su fe. Muchos, confundiendo a estos que se convertirán después del rapto con los santos de la Iglesia, dicen que la Iglesia pasará por la Tribulación y que tendrá que ser purificada mediante la Tribulación. Si tal fuera el caso, Pablo no le habría dicho a los corintios que “No todos dormiremos”. Queriendo decir con esto, que no todos pasarán a la eternidad por medio de la muerte física, sino que habrá una generación de cristianos que no morirá, sino que será transformada, revestida de nuevos cuerpos, llevada viva a la presencia del Señor: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Co. 15:51, 52).
Hoy en día se advierte gran apatía contra los cristianos, especialmente se nota odio contra los cristianos bíblicos. Todavía hay leyes que defienden ciertos “derechos”, especialmente “la libertad religiosa”. Sin embargo, en los últimos días, durante los últimos tres años y medio del gobierno tiránico del Anticristo, no estará en vigencia ningún gobierno ni ninguna Constitución. La única ley serán los decretos y órdenes del Anticristo. Sólo él será la Corte Suprema, el Congreso, el Senado, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y todo lo que tiene que ver con el gobierno. Él decidirá quién ha de morir o quién ha de vivir: “Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos...” (Dn. 8:23-25a).
La declaración de que este individuo “se fortalecerá, mas no con fuerza propia”, implica que será la encarnación de Satanás. La Escritura dice asimismo que “destruirá a los fuertes”, pero estos fuertes no son salvos, agregando a continuación que también destruirá “al pueblo de los santos... [y a] muchos”.
Cabe agregar aquí que estos “fuertes” es la misma gente que hace más de 70 años montó el comunismo como un recurso mundial para erradicar el cristianismo. El comunismo comenzó mal y por eso fracasó. Comenzó por oponerse a Dios y a negar su existencia. Ellos, lejos de erradicar el cristianismo lo único que hicieron fue fortalecer el cristianismo verdadero. Tanto en la ex Unión Soviética como en China, debido a esta tiranía diabólica, la Iglesia, lejos de desaparecer comenzó a crecer en forma clandestina, subterránea, fortaleciéndose con ello. Allí, el fundamentalismo y la clandestinidad son prácticamente sinónimos. ¿Sabía usted que la mayoría de las iglesias clandestinas en Rusia y otros países comunistas, donde ya no existe el comunismo, siguen separadas de los hermanos que siempre funcionaron aceptando las condiciones del gobierno? En primer lugar, esos hermanos que sufrieron tanto, no consideran ni la caída del comunismo, ni el cristianismo de las iglesias que funcionaban como legales durante la época del comunismo, como algo verdadero y genuino.
Lo que vino después de la caída del comunismo es mucho más peligroso, porque Satanás ante su fracaso puso en marcha otro plan. En lugar de seguir luchando contra Dios se dispuso a socavar la misma piedra angular de la sociedad, una institución tan sagrada como el hogar. Él sabe que si logra destruir el hogar, tal como lo instituyera el Señor, toda la estructura del cristianismo se vendrá abajo.
La silueta siniestra del Anticristo
La intromisión del gobierno, tanto en Estados Unidos como en muchos otros países, en asuntos tan privados como la vida de la familia, no es algo casual, sino un ataque al matrimonio, tal como lo habíamos conocido a través de los siglos. La decisión sagrada que tomaban un hombre y una mujer al decidir unir sus vidas en matrimonio, constituir una familia, criar a sus hijos y educarlos ellos mismos, conscientes de que eran los principales responsables tanto de su formación física como intelectual y espiritual, ¡ha cambiado totalmente! Ahora existe un documento redactado por las Naciones Unidas que se titula: “El Derecho del Niño”. Dicho documento priva a los padres de todo derecho a disciplinar a sus propios hijos. Los padres no podrán corregirlos en ninguna forma, pero sí tendrán que satisfacer a los pequeños todos sus antojos y caprichos.
No pasará mucho tiempo cuando las cárceles se verán colmadas de padres y madres demandados por sus propios hijos entre 4 y 10 años de edad. Bastará una palabra, un comentario, al maestro o maestra de la escuela de los pequeñitos, de que... «Papá me obligó a que me bañara, o que tomara la sopa, comiera ensalada, o que no mirara televisión», etc., para que los padres sean citados por los mismos maestros para darles un buen sermón, dejándoles bien claro que: «La próxima vez que viole los derechos del niño, irá a la Corte y de allí a la cárcel».
Esto, por supuesto, es totalmente contrario a las enseñanzas bíblicas. ¿Por qué razón una organización completamente ajena a cada país en particular, impone sus principios y leyes a otras naciones y ellas aceptan tan mansamente sus ordenanzas? En el momento en que escribía esto, Estados Unidos se negaba a suscribir este documento, gracias a la mayoría conservadora, los republicanos, en ambas cámaras, pero otros 170 países ya han aceptado esta nueva ley. ¡Es indudable que ya se perfila en el horizonte la silueta siniestra del Anticristo!
No cabe duda alguna que la agencia principal del gobierno del Anticristo serán las Naciones Unidas. Ya existe un gobierno mundial, el que cada día tiene más fuerza e influencia en las decisiones de los países. El Anticristo necesitará de una generación que carezca por completo de principios bíblicos, de hogares, de conocimiento de la Palabra de Dios y de todo cuanto la Biblia enseña sobre las responsabilidades de cada persona. El Anticristo necesitará de una generación dependiente en todo del “sabio y bonachón hermano mayor”.
Hace algún tiempo, la compañía United Airlines con sede en San Francisco, no quería aceptar como matrimonio, con derechos y privilegios, a las parejas de homosexuales y lesbianas. La ciudad, sin embargo, aprobó una ley que estipula que todas las compañías que deseen operar en esa zona, deben aceptar y otorgar a las parejas de homosexuales de ambos sexos, todos los beneficios y privilegios que se le otorgaba en el pasado únicamente a los matrimonios. Las autoridades dijeron: «Si United Airline no quiere ajustarse a nuestros principios, que se vaya». ¡Qué bueno sería que se fueran en realidad para que demostraran así su rechazo total a leyes tan perversas en contra de la moral que rebajan a los hombres a una condición de bestias!
Se está levantando, especialmente en Estados Unidos, una generación, que dentro de dos décadas o tal vez menos, se convertirá en una fuerza incontrolable de hombres y mujeres sin disciplina alguna, unos vagos, groseros y blasfemos, como nunca antes. Son los mismos que hoy son bebés e infantes entre 5 y 7 años de edad y los mismos tal vez que recibirán al Anticristo con los brazos abiertos.
¿Qué cree usted que sucederá cuando los padres oren en presencia de sus pequeños antes de recibir sus alimentos, les hablen de Dios o de Cristo o tal vez los lleven a la iglesia? ¿Le parece que todo esto es exageración? Por favor, guarde bien este escrito, y luego, cuando todo esto sea parte de las leyes de su propio país, repáselo para ver si se trata de una exageración.
Teniendo todo esto en cuenta, es natural que el Señor recoja a su Iglesia antes de la Tribulación, porque los cristianos no podrían sobrevivir a la Gran Tribulación. Los mártires en esos días serán todos los que entonces se conviertan. ¡Qué pena que tantos hombres no acepten hoy el Evangelio! ¡Aún no han llegado los días de persecución y todavía podemos proclamar el Evangelio!