Principios Bíblicos para el año 2022 - P 2
- Fecha de publicación: Sábado, 29 Enero 2022, 20:21 horas
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UN PLAN DE AÑO NUEVO CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS
2. QUE NO MUERA LA ESPERANZA:
“A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos…” (Col. 1:5).
• La esperanza es el producto inmediato de una fe fortalecida: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro. 5:1-5). No dejemos de mirar al futuro frente a cualquier obstáculo o prueba que se nos presente.
• Nuestra constancia en la esperanza generará aún más gloria en nuestras vidas para Dios: “Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1 Ts. 1:2-9).
• La Esperanza nos invita a purificar nuestros corazones, como Juan diría: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:3).
Entonces trace sus metas de acuerdo a las cosas que van a traer mayor pureza a su vida. Planifique cada día, cada mes, cada año como si este fuera el último a vivir. Nunca deje de esperar al Salvador, y trabaje porque su familia también viva de esta manera.
3. QUE NO ESCASEEN LOS FRUTOS:
“Que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oíste y conocisteis la gracia de Dios en verdad” (Col. 1:6).
Un corazón que en verdad tiene a Cristo, no sólo posee fe y esperanza, sino que dará unos buenos y abundantes frutos, producto de la gracia de Dios impartida en sus vidas. Procure examinar su vida y responda:
1. ¿Ha crecido en frutos para el Señor? «No hablo de “obras propias” sino de “frutos” producidos por Cristo».
2. ¿Ha estado suficiente tiempo con Jesús, se ha deleitado mucho en Su presencia?
3. ¿Se ha gozado en el camino de Sus mandamientos?
4. ¿Ha sido fiel a su causa?
5. ¿Ha fortalecido su comunión con él de tal manera que todo esto se hace evidente en cada paso que da?
6. ¿Ha empujado hacia adelante el avance de su iglesia?
Si no lo ha hecho es tiempo de corregir este aspecto de su vida y comenzar a llevar frutos para gloria del Señor. Y si lo ha hecho, entonces procure hacerlo mucho más excelente esta vez. Recuerde que, sin Jesús, nada podrá hacer: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Jn. 15:4). Es decir, nada que agrade y glorifique al Padre. Y recuerde también, que nada del año que pasó, y de este nuevo, se trata de usted, sino solamente de Dios antes que todas las cosas.
4. QUE AUMENTE EL CONOCIMIENTO DE DIOS:
“…Y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Col. 1:9).
• El año pasado, ¿Usted ha crecido en el conocimiento y la gracia de Jesucristo? ¿Es ahora más sabio que antes? No olvide que el deseo de Dios es que sus hijos crezcan conociéndole más. Que sean cada vez más sabios, para que puedan siempre aprobar lo mejor para Su honra: “Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios” (Fil. 1:10, 11).
• Es tiempo de planificar y organizar de mejor manera el tiempo, para que este nuevo año pueda aprender mucho más de Cristo y de Su palabra. ¿Se ha discipulado o ha dejado de hacerlo? ¿Está proveyendo de sabiduría y conocimiento a otros? ¿Su culto a Dios es emocional o con entendimiento? ¿Es fiel a la congregación? Procure tomar en cuenta todas estas preguntas a la hora de fijar sus metas. “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Col. 1:10).
Nunca olvidemos estos principios claves:
1. Seamos siempre agradecido, lo que fue el año que pasó determinará este nuevo año. Dios le ha enseñado a través de todo lo que vivió para que ahora haga mejor las cosas para él. Así que sea agradecido y levántese para Dios.
2. Crezca en la fe, congregué se, abunde en oración, tenga comunión con el pueblo santo de Dios. Soporte las aflicciones, predique el evangelio, haga discípulos. Camine como es digno del Señor.
3. Todo lo que haga hermano tiene que apuntar a la venida del Señor. No pierda nunca las esperanzas. Ya su vida está comprada, viva para Aquel que la compró por precio infinito.
4. Compruebe siempre lo que es agradable a Dios, llévele fruto en toda buena obra. Procure estrechar su comunión con Dios, tome las decisiones que sean necesarias para ello, no importa cuánto cuesten, o lo que impliquen. Usted ha sido llamado a llevar frutos para Dios. Cuando Cristo sea su primer amor, los frutos serán abundantes en usted.
5. ¡No deje de crecer en el conocimiento de Dios! Tome el ejemplo de Pablo que hasta el último día de su vida no dejó de aprender del Señor. Y sobre todo, enseñe a los demás: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P. 1:3-11).
Que nuestro Dios nos guíe y ayude a caminar este año 2022 conforme a Su voluntad y al propósito al que fuimos llamados: “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Ti. 1:9). “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:15, 16).