¿Está ya preparado para el rapto?
- Fecha de publicación: Sábado, 05 Febrero 2022, 20:34 horas
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La mayoría de cristianos, al reflexionar en todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor pensamos que la venida del Señor por su Iglesia debe estar a la vuelta de la esquina, porque no sólo se trata de la pandemia del covid19 que está asolando al mundo entero, sino a los desastres naturales, las contiendas en todo el mundo, la corrupción y multiplicación sin precedentes de la maldad.
Incluso, tal vez algunos hasta creen que si los seres humanos pudieran estar seguros de que Dios cumplirá todo lo que ha dicho, se sentirían tan conmocionados que vendrían de inmediato a Cristo, ¡pero no, no es así! Suman cientos las profecías cumplidas, pese a todo los inconversos no le prestan la menor atención a la Biblia. Dios está ofreciendo su salvación, ha extendido su invitación a todos. Pero no olvide que eso no será por un tiempo indefinido. Un día se cerrará la puerta de la gracia y cuando esto suceda ya no habrá oportunidad para ninguno, que después de escuchar el mensaje de salvación lo rechazó. La siguiente parábola ilustra muy bien este punto: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados” (Mt. 22:2-10).
¿Se advirtió del paralelo? ¡Ante la invitación del Rey surgieron un montón de excusas, todas ellas ridículas! ¡Era una convocatoria para las bodas del Hijo del Rey! “El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses”. ¿Acaso este hombre no pudo haber esperado un día para ir a ver su hacienda? ¿La finca no iba a cambiar en sólo 24 horas? ¿No le parece que fue una excusa grotesca? Pero... ¿Cuál es la disculpa suya que no quiere acercarse a Cristo?
Otro de los invitados dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses”. ¿Se imagina a unos bueyes con lámparas portátiles atadas en la frente, arando en medio de la noche porque su dueño quería saber si eran buenos para la labranza? ¿Acaso este hombre no podía esperar hasta el otro día?
Vemos entonces que el primero estaba preocupado por su hacienda, el segundo por sus bueyes y el tercero por la esposa. Éste respondió: “Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir”. ¿Y por qué en vez de negarse y no atender a las bodas no llevó también a su esposa? Todas estas excusas carecían de peso. Pero... ¿Cuál es su justificación para no recibir al Señor Jesucristo? Cualquiera que sea, carece por completo de valor cuando se compara con la eternidad.
Luego hay una gran proclamación en Lucas 14:24: “Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”. No hubo una segunda oportunidad y lo mismo será en los días venideros. Esos que ahora pueden recibir a Jesús como Señor y Salvador y no lo hacen, no podrán ser salvos durante el período de la tribulación. ¡Ahora, eso es duro! Si ha escuchado el Evangelio y ha comprendido lo que Dios espera de cada uno, pero no recibe al Señor Jesucristo como su Salvador, creemos sinceramente que nunca podrá hacerlo cuando llegue la Tribulación, porque dice en 2 Tesalonicenses 2:12: “A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.
¿No cree que esto es bien serio? Cuando Dios abre la puerta e invita a las personas para que entren y se niegan argumentando una excusa, no habrá nada que pueda justificarlos. La parte dura de la Biblia es que esta negación trae juicio sobre todos los que no reciben Su mensaje. Algunos predicadores dicen hoy: «Bueno, si recibe al Señor Jesucristo como su Salvador, maravilloso, pero es Él quien realmente conoce su corazón». ¡Perdónenos, pero no creemos que ese sea el caso, esto es algo serio, más grave que cualquier otra cosa en la vida!
Hace varios años, en junio de 1953, cuando fue coronada la reina Isabel de Inglaterra, fueron convidadas a la ceremonia personas de diferentes estratos sociales. Entre todos había ricos, pobres, empleados del gobierno, personas comunes y corrientes, etc. Fue un acontecimiento maravilloso. Todo el mundo estaba emocionado imaginando si sería el afortunado en recibir la invitación para la ceremonia de coronación.
¿No cree que tuvo que ser algo espectacular el ser invitado a una coronación como esta? En la parte inferior de la tarjeta decía: “No se aceptan excusas”. No había justificación posible, todos los que recibieron la invitación tuvieron que acudir. Ahora, si eso fue en el caso de la reina de Inglaterra, ¿se imagina lo que puede ocurrir al que recibe la invitación del Rey de reyes y la rechaza? Él está invitándole en este momento, y no hay justificación en el mundo que impida que usted acepte a Jesucristo como su Señor y Salvador.
Esta fiesta de nupcias de la parábola es realmente un cuadro profético de las bodas del Hijo de Dios, del Señor Jesucristo, con todos esos que le recibieron por fe. Ahora, si usted tuviera que decidir entre una celebración y la Tribulación, creemos que no tendría siquiera que pensar a cuál evento quiere atender. ¿Puede imaginarse al gran Rey haciendo los preparativos para la boda de su Hijo y a usted recibiendo la invitación y negándose a aceptarla?
Si las personas están ahora temerosas con todo lo que está ocurriendo y lo que ya se vislumbra en el horizonte, mucho más habrán de estar cuando llegue la Tribulación y se derrame el juicio de Dios sobre la humanidad inconversa. Entonces habrá gran calamidad para todos esos que no aceptaron el perdón y la salvación en Cristo.
Un gran teólogo dijo: «‘Qué no asuste a la gente. Creo que Dios juzgará a todo hombre que tenga miedo de hablar de Su gran juicio. No hay nada que envíe a las personas más rápido al infierno que decirles: ‘Amigo, usted se encuentra muy bien tal como está’».
Debemos tener bien claro que la Biblia está investida con la autoridad de Dios mismo y que las catástrofes y la Tribulación están asociadas con las profecías bíblicas. En ocasiones hemos hablado con personas que nos han dicho: “No puedo creer que Dios pueda algún día estar tan airado para traer guerra y devastación sobre la tierra”. Bueno, si usted cree como nosotros, que lo que está escrito en la Biblia nos concierne hoy, entonces no dude que habrá epidemias, guerras, devastación y muerte.
Ahora, es necesario que no olvide que hay esperanza en Cristo, ese es el Gran Mensaje. Si no tuviéramos salvación en el Señor Jesucristo, nosotros seríamos los primeros en no querer decir lo que el futuro tiene reservado para la humanidad. Pero tenemos vida eterna cuando nos acercamos a Él.
Nuestras miradas deben permanecer atentas en las nubes, porque el Señor Jesucristo dijo que vendría en las nubes. Uno de estos días escucharemos el sonido de una trompeta y los cristianos partiremos al cielo. Entonces el mundo entero sabrá lo que son realmente las guerras, epidemias y calamidades. Ya no habrá cristianos de rodillas orando por la seguridad de los hombres en conflicto, ni clamando para que los dirigentes políticos tomen las decisiones debidas.
Ésta es la gran invitación: “Venid, que ya todo está preparado”. No hay un sólo versículo en la Biblia que diga que los cristianos nos encontraremos en la tierra cuando se cumplan los capítulos 50 y 51 de Jeremías. Nosotros podemos ser arrebatados al cielo en cualquier momento. Es posible que aún falten varios años para que tenga lugar la Tribulación, pero no hay nada que impida que el Señor Jesucristo venga en este momento. La pregunta vital para usted es ésta: ¿Se encuentra listo?